domingo, octubre 14, 2007

Viernes, 12 de octubre de 2007
Ascensión al Pico Bermejo desde El Cortijo de Vichira
(Sierra Horconera, Sierras Subbéticas, Córdoba)


Posiblemente nos encontramos ante la ruta estrella, en la categoría de “montañeras” dentro de “Las Sierras Subbéticas cordobesas”.

Como llegar:
Tomando como referencia la Plaza principal del pueblo de Rute, 634 m., debemos coger dirección noroeste y tomar como referencia la carretera lo local que se dirige a “Carcabuey” ó “Paraje de La Pedrera”. (¡Ojo! no confundirse con la que se dirige a “Lucena” y mucho menos con la que también parte de esa misma plaza hacia “Las Lagunillas”, que es la que tomamos cuando vamos a subir “La Tiñosa”).
Pues bien, si ponemos el cuentakilómetros a cero, en la misma plaza y tomamos dirección “Carcabuey” por la “CP-220”, inmediatamente nos adentraremos en una serpenteante carretera estrechita, pero en muy buen estado, que atraviesa un mar de olivares, mientras vamos bordeando la cara norte de la bonita Sierra de Rute, que siempre llevamos a nuestra derecha, mientras nos vamos acercando a la base de la Sierra Horconera, también en la margen derecha, como una prolongación de la anterior. Hasta que justamente a los 9,5 km. (desde la plaza del pueblo de Rute), llegamos a una prolongada curva, desde la que parte un polvoriento, pero aceptable carril ( a nuestra derecha) que tras 1 km. nos deja en el mismo “Cortijo de Vichira” donde podemos dejar los coches.

El Itinerario:
Hay que tener en cuenta, que éste es el único punto del recorrido, donde podemos aprovisionarnos de agua. En este lugar nos encontramos un cortijo habitado por gente amable y hospitalaria y junto a a él, nos encontramos otro mayor, en estado ruinoso que seguramente fue el que en su día recibió el nombre de “Cortijo de Vichira”, se trata de un pequeño oasis, al pie de la imponente “Sierra Horconera”, que además de una gran alberca y una fuente con abrevadero, cuenta con una gran variedad de frutales entre los que recuerdo algunos nogales, naranjos, almendros, pinos e incluso alguna palmera, que le dan un toque exótico en contraste con el mar de olivos que se extiende hacia la campiña, dirección Lucena ó los bosques de encinas querodean la base de la sierra donde nos encontramos. Por aquí pasa el “G.R.-7” en su variante por las subbéticas cordobesas, y por él vamos a caminar los primeros metros en dirección noresete.

Los primeros 400 m. lo hacemos por una cómoda pista, que en suave ascenso nos lleva hasta un espectacular boquete cavado por el “Arroyo de Las Labores”, se trata de una especie de “Termópilas de Sierra Horconera”, vamos ascendiendo por una especie de tobogán por el que ganamos alturas caminando por empinadas rocas lisas, que en estado mojado deben ser muy resbaladizas, pero el día era magnífico y al tratarse del comienzo de la ruta, lo superamos fácilmente, ya que aunque se salva una fuerte subida el tramo es relativamente corto y pronto dejamos atrás los verticales paredones rocosos a través de los cuales nos hemos abierto paso. Si miramos arriba, a nuestra izquierda, justo donde acaba la pared que acabamos de dejar atrás, ya podemos observar, los restos de muralla de la antigua fortaleza árabe, a modo de nido de águilas, conocida como “El Jardín del Moro”. Si seguimos las indicaciones del libro: “Las Sierras Subbéticas Cordobesas” (Edit. “El Senderista”, de Agustín García Martínez”), antes de dejar atrás la pared de la izquierda, debemos subir por la empinadísima ladera que nos lleva hasta el colladito que se encuentra, justo a la derecha de la antigua fortaleza árabe y desde allí, ir cresteando hacia el “Pico Bermejo” en dirección noresete. Pero tanto la subida hasta dicho collado, como el posterior cresteo, si bien es la forma mas directa de coronar, al menos, aparentemente desde abajo, se ve bastante agreste y dificultoso.

Nuestra opción, siguiendo siempre las referencias del mítico GPS de Reinaldo, (“Rei” para los amigos), fue, una vez superado el gran boquete de “Las Termópilas” y situados ya en el fondo del valle, seguir de frente, es decir, dirección oeste, siguiendo el curso del arroyo de “Las Labores” por una senda que se pierde una y mil veces, hasta desaparecer, obligándonos a ir unas veces por la derecha y otras por la izquierda del cauce del arroyo, junto al cual fuimos salvando como mejor pudimos los pinchazos de las aulagas, pero con algunos tramos de tregua por roquedos muy dóciles por los que continuamos ganando altura en dirección a una enorme mole rocosa con forma triangular, que es una magnífica referencia en este tramo intermedio del recorrido. Una vez que nos aproximamos a esta gran roca triangular, nos desviamos a la izquierda y tras una suave bajada, pasando junto algún que otro majuelo, volvemos a ganar altura por un terreno totalmente despejado, se trata de una ladera escalonada en un curioso sistema de bancales que decidimos subir perpendicularmente hacia la izquierda, dirección norte, para ganar la última “grada”, disfrutando de unas magníficas vistas del valle que habíamos dejado abajo, y llegando cómodamente al famoso “Puerto del Cerezo” (1.301 m.), ¡ojo no confundir! con el otro “Puerto del Cerezo” (821 m.), correspondiente a la carretera de Carcabuey y muy próximo al cortijo del mismo nombre, desde dónde se llega fácilmente al lugar dónde ahora nos encontrábamos por una cómoda pista forestal (tal y como propone el “Libro de Las Sierras Subbéticas cordobesas” completando un largo trazado circular para el descenso).

Al llegar al “Puerto del Cerezo” nos encontramos con cuatro excursionistas que daban por bueno el paseo que habían hecho hasta allí desde “El Cortijo del Cerezo”, donde se les unió una perra mastín, que al ver “Chuky” ya no se separó de nosotros hasta el final de la ruta. Tras una breve pausa en dicho puerto, reanudamos la ascensión por otro cómodo tramo en gradas dirección noroeste, hasta situarnos en la misma cresta de la “Sierra Horconera” y llegar hasta el filo de los espeluznantes tajos de la cara oeste que obligaron a retroceder a Manuela y Reinaldo, el pasado año por las inclemencias meteorológicas al quedar inmersos en un mar de nubes con lluvia incluida. Sin embargo, en esta ocasión, el día estaba completamente despejado y la temperatura era ideal, por lo que no hubo ningún problema para asomarnos al otro lado de la cresta (cara este) y avanzar por allí entre grandes formaciones rocosas a cual mas curiosa. Hasta que el transito junto a la crestería, volvió a hacerse complicado y peligroso, obligándonos a pasar por un pequeño collado al otro lado de la crestería. Es decir, la occidental (cara oeste), la que da a la campiña de olivos dirección Lucena y tras bajar por una senda de cabras unos 40 ó 50 m. junto a la base de unos grandes paredones rocosos, continuamos avanzando dirección norte, ahora con la cresta a la derecha hasta que el terreno volvió a hacerse cada vez mas dócil, quedando ya a tiro de piedra el punto geodésico del “Pico Bermejo” que con sus 1.474 m. siendo la cumbre mas alta de la zona occidental de Sierra Horconera, (mientras que en el extremo oriental, nos encontramos con “La Tiñosa” que con sus 1.568 m. es el techo provincial).

Las vistas desde el “Pico Bermejo” son majestuosas: al oeste la interminable campiña de olivos presidida por Lucena, al noroeste “La Ermita de la Virgen de la Sierra de Cabra” desde donde parte una bonita y cómoda ruta hasta Zuheros por El Cañón del Río Bailón (ideal para principios de Primavera). Al norte-noroeste la “Sierra de Los Pollos ó de Jaula” permitiéndonos sólo vistas parciales de “Carcabuey” y ocultándonos totalmente la cercana localidad de “Priego de Córdoba”, al este “La Tiñosa” y “el Morrión”, asomando por encima de la espectacular crestería de “Sierra Alhucema” y al sur la prolongación de nuestra crestería y una pequeña parte del “Pantano de Iznajar” con la línea de montañas del arco calizo central de Málaga, correspondiente a Camarolos e incluso hasta Sierra tejeda con la inconfundible silueta de “La Maroma” difuminada entre la bruma. Y mientras nos recreábamos en tan fantásticas vistas disfrutamos de un reconfortante almuerzo en compañía de “Chuky” y “Loba”, que también tuvieron su ración. ¡Por cierto! que antes de iniciar el descenso, dejamos una nota en uno de los dos cuadernillos que nos encontramos, en una vieja caja de caudales azul, semioculta junto al punto geodésico.

La primera parte de nuestro camino de descenso, lo realizamos en paralelo al mismo tramo de senda de cabras por el que habíamos llegado hasta la cumbre, pero mucho mas cerca de la crestería, asomándonos en algunos momentos hasta la misma para despedirnos de la vistas hacia “La Tiñosa” y “El Morrión”. A renglón seguido iniciamos un suave descenso hasta la senda que nos había servido en el último tramo de subida, andando ahora en dirección contraria, es decir, dirección sur, dejando a nuestra izquierda, la cresta de la sierra y los verticales paredones que nos habían cortado el paso en un principio. Y así fuimos acercándonos cada vez mas hacia el collado, que cierra la parte superior del Valle que tenemos que bordear tanto a la ida como a la vuelta, y desde el que se puede acceder por una senda paralela a la crestería hasta las anteriormente mencionadas ruinas árabes. El colado en cuestión que desde aquí podemos ver a nuestra derecha (dirección suroeste), se ve incluso con hierba y despejadito, pero el acceso desde nos encontrábamos no se veía nada claro y el terreno que nos separaba del mismo era bastante escarpado, con lo cual decidimos continuar faldeando la vertiente norte del valle por la que caminamos hasta descender al mismo, por un pequeño barranco tributario del “Arroyo de Las labores”, pasando junto a curiosísimas formaciones rocosas, algunas de ellas con forma de afilados cuchillos ó estalagmitas gigantes. Y así regresamos hasta el gran boquete, que bautizamos como “Las Termópilas de Sierra Horconera” que siempre vamos viendo en la mayor parte del descenso en este itinerario alternativo, hasta llegar al mismo y bajarlo ya sin problemas, pasando junto a una gran oquedad con el suelo repleto de cagarrutas de cabras, situada prácticamente al comienzo del boquete del que ya nos despedíamos para retomar el corto tramo de pista que en unos minutos nos devolvió al “Cortijo de Vichira” con las magníficas sensaciones de haber disfrutado de una espectacular y muy poco conocida ascensión hasta “El Pico Bermejo”, que desde mi modesto punto de vista es mucho mas bónita y entretenida que la ascensión a “La Tiñosa”.

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