sábado, noviembre 24, 2007

V Edición, Viaje a Chef Chauen, Noviembre 2007

Éxito de participación en la V Edición del Viaje a Chef Chauen por parte de nuestros compañeros de Pasos Largos:



Me despierta el cántico del mohaecin que desde lo alto de su alminar llama los fieles a la oración, poco han cambiado las cosas aqui. “Ala Adbar,
Ala Adbar” Ala es grande, Ala es grande y mahoma es su profeta”, es lo que desde altas horas de la madrugada y regidos por el tiempo lunar, despierta a la población que dormita en la noche de los tiempos. Amanece en Xahuen.
Tiempo pasará de esta aventura y estoy convencido que en la memoria de todos quedara el recuerdo de este inolvidable viaje.

Día 1, Jueves 1 de noviembre de 2007, día de todos los Santos
La temperatura es algo fresca en la mañana, los pronósticos del tiempo auguran buen tiempo aunque fuerte levante para los próximos días.
Son las cinco y media de la mañana cuando llego a la parada de autobús, protegidos bajo el edificio están ya esperando algunos compañeros con sus abultadas mochilas, nadie falta a esta primera cita, nos unimos con otros dos vehículos conducidos por nuestros amigos y compañeros Rafa Ríos y Salvador Moreno, que llevarán al resto del personal. Nos falta recoger a Rosa, Cristóbal, Magda y Arturo, que nos esperan en el puerto de Algeciras.
La carretera de San Pedro como era de prever nos recibe con las mismas curvas de siempre.
Llegamos al puerto de Algeciras a la hora prevista 7:30 h donde nos esperan el resto de la expedición, que cierra el grupo con un total de veintiún componentes.

Son prácticamente las ocho así que decidimos desayunar tranquilamente y coger el próximo barco de las nueve.
Listos los pasajes y listos para embarcar en un magnifico y llamativo barco de última generación que nos cruzara el estrecho en tan solo 35 minutos, recuerdo hace años, aquellos lentos barcos que podían tardar mas de hora y media.
Durante la travesía el mar esta algo movido, vemos algunos delfines, pero la travesía resulta tranquila, el sol se deja ver dando una pintoresca nota de color a las grises aguas.

El desembarco se hace de una manera rápida y ordenada y de un tirón nos plantamos en una gasolinera cercana, donde llenar los depósitos con el combustible mucho mas barato que en la península. Enfilamos nuestros coches hacia la frontera no sin antes atravesar esta histórica ciudad de Ceuta.
El cruce de la frontera es como siempre caótico, lleno de burocracia y de oportunistas dispuestos a ganarse unos dirham por nada y menos. Rafa Ríos, Salva Moreno y yo, nos encargamos de la documentación de los coches y de los pasaportes cada miembro. Una hora y media aproximadamente nos robará pasar esta aduana.
Muchos de los que nos acompañan no han estado nunca en Marruecos y él hecho de estar en un país diferente al nuestro en todos los sentidos y saber que estamos también en un continente diferente, Africa, hace que se viva esta experiencia de una forma más real.
Emprendemos camino y nada mas pasar el último control ya empezamos a observar el caos circulatorio, mujeres cargadas hasta más no poder la multitud se arremolina alrededor, de unos puestos ambulantes y mercedes taxis por todas partes.
El tiempo parece que se mantiene dejando vislumbrar de vez en cuando un paisaje inexplicablemente verde y lleno de contrastes. Al cabo de poco tiempo empezamos a ver la ciudad de Tetuan, ciudad que perteneció al protectorado de España hasta hace pocas décadas.
La circunvalación de esta ciudad nos evita atravesarla para así coger el desvío que nos lleva a nuestro destino. Hasta ahora la carretera ha sido buena, bien pavimentada y señalizada donde las ya conocidas rotondas lo invaden todo. Es a partir del cruce donde la carretera se estrecha y su sinuosidad la hace parecerse a cualquier carretera comarcal de nuestra querida Serranía.
Puestos improvisados al pie de la carretera y una chiquillería vendiendo madroños reclaman nuestra atención. Observamos como el viento de levante deja una corona de nubes en las montañas que corren paralelas a nuestra carretera. Han pasado ya casi nueve horas cuando vemos aparecer Xauen rodeadas de una orografía que aunque similar a la nuestra no deja por eso de sorprendernos.
Pese a la hora de menos de diferencia con este país no son nuestros relojes los que marcan las tres sino nuestros resentidos estómagos que piden algo de alimento.
Una tarde algo calurosa para esta época nos recibe. Después de dejar los vehículos y cargar con nuestras mochilas nos encaminamos hacia nuestro Hostal por unas tortuosas pero azuladas calles que nos recuerdan de forma explícita donde nos encontramos. Nos recibe el que ya será para todos nuestro amigo Ichann, simpático y siempre con una sonrisa. Esta pensión será nuestro hogar en los próximos cuatro dias. Humilde pero limpia, austera pero con lo mínimo para hacernos pasar buenos momentos y someros descansos al cuerpo fatigado que siempre agradecerá. Nos repartimos las habitaciones deseosos de comer así que salimos guiados por nuestro olfato al restaurante más cercano donde nos agasajaremos con un almuerzo por todo lo alto en un lugar de ambiente cálido y acogedor. Ese día tan solo nos dará para dar una vuelta por esta encantadora ciudad donde los primerizos saldrán encantados con la cantidad de sensaciones que les brindará. Tras una liviana cena, nos marchamos para la pensión y a descansar e intentar que también nuestra cabeza repose después de este ajetreado dia.


Día 2, Viernes 2 de noviembre de 2007
Los cánticos llamando a la oración nos desvelan de madrugada y ya pocos podrán conciliar el sueño. Así pues muchos de nosotros madrugamos y a las claras del día salimos en busca de alguna buena foto. El desayuno nos espera en la soleada terraza. El día amanece despejado.
A la hora acordada emprendemos la marcha, hemos decidido subir todo lo posible con los coches hasta donde podamos, y quitarnos así las mas de cuatro horas de caminata por un carril sin mucho valor, y así adelantar tiempo para poder aprovechar la jornada en el pinsapar.

Después de una hora aproximada nos situamos en una antesala donde ya podemos vislumbrar al fondo el maravilloso circo calizo cuajado de frondosas coníferas y que mas tarde confirmaremos ¡pinsapos!. A medida que avanzamos el paisaje se va haciendo mas agreste dejándonos contemplar tremendas gargantas que sirven de escape a las aguas torrenciales que de seguro caerán en esta zona cuando los húmedos vientos provenientes del Atlántico se acercan para enfriarse y descargar aquí toda su apreciada carga. Pequeños rebaños de menudas cabras domesticas se ven de vez en cuando acompañados de viejos pastores. Ya en el puerto la panorámica es espectacular con una visión casi general del Rif y al fondo el Mar de nubes que no nos abandonará, Estamos en el llamado puerto de las nieves que en Arabe la traducción es complejísima y casi intraducible. Desde aquí partimos hacia un próximo montículo donde se puede adivinar una panorámica general del valle, merece la pena, las vistas son espectaculares y la visión global que se tiene de esta parte del Rif, te dan idea de lo inmenso de esta cordillera del Norte de Africa. Después de comer algo, el grupo mas numeroso decide bajar tranquilamente por el tortuoso sendero hacia Xauen, otro grupo menos numeroso partimos hacia una de las cimas próximas, nuestra intención es llegar a un collado y desde ahí intentar hacer la cumbre sur, la mas alta de ambas. El sendero no es complicado y pronto llegamos al puerto, desde aquí dos compañeras se quedan esperando y el resto partimos, no sin antes cerciorarnos de la proximidad de la niebla que sube apresurada amenazando nuestro objetivo. Iniciada las primeras rampas y una vez casi bordeada la cumbre y a unos 200 metros de esta, vemos con temor que la niebla sube de forma peligrosa, ante lo peligroso del descenso, la prudencia se hace valer una vez mas y decidimos abortar el ataque a la cumbre y regresar, bajando hacia el collado. Una vez allí volvemos a los vehículos y regreso a Xauen, no sin antes detenernos en una pequeña casa de campesinos y ganaderos de estas montañas donde les agasajamos con ropa y zapatos que algunos de nosotros llevábamos en el coche con esa intención, las caras de sincera felicidad y agradecimiento, sobre todo por los niños nos hacen pensar en lo humilde y simple de sus vidas, nos regalan a todos unas hogazas de pan recién echo, en un horno de barro como antaño se realizaban por nuestras tierras. Nos despedimos de ellos. Bislama, Bislama, adiós, adiós……..

Día 3, Sábado 3 de noviembre de 2007
El día amanece nuevamente esplendido. Todos hemos descansado bien, salvo por la sinfonía de ronquidos que mas bien parece haber compartido habitación con el macho Alfa, espalda plateada. Para este día la idea es ir a la garganta de Quaziin y culminar en el Puente de Dios, por lo que desayunamos una hora antes. Tras el magnifico y ya conocido desayuno emprendemos la marcha primero en nuestros coches y esta vez si por unas estrechas y poco asfaltadas carreteras locales hasta el lugar de partida. Emprendemos la caminata y tras unos minutos comenzamos a subir por unas empinadas escaleras terrizas con sus peldaños apuntalados con troncos y estacas de madera, vamos ganando altura y aproximadamente a la hora de caminata llegamos a nuestro destino, nos quedamos todos gratamente sorprendidos al contemplar tan colosal arco de piedra que une ambas paredes de esta garganta, de aproximadamente 75 metros de altura y de una veintena de metros de ancho, el color rojizo de la piedra es mas llamativo aún por los rayos de sol que caen sobre él. Descargamos a discreción decenas de fotos. Como dice un dicho “la necesidad, da alas a la imaginación” así pues haciendo gala del ingenio marroquí nos encontramos un improvisado puesto de comida montado a la entrada del mismo arco, las estanterías modelo Ikea piedra, donde degustamos un buen té que nos pondrá las pilas a todos. Desde aquí un numeroso grupo decide regresar desandando el camino hasta el punto de partid y otros optamos por cruzar al otro lado de la garganta y seguir subiendo guiados por los consejos de algunos caminantes para ir a buscar la unión con otra garganta y tratar de localizar la gran cascada, otro atractivo de esta zona. Emprendemos la empinada y tortuosa vereda, que no para de subir. El camino se va haciendo cada vez más pendiente y como marchamos cada uno a su ritmo el grupo va haciendo el chicle, donde las fuerzas de cada uno van rindiendo tributo personal a la montaña.
Llegado un punto algunos compañeros deciden cortar y bajar por un sendero alternativo. Nosotros seguimos subiendo y subiendo, paramos de vez en cuando y sorprendidos miramos en al rededor las maravillosas panorámicas, paisajes que quedan inmortalizados en nuestras cámaras. Por el camino nos sorprende gustosamente el regalo que la naturaleza nos brinda con el rico sabor de los abundantes y rojos madroños, nuestra compañera Pilar es la primera sorprendida y no deja madroñal vivo. Después de casi una hora de subida ininterrumpida y viendo que el camino toma un rumbo diferente al que pensábamos y después de sopesar los pro y los contra, decidimos darnos la vuelta y regresar al punto de partida. Increíble la cantidad de personas que toman este camino que también les llevará a una aldea próxima.


Llegamos a Xauen, donde después de una sorteada ducha, saciaremos nuestro apetito con la esplendida comida Rifeña, en un restaurante típico y donde todos charlaremos sobre las vivencias de este bonito día.

Día 4, Domingo 4 de noviembre de 2007
Nos levantamos sabiendo que hoy nos marchamos. Tras hacer las últimas compras que por supuesto incluyen los deliciosos pasteles, emprendemos camino sobre la una y media de la tarde hacia la frontera. Al cruzar ya la aduana de Algeciras es donde a todos se nos queda esa sensación que te embarga cuando sabes que dejas algo que te ha colmado literalmente todos los sentidos.
En nuestra despedida es unánime el sentimiento de satisfacción por compartir esta inolvidable experiencia que quedará grabada para el resto de nuestras vidas.

A tod@s mis compañer@s de Aventura.

Primer premio en el campeonato de baile canino U.S.A. 2007

Impresionante exhibición de nuestro compañero de aventuras "Whiskie" en el campeonato de baile canino U.S.A. 2007, donde terminó llevándose el primer premio.

martes, noviembre 20, 2007

VII Travesía Arco Calizo Central

Éxito rotundo de participación y organización en la VII Travesía del Arco Calizo Central 2007, organizado como cada año por el grupo senderista Prisma.




Todo un clásico muy consolidado en el calendario de travesías montañeras por Andalucía



Antes de las 6,45 de la madrugada, con los dorsales repartidos y el café servido por la organización, se daba el pistoletazo de salida poniéndose en marcha la “VII Travesía Arco Calizo Central”, en la que participaban 150 senderistas de toda Andalucía que se abrían paso con sus frontales encendidos, dejando atrás las calles de Alfarnate para adentrarse, todavía, en la oscuridad de la noche por “El Bosque de las Morillas” (PR. A-268), faldeando el extremo norte de la Sierra de Enmedio. LLegando a “Alfarnatejo” con las primeras luces del alba, donde empezamos a encontrarnos con el amplio despliegue de voluntarios de protección civil y socios del grupo prisma que colaboran en la prueba a modo de control, aprovisionamiento, información, atención médica, etc… perfectamente coordinados, que nos iban a estar esperando en distintos puntos del recorrido previamente preestablecidos, tal y como podíamos comprobar en los mapas que nos repartieron antes de la prueba.

Con las farolas todavía encendidas, los mas madrugadores de Alfarnatejo, salen a nuestro encuentro, ó levantan precipitadamente sus persianas, ante el estruendo de botas, bastones y zapatillas que resuenan a esas horas por las calles del pueblo como si un desfile se tratara, mientras unos perros nos ladran mas extrañados que asustados a nuestro paso. En un abrir y cerrar de ojos, dejamos atrás Alfarnatejo adentrándonos por “El Camino de La Sierra” que comunica esta localidad con Riogordo, que comenzamos a contemplar en la distancia, en dirección sur, hacia donde vamos caminando, mientras los primeros rayos del sol se posan sobre la imponente silueta del “Tajo Gómer” a nuestra izquierda, preciosa montaña donde las haya, leyenda negra incluida y la “Sierra del Rey” a nuestra derecha. Que rodeamos por su extremo sur, valiéndonos del “G.R.-7” (Sendero Europeo E-4: Tarifa-Atenas), en el tramo correspondiente: “Riogordo- Villanueva del Cauche” cuya dirección tomamos, para llegar al primer control y avituallamiento oficial, frente al Hotel-Cortijo de Retamar, una auténtica maravilla con el fondo de las sierras y los tajos que la circundan. Aquí nos encontramos con nuestros compañeros Miguel “El Hombre sabía demasiado” y Patricia “La reportera de Málaga Centro” con quienes disfrutaríamos de varias tertulias a lo largo de la jornada. Mientras tanto, nos hidratábamos con las bebidas y las frutas facilitadas por la organización, como se repetiría en los siguientes controles, siendo de una ayuda increíble para todos los participantes. Ya que de este modo podíamos llevar las mochilas muy descargadas, de hecho la mayoría de participantes llevábamos ligeras mochilas de travesía, con lo imprescindible.

Rodeando la Sierra del Rey por su cara oeste, llegamos a la carretera Alfarnatejo-Colmenar, por donde nos pusimos a caminar dirección suroeste, a lo largo de un kilómetro aproximadamente, escoltados por protección civil, ya que semanas antes, la organización se vió obligada a rectificar el primer tramo de subida a la Sierra del Jobo ya que este año, un señor muy amable, se negó a que la ruta pasara por el mismo lugar donde lo había hecho en anteriores ocasiones sin ningún problema, alegando que aquel era un camino privado sin mostrarnos ningún documento que lo probara. De ahí que tuviéramos que recorrer un tramo de aproximadamente de un kilómetro de la prueba por la carretera, hasta que por fin llegamos al inicio de una pista que pronto se convertiría en senda para desafiarnos con la primera subida fuerte del día, dejando a la mitad de los participantes en manga corta, y a la otra mitad echando mano al bidón a la mínima oportunidad. En menos de media hora habíamos superado un desnivel de 300 m. con un ritmo trepidante, unos en fila india por las sendas de cabras mas marcadas y otros campo traviesa, mientras teníamos a nuestra espalda unas vistas espectaculares de La Maroma, asomando por encima del conjunto de Los tajos de Doña Ana, El Fraile y Gómer, entre la calima y la neblina que poco a poco se fueron apoderando del cielo, de manera que tan sólo pudimos ver el sol a ratos, aunque con una temperatura ideal, que también influyo en gran medida en el buen desarrollo de la prueba. Llegando mas de uno entre resoplidos y con la respiración entre cortada, a “Cerro Pelado”, precioso apéndice de la Sierra del Jobo, con su cercano techo del Chamizo Alto a nuestra derecha, mientras nos recreábamos en la espectacularidad del agreste paisaje de paredes calizas por las que trepaban aquí y allá curiosas trepadoras y alguna que otra pequeña encina ó quejigo desafiando la gravedad. Un lugar idílico, a tiro de piedra del nacimiento del río Guadalmedina, salpicado de majuelos y roquedos por todas partes, donde realizamos una generosa parada de reagrupamiento y tentempié obligado tras haber salvado la primera ascensión considerable de la jornada. Miestras nos hacíamos las fotos de rigor, se nos unieron dos amigas de Granada para deleite del “Indomable Jaime”.

Desde allí iniciamos el descenso, a través de verdes praderas salpicadas de mil piedras calizas que íbamos esquivando a cada paso, haciendo uso de las manos de vez en cuando para destrepar por escarpados toboganes rocosos por los que íbamos bajando, para disfrute de “El Canadiense Errante”. Mientras disfrutábamos de preciosas vistas sobre Villanueva del Rosario a nuestra izquierda apareciendo por encim del peculiar farallón rocoso por donde se suele iniciar la ruta hacia “La Cruz de Camarolos” y la parte alta del “Peñón Enamorados” (de Antequera) al fondo. Y a la derecha “Villanueva del Trabuco” con la Sierra de Archidona al fondo, llegando a un pradito al pie de los cortados, donde nos reagrupamos junto a un abrevadero formado por tres pilones, desde el que reanudamos el descenso ya mucho mas suave a través de un bonito bosque de pinos por el que nos incorporamos a una pista forestal que nos llevaría hasta “Hondonero Alto”, donde se encontraba situado el segundo punto de control y avituallamiento. Donde el rey de los sólidos fue la generosa ración de plátanos y la reina de las bebidas: la cervecitas bien fresquitas, que de haberse dado a conocer hubieran provocado el “Overbooking” de inscripciones en la prueba desde el primer día de plazo de inscripción. Cosa que no obstante, casi se produce en los días previos a la prueba donde no sólo se completaron las 150 plazas, sino que se tuvo que abrir una lista de espera.

Antes de lo que a mas de uno nos hubiera gustado, sonó el megáfono de la organización, anunciando la reanudación de la prueba, dejando ya la pista con los coches de la organización a nuestra espalda, comenzamos a ganar altura rápidamente por un pinar, que nos lleva hasta una amplia pradera por la que nos vamos aproximando hacia un nuevo bosque de pinos situado en la falda de la cara norte de Sierra Gorda hacia la que ahora nos dirigimos, ante la atenta mirada del “Chamizo Alto” a nuestra derecha, techo de la Sierra del Jobo y en consecuencia de la Sierra de Camarolos, en la que volvemos a adentrarnos para encarar la subida a Sierra Gorda, pasando junto a espectaculares formaciones rocosas de todas las formas y tamaños y encaminándonos poco después hacia una espectacular pedrera, conocidas en estas zonas como “derrumbaderos”, situado junto a un espectacular pirámide caliza que nos sirve de referencia, para justo antes de llegar a la misma, girar a la izquierda (norte), atravesando una alambrada para iniciar la ascensión a Sierra Gorda, donde hacemos una parada de 30 minutos, la mas larga del día, para disfrutar del almuerzo, bajo un cielo brumoso, que amortigua el sol y favorece la temperatura ideal, con vistas hacia La Sierra de San Jorge y la zona del Puerto de Los Alazores, donde nace el río Guadalhorce.

Desde allí iniciamos otro cómodo descenso por una cañada flanqueada por un bonito bosquete de encinas y quejigos, entre los que se intercalaban algunos árboles y matorrales que le aportaban al paisaje la tonalidad otoñal propia de estas fechas, mientras descendíamos en un bonito juegos de luces y sombras hasta que llegamos a otra pista forestal que nos llevaría entre grandes ejemplares de pinos al “Camping de Villanueva del Trabuco” donde nos espera el tercer control y avituallamiento de la jornada, en esta ocasión a las frutas y bebidas isotónicas se unieron unos bombones gigantes, que además de resultar muy energéticos estaban buenísimos.

Con vistas a la cercana “Villanueva del Trabuco” reanudamos la marcha por una cómoda pista forestal flanqueada en todo momento por un frondoso bosque de pinos, bajo el que caminamos, tomando como referencia el “P.R.” que nos llevó hasta la famosa “Fuente de los 101 Caños” donde nos esperaba el último avituallamiento del día, en esta ocasión, un buen caldito acompañado de hierba buena, nos dejó como nuevos, justo antes de la ascensión mas dura de la jornada, la que nos llevaría hasta lo mas alto de la Sierra de San Jorge, por la empinadísima senda de la cara norte, que parte desde la mencionada “Fuente de los 101”, según me comentó “El Indomable Jaime” ya había habido doce abandonos hasta ese momento. Justo antes de iniciar la subida el presidente del “Grupo Senderista Prisma” tuvo una iniciativa muy buena, colocando a los guías de cola en cabeza y a los de cabeza (entre los que él se encontraba) que tendían a ir mas rápido a la cola, para que el grupo fuera lo mas compacto posible, evitando así el previsible estiramiento del chicle, ante las empinadísimas rampas que nos esperaban y lo mermadas que ya estaban las fuerzas de muchos participantes. Sin prisas, pero sin pausa, iniciamos la empinadísima ascensión, mientras en el centro del grupo, íbamos esquivando auténticos peñascos que caían rodando tras el paso de los primeros compañeros que iban dando el aviso a la voz de: “¡Cuidado, piedra!”, con los campos de labranza a nuestra espalda, extendiéndose hacia Antequera y Archidona, fuimos ganando altura rápidamente, mientras “El Vendaval del Moncayo” me hacía de gregario de lujo, parándose siempre a mi lado, mientras yo recuperaba el resuello ó echaba un trago. Hasta que por fin, la subida se fue suavizando paulatinamente, rebasando ya a la crestería de la Sierra de San Jorge, desde donde pudimos contemplar el inicio de la puesta de sol, con un cielo entre rosado y anaranjado, poblado de densas nubes que flotaban por encima de los montes y sierras por donde habíamos transitado al comienzo de la jornada.

Llegando así a una preciosa pradera, laguna incluida, donde realizamos el último reagrupamiento de la jornada, supervisado en todo momento por los guías, iniciando el último tramo de la travesía con una última ascensión entre canchales, que daba paso al descenso definitivo, con la localidad de Alfarnatejo a nuestros pies, parcialmente oculta por la Sierra de Enmedio y el impresionante telón de fondo del conjunto de Los Tajos. Tras el largo tramo de descenso por el canchal, llegamos a un bosque de pinos donde la bajada se hacía mas suave, donde definitivamente iniciamos el tramo final de bajada hasta Alfarnate, que ya veíamos allá abajo, con todas las luces del pueblo, mientras la caída de la noche nos cogía en pleno descenso por la pista, pero ya, casi sin la necesidad de los frontales, haciendo nuestra entrada frontal en el pueblo, tras haber entregado la última credencial, en el último control. Reuniéndonos todos en el Polideportivo de Alfarnate donde nosagasajaron con una magnífica cena a base de chacina de la tierra, platos de jamón, calditos calentitos y revueltos de setas incluidas, acompañados de la bebida que cada uno pedía a su gusto. Mientras los máximos responsables del Grupo Senderista Prisma y las autoridades de Alfarnate, entre los que se encontraban su jovencísimo alcalde que realizó los 42 kilómetros de la travesía, íntegros con nosotros. Hacían entrega de los diplomas para todos los participantes, además de una vistosa sudadera y chubasquero (ambos naranjas) conmemorativos de la “VII Travesía Arco Calizo Central” en una bolsa donde también se encontraban regalos varios. Y como detalle final el sorteo de una mochila y unos bastones de senderismo. En un ambiente de camaradería impresionante, que nos unió muchísimo a todos los participantes de la prueba con el deseo compartido de repetir la experiencia para la próxima edición.

jueves, noviembre 15, 2007

Igualeja-Parauta-Cartajima-Juzcar

Miércoles, 14 de noviembre de 2007
Igualeja-Parauta-Cartajima-Juzcar (Alto Genal, Zona del Havaral)
Quiso el destino que me llamaran de http://www.rutacero.com/ para que fuera de guía con un grupo que curiosamente estaba formado por diez reclusos de la cárcel de Alhaurín, junto con dos monitores (funcionaros de prisión) que los venían acompañando. Una de las experiencias mas curiosas y gratificantes de los últimos tiempos por lo inusual y lo agradecidos que fueron todos los chavales con un comportamiento extraordinario a lo largo del día.
El minibús que nos había recogido en Alhaurín a eso de las 7,00 am. nos dejó en el paraje del nacimiento de Igualeja), pasadas las 9,30 am., tras desayunar abundantemente en la “Venta el Navasillo”. El bajo nivel de las aguas en el denominado paraje del nacimiento del Genal, me hizo recordar una vez mas el famoso documental de Al Gore: “Una verdad incómoda”. Siguiendo las instrucciones del “Mago Gandalf” salimos de Igualeja (696 m. y 1.002 habitantes por las estrechas callejuelas que nos llevan a la cuesta de “La Tetona” donde nada mas dejar atrás la última casa del pueblo ya estábamos inmersos en un mar de castaños dorados, donde se intercalaban algunos con el proceso de la caída de hojas muy avanzado y otros todavía entre el verde y el amarillo.
Una de las estampas mas bellas de este itinerario (dirección Parauta) es la espectacular visión hacia el gigante calizo del “Cancha Armola” con su hermano pequeño, el piramidal “Cerro Malhacer” destacando por encima del mar de castaños ocres y amarillos que nos rodea. Hasta que, entre algunos castaños jóvenes y otros centenáreos llegamos a Parauta 799 m. y unos 300 habitantes, a caballo entre los gigantes calizos del parque natural Sierra de las Nieves y la orilla del mar de castaños que lo rodea por el oeste. Parauta, al igual que sus pueblos hermanos del Alto Genal, produce sobretodo castañas, aunque ocupa un lugar destacado la explotación maderera a partir del pino y olivo. Entre los productos mas genuinos de esta localidad serrana destacan: el esparto, la miel y las hierbas aromáticas. La anécdota a nuestro paso por parauta la puso un abuelote, cuando al preguntarnos de dónde veníamos le contestamos que de “El Nacimiento del genal” en Igualeja, a lo que saltó como un resorte diciendo que: “eso ni hablar, que el Genal nace en Parauta”.
El itinerario entre Parauta y Cartajima, es otro de los tramos mas emblemáticos para disfrutar del mar de castaño del “Havaral” que aquella semana tuvimos la suerte de encontrarnos en su mayor apogeo de “La Primavera de Cobre” con la preciosa postal que nos ofrece la localidad de Cártajima tal y como nos vams aproximando con sus famosos riscos como telón de fondo y para mayor regozijo bajo un cielo azul intenso que surcaban un grupo de buitres y que nos reconfortó con un sol radiante a lo largo de toda la jornada y la temperatura ideal para la práctica del senderismo. Por el camino nos encontramos numerosos madroños, con algunos frutos en su momento óptimo, también disfrutamos de la intensa tonalidad rojiza del zumaque, curioso matorral, que incrementa con su presencia la gran paleta de colores, con la que se engalana el valle del Genal en los meses de otoño. Llegando a Cartajima entre entre grandes castaños con formas y tamaños de todo tipo. Cartajima con sus 846 m., (341 habitantes) es el pueblo mas alto del Valle. El origen del pueblo es difícil de precisar aunque recientemente se han descubierto numerosos restos fenicios y romanos. En 1.814, Cartajima recibió el título de Villa, conociendo una época de gran prosperidad gracias al cultivo de la vid y a los yacimientos de hierro.
Al salir del pueblo de Cartajima disfrutamos de las espectaculares vistas que nos ofrecen sus espectaculares y afilados farallones calizos conocidos como: “Los riscos de Cartajima” y el mar de castaño que circunda el camino por el que abandonamos el pueblo hasta que las encinas y alcornoques comienzan a ganar protagonismo tal y como nos vamos acercando a Juzcar 623 m. y 250 habitantes. Su término municipal tiene una forma muy curiosa, se trata de una estrecha franja de territorio de 34 km2 y de gran longitud por lo que participa de los roquedales calizos de la meseta central y de los bosques de castaños y pinares de los Reales de Sierra Bermeja, siendo su paisaje muy variado.
La economía de Júzcar está basada en la producción de castañas y aceitunas. Hacia el sur existen bosques de pinos destinados a la explotación maderera.Por lo accidentado del terreno, el pueblo está dividido en tres barriadas y presenta un urbanismo típicamente serrano, con empinadas cuestas y escaleras para salvar los desniveles.
Y en uno de los bares del pueblo con nombre italiano terminamos almorzando a eso de las 14,15 pm. Al lado de un mosaico donde podemos comprobar cómo: Juzcar se atribuye, (al igual que hacen Parauta y Colmenar, ya en Los Montes de Málaga), el haber sido lugar de nacimiento de Omar-ben-Hafsum, un rebelde caudillo muladí (cristiano convertido al islamismo) nacido en el año 854, considerado uno de los bandoleros más antiguos que se conocen.

lunes, noviembre 12, 2007

Sábado, 10 de noviembre de 2007
III Ruta Paisajística valle del Genal:
“El Frontón-Benalauría-Algatocín-Benarrabá-Genalguacil


¡Y por fín llegó el día!. Tal y como estaba previsto, no eran todavía las 8,00 am. cuando ya empezaron a aparecer los primeros participantes por la estación de autobuses de Ronda, comenzando puntualmente con el reparto de hojas de la descripción y mapa de ruta, camisetas gratis por gentileza de la mancomunidad de municipios “Valle del Genal”, desfile de los “no federados” para el control de firmas de responsabilidad y entre besos, saludos y presentaciones nombramiento de todos y cada uno de los 110 participantes, (salvo las bajas de última hora y quienes se incorporarían mas tarde), de manera que en unos minutos llenábamos los dos autobuses poniéndonos rumbo al punto de partida por la carretera Ronda-Algeciras, donde el sol iluminaba el paisaje con los primeros rayos de aquella mañana otoñal, mientras la imponente silueta de Jarastepar nos acompañaba por la izquierda, el Cerro del Conio a la derecha, pasando posteriormente junto al pueblecito de Atajate y al Cerro del Fraile hasta llegar a un ensanche de la cuneta en el margen derecho de la carretera, conocido como “El Frontón” (720 m. aprox.). Punto intermedio entre Benadalid y Benalauría, desde donde comenzó la ruta, tras la foto oficial de salida al grito de: “¡perfecto!, con el carismático Peñón de Benadalid como telón de fondo.

Dado el alto número de participantes, todavía con los polares y chaquetones puestos y la estrecha senda por donde discurrían los primeros metros de la ruta, iniciamos el desfile a cuenta gotas, como si de la cola del cine se tratara. Y es que, por tercer año consecutivo, el espectáculo de: “La Primavera de cobre” estaba a punto de comenzar. Mientras el cielo, todavía azul, se iba poblando de nubes blancas arrastradas por el viento de levante, para que el sol se llevara jugando todo el día al escondite, ahora aparezco, ahora desaparezco, manteniendo el paisaje a dos luces la mayor parte de la jornada. Si bien, los tramos medio y bajo del Genal no son tan prolíferos en castaños como el “Alto Genal” (también conocido como la zona del “Abaral”: Parauta, Igualeja, Pujerra, Cartajima, etc… por donde se realizaron las dos ediciones anteriores). No quedan exentos de rincones mágicos donde pequeños bosques de castaños aportan un espectacular cromatismo otoñal al verde perenne de las encinas, alcornoques y quejigos mas abundantes en esta zona. Y para demostrarlo, al poco de iniciar el recorrido ya íbamos caminando a la sombra de algunos castaños amarillos, sobre alfombras de hojarascas, todavía con el carismático “Peñón de Benadalid” a nuestra espalda. Mientras pasábamos junto a curiosas placas de azulejos que homenajeaban elementos aparentemente tan sencillos como: La Piedra ó La Era, dedicándole emotivas frases que resaltaban su importancia. Y rodeando la loma que llevábamos a nuestra derecha comenzamos a ver las primeras casitas blancas de Benalauría, (667 m. y 476 habitantes) entrando en el pueblo por su zona norte, pasando junto a un antiguo “lavaero”, todavía en buen estado y reagrupándonos todos en la plaza del pueblo, donde mas de una aprovechó para ir al baño y nuestro amigo “Salvador Moreno” para batir un nuevo record del libro guinnes, haciéndose con el bocadillo mas grande de la historia. Y allí estábamos en la plaza del pueblo con el casco urbano mejor conservado del Valle del Genal, con un laberinto de callejones y rincones típicos adornados con coloridas macetas que hicieron las delicias de los amantes de la fotografía y que a mas de uno estuvieron a punto de confundir a la hora de retomar la salida hacia nuestra siguiente escala en Algatocín.

Abandonando así el pueblo de Benalauría por su extremo sur, a través de los empinados zig-zags de una pista que pronto comienza a llanear bajo los castaños amarillos, que con el verde de las encinas y alcornoques, nos brinda un contraste, que junto con las pinceladas rojas del zumaque, adquiere el grado sublime de un paisaje de ensueño por el que tuvimos el privilegio caminar, en el máximo apogeo de sus cromatismos otoñales, sin dejar de maravillarnos a cada paso. Y así llegamos a un ramal de la pista que sale a la derecha correspondiente al “PR. A-238 Benalauría-Algatocín” por el que nos desviamos, adentrándonos en un bosque de encinas y alcornoques, por una vereda escoltada a ratos por hileras de chumberas y pitas con su “arbolito característico”. Mientras que un pequeño grupo de compañeros que iban haciendo de puente, se desvió por el camino de la izquierda que baja hasta el río Genal, continuando hasta Jubrique. Sin embargo, minutos mas tarde volvíamos a reagruparnos gracias a la telefonía móvil y a los walkies de cabeza y cola de grupo, a la altura de una pequeña comuna hippie. Donde reanudamos el descenso por un cómodo carril, abandonándolo poco después por una vereda que sale a la derecha para iniciar una prolongada ascensión lo suficientemente exigente como para dejar a la mayoría de participantes en manga corta, hasta llegar a la plaza de Algatocín, donde corrieron ríos de cerveza fresca y bebidas de todo tipo que supieron a gloria, tras una empinada subida de dos kilómetros sin tregua.
Algatocín: 724 m. y 944 habitantes a los que se les denomina con el gentilicio de “gatos”. Esta localidad, se nos presenta como una pequeña capital del Bajo Genal, tienda de souvenir incluida y equidistante de varias poblaciones del valle.

Las vistas desde Algatocín sobre el valle del Genal con Jubrique al este nos regalan otra de las postales de este recorrido, pero si giramos la vista al sur, es decir hacia donde parte la pista que nos lleva a Benarrabá por el “PR. A- 239” nos encontramos con una loma completamente cubierta de castaños, formando un mar de cromatismos otoñales, por el que volvimos a sumergirnos, pasando poco después, junto a otro somier a modo de angarilla (que aquí todo se recicla), al lado de la cual se encontraba la que a la postre terminaría convirtiéndose en la seta mas fotografiada de la jornada. Y entre castaños continuamos caminando hasta que después de girar una nueva loma nos encontramos con una de las postales mas bellas de la ruta: el pueblo de Benarrabá con la piramidal silueta de Sierra Crestellina tal y como la vemos desde el norte. Llegando a Benarrabá (522 m. y 561 habitantes), en suave ascensión, bonito pueblo situado en las laderas del monte Porón donde decidimos hacer la parada del almuerzo distribuyéndonos entre los bares colindantes a la placita del ayuntamiento y la plaza que preside la ermita del Santo Cristo de la Vera Cruz. Recreándonos, al igual que podemos hacer en cualquiera de los pueblo del valle del Genal en sus bonitos mosaicos de azulejos, que no sólo decoran sus calles encaladas, sino que además sirven de guía al visitante para informarnos sobre su historia, sus usos y costumbres, el mapa de su término municipal, sus rutas, etc…Recuerdo un mosaico que decía algo así como:
“Desde el Porón, aún la sombra del desaparecido castillo pareces ser vigía amable de tus hermanos: pueblos vecinos. A pesar de tanta pértiga de siglos, de tanta historia concentrada, juegas a esconderte travieso tras un cerro, para reaparecer alegre en el Valle del Genal. ¿Qué paleta no envidia la profusión de colores de este paisaje frondoso, los bosques de robustos alcornoques y encinas, salpicados de castaños amarillos, la majestad alta y verde los pinos?. En tus calles de recónditos rincones y sobre el empedrado hay una melodía, un cante hecho susurro: la memoria viva. A mediodía descubro tesoros en tu despensa, recorro tus arterias, oigo el río de tu pulso, la mirada vuela a la cúpula azul de tu iglesia”.

Reagrupados todos en el ayuntamiento de Benarrabá a la hora prevista, iniciamos el último tramo del camino hacia Genalguacil, por el PR. A-240 que se vale del “camino de los Castañales” para iniciar el descenso hacia el Genal por una cómoda pista, que abandonamos poco antes de llegar al río, a través de una senda que sale a la izquierda y que nos lleva por el último tramo del “Arroyo del Infiernillo” hasta donde éste se une al río Genal, justamente a la altura del Prado de la Escribana donde volvimos a reagruparnos, junto al puente, con el telón de fondo de las choperas amarillas que engalanan de tonalidades otoñales ambas orillas del Genal, como si de una gran serpiente dorada se tratara, en medio de las mil tonalidades verdes que lo rodean en su inexorable camino hacia el Mediterráneo, poco despuésd de unirse al Guadiaro, cerca ya de Casares. Y desde “El Prado de la Escribana” iniciamos la empinada ascensión por la denominada “Vereda de los Limones” donde el cansancio acumulado de los distintos toboganes que caracterizan el trazado en forma de “U”, entre los distintos pueblos del valle, comenzó a hacer efecto en algunos miembros del grupo, mientras el guía delantero y el de cola iban animando la subida con los “walkies” a modo de retransmisión deportiva, juntándonos todos frente a la “Venta las Cruces” donde los primeros ya iban por la segunda cerveza, mientras llegaban los últimos intentando recuperar el resuello, recreándonos de camino, en esa bonita postal que podemos contemplar del pueblo de Genalguacil, recostado en la ladera sur del cerro Benajarón.

Geanlguacil, (588 m. y 543 habitantes), al igual que sus hermanos del Genal, se alza sobre una empinada loma, dando origen a un trazado de calles laberínticas y en pendiente con trazado sinuoso. Con sus casitas blancas, en muchos casos de una sola planta que denotan su pasado árabe. Hay que recordar que estos pueblos fueron en su mayoría, fundados y habitados durante siglos por los últimos moriscos tras la reconquista de los reyes católicos, hasta bien entrado el siglo XVI, donde ya los impuestos y las duras medidas de presión contra ellos fueron tan grandes, que se vieron obligados a abandonar la península, dejándonos como herencia esta serie de pueblos llenos de encanto, en perfecta armonía con el paisaje del Valle del Genal, una de las comarcas mas bellas y desconocidas, no sólo de Andalucía sino de España. El nombre del pueblo, como todos los de la comarca, tiene sus raíces en el árabe. En éste caso: “Gema al Wacir” (Los Jardines del Minisro), lo que nos hace suponer, que esta villa perteneció a algún alto mandatario de la época.

Habiendo llegado a Genalguacil a las 17,30 pm., una hora mas tarde de lo previsto, no quedaba tiempo material para visitar el pueblo como nos hubiese gustado, no obstante, mientras nos dirigíamos hacia los dos autocares que ya nos estaban esperando, todos los participantes de la travesía tuvieron la oportunidad de comprobar, hasta que punto llega la peculiaridad de Genalguacil, habiéndose convertido hoy en día en un auténtico museo al aire libre, donde el visitante puede disfrutar de esculturas de todo tipo, eso sí, hechas con materiales de la zona, bien sea en madera, piedra ó metal.

Y con la satisfacción de haber completado la ruta sin el mas mínimo incidente, disfrutando de magníficos paisajes y habiendo conocido a muchos nuevos amigos, regresamos a Ronda por el mismo camino, mientras la noche caía sobre nosotros y las lucecitas de los pueblos del Genal, comenzaban a verse en el horizonte como si de un portal de belén a gran escala se tratara.

NOTA: Esta breve crónica no es mas que una brevísima descripción del itinerario y las sensaciones del camino que compartimos los integrantes de esta 3ª Travesía valle del Genal. Pero, a todas las personas interesadas en tener la información mas completa, amena y rigurosa de toda esta comarca les recomiendo que compren el libro “Valle del Genal, Guía del Excursionista” de Rafa Flores (Edit. La Serranía).

En día después recibimos este e-mail de una chica argentina que se había hecho socia de Pasos Largos unas semanas antes y salía por primera vez con nosotros:

Deciros que lo pasé (y creo que todos en realidad) super bien. Me gustó todo. Intento retener algunas imágenes porque considero que el solo hecho de verlas ya nos hace bien, poder compartir tanta belleza que se nos regala sin condicionamientos. Me encantó escuchar el ruidito que hacen las botas sobre las piedras del sendero, los aromas que desprenden las zonas cercanas al agua, llenarme de colores y también conocer gente que se preocupó porque me integrara. Me gustó conoceros, porque ahora cada vez que reciba un mail, tendréis un rostro simpático y amigable detrás de las letras.Gracias, porque con el trabajo que ustedes hicieron, con el tiempo que ustedes dedican a este grupo y a la realización de esta ruta, pude sentir que la vida me sigue regalando cosas.