lunes, febrero 11, 2008

Sábado 9 de febrero de 2008

Del puente de hierro de Monda a Ojén por la crestería de Sierra Canucha (o de Los Cuchillos):

Largo tiempo llevaba demorada la realización de esta ruta prácticamente inédita. Seguramente eclipsada por la proximidad de “La Concha”, “La Cruz de Juanar” y otras rutas mas asequibles que parten del Refugio de Juanar, además de por la poca información que existía de la misma hasta la fecha. Sin embargo, todo llega. A la hora prevista fuimos llegando al punto de encuentro en la explanada del aparcamiento frente al nuevo ayuntamiento de Ojén, donde nos dimos cita los 15 compañeros que aquel día nos disponíamos a hacer historia llevando a cabo esta inexplorada travesía. Y allí dejamos algunos coches para irnos con el resto por la carretera que se dirige a Coín-Monda, dejando a nuestra izquierda la entrada hacia el Refugio de Juanar, el pinar de Los Llanos de Puzla y al final de la recta (siempre dirección Monda), tras una curva, abandonamos la carretera por una pista asfaltada que sale a la derecha, donde ya nos encontramos una balizas correspondientes al GR.- 243 Sierra de Las Nieves y otras rutas para bicicletas aprovechando el trazado de las pistas forestales que unen los pueblos de esta zona sur del parque.

Una vez sacadas las mochilas y bastones de los coches, puestos los cuentakilómetros a cero y conectados los GPS, iniciamos la caminata, por la pista asfaltada que sigue por la izquierda (la de la derecha se dirige a una cantera próxima), hasta llegar al mítico “puente de hierro” por encima del cual pasa la carretera Coín-Marbella salvando el cauce del Arroyo Seco, que por desgracia, hace honor a su nombre. Sin embargo, si nos olvidamos del sonido de los coches que de vez en cuando pasan por arriba, el paraje tiene mucho encanto. De hecho fue el lugar escogido para hacernos las fotos de inicio de ruta, donde José Antonio “Black Mountain” desenfundó su cámara por primera vez. Continuando en paralelo al cauce del Arroyo Seco, hasta llegar a otro cruce de caminos unos 500 m. después del puente, con varios ramales, siendo nuestra opción, la única que no estaba señalizada y que es la que sale a la izquierda. Empezando aquí la ascensión por una vieja pista forestal que va ganando altura rápidamente, de manera que a nuestra izquierda va quedando el cauce del Arroyo Cañada Canucha que nos separa de algunas huertas donde los almendros en flor aportaban el único tono de luz y color a una mañana que se presentaba muy oscura, con negros nubarrones y fuertes rachas de viento que invitaban a seguir abrigados. Sin prisa pero sin pausa fuimos ganando altura entre redondeadas lomas pobladas de matorral mediterráneo, hasta llegar a “La Fuente de la Palma” (620 m.) donde hicimos la primera parada de reagrupamiento y de camino aprovechábamos para beber con generosidad de sus frescas aguas, sin gastar todavía ni una gota del líquido elemento que cada uno llevaba en sus mochilas. Continuando siempre por el carril que asciende suavemente en prolongados zig-zags “Los Duques de Juanar”, grandes conocedores de estas tierras, que son sus dominios, detectaron el comienzo de una senda a la derecha, pero al quedarse invadido por la vegetación a los pocos metros del comienzo, decidimos continuar por la pista llegando hasta el final de la misma. Donde hicimos la segunda parada de reagrupamiento, mientras colocábamos dos hitos de piedra a modo de entrada para la ruta que estábamos a punto de iniciar y echábamos mano del avituallamiento, aprovechando una tregua del frío viento que soplaba en la sierra, aquella desapacible mañana de febrero 2008.

Una vez reiniciada la marcha estrenamos la entrada con los hitos de piedra recién colocados, pasando en unos instantes de la seguridad del carril por el que habíamos ascendido, a caminar casi manteniendo el equilibrio al filo de unos espectaculares cortados que teníamos a nuestra izquierda, donde demostraron su sangre fría: Mariana Raverta, La Chica que miraba a las Estrellas y Rubén “El Bucanero de Puerto Marina”. Dominando Los Llanos de Puzla a nuestros pies, las canteras de la zona con la Sierra Alpujata al Este y a nuestra espalda dirección norte Monda con su castillo asomando por encima de lo que ya llevábamos recorrido y al fondo Sierra Prieta y Cabrilla con Casarabonela y Alozaina a sus piés, e incluso Pizarra, Alora, Coín y Alhaurín el Grande. A vista de pájaro continuamos caminando no sin precaución, soportando de vez en cuando algún inesperado golpe de viento y salvando alguna las bocas de lo que parecían simas que desembocaban en el mismo desfiladero a modo de pozos infernales. Cuyas entradas fueron exploradas por nuestra experta en alpinismo, “Mari Luz Pies de Gato” que en esos terrenos verticales se desenvuelve como pez en el agua. Siempre teníamos la opción de caminar un poco mas apartados del filo a costa de abrirnos paso entre la vegetación por lo que parecía el inicio de una abandonada senda que iba apareciendo y desapareciendo cada pocos metros, hasta que por fin enlazamos con lo que sin duda debía ser la senda cuyo inicio habíamos dejado a la derecha poco después de pasar junto a “La Fuente de La Palma”. El caso es que a partir de aquí, fuimos ganando altura rápidamente por esta senda muy bien marcada, que ante todo pronóstico ya no nos abandonaría hasta el final del recorrido, reagrupándonos minutos después en un collado muy próximo a lo que en los mapas topográficos viene señalado como “El Alto de La Canucha” (1.066 m.).

A partir de este collado la ruta discurre por la vertiente que da al río Verde con la zona de Albornoque y el carril que se adentra en la Sierra de Las Nieves a nuestros pies, al noroeste los colosos que de La Sierra de Las Nieves coronada por El Torrecilla, toda ella envuelta en las nubes que allí iban encayando, y hacia el suroeste la prolongación de Sierra Canucha, por donde la senda nos llevaba muy cerca de la cresta hasta tal punto que rápidamente nos animamos en retomar la cresta y mientras se pudo fuimos caminando por la misma un trecho, hasta que la espesa vegetación de matorral y mas adelante lo abrupto de su afilado perfil conocido como de “Los Cuchillos” nos obligó a retomar la senda, que vuelve a perder altura, conforme el perfil de la crestería gana en verticalidad. Mientras tanto “El Hombre que sabía demasiado” volvía a deleitarnos con sus reflexiones filosóficas, así como Severo, “El Artesano del GPS” con sus didácticas explicaciones. Sin dejar de elogiar la belleza del paisaje entre los compañeros mas próximos, quedando totalmente confirmada cuando llegamos a un primer bosquete de pinsapos, que dada la cantidad de retoños existentes nos hace albergar esperanzas de que esté en proceso de expansión, hasta tal punto de que una vez superada la sucesión de toboganes que caracteriza el perfil de esta preciosa y casi desconocida senda unos cien metros antes de llegar a la encina solitaria cercana al “Pico Castillejo”, los pequeños pinsapos nos obligaron a abandonar la senda en varias ocasiones, porque está tan poco transitada que la han invadido completamente.

Poco a poco nos fuimos reagrupando junto a la encina solitaria y tal como fueron llegando los compañeros empezamos a realizar el primer tramo de trepada donde Guille y Celia dieron una magistral lección de alpinismo, mientras el resto terminábamos de toma apuntes en el pradito previo a la cumbre que ya tenían localizados “Los Duques de Juanar”. Disfrutando de una magnífico almuerzo montañero, con preciosas vistas sobre “La Fulaneja”, “El Lastonar”, “La Cruz de Juanar” y otras cumbres que divisábamos en dirección sur hacia donde mirábamos, mientras el cielo seguía cubierto por negros nubarrones, exceptuando unos minutos que resultaron mágicos, donde los únicos rayos de sol en muchos kilómetros a la redonda se posaban sobre nosotros, justo en el instante en que Carlitos nos deleitaba con tres poesías de Juan Ramón Jiménez dedicadas a Federico García Lorca. Y tras el recital de poesía y las magníficas viandas montañeras, dejamos allí mismo las mochilas, para superar los pocos metros que nos faltaban para llegar a la cumbre del “Pico Castillejo” que con sus 1.238 m. es el techo de Sierra Canucha y nos brinda las mejores perspectiva de la crestería de los cuchillos una de las mas bellas y desconocidas por las que hemos transitado en mucho tiempo.
Una vez hecha la foto de rigor, descendimos sobre nuestros pasos hasta la encina solitaria y desde allí, en dirección sureste recorrimos los aprox. 700 m. de estrecha senda entre espeso matorral, hasta enlazar con la famosa senda de José Lima, técnicamente conocida como (P.R. A-278 Juanar-El Pozuelo) justo en el “Puerto del Pozuelo”, donde continuamos la dirección predominantemente suroeste que describe esta ruta en la mayor parte de su itinerario, pasando por un nuevo bosquete de pinsapos conocido como el “Rodar de Pinsapos” tras el cual se despejo la tarde, quedando al noroeste unas preciosas vistas del Torrecilla, Abanto, Alcojona y mucho mas próximos a nosotros, al oeste, La Fulaneja y el Cerro de la Zaina. Y bajo un cielo azul llegamos a la encrucijada de caminos donde tienes la opción de tomar la dirección este para descender hasta el “Refugio de Juanar” o continuar dirección sur hacia el “Valle de Los Dinosaurios” como era nuestra intención. Pero faltando ya menos de dos horas para la puesta de sol y con “Carlitos” nerviosísimo, (en plan “Rainman”) ante la idea de perderse el partido de “La sexta”. Nos decantamos finalmente pr descender directamente hasta el “Refugio de Juanar” que aún no conocían algunosde los compañeros que venían.

Una vez allí, llegamos en un santiamén a la encrucijada del camino de Juanar, con el PR. A-167 Ojén-Istán, donde realizamos la parada de la merienda, para descender de forma compacta hasta Ojén, por este precioso itinerario que pasa junto al picudo Cerro Nicolás y que discurre por una arenosa senda paralela al Arroyo de Almadán cuyo cauce está rodeado de típica vegetación mediterranea. Poco antes de llegar al túnel de 150 m. Darío El Magnífico me explicaba cómo los chavales de Ojén organizaban los simulacros de combates con rifles de asalto y bolitas diabólicas, justo en el mismo por lugar por el que íbamos pasando. Una vez en el mítico “Cortijo del Cerezal” nos hicimos las últimas fotos del día y minutos después llegábamos a Ojén con su iluminación nocturna recién conectada y la melodiosa voz de “La Hechicera du Sao Paulo” cantando “La Chica de Ipanema”.

El rescate de los coches en el punto de inicio, nos impidió demorarnos en nuestra tradicional cervecita de final de ruta, no obstante, volvió a cumplirse la tradición, con la sensación compartida de haber vivido otra de esas jornadas inolvidables, con el aliciente añadido de haber sido pioneros, seguramente de esta versión extendida de la Crestería de Sierra Canucha, prácticamente desde las afueras de Monda hasta el corazón de Ojén.








Para mas información:http://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=92369 Otros datos de interés:Distancia recorrida: 18,77 kilómetros Altitud min: 331 metros, max: 1.233 metrosDesnivel acum. subiendo: 1.407 metros, bajando: 1.520 metrosGrado de dificultad: Muy difícilFinaliza en el punto de partida (circular): NoCoordenadas: 493

1 comentario :

  1. Preciosa cresta. Pensé que la ruta era la misma que hice en diciembre de 2005 junto con las otras que me recomendaste, pero esta es mucho más espectacular.
    Salu2

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