martes, enero 08, 2008

De Quejigales a Enamorados y Cerro Alto

Sábado, 5 de enero de 2008

Ruta circular: Quejigales-Peñón Enamorados-Cerro Alto, ningún regalo de reyes pudo superar el privilegio de sentirse parte de aquel paisaje nevado en el Parque natural Sierra de Las Nieves, ¡naturalmente!.

Primera ruta del año: “Enamorados”, que mejor manera de comenzar el año, que tener como destino el nombre de un peñón que representa el estado de ánimo mas embriagador que un ser humano puede experimentar a lo largo de su vida.

Bien mereció la pena el madrugón para darse cita en “Conejeras” a las 8,30 am. aquella fría mañana de 5 de enero, bajo un espectacular cielo anaranjado con el que “Aurora” se levantó del lecho azafranado de “Apolo” para darnos la bienvenida y rociar la tierra con su brillo, mientras el sol se derramaba y en el parque natural Sierra de Las Nieves se iba haciendo la luz conforme nos acercábamos a Quejigales, desde donde empezamos a caminar unos quince senderistas encabezados por el “Mago Gandalf” y otros personajes míticos de Pasos Largos entre los que se encontraban algunos de nuestros mas prestigiosos reporteros que en aquella jornada se presentaron con el equipo completo, como requieren las grandes ocasiones.

Con cero grados en Quejigales, quien mas y quien menos, comenzó la caminata con su gorro de lana, sus guantes, su braga, las polainas para el barro y la nieve que nos esperaban arriba, además de el chaquetón mas gordo del repertorio invernal. Y de esa guisa comenzábamos a caminar con ritmo vivo, dirección nordeste por “El Carril del Sabinal”, dejando a nuestra derecha la senda que sube hacia “La Cañada del Cuerno”, la balsa contra incendios, la placa de “Frasquito” y una preciosa laguna que se forma a la derecha del carril, cuyo nivel de agua, casi siempre es buen indicador, para hacernos una idea de la nieve con la que nos vamos a encontrar arriba (obviamente en caso de nevada reciente).

Con los cortados de “La Calerilla” a nuestra derecha, dirección sur, desde donde desciende hacia nosotros un mar de pinsapos y a nuestra izquierda (norte) el cortijo de “Majada Vieja” con el telón de fondo de “Sierra Blanquilla y Los Merinos” llegamos al final del carril coincidiendo con la zona baja de “La Cañada de En medio” que también dejamos a nuestra derecha, para continuar siempre dirección nordeste, por una senda, que durante unos 300 m. atraviesa una zona un tanto desértica, donde a poco que llueva se convierte en barrizal, poniéndonos a prueba, como si de una “jincana” se tratase el paso por este tramo, hasta que por fin llegamos a un bosque de altísimos pinsapos centenarios que en ocasiones llegan a superar los 30 m. de altura. De hecho si nos trasladáramos al mundo de “Tolkien” esta zona del parque bien podría relacionarse con “El Bosque de Fangorn” y es que nos encontramos en uno de los bosques de pinsapos mas densos y espectaculares del parque, donde además de sus colosales dimensiones, cada uno tiene su propia forma y personalidad, unos vistos desde la distancia parecen el típico abeto navideño, otros tienen forma de candelabro, otros retorcidos parecen tener brazos que nos quieren coger, tal vez para contarnos historias de bandoleros, tal vez para contarnos lo que sufren con el cambio climático…¿quién sabe?, el caso, es que sin dejar de maravillarnos por la belleza que nos rodeaba por todas partes, dejamos a nuestra derecha la senda que se adentra por “La Cañada de Las Ánimas”, llegando inmediatamente después al mítico enclave de “Los Coloraillos” desde donde se accede a un privilegiado balcón natural con vistas al “Peñón de Ronda” relativamente cercano a nosotros dirección noroeste y por encima las subbéticas cordobesas con la inconfundible silueta del Morrión y La Tiñosa.

Una vez retomada la senda continuamos por el denso bosque de pinsapos, encontrándonos ya con los primeros mantos de nieve sobre el suelo que pisábamos y sobre las ramas de los pinsapos que rodeaban las curiosas plazoletas, desde donde se abren unas vistas que nos permitieron disfrutar de una preciosa perspectiva del “Peñón Enamorados” al este, mientras que nosotros seguíamos dirección nordeste hacia la base del “Tajo del Canalizo” que ya teníamos mas cerca a cada paso que dábamos, hasta llegar a la fuente del mismo nombre, donde bien merece la pena hacer una pausa para echar un trago, apretarse la lazada de los cordones ó por ejemplo quitarse, como mínimo, el “chaquetón” porque nos espera una subida continua de mas de 200 m. de desnivel sin tregua hasta el collado ó “Puerto del Canalizo”. Donde la primera parte del grupo llegó de forma compacta, todavía bajo un mar de nubes en constante evolución, seguida por los reporteros y como “farolillo rojo” “La Rosa de Casarabonela” y “Darío El Magnífico” a quien en un gran gesto de compañerismo le dejó su par de calcetines extra, ya que ese día estrenaba botas y le quedaban grandes, pero a sus 14 años, pronto le estarán bien.

Encontrándonos ya a algo menos de un kilómetro del “Peñón Enamorados” el desnivel se hace mas suave, pero al continuar en permanente ascensión y en este caso aproximándonos por su vertiente norte, se extendió ante nosotros un espectacular manto de nieve, brizando todas y cada una de las ramas de los matorrales que allí se encuentran, recordándonos a un paisaje mas propio de “La tundra ártica” que del sur de la Península Ibérica. En vez de atacar directamente “El Peñón Enamorados” decidimos rodearlo por su cara este haciendo un largo slalom entre las numerosas redecillas protectoras con las que se pretenden proteger los pequeños retoños de pinsapos con los que se está repoblando esta zona hasta enlazar con la senda que viene desde “Puerto Saucillo” y situarnos a sus pies por la cara sur.

Mientras hacíamos una breve pausa para ver si coronábamos o pasábamos de largo, “Chuky” aprovechó para subir y bajar dos veces con una facilidad insultante, dejando su hilera de huellas plasmadas sobre la nieve. Finalmente optamos por pasar de largo, antes de que el sol radiante de aquel medio día, que comenzaba a imponerse, derretiera el espectacular paisaje nevado de ensueño en el cual estábamos inmersos, digno de la película: “Eduardo Manos Tijeras”. Así que continuamos dirección sur hacia el Puerto del Oso, dejando a la derecha de la senda la “Sima de Enamorados” y a la izquierda el mar de quejigos dispersos sobre el inmenso manto de nieve que llegaba hasta la misma cumbre del “Torrecilla” cuya imponente silueta quedaba recortada al sur, donde también podíamos ver el resplandeciente brillo de las aguas del mediterráneo mucho mas abajo.

Antes de llegar al “Nevero de Tolox” donde contactamos con la senda de “Pilones-Torrecilla”, los compañeros que iban por delante, tomaron la senda que parte hacia la derecha para dirigirse a “Cerro Alto”, mientras que el grupo de cola que nos habíamos demorado para fotografiar los fantasmagóricos quejigos, enlazamos directamente desde el mismo nevero, para encontrarnos todos en la cumbre de esta privilegiada atalaya que con sus 1.786 m. es oficialmente, la segunda cumbre mas alta de la Sierra de las Nieves, aunque pase desapercibida para la mayoría de los visitantes del parque. De hecho, la gran mayoría de los que allí nos encontrábamos la coronábamos por primera vez, inmortalizando el momento con varias fotos de grupo, mientras soportábamos como mejor pudimos, el intenso frío que soplaba en su cumbre, del que daban fe las piedras brizadas de nieve de su rudimentario punto geodésico, que apuntaban hacia el norte.

Y desde allí realizamos un cómodo y dócil descenso, mientras Carlos Tapia (“El retratista de amaneceres y atardeceres”) iba cantando la canción de “Jarabe de Palo” de: ¡bonito…todo me parece bonito!, para reagruparnos minutos después en la resguardada dolina donde se encuentra ubicado el “nevero de Yunquera” que resultó ser el lugar ideal para disfrutar de un buen almuerzo montañero mientras las frías corrientes de las altas capas de la atmósfera, jugueteaban con nubes blancas como el algodón, formando curiosos dibujos como si se tratara de un inmenso museo en constante movimiento.

De entre los variados menús montañeros que salieron de las distintas mochilas, destacaron el jamón pata negra de “Rafa Flores”, la tableta de chocolate del “Alférez Don Jesús” y los conguitos gigantes de nuestro amigo José Manuel de La Línea, que salía por segunda vez con nosotros, (flamante fichaje del mercado de invierno, quien en su presentación la semana anterior, afirmaba en rueda de prensa que el sueño de su vida desde niño había sido pertenecer a “Pasos Largos” con quien esperaba ganar muchos títulos).

Finalizado el almuerzo iniciamos el camino de vuelta, descendiendo por la misteriosa “Cañada de las Ánimas”, un lugar absolutamente mágico, donde la senda se va abriendo pasos a través de preciosos recovecos, que si de por sí resultan dignos de cuento de hadas. Estando nevado como nos lo encontramos, es lo mas parecido que podemos imaginarnos a la sucursal del cielo. A pesar de que el viento y el sol que estuvo luciendo la mayor parte del día, ya habían derretido la nieve que descansaba sobre las ramas mas altas de los enormes pinsapos bajo los que caminábamos, aún seguían cayendo sobre nuestras cabezas innumerables gotas procedentes de la nieve que aún derritiéndose. No así el suelo por el que caminábamos que siguió siendo un manto blanco que prácticamente nos acompañó hasta la parte baja de la cañada, a donde llegamos extasiados por la belleza de este auténtico lugar de culto que es la “Cañada de las Ánimas” donde cada diez pasos te vas encontrando dos postales una de frente y otra cada vez que te giras hacia atrás. De ahí que al llegar a Quejigales el grupo principal le sacara una auténtica minutada al de “los reporteros”. Aún así, como todavía no eran ni las cuatro de la tarde, decidimos tomarnos unos cafelitos ó cervezas con tapas, según lo que a cada uno le apeteció al llegar a la venta “El Navasillo”, donde para nuestra sorpresa, en medio de la tertulia montañera, hicimos una pequeña pausa para ver por televisión el comienzo de una película basada en “la translíbica”.

Y mientras las tarjetas visas echaban humo en todos los centros comerciales de nuestro país, con las tiendas y las calles del centro de nuestras ciudades abarrotadas de gente estresada en las compras de última hora, nos despedíamos en medio de un excelente ambiente de relax y camaradería, con la tranquilidad de saber, que en caso de que los Reyes Magos nos fallaran ó no fueran tan generosos como otros años, ningún regalo podría superar la sensación de privilegio de haber formado parte de aquel paisaje de ensueño por donde caminamos en aquella inolvidable mañana de sábado 5 de enero de 2008. Para todo lo demás “MASTER CARD”.

NOTA: Para mas información “Guía del Senderista Sierra de Las Nieves” (Rafael Flores): RUTA 3, “De Quejigales al Peñón Enamorados” (pág. 159), Editorial La Serranía.

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