lunes, junio 30, 2008

Ruta del Río Cebollón

Ruta del Río Cebollón (Parque nat. Sierra Tejeda, Alhama y Almijara, Fornes, al sur del Pantano de Los Bermejales, vertiente granadina)
Sábado, 28 de julio de 2008


Hay lugares e incluso comarcas enteras que parecen haber quedado condenadas al olvido en ese cuadrante ubicado en una página del mapa de carreteras, sobre la que rara vez se posan las miradas. Dado es el caso del poniente sur granadino, donde el viajero rara vez se adentra mas allá de “Alhama de Granada”, nido de águilas que encaramado a las cornisas de sus tajos, deja hipnotizado al viajero con la belleza de su casco urbano, impregnado por el peso de su historia y la cal de sus blancas fachadas, la luz de la campiña que la rodea y el remanso de paz de su famoso balneario. Pero muy cerquita de allí se encuentra el “Embalse de Los Bermejales” alimentado por los arroyos que vierten sus cristalinas aguas, procedentes de la ladera norte de Sierra Almijara, tal es el caso del Cacín, el Bacal (ó “Río Grande de Jayena”) ó el Cebollón que precisamente es el río que nos disponíamos a recorrer en lo que a la postre se convertiría en una preciosa ruta acuática. Las cristalinas aguas de estos preciosos arroyos han favorecido la fertilidad, en la zona sur del embalse, originando un paisaje de campiña donde se alternan campos de almendros, con olivares, frutales, hortalizas y cereales de la que viven en gran medida los pueblos que se asientan en esta privilegiada comarca como son Arenas de Rey, Jatar, Jayena ó Fornes, ubicados todos ellos sobre suaves colinas, que contrastan con los imponentes colosos escarpados de Sierra Tejeda y Almijara, donde se besan las provincias de Málaga y Granada en un entorno verdaderamente idílico y espectacular, digno de ser “Morada de Los Dioses…”Los Dioses de Las Montañas”.

Reunidos ya en el punto de encuentro el reducido grupo de privilegiados que tuvimos la fortuna de poder escaparnos en aquella jornada estival. Iniciamos el recorrido, aún en coche, para adentrarnos por el carril de la “Resinera de Fornes” que perfectamente asentado, nos lleva prácticamente recto, hasta el coqueto “Centro de Visitantes de La Resinera”, ubicado en el edificio anexo a la capilla. Donde disfrutamos con una modesta, pero interesantísima galería de fotos del parque, así como de sus magníficos textos y esquemas didácticos para ilustrarnos sobre el paisaje, la flora, la fauna, la geología y la forma de vida de sus habitantes. Nada mas salir del centro de visitantes, visita obligada a “La Resinera” que para eso se encuentra allí mismo, que hoy en día permanece en pie, casi como un “castillo fantasma”, vestigios de lo que fuera una mini-ciudad, con colegio incluido, en torno a la cual vivían muchos de los habitantes de la zona, hasta que un devastador incendio que tuvo lugar en el verano de 1975, arrasó mas de 5.000 hectáreas de pinares, tejos, quejigos y hasta algunas manchas de pinsapos, junto con enormes extensiones de auténticas joyas botánicas. Éste hecho, unido a la obtención del aguarrás por síntesis química, mucho mas rentable que el tradicional sistema de “resinación” significó el final de una época en la comarca y la ruina para muchas familias. Una de las zonas que aún hoy permanecen devastadas, casi de forma apocalíptica, como si de el mismísimo “Mordor” se tratara es el tramo que va desde “El Cerro de La Mota” al “Lucero” (ó “Raspón de Los Moriscos”). Pero afortunadamente, la Naturaleza obra milagros y en su infinita generosidad, 30 años después, la lluvia y sobre todo la proliferación de los manantiales que brotan de las entrañas de Sierra Almijara, han dado lugar a la formación de pequeños riachuelos y arroyos en todas sus vertientes, que mantienen una regularidad de caudal, prácticamente inaudita en toda Andalucía, tan solo comparable a Cazorla. Donde proliferan estrechos valles flanqueados por enormes paredes, cahorros y cañones, donde crecen grandes extensiones de helechos e innumerables plantas subtropicales y un sin fin de especies de plantas de todas las formas y colores, convirtiéndose cada uno de sus itinerarios en un auténtico vergel, donde cada rincón del camino es una auténtica postal. Así es Sierra Almijara, mi paraíso natural.

Dada la elevada temperatura que ya hacía desde primeras horas de la mañana y con el correspondiente margen de flexibilidad que requiere cualquier salida a la hora de planear una ruta. Descartamos el plan que teníamos previsto en un principio, de subir a “La Mesa de Fornes” para llegar hasta “Los Morros” y desde allí iniciar el camino de regreso por el “Cebollón”, que hubiera supuesto una gran exposición al sol del verano sin una sola sombra hasta bajar al cauce del río, dejándolo mejor, para la próxima primavera ó comienzos de otoño. Y finalmente nos decidimos por el “Plan B” continuando con los coches hasta los recónditos “Prados del Tito” a través del laberinto de cruces y vados tipo “Camel Trophic” para desde allí remontar el “Río Cebollón” hasta su nacimiento.

Preparados y calzados para la inédita “Ruta del Río Cebollón”, partimos de “Los Llanos del Tito” atravesando la chopera que nos lleva hasta su mismo cauce, donde desde el principio estamos obligados ya a caminar por el agua, para pasar al otro lado, atravesando una segunda chopera, por la que nos abrimos paso a través de un difuminado carril que se termina confundiendo con un tramo muy marcado que ha ido dejando el “ Río Cebollón” como testimonio de sus numerosas crecidas. Avanzando placidamente en paralelo a su cauce, que en esta primera parte del recorrido siempre queda a nuestra izquierda.

La primera parte del río discurre mansamente por una avenida recta flanqueada de chopos que nos brindan su sombra, pero no tardamos en llegar a los pies de un espectacular cañón, por cuyos pies vamos caminando, comenzando a disfruta de la espectacularidad del paisaje, sus pequeños saltos de aguas y una modesta represa por la que cae una intermitente cortina de agua que con generosos chorros nos deleitaría con una magnífica sesión de masajes en el camino de vuelta. Algo mas adelante, el valle vuelve a abrirse, mostrándose con una exhuberancia casi paradisíaca que también se refleja en las aguas turquesas de las pozas junto a las que caminábamos ó que de vez en cuando atravesábamos para deleite de “Chuky” y “Dana” los dos perros que nos acompañaban. Pocos minutos después, todavía casi frotándonos los ojos ante tanta belleza, en la cabeza del grupo divisábamos una hembra de cabra montesa, que nada mas oler a los perros emprendió la fuga por una escarpada carrera, segundos después “Chuky” se dio cuenta y para asombro de todos, fuimos testigos de una persecución, como no habíamos visto desde los famosos documentales de “Felix Rodríguez De La Fuente” (que en paz descanse). No os exagero, y tengo como testigo a todos los compañeros de ruta, que en menos de 30 segundos, Chuky supero una escarpadísima ladera entre canchales y espeso matorral que tan solo nos permitían verlo de forma intermitente, de mas de 100 m. de desnivel. Llegó un momento, en que ya no veíamos ni a “Chuky” ni a la cabra, hasta que pasados ya unos instantes en que el asombro se tornó en preocupación, por fin, lo vimos, como una diminuta mancha marrón, moviéndose por encima de un lejano farallón rocoso, por el que bajó de forma inverosímil, plantándose ante nosotros en menos de un minuto, entre ladrido y ladrido, con el rabo y las orejas levantadas, pegando nuevas carreras que se fueron repitiendo en varios tramos del recorrido para asombro de nuestra compañera debutante “Maribel”.

A veces, subiendo, a veces bajando y las menos llaneando por una senda que se abre paso entre el mar de helechos que flanquea al “río Cebollón” durante prácticamente todo su recorrido, íbamos disfrutando con la sombra de los pinos que también lo acompañan a lo largo del recorrido y de las numerosas florecillas silvestres que alegraron nuestra vista a lo largo del recorrido, especialmente a nuestra queridísima amiga “Vicky La Botánica”, una de las alumnas mas aventajadas del “Gran Mago Gandalf” que para satisfacción de un servidor, terminaría agotando todos los calificativos de su repertorio para elogiar la belleza de tan bonito, cómodo, relajado e inédito recorrido.

Aunque la senda es muy clara a lo largo del recorrido, permaneciendo la mayor parte del tiempo junto a río Cebollón, a veces por la derecha, a veces por la izquierda, según lo permita la exhuberancia de su vegetación ó lo escarpado de su paredes en algunos tramos, el río es tan dócil a lo largo de su recorrido, que incluso cuando no es necesario, invita a caminar por su mismo cauce. Con esa sensación tan agradable y relajante en los cálidos días de verano, como era el caso y atravesando pequeños bosques en galerías, por los que iba serpenteando el río, a veces por angostos tramos y otras por tramos mas abiertos, llegamos hasta su nacimiento formado por la confluencia del “Arroyo de Las Culebras” que aparecía como un torrente seco, rodeando el “Cerro del Duende” por el este y el “Arroyo Monticana” que rodea el “Cerro del Duende” por su vertiente oeste, con su caudal de aguas cantarinas intacto. Cierto es que llegados a este punto, existe la posibilidad de rodear el “Cerro del Duende” realizando un tramo circular que consiste remontar el “Arroyo de Las Culebras” para regresar bajando por el “Arroyo Monticana” (ó viceversa), pero dado que habíamos planteado la ruta en plan relax y estando ya mas que satisfecho con todo lo que llevábamos visto hasta el momento. Tan sólo recorrimos un tramos de unos 200 m. por una senda que ascendía clara y directa hacia “El Cerro del Duende” que llama poderosamente la atención con su peculiar cortafuegos, desde nos hicimos la “foto bandera” para señalar el punto hasta el que habíamos llegado.

A partir de aquí, ya solo quedaba volver por donde habíamos venido. Pero si el trayecto de ida lo habíamos planteado de pateo tranquilito, pero sin muchas pausas, para avanzar remontando el río hasta donde llegáramos. La vuelta la planteamos para disfrutar tranquilamente de los baños en las aguas color turquesa de sus pozas, disfrutando con los masajes de sus modestos rápidos y mini cascadas. Nada mas llegar a la primera, disfrutamos de un almuerzo idílico, tras el primer baño y la relajante sensación de sentirte en un auténtico paraíso. Para no faltar a la tradición nuestro ínclito amigo Rafael Sancho, también conocido como “El Capitán de Fragata” ó “El lirón careto” disfruto d una mini siesta a la sombra de los pinos, mientras “Guillermina, La Astrónoma” nos contaba anécdotas de los años que estuvo trabajando en el “Roque de Los Muchachos” (allá en la Isla de La Palma). El camino de vuelta, se convirtió en una placentera sesión de baños intermitentes, que se fueron repitiendo en cada una de las pozas que nos íbamos encontrando, siendo los mas memorables el penúltimo en la “Poza Sorpresa” y el último en “La Represa” que también inmortalizamos con las banderas donde “El Elfo de a malagueta” estuvo haciendo un reportaje espectacular. Desde allí, en poco mas de 20 minutos ya estábamos de regreso en “Los Prados del Tito” donde llegábamos casi con pena de que ya hubiera finalizado la ruta.

Y es que, aunque cada ruta tenga su encanto, esta del “Río Cebollón” que por su nombre puede provocar la risa de quienes no la conocen. Nos brinda la posibilidad de disfrutar de un paisaje espectacular y una cantidad de matices difícilmente superables en lo que a rutas acuáticas se refiere. Y además, se trata de una ruta, todavía, inédita para la gran mayoría de senderistas en Andalucía. Tanto es así que a lo largo de sus 10, 4 km (ida y vuelta), no sólo no nos encontramos absolutamente a nadie, siendo un sábado, sino, a penas el mas mínimo indicio de tránsito de excursionistas. En definitiva, una ruta, casi paradisíaca, en éste santuario natural, que para mí ha sido, es y siempre será mi queridísima y amada Sierra Almijara.

Fotos y crónica: Juan Ignacio Amador

lunes, junio 23, 2008

Chuky, premio canido 2008

Carta a mi perro “Chuky” (Premio Canido Pasos Largos 2008):

Mi querido “Chuky”:
¿Quién me iba a decir a mí cuando fuimos a recogerte a la perrera de Torremolinos, con tan sólo un mesesito en Enero 2007 que te ibas a convertir en el mas infatigable y fiel compañero de aventuras que he tenido jamás?. Aún te recuerdo cuando te cogía en una mano como una bolita, tu primera noche llorando a ratitos, y los platazos de leche que te zampabas, mas los restos de cola cao que dejaba tu hermano Nacho por las mañanas.

Pronto empezaron los primeros paseos por nuestra querida Sierra de Mijas, cuyas cumbes ya cresteabas con poco mas de tres meses, campo través, como un curtido podenco de cacería. Ahora me río recordando como llorabas en tu primera ruta acuática entre Benalauría y La Venta de San Juan, donde te bautizó “Don Fernando el Diácono”, con las aguas del río Genal, nadando largos tramos con tu por entonces correa naranja, de la que te cogía Fernando “El Duque de Juanar” para ayudarte en los pasos mas complicados. Como lloraste de emoción cuando “Palop” paraba el penalti que nos daba la 2ª Copa de la U.E.F.A.

Semanas mas tarde llegábamos a Galicia, donde estuviste disfrutando durante casi tres meses de una gran cantidad de rutas acuáticas en las que te hiciste un experto, no quedó un solo río en Galicia en el que no te metieras, incluso persiguiendo truchas y barbos. Con sólo 7 meses ya me ayudabas a orientarme por los laberintos boscosos de O Courel y en las encrucijadas de caminos de Os Ancares y Las Médulas, donde pocos segundos después de tenerte a mi lado, ya te tenía a 300 m. persiguiendo una perdiz, una cabra montesa ó cualquier otro animalillo.

Y de regreso a casa, prácticamente no ha habido ruta en la que no me hayas acompañado, incluso en la “Travesía el Arco Calizo Central” 40 km. montaña arriba y montaña abajo acompañándonos infatigablemente al “Indomable Jaime”, “El Canadiense Errante”, “El Vendaval del Moncayo”, “La Chica que miraba las Estrellas” y ”El Hombre que sabía demasiado”. Y hoyando cumbres tan escarpadas ó abruptas y afiladas para tus patitas como el “Chamizo Alto”, “Pico Capilla”, “Cancha Armola”, “Reloj y Simancón”, “Crestería de La Concha”, “Cruz de Camarolos”, “Pico del Convento”, “La Maroma”, “Crestería de Sierra Canucha”, “Trevenque” ó la vertiginosa cornisa de la versión prohibida de “La Ruta Roja del Torcal” entre otros pasos de auténtico vértigo a lo largo de la temporada. Tu primera temporada y ya te han dado la placa de “Premio Canido Temporada 2007/8. (Si bien las que adjunto a esta carta corresponden en su mayoría a 2007, cuando todavía no tenías ni un añito).

Gracias por darme tanto cariño y compañía a cambio e tan poco. Gracias por hacerme una auténtica fiesta cada vez que llego a casa y por manifestarme tu alegría cada vez que me ves coger la mochila a cualquier hora de la madrugada al amanecer ó saliendo de casa aún de noche en cualquier época del año, haga frío lloviendo ó nevando, o con agobiante calor en las largas jornadas de verano, ahí estas siempre dispuesto, y al salir del coche en el comienzo de ruta, corriendo como los toros salen a la plaza, dispuesto a subir todas las montañas que tengamos por delante incluso por sus vertientes mas difíciles y escarpadas, con la misma agilidad y velocidad que un corzo.

Una vez mas mi querido “Chuky”, gracias por darme tanto a cambio de tan poco. Si fueras futbolista "España" sería como mínimo tricampeona del Mundo. ¡Por cierto! que habría que dedicar un capitulo aparte para contar las habilidades que tienes con la pelota entre tus patas regateando a Nacho y sus amigos, pero esa ya es otra historia.

Juani

lunes, junio 09, 2008

Circular Higuerón-Chillar por Puerto Umbrales

Sábado, 7 de junio de 2008
Ruta circular Frigiliana-Río Higuerón-Base del Cerro Cisne-Puerto Umbrales-Barranco de Pradillos-Alto Chillar-Cuesta Jiménez-Senda Sierra de En medio-Alberca Pozo Batán-Frigiliana

Distancia aprox. 24 km.
Tiempo (sin contar pausas) 8 horas
Altitud de partida (zona superior, Plaza del Ingenio de Frigiliana): 290 m.
Altitud mínima (Alberca Pozo Batán): 250 m.
Altitud Máxima (“Puerto Umbrales”): 1.030 m.
Altura total ascendida: 1.171 m.

Esta claro que cada ruta tiene su encanto, pero hay algunas a lo largo de la temporada que por un cúmulo de circunstancias son de esas que no se olvidan fácilmente. La ruta circular que hicimos aquel sábado 7 de junio de 2008 fue de esas que se serán largamente recordadas por quienes participaron en ella. Para esta ruta reaparecía por primera vez desde su marcha a Barcelona, nuestro queridísimo amigo Sean, El “Canadiense Errante” que en el emotivo reencuentro en la “Plaza del Ingenio” de Frigiliana nos hacía entrega de una bandera canadiense. La resplandeciente mañana bajo aquel cielo azul primaveral, prometía grandes sensaciones, con esa luz tan especial que irradia la Sierra Almijara, que con el Valle del Genal, tiene el privilegio de albergar los pueblos mas auténticos y representativos de lo que durante tiempo fueron, el arte y la tradición de la cultura árabe en Al-Andalus.

En esta ruta se estrenaba Sonia, una chica de Málaga que salía por primera vez con Pasos largos, al igual que una familia que venía con chavales a quien ya se le había comentado en los días previos que podían venir con nosotros sin problemas hasta Los Cahorros del Higuerón. Finalizados los saludos y presentaciones de rigor, tras el desayuno en el bar “Las Virtudes” nos pusimos en marcha por el denominado “Sendero de Las Clavellina” que en escalonado y aéreo recorrido nos sitúa en el cauce del Higuerón, muy próximo a la alberca del “Pozo Batán” donde hicimos nuestra primera parada de reagrupamiento, mientras “Chuckie” y “Money” aprovechaban para darse el primer baño en la acequia que vierte sus aguas a dicha alberca de casi 7 m. de profundidad.

Reiniciada la marcha, no podía dar crédito a mis ojos por el lamentable estado del camino paralelo al cauce, que se encontraba totalmente removido por maquinarias. Por no hablar del tremendo espoleo y la atrocidad que se está cometiendo con el cauce de este humilde riachuelo, del que no vimos una sola gota hasta el km. 4,7 de ruta justamente a la altura del comienzo de la “Acequia de Lízar”. Por lo que hasta este punto, de no haber sido por la ilustrativa expliación que nos hizo “Vicky” sobre sus tatuajes y sus significados, la ruta habría resultado verdaderamente desoladora gracias a la desidia y el abandono por parte del ayuntamiento de Frigiala para preservar el entorno natural de su término municipal. Prueba de ello pueden ser las “fotos denuncia” que realicé de la basura que nos encontramos a la altura de las dos áreas recreativas que se encuentran unos 500 m. después de pasar junto a la alberca del “Pozo Batán”.

Afortunadamente, una vez superado el comienzo de la acequia de Lizar, ya pudimos cambiarnos de calzado, para disfrutar caminando por las aguas del Higuerón, que tal y como vamos remontando se va encajonando en una sucesión de diminutos rápidos, pequeñas pocitas y cascadas, hasta llegar a sus famosos cahorros, que comienzan a la altura de la cascada del tronco petrificado, seguida de otra de mayor altura, donde ya hay que usar las manos para poder continuar, a continuación hay otro salto que en la actualidad se puede salvar gracias a una cuerda con nudos estratégicamente situada y por fin la cascada de 7 m. que ya nos cierra el paso, pero que nos brinda una de las imágenes mas bellas y fotografiadas de todo el recorrido de todo el recorrido. Tal es la belleza de la cascada que el grupo se quedó extasiado y casi hipnotizado durante mas de media hora en la que dio tiempo a darse mas de un baño, a que a nuestra querida compañera “Vicky” se le cayera la cámara al agua ó a que nuestro compañero Juan Antonio Mena, mas conocido como “El Elfo de la Malagueta” nos demostrara (involuntariamente) que no siempre es verdad que ciertas partes del cuerpo encojen con el agua fría y que la famosa “anaconda” que se encontraba suelta en el Guadalhorce, ya tiene dueño, ¡menudo “vicharraco”!.

Una vez dada la obligada marcha atrás en ese callejón sin salida que forman “Los Cahorros del Higuerón”, tocaba cambio de calzado, de nuevo para seco, ya que teníamos que abandonar el cauce del río, para ponernos a buscar la “casi perdida” senda alternativa que teóricamente se encuentra a la entrada de los cahorros, remontando el río a la izquierda, pero por mas que buscamos y rastreamos. Al final, optamos por hincarle el diente, a través de una torrentera que ofrecía algún claro entre los pinos, las rocas y la densa vegetación que nos rodeaba. Siendo Jon Webstrer “El Huracán de Sheffield” y Paco Leal “El Tejón del Pico Mijas” los voluntarios para realizar la misión exploratoria de avanzadilla, mientras que los demás los íbamos siguiendo, sin dar crédito a nuestros ojos cuando vimos a Sean “El Canadiense Errante” coronando una espectacular aguja rocosa situada en la vertiente opuesta de los cahorros por donde ya estábamos iniciando la que a la postre sería la subida mas difícil de la jornada. En poco mas de cinco minutos habíamos superado los 100 m,. de altura sobre el cauce del Higuerón, que cada vez iba quedando mas abajo, conforme íbamos ganando altura primero por una empinadísima torrentera, cuyas inestables piedras salían rodando a cada paso y después superando intermitentes tramos de trepada por afiladas rocas, que en alguna ocasión se fueron desprendiendo a nuestro paso, pasando peligrosamente muy cerca de los compañeros que venían por debajo nuestra. La verdad es que en algunos momentos daba hasta miedo mirar para atrás, por no decir para abajo. Mientras que sin perder el humor y ese espíritu de aventura fundamental para encarar tramos tan agrestes como estos, nos fuimos dando ánimos hasta reagruparnos arriba, ya en un terreno mucho mas despejado, tras el infernal tramo de pinchos y rocas que habíamos dejado atrás, quien mas y quien menos llevaba arañazos tatuados por todo el cuerpo. No obstante, mientras el grupo aprovechaba para tomar algo, fuimos explicando lo que quedaba de ruta sobre el espectacular panorama montañero que teníamos delante, presidido en ese tramo por el imponente “Cerro Cisne”. Retomadaa la marcha, descendimos campo a través, entre alto matorral, pero con menos pendiente, hasta enlazar con la senda que sin duda, debía ser la que no encontramos en su momento. ¡Por fín! nos encontrábamos en una senda en condiciones y era el momento de decidir, quién seguía adelante y quien decidía comenzar el regreso. Sonia y Guillermina, que superaron el tramo de dificultad con gran destreza no se lo pensaron dos veces teniendo en cuenta lo que aún nos quedaba por delante y en el último instante Ruth “La Ninfa del Pisuerga”, completó el trío que iniciaba el regreso, tomando la senda a la derecha (dirección) sur para situarse al pie de “Los Cahorros” disfrutando del traqnuilo y reconfortante paseo que las llevaría sin ningún problema de vuelta a Frigiliana. Mientras que el resto del grupo, tomamos la senda a la izquierda, es decir, dirección norte, acercándonos a cada paso a la base del imponente “Cerro Cisne” mientras íbamos bajando hasta retomar el cauce del Higuerón que a esa altura es poco mas que un pequeño regato, lo justo para refrescarse ó tumbarse un poquito sobre su cauce como hicieron algunos compañeros.

Mientras íbamos remontando el Higuerón con el telón de fondo del “Cerro de la Mota”, el “Lucerillo” y el “Lucero” buscábamos siempre a nuestra derecha la senda hacia “Puerto Umbrales” cuya ubicación exacta pudimos encontrar gracias al “track” del recorrido que nos había enviado en los días previos, nuestro amigo Severo “El Artesano del GPS” que finalmente se quedó con las ganas de venir. Un rudimentario hito de piedra así nos lo confirmó y tras una breve pausa para refrescarnos y despedirnos del Higuerón,, iniciamos la subida por la senda perfectamente limpia y cuidada que nos llevaría hasta “Puerto Umbrales” faldeando la soleada ladera sur del Cerro Cisne, superando previamente tres collados en una sucesión de toboganes, que a la hora de mas calor del día, llegaron a poner en jaque las fuerzas del trío de escapados del grupo, formado por “El Indomable Jaime”, Jon “El Huracán de Sheffield” y Paco Leal “El Tejón del Pico Mijas” que tras coronar en primera posición el mítico “Puerto Umbrales” protagonizarían la gran escapada del día, lanzándose en tumba abierta en busca del Chillar y posteriormente volver a remontar la Sierra de En medio” para regresar hasta el río Higuerón, y la “Alberca del Pozo Batán” donde se dieron un baño memorable a eso de las 19,40 pm. tras el cual llegaban sin problemas a Frigiliana, donde se dieron el correspondiente homenaje.

Mientras tanto, el resto del grupo, cada vez mas estirado, aunque respetando siempre la máxima de mantener el contacto visual con los compañeros que vienen mas rezagados, fuimos superando entre resoplido y resoplido las interminables rampas, hasta reagruparnos todos bajo la sombra del pino que preside “Puerto Umbrales”, donde uno a uno fuimos llegando como mejor pudimos: nuestra compañera Ana “La Psicóloga”, con su aparatosa rodillera en la pierna izquierda, que reaparecía tras la ruta de La maroma, “Darío El Magnífico” llegaba con un preocupante dolor en el costado, que a penas le permitía mantenerse erguido ó Celia “La Hechicera de Iguazú” que tuvo que echar mano de su tremenda fuerza de voluntad para superar mas de una hora de subida continua que se le hizo eterna, llegando a “Puerto Umbrales” casi extenuada, reconociendo que tras sus largos años de ausencia en Brasil, ya no tiene tanto aguante para soportar el calor como antes. En uno de los muchos gestos de compañerismo que hubo a lo largo de la jornada, Vicky “La Botánica” le practicó una serie de masajes revitalizantes, sobre hombros y laespalda, a los que se le unió el “Elfo de la Malagueta” con otros tantos en las piernas, que parecieron tener un efecto mágico, dado los conocimientos druidas de ambos. Al tiempo que “Darío El Magnífico” comenzaba a recuperar el resuello, tras unos angustiosos e interminables minutos de sufrimiento, en los que el costado le dolía a cada paso que daba.

Tras unos obligados minutos para recuperarse del esfuerzo, iniciamos la bajada enviando a nuestro gran amigo Sean “El Canadiense Errante” para que hiciera de enlace con el trío de escapados y así podernos reagrupar todos. Con el “Cortijo del Imán” al pié de “Los tajos del Sol” y “El Almendrón” mas al norte, iniciamos el acusado descenso camino del Chillar por la prolongación de la senda que por suerte se encuentra en perfecto estado de mantenimiento, a pesar de ser una de las zonas mas recónditas de Sierra Almijara, pasando junto a afiladas agujas rocosas y bajando por imposibles zig-zags al pie de las impresionantes paredes que flanquean el cauce del “Barranco Pradillos” por donde Sean continuó sin darse cuenta que se dejaba a la derecha la continuación de la senda, llegando a un salto tremendo, que lo obligó a dar marcha atrás, para retomar la senda por donde íbamos el resto, habiendo pasado durante un buen rato, de ser cabeza de grupo a convertirse en la cola.

Resultan muy de agradecer los hitos de piedra que han colocado en esos puntos del “Barranco Pradillos” que nos señalan los puntos donde tenemos que abandonar su cauce y que por lo general comienzan con una pequeña subida, para bajar a continuación, evitando de esa manera los tramos mas escarpados de un barranco, que aunque seco, a juzgar por lo pulida que se encuentran sus rocas, es de suponer que en época de lluvias, tiene una tremenda fuerza en su caudal. Así que, a veces por el pedregoso cauce del Barranco Padrillos, esquivando enormes rocas y con algún que otro destrepe, y otras veces por la intermitente senda marcada por hitos que nos ayudan a descender en paralelo, llegamos al cauce del chillar, a la altura de un pequeño pinar situado en una zona llana, poco después de dejar a nuestra derecha tres antiguos corralones de piedra al abrigo de algunas covachas que se encuentran al pie de los pequeños tajos que por allí nos encontramos. ¡Por fín! estábamos en el “Alto Chillar”, al que parecía que no íbamos a llegar nunca, aunque de todas las veces que he pasado por allí, jamás me lo había encontrado tan abandonado y con la senda totalmente perdida por la maleza, aún así, en poco mas de 20 minutos llegamos a la mítica “Casa de La Presa” de donde parte la famosa presa del Chillar, donde todo el grupo se dio un baño reponedor con las últimas luces de la tarde cayendo sobre nosotros, para afrontar el último tramo de subida, que nos esperaba.

Unos quince minutos después de reemprendida la marcha tras el baño en “La Casa de la Presa”, Chillar abajo, llegamos al enlace con la mítica senda de La Sierra de Enmedio, que comunica el “Área Recreativa de La Fuente del Esparto” con Frigiliana hacia donde nos dirigíamos nosotros. Y junto cuando estábamos a punto de explicar lo que faltaba del recorrido y el perfil del mismo, nuestro entrañable compañero Fernando de Granada, protagonizó la caída mas aparatosa del día, cayendo hacia atrás y de cabeza hacia el cauce del chillar, sobre un mar de matorrales, que a pesar de los pinchazos, le amortiguaron lo justo para que no diera con su cabeza contra el tronco de un pino con el que no chocó por milímetros. Mientras “El Canadiense Errante” y “El Elfo de la Malagueta” lo sacaban rápida y eficazmente del atolladero. A pesar del cansancio acumulado, el reciente baño y hecho de saber que la subida hasta el “Collado del Alto de la Garza” aunque empinada y continua era relativamente corta, nos llenó de ánimos y subimos a un ritmo espectacular, pudiendo contemplar un precioso atardecer, al llegar a dicho collado, con la luces de Nerja y Frigiliana ya en el horizonte.

La sucesión de suaves, pero continuos toboganes que separan los casi 4 km. que existen entre el collado del “Alto de la Garza” y el “Collado del Higuerón”, los cubrimos en un tiempo record, si bien la bajada hasta el “Higuerón” ya la hicimos de noche cerrada. Con la ayuda de una tímida luna en cuarto creciente y los ojos que se fueron adaptando a una gradual oscuridad, donde el hecho de que la senda fuera predominantemente blanquita ó muy clara, gracias al inconfundible color de los mármoles fragmentados de Sierra Almijara, nos ayudaron bastante, para llegar hasta Frigiliana sin ningún incidente, donde llegábamos a eso de las 23.15 pm. después de haber iniciado la caminata en el mismo punto a eso de las 9.50 am. Pero una vez mas con la gran sensación que deja el haber compartido una jornada verdaderamente épica, que no hubiera sido posible sin el espíritu de aventura, el buen rollo y el gran compañerismo de sus componentes.

A todos ustedes va dedicada esta crónica escrita con todo cariño, aunque a penas refleje la cantidad de sensaciones que experimentamos a lo largo de aquel día y la agreste belleza que nos rodeo mientras atravesábamos algunos de los parajes menos conocidos y mas agrestes de Sierra Almijara, mi santuario natural.