domingo, diciembre 16, 2007

Ascensión a La Cruz de Camarolos

sábado, 8 de diciembre de 2007

Ascensión a La Cruz de Camarolos, el encanto de una gran desconocida a cuyos pies nace el río Guadalmendina (Sierra de Camarolos, comarca nororiental de Málaga)

Cómo llegar: Para situarnos en el comienzo de esta ruta, debemos tomar como referencia el pueblo de “Villanueva del Rosario” que hasta no hace muchas décadas era una pedanía de “Archidona”, conocida como: “La Puebla de la Sauceda”. La forma mas fácil de llegar, la tenemos saliendo de la A-92 tal y como bajamos del “Puerto de las Pedrizas” dirección Granada (ó al contrario), tomando como referencia la antigua “MA-331”. Nada mas atravesar un pequeño puentecillo por el que llegamos a Villanueva del Rosario, hay que tomar la primera calle a la derecha y atravesar todo el pueblo, hasta que llegamos a un parque infantil con algunos paneles informativos y desde allí continuamos con los coches por una pista asfaltada que nos lleva hasta la ermita de La Virgen del Rosario (patrona del pueblo), frente a la cual hay un amplio aparcamiento que dado el alto número de participantes, resultó ser la plataforma perfecta para dejar allí los coches. Mientras llegaban los últimos compañeros la espesa niebla que cubría toda la hoya de Antequera hasta el “Puerto de Las Pedrizas”, se fue disipando y antes de dar el primer paso ya empezamos a maravillarnos con la espectacular panorámica que se puede disfrutar desde la ermita, situada en el llamado “Paraje natural del Hondonero” con el telón de fondo de la cara norte de la Sierra de Camarolos. Allí fue llegando una amplia comitiva de Ronda encabezada por el “Mago Gandalf”, así como míticos personajes de la costa como: “El Portador del Anillo”, “la Reina del Chocolate”, “La Dalia Negra”, “La Hormiga Atómica”, “El Elfo de la Malagueta”. Desde Córdoba: “El Caimán y La Sirenita de Puente Genil”, acompañados “Miss Córdoba”. Desde Sevilla: Felix “El Guapo”, Catherina y “El Profe”. Y de Madrid: Angeles y Diego de Madrid que por primera vez salían con Pasos largos al igual que: Estrella, Emilia, Emilia, Manni, Andrés y señora que venían de Chiclana, Cádiz.

Aunque estaba previsto ahorrarnos los 2,2 km de pista que nos faltaban hasta el teórico hito Nº 1 “El Llano del Hondonero” situado a unos 950 m. de altitud. A propuesta del “Portador del Anillo” echamos a andar desde la ermita bajo aquel cielo azul cristalino, dada la belleza del paisaje y el sano frescor de la mañana Una vez en el “Llano del Hondonero”: campo sembrado de cereales que queda a la derecha del camino, abandonamos la pista desde la que ya estábamos contemplando “El Chamizo Alto” frente a nosotros (dirección este) y comenzamos a caminar dirección suroeste, ante la atenta mirada de un impresionante peñón al noroeste, con magníficas paredes para la práctica de la escalada, se trata del lugar conocido como “El Nacimiento” que va a ser nuestra principal referencia visual en este primer tramo del camino.

Una vez que dejamos atrás el “Llano del Hondonero” continuamos caminando por una empinada pista forestal donde ya sólo se podría circular en “4x4”, pasando junto a una casa prefabricada pintada de verde y acercándonos a la base del mencionado peñón que ahora vemos cada vez mas cerca, estamos atravesando un bonito bosque de pinos salpicado de encinas a ambos lados del camino, para seguir subiendo hasta una zona propensa al barrizal donde sorteamos sin dificultad una cadena que impide el paso de vehículos. Seguimos subiendo un poquito mas y llegamos a un collado que da paso a un falso llano, que podríamos calificar de “planicie” (hito 2), nos encontramos a unos 1.150 m. de altitud rodeados de un paisaje calizo, salpicado de bosquecillos que representan la esencia de “Camarolos en estado puro”, desde aquí avanzando en dirección suroeste entramos en una especia de circo, donde comenzamos a encontrarnos aquí y allá con majuelos, rosales silvestres, arces y acebuches. Pronto dejaremos a nuestra izquierda un pequeño cortijo abandonado ubicado de forma inverosímil al pie de una de las impresionantes moles calizas que nos rodean. Y poco después nos topamos con la primera alambrada. Pero continuamos dirección suroeste, ascendiendo suavemente hacia la divisoria de aguas que tenemos en nuestra trayectoria, donde una picuda peña caliza nos sirve de referencia, aunque no lleguemos hasta ella.

Una vez en la divisoria de aguas nos encontramos en el punto clave de la ruta para no extraviarnos, ya que en este punto (hito 3), debemos pasar una alambrada que tenemos a nuestra izquierda. Pero ¡ojo!, al mismo tiempo a esta alambrada llega otra haciendo una “T” de tal manera que la finca que tenemos frente a nosotros de divide en dos y hay que escoger entre izquierda o derecha. pero entre el GPS del Duque de Juanar los conocimientos topográficos de rafa Ríos, la intuición del Maestro Gandalf y la Diosa Fortuna, que quiso enviarnos en ese momento a Juan, mas conocido como el “Profeta de Camarolos” (amigo del “Caimán de Puente Genil”) que casualmente pasaba por allí. Terminó de aclararnos la duda: indicándonos que había que atravesar la valla por la parte derecha, es decir, dejando a nuestro costado izquierdo la valla que divide la finca en dos. Y no al contrario, como yo había hecho cinco años en auqella excursión en solitario, bajo una densa niebla y amenaza inminente de tormenta, creyendo haber coronado “La Cruz de Camarolos”, cuando en realidad había ascendido al “Rodadero” jugándome el físico saltando de bloque en bloque, por rocas resbaladizas para evitar las profundas grietas.

Al poco de dejar atrás la valla, comenzamos a adentrarnos en el reino de la caliza, acompañados por el “Profeta de Camarolos” aunque la senda se iba difuminando y al principio parece haber varios ramales de senda, nosotros retomamos la dirección suroeste y empezamos la ascensión a Camarolos dejando a nuestra derecha una pequeña crestería que termina en las dos cumbres de “La Cruz de camarolos” que ya comenzamos a ver al fondo, la de la izquierda es donde se encuentra el punto geodésico al que llegarían poco después “Terremoto Carlitos” y Rafita “El coleccionista de Minerales” en singular disputa. Mientras tanto íbamos disfrutando del paisaje que nos rodeaba con el Chamizo Alto, que con sus 1.641 m de altitud, corona la Sierra del Jobo y a su vez de Camarolos, el Derrumbaero y el Piramidón en su vertiente nordeste y la vertical peña junto a Cerro Pelao en su vertiente oeste, a nuestra espalda. Se trata de una subida comodísima, ya que cada 100 m. ó menos las suaves rampas se van intercalando con pequeñas plazoletas a modo de praditos, salpicados de majuelos y pequeños quejigos y olmos. Y así llegamos hasta el último tramo de subida de “La Cruz de Camarolos” a cuyo punto geodésico (1.444 m.) accedimos tras superar un asequible canchal que no obstante, requiere de la ayuda de las manos para salvar algún escalón grande en algunos momentos y mantener el equilibrio en otros. Una vez arriba, bajo aquel cielo azul cristalino, salpicados de alargados lienzos de nubes aquí y allá pudimos disfrutar de magníficas vistas sobre Villanueva del Trabuco, parte de Archidona y su sierra mas allá y aún mas lejo, las míticas montañas de la sierra subbética cordobesa coronadas por La Tiñosa (techo de Córdoba), El Morrión y el Pico Cerezo, perfectamente nítidos al norte. Al sudeste “La Maroma” (techo de Málaga), imponente, con gran sensación de proximidad, Alcaucín sobre su falda oeste y Canillas sobre su falda sur, Periana dominando el pantano de “la Viñuela” y las blancas cumbres Sierra Nevada con el Mulhacén y el Veleta (techos de Granada y toda la Península) asomando por encima del Chamizo Alto, al sur la “Sierra de Mijas” y “Los Montes de Málaga” entre los que podemos ver el Mediterráneo y las cumbres del Rif ya en África y al oeste la prolongación del arco calizo central con la “Sierra del Co” en primer término, coronada por la mítica “Peña Negra”, “Sierra de Las Cabras”,Torcal con Villanueva de la Concepción a sus pies, yel “Camorro Alto” coronando la “Sierra Chimenea”, con “El Peñón de Algámitas” y “Cerro del Terril” (los techos de Sevilla) asomando por encima de un mar de nubes a su derecha y a la izquierda del Torcal la imponente silueta del Torrecilla coronando la “Sierra de Las Nieves”(el otro techo de Málaga) y mas allá casi en la misma trayectoria los dos techos de Cádiz, con los afilados perfiles del San Cristóbal y El Torreón en la Sierra de Los Pinos (“Parque natural Sierra de Grazalema”). Las sensaciones desde allí son difíciles de narrar pero trasladadas al pocker serían algo así como un “repocker de ases ó escalera de color”.

Una vez hechas las fotos paisajísticas y la de grupo iniciamos el descenso hacia el prado en forma de corredor, que teníamos a nuestros pies situado en la cara sur de Camarolos, donde nace el río Guadalmedina. Con la sensación compartida de estar disfrutando de una de esas jornadas montañeras imposibles de olvidar, por la gratísima sorpresa que supuso para la mayoría la espectacularidad de la belleza de esta gran desconocida llamada “Sierra Camarolos”, que hasta la fecha no habían pisado muchos de los integrantes de esta expedición. Sin embargo, no hay que olvidar que descendiendo por un canchal no se puede bajar la guardia y toda precaución es poca y fue nuestra amiga “Maribel Picapiedra” de Ronda, quien cayo de espaldas y de cabeza (mas difícil todavía) dentro de una sima, aunque los testigos mas próximos afirman que no había sima, antes de la caída. Lo cierto y verdad es que cuando yo llegué, todavía tenía el cuerpo y la cabeza dentro y los pies por los que la estaban sacando fuera. Tras el silencio expectante para ver en que estado salía nos quedamos sorprendisos al ver que tan sólo se había hecho una pequeña brecha en la cabeza y tan sólo se encontraba algo mareada. Rápidamente la “Duquesa de Juanar” echó mano de su completo botiquín para cortar la hemorragia y todos los compañeros se ofrecieron para echar una mano, siendo llevada casi en parihuelas, por “Wendolyn Mari Paz”, “Rafa Márquez, “El Aristóles de la senda” y “Don Fernando el Diácono” ya con la estola puesta, por si había que hacer una última confesión antes de laextrema unción. Llegando en unos instantes al cercano prado, donde disfrutamos del almuerzo, al pie de la Cruz de Camarolos por su cara sur y a escasos metros de un espectacular nevero y del nacimiento del Guadalmedina, que el Duque de Juanar localizó de forma milimétrica con su GPS.

Sin embargo, mientras comía, yo sabía que nos dejábamos algo atrás, hasta que caí en la cuenta de que no nos habíamos asomado a la otra cumbre de “La Cruz de Camarolos”. Dada la proximidad a la que todavía nos encontrábamos no fueron pocos los compañeros que secundaron la idea, mientras el resto del grupo, daba por bueno haber coronado la cumbre oficial, terminando de almorzar de forma mas relajada. En poco mas de diez minutos ya estábamos en la cumbre norte de “La Cruz de Camarolos” (1.443 m.) que a diferencia de la sur (1.444m.) nos ofrece unas vistas espectaculares sobre “Villanueva del Rosario” y toda la comarca que la rodea. Fue en esta segunda subida, con mayor nitidez aún en la atmósfera, cuando fuimos plenamente consciente de que nos encontrábamos en un mirador absolutamente privilegiado desde donde se veían con claridad meridiana las dos cumbres mas altas de cinco provincias andaluzas, mas el Rif, a otro lado de las brillantes aguas del Mediterraneo donde se reflejaban los rayos del sol. Pero para no hacer esperar al resto de compañeros, iniciamos un rápido descenso por la cara suroeste de la cumbre sur (la del punto geodésico), a través de una preciosa senda muy vertical con enormes escalones calizos por donde había subido minutos antes Sean “El Canadiense Errante”.

Una vez reagrupados todos con el almuerzo ya finalizado y el viento frío en aumento, llegado era el momento de iniciar el camino de regreso, para ello siguiendo los consejos de “El Profeta de Camarolos” de manera que nos pusimos en marcha dirección este, llaneando a través del prado donde nos encontrábamos con el primer tramo de Guadalmedina, seco tras los últimos meses sin llover, a nuestra derecha, hasta el punto donde éste describe un brusco giro ala derecha (dierrección sur), excavando un profundo barranco y nosotros giramos a la izquierda, dirección nordeste, iniciando un suave faldeo para rodear el farallón rocoso que teníamos a nuestra izquierda donde nos llamó la atención la curiosa formación rocosa de “Las Tetas de Camarolos” por encima de las cuales pasaron cresteando: Sean “El Canadiense Errante” y Rafa Ríos “El Hombre que balizaba los caminos”, rodeando mas tarde el “Cerro Realengo” también a nuestra izquierda, por su cara sur y este, por las que fuimos salvando varias alambradas hasta llegar a una escalonada senda que nos devolvió a la altiplanicie, del primer tramo del camino, cerca de la casita bajo las paredes calizas, sobre las cuales recortaban su silueta un grupo de cabras montesas que andaban de forma majestuosa bajo la luz del atardecer.

Antes de darnos cuenta ya estábamos descendiendo por la pista que pasa a través del bosque de pinos y encinas, situado junto al impresionante peñón qur preside “El Llano del Hondonero” llegando todos juntos a la ermita unos 20 minutos después bajo espesas nubes que comenzaron a cubrir toda la sierra y a teñir de oscuro aquel atardecer, como si se tratara de unas grandes cortinas que se cerraban ante nosotros y las luces del escenario que ya comenzaban a apagarse tras la gran función que acabábamos de disfrutar.

Crónica: Juan I. Amador
Fotos: Rafa Flores, Fernando Jiménez, Juan A. Mena y Juan I. Amador
Video: Rafa Ríos "El hombre que valizaba los caminos"

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