viernes, febrero 29, 2008

La Maroma desde El Robledal

Jueves, 28 de febrero de 2008

La Maroma desde “El Cortijo del Robledal”:
A la costumbre iniciada unos años de subir una cumbre emblemática cada día de Andalucía, este año decidimos otorgarle el honor a “la Maroma”, techo de Sierra Tejeda, techo de la provincia de Málaga y techo de todo el suroeste de la península ibérica, pues no hay cumbre mas alta abarcando las provincias de Córdoba, Cádiz, Sevilla, Huelva ó Badajoz, incluyendo además todo el sur de Portugal desde Lisboa hasta el Cabo San Vicente. Como toda gran montaña, “La Maroma” tienes varias vías de acceso, cinco son las mas conocidas y de todas ellas, suele decirse que la mas bonita por la riqueza y variedad de su flora, como suele pasar en la mayoría de las laderas norte, siendo además el lugar donde mas nieve nos encontramos en épocas de nevada, además de resultar la vía de subida mas asequible es la que parte desde “El Cortijo del Robledal”.

A la hora señalada, llegamos a “La Alcaicería” los compañeros que aquella jornada decidimos acudir a la tradicional ascensión del día de Andalucía. Una vez finalizada la ronda de saludos y hecho un recuento general, volvimos a montarnos en los coches para completar los 5, 5 km. de pista que desde allí existen hasta “El Cortijo del Robledal” (1.100 m.), donde ahora sí, mochilas y bastones en ristre, nos hicimos la tradicional foto de comienzo de ruta, con el telón de fondo de los pinos que pueblan la zonas medias y bajas de las laderas de Sierra Tejeda. Por los que se esfumaron inmediatamente las siluetas de “Jon, El Huracán de Sheffield” haciendo honor a su nombre y su perra “Honey” a los que no volvimos a ver hasta la siguiente foto de grupo, en el punto geodésico.

Tras la impresionante bronca que un pastor le echó a “Chucky” por acosar sexualmente a unas ovejas que estaban pastando por detrás del cortijo, comenzamos a caminar bajo un intenso cielo azul, en pequeños grupos por el espectacular bosque de pinos resineros de repoblación, de impresionantes dimensiones que abundan en este primer tramo del recorrido, donde también nos encontramos con magníficos ejemplares de cedros y “abetos de Douglas”, traídos nada menos que del estado de Oregón, en la costa oeste americana, fruto de la idea de los técnicos que en su día estuvieron encargados de la repoblación de esta zona y que además de aportar un toque exótico, resultó ser un acierto, a tenor del magnífico porte que podemos apreciar, así como lo perfectamente integrados que han quedado en el paisaje con el paso de los años. Como bien apuntaba “Carlos Tapia” que aquel día hacía las veces de anfitrión, mientras José Antonio “Black Mountain” y Severo “El Artesano del GPS” se integraban al grupo.

Antes de darnos cuenta ya estábamos en el primer hito significativo del camino donde la pista por la que vamos caminando se desdobla, justamente en el km. 1 de ruta, a tan sólo 1.175 m., es decir, solo hemos ascendido 75 m. desde el inicio. De tal manera que si seguimos de frente nos dirigimos hacia “Los Barrancones” y desde allí regresaríamos por un itinerario distinto al “Cortijo del Robledal”, pero obviamente, tomamos el desvío a la izquierda, que como reza un cartelito de madera, es la ruta oficial para subir a “La Maroma”, caminando entre grandes pinos, algún que otro cedro y numerosos abetos de Douglas, que ya dejamos de ver cuando la pista se convierte en senda, poco antes de llegar al denominado “Collado 1” km. 2,5, situado a 1.310 m. donde aprovechamos para hacer la primera parada de reagrupación, mientras disfrutábamos de unas preciosas vistas sobre el “arroyo de Los Prestillejos” (ó de Los Barrancones) donde todas las cámaras se pusieron en funcionanmiento.

Poco después de abandonar el “Collado 1”, la senda nos da una pequeña tregua, con ligeros toboganes, para iniciar uno asfixiante aunque corta subida en zig-zag que nos lleva entre pinos resineros y silvestres, hacia un collado intermedio, donde pasamos entre dos rocas en el lugar que denominaban “Contadero” ya que el ganado se veía obligado a pasar de uno en uno. Y poco después se llega al “collado 2” pudiendo ver a nuestra espalda “La LLanura lacustre de Zafarraya” al noroeste y la “Hoya de Alhama” al nordeste. El siguiente tramo discurre próximo al cordal de una loma donde grandes lascas de pizarra que se ven salpicadas por el verde oscuro del matorral tapizante, al tiempo que tenemos hacia el este (a nuestra izquierda en el sentido de la ascensión), el barranco del “arroyo de la Solana del Esparto” y al oeste, es decir, a nuestra derecha, el barranco correspondiente al arroyo de Los Prestillejos, cuya cabecera está formada por impresionantes farallones rocosos que quedan muy próximos a la antecumbre que ya tenemos a la vista.

Cuando nos creemos que ya entramos en el reino de la planta tapizante, mientras vamos ganando altura por la loma pizarrosa, llegamos al denominado “Collado Rojo”, km. 4,3, situado a unos 1.600 m, que nos sitúa frente al último bosque de pinos., por el que caminamos a través de un ancho pasillo que se abre ante nosotros. Superado este último bosque de pinos empezamos a encontrarnos con pequeños ejemplares de arce y algunos tejos muy dispersos que antaño poblaron estas laderas en cantidad suficiente como para bautizar a esta sierra como “Sierra Tejeda”. Curiosamente nuestra especialista en botánica “Vicky” no los pudo reconocer hasta que Rafa Flores “El Gran Maestro Gandalf” le disipó sus dudas al respecto. A continuación nos aproximamos a uno de los tramos mas espectaculares del camino donde nos espera una sucesión de prolongados zig-zags que discurren junto a las paredes del precioso desfiladero del Salto del Caballo a nuestra izquierda y los impresionantes cortados de “Los tajos del Sol” en la vertiente contraria del “arroyo Prestillejos”. Hasta que por fín llegamos al “Collado Lobera” km. 5,3 situado a 1.830 m. donde hicimos la última parada de reagrupamiento, previa al ataque final a la cumbre. Muy próximo a la unión de sendas que nos lleva a la variante del manantial conocido como “La Tacita de Plata” que dejamos a nuestra izquierda. Allí estuvimos descansando varios minutos, hasta que unas oscuras nubes dignas de Mordor, procedentes del norte, comenzaron a inundarlo todo como por arte de magia. Señal inequívoca para reanudar la marcha hacia la cumbre, en la que tuvimos especial cuidado de que el grupo no quedara fragmentado, ya que por momentos la visibilidad se reducía no mas allá de los 15/20 m. alrededor, mientras íbamos caminando por esa bóveda gigantesca que es la cumbre de “La Maroma” a cuyo punto geodésico llegamos con las bajas ya anunciadas de un matrimonio argentino que renunció en el último tercio de subida y nuestra amiga Guille “La Chica de las botas rojas” que tuvo que abandonar cuando ya estaba en la antecumbre por molestias en la cadera, debido a una caída sufrida en los días previos. Volviéndonos a reagrupar todos alrededor del punto geodésico donde no faltaron las fotos de grupo con la bandera de Andalucía y demás “guiones de guerra de Pasos Largos”. Afortunadamente antes de abandonar la cumbre, el viento se aplacó y las nubes se abrieron lo suficiente como para plantearnos realizar el almuerzo allí mismo. Siendo el lugar escogido el curiosamente, poco conocido “Mirador de La Maroma” situado unos 100 m. al sur del punto geodésico, junto a la boca de la espectacular sima, de la que durante muchos años se extrajo nieve para abastecer de este preciado elemento a los pueblos de la zona antes de la existencia de los frigoríficos domésticos, con un rudimentario sistema de cubos, extraídos con la ayuda de una “maroma” de ahí el nombre de esta impresionante montaña. Y desde allí con el viento aplacado disfrutamos de unas magníficas vistas sobre “El Peñón Grande” ocultando casi totalmente a “Canillas del Aceituno”, “Salares” y “ Sedella” al otro lado del “Barranco de Los Almanchares” y mas al sureste “Canillas de Albaida”, “Competa” y “Archez”, que iban apareciendo y desapareciendo conforme el mar de nubes seguía pasando ante nosotros.

Una vez reanudada la marcha decidimos regresar por una senda paralela a la que traíamos en el camino de ida, de manera que fuimos caminando dirección sureste, hasta situarnos sobre la misma cornisa del siempre espectacular “Tajo Volaero” donde una compañera de “Saskia” del equipo de “Las Super Nenas” no hizo honor a su nombre y comenzó a caminar a cuatro patas, con la cara cada vez mas blanca. Hasta que Carlos Tapia “El retratista de atardeceres” y anfitrión de la ruta tuvo que renunciar a su pasión de caminar al filo de los precipicios y fue a socorrerla, devolviéndola en unos instantes a la tranquilidad de la senda por la que ascendimos (ahora ya en bajada), a los que se le unieron “Saskia Walschburger” y Rafa Ríos “El Hombre que balizaba los caminos”., que por cierto no se trajo su video cámara para grabar esta ruta siempre hermosa y espectacular donde las haya. Una vez superados los momentos de tensión el grupo siguió caminando sobre el filo del “Tajo Volaero” hacia “Los Tajos del Morrón”, hasta finalmente desviarnos a la izquierda para recuperar el alomado cordal de Sierra Tejeda y descender hacia el idílico paraje donde se encuentra situado el manantial conocido como”La Tacita de Plata”, donde volvimos a reagruparnos, retomando poco después la marcha por una preciosa senda que nos lleva por uno de los parajes mas bellos y menos conocidos de Sierra Tejeda, desde “La Tacita de Plata” hasta la confluencia con el “Collado Lobera”. Desde aquí hasta el “Cortijo del Robledal” regresamos por el mismo camino que habíamos traído en la subida, completando otra de esas memorables jornadas montañeras que nos encargamos de inmortalizar con fotografías para la posteridad.

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