domingo, noviembre 22, 2009

sábado 14 de noviemvre 2009, Pujerra-Igualeja-Parauta

Tras largo tiempo de espera, para que se produjera la conjunción planetaria que posibilitara el reencuentro en las montañas de viejos amigos de Sevilla, entre los que se encontraban algunos miembros fundadores del Comando Preston, al que también se unieron un pequeño grupo de buenos amigos de Málaga con la participación estelar de Sean “El Canadiense Errante”, que aquel fin de semana venía de Barcelona, ¡por fín! llegó el esperado día. De Sevilla vinieron: la deslumbrante Oliva, Javi Agarrado, Kiko, El Rubio, El Huevo y El Serpa Carmona; de Madrid: la sofisticada Marien; de distintos puntos de Málaga: la encantadora María de Estepona, Valentín “El Héroe del Puerto de la Refriega”, Manolo “El Tritón de la Chorrera”, Eduardo “El Profeta del Tajo Gómer”, Juan Carlos “El Motorista fantasma”, Carlitos “El Poeta de las Cumbres”, Juani, mis compañeros del hotel: Pepe, José y su hermano Antonio y desde Barcelona: Sean “El Canadiense Errante”.

En principio teníamos pensado repetir el mismo itinerario que se hizo el sábado anterior con motivo de la V Travesía valle del Genal: Pujerra-Júzcar-Cartajima-Parauta-Igualeja. Pero teniendo en cuenta que tal vez iba a hacerse demasiado largo, que algunos de los que veníamos lo teníamos demasiado reciente y que al fin y al cabo de lo que se trataba era de pasar un agradable día de convivencia entre viejos amigos disfrutando de la paleta de colores que por estas fechas nos suele ofrecer cada año el valle del Genal. Escogimos un recorrido que salvo El Motorista Fantasma y el Tritón, no había hecho jamás ninguno de los presentes. Siendo el recorrido que va de Pujerra a Igualeja, descrito perfectamente por el Mago de la Serranía, Rafa Flores en su mítico libro del Valle del Genal: Guía del Excursionista (ruta nº24, pag. 281) de la Editorial La Serranía, que una vez mas nos sirvió como referencia, para llevar a cabo lo que fue la 2ª Travesía Valle del Genal que me perdí en noviembre de 2006. Alargando nuestro itinerario con un 2º tramo que nos llevaría de Igualeja a Parauta (ruta nº20, pág. 261).

Una vez en el punto de encuentro que finalmente fue trasladado a la mítica Venta El Navasillo por saturación de autocares en la cercana venta del Rincón Taurino, nos trasladamos, como mandan los cánones al final previsto de ruta en la entrada de Parauta, dejando allí algunos coches para trasladarnos todos juntos hasta el inicio de ruta en Pujerra donde llegábamos unos 25 minutos mas tarde. Dando la correspondiente charla de introducción sobre la ruta y breves apuntes sobre el pueblo por el que callejeamos hasta llegar a su zona mas baja en el privilegiado mirador de la Cruz y remontar las rampas mas empinadas de toda la jornada coincidiendo con el tramo que va desde el mismo mirador de la Cruz hasta el inicio de la vereda de Estepona, obligándote a echar el cuerpo hacia delante para superar tan fuerte subida, mientras mas de uno/a entre jadeo y jadeo comenzaba a pensar “como to´er camino sea igual yo me quedo aquí”. Pero nada mas dejar atrás las últimas casas de Pujerra las duras pendientes del inicio se iban suavizando paulatinamente tal y como avisamos en su momento.


De Pujerra comentar que aunque su nombre no es de etimología árabe, al igual que en la mayoría de los pueblos del valle del Genal, el casco antiguo de esta localidad es de origen árabe, ya que se suelen mantener patrones muy similares. Las calles del pueblo son estrechas y empinadas, de trazado sumamente irregular. Muchas viviendas son de mampostería con fachada encalada y teja árabe. En algunas, se ven incrustados unos ladrillos con el monograma de Cristo, compuesto con letras griegas (iniciales del nombre Yesous Christos) que marcaban las sepulturas de los cristianos y cuya fecha corresponde al siglo II de nuestra era. En el caso de Pujerra, aparecieron incrustados, según Vázquez Otero, en algunas fachadas unos ladrillos tardorromanos, conocidos en el mundo de la Arqueología como "brácaris" por la inscripción que presentan, en los cuales se representa un crismón flanqueado por el alfa y el ómega. Esa simbología es netamente cristiana y hace referencia a la frase evangélica de Cristo: EGO SUM ALPHA ET OMEGA, es decir " Yo soy el principio y el fin".

Su superficie es de 24,3 km2, situado a una altitud de: 769 msnm, tan sólo superado por Pujerra que roza los 80º m, la temperatura media anual: 13,5 ºC, con unas 2.700 horas de sol al cabo del año y unas precipitaciones de 1.100 l/m2 que suele coincidir con la media del resto de pueblos del Havaral o Alto Genal. Se da la circunstancia que a muy poca distancia, prácticamente desde el mismo cordal de la sierra sobre la que se asienta nacen ríos tan emblemáticos como el Guadalmina, Guadalmansa ó el Genal.

La estructura urbana de Pujerra es la de un conglomerado de calles muy tortuosas y empinadas que presentan cierta intención de conducir hacia una plaza central en la que se ubica la iglesia. A este núcleo central de población, que es un círculo casi perfecto, le han surgido dos prolongaciones más recientes, una a orillas de la carretera que conduce a Igualeja y Ronda, y otra al borde de la pista forestal que lleva hacia Jubrique por la cordillera de Sierra Bermeja. La zona central es la más antigua e interesante, porque conserva todo el sabor morisco. En la plaza se pueden ver algunas casas de corte dieciochesco, aunque bastante humildes.

En la actualidad Pujerra es un pueblo relativamente próspero gracias a su excelente producción de castañas, y casi todos sus vecinos tienen pequeñas parcelas de castaños, por lo que se sustentan con suficiente autonomía, aunque su producción se basa también en las bellotas, trigo, cebada, maiz, frutas y hortalizas, si bien en pequeñas cantidades; por otra parte destaca la cría del ganado vacuno, cabrío y porcino; caza de conejos, cabras monteses, zorras, y pesca en abundancia. En su término se encuentra también una mina de cobre llamada la Cibeles, cuya propiedad pertenece a una sociedad de varios vecinos de Estepona. Celebran sus fiestas patronales el día San Antonio, 13 de junio, siendo las primera de la temporada estival congregando gente de los pueblos vecinos. Se instala la música y la barra en la plaza y todo el mundo bebe y baila hasta altas horas de la madrugada.

En dirección sureste comenzamos a ascender por la vereda de Estepona entre impresionantes ejemplares de castaños centenarios que con los cromatismos otoñales predominando los ocres, amarillos y dorados tapizaban de color lo que parecía un bosque encantado hasta llegar al llanote donde se encontraba el antiguo campo de fútbol de Pujerra, siempre en dirección este sureste avanzábamos junto a los castaños que tenían el camino regado de castañas pilongueras que se pelaban con la misma facilidad con la que posteriormente provocaron sonoras flatulencias que a mas de un compañero ayudaron a impulsarse en plena subida, mientras que las chicas con mas recato y disimulo, subían a buen ritmo, destacando el buen sabor de las castañas pilongas con las que al menos la mitad del grupo se fue entreteniendo hasta llegar a un ramal del camino principal que sale a nuestra izquierda, siendo esta la variante que se tomaría si se escoge realizar la ruta circular nº23 Pujerra-Bentomí (pag. 275) que dejamos para otra ocasión. Siendo nuestra opción continuar recto en la misma trayectoria que llevábamos hasta que poco mas tarde la pista se convertía en senda, por donde los castaños eran sustituidos por encinas, volviendo a adentrarnos en otro castañar mientras superábamos la divisoria de aguas con vistas a la cara sur y el Mediterráneo al fondo que nos fue acompañando hasta el Puerto de Juan Agustín, donde enlazamos con la carretera paisajística que va del Puerto del Madroño a la cooperativa de castañas de Pujerra.

Girando a nuestra izquierda, norte, nordeste en dirección Puerto del Madroño por un tramo de algo mas de 1 km por esta solitaria carretera hasta salirnos de ella, tomando una pista forestal que salía a nuestra izquierda totalmente casi camuflada entre la hojarasca de los enormes castaños que nos rodeaban por todas partes, adentrándonos ahora en el inicio de la bajada hacia Igualeja por uno de los bosques de castaños mas espectaculares que recuerdo haber visto en toda mi vida. No recuerdo quién llegó a decir que aquella frondosidad y esos colores otoñales les recordaba a la Selva de Irati en el Pirineo Navarro. Y a juzgar por las espectaculares fotos que nos había enviado recientemente el Doctor Leal. Entre el buen ambiente reinante entre todos los compañeros y las excelencias de tan majestuoso paisaje, disfrutamos como núnca de caminar en plena naturaleza, recreándonos sin prisas, con los cambios de vegetación según las orientaciones de las laderas o el tipo de suelo como por ejemplo el cambio brusco de la rojiza peridotita a la blanquecina caliza que se observa como en muy pocos lugares en la gran herradura que describe la carretera Ronda-San Pedro a la altura del cerro Cascajares que ahora podíamos ver a nuestra derecha dirección noreste. Sindo nuestra principal referencia visual en la pronunciada bajada que nos llevó directamente al puente del río Seco donde tras remontar poco mas de 1,5 km. de carretera entrábamos en la localidad de Igualeja, saciados por la belleza paisajística del itinerario que habíamos escogido con la suerte añadida de que nos hizo en todo el día una jornada de sol resplandeciente, pero sin calor, con ese aire fresquito tan típico de la Serranía, ideal para la práctica del senderismo y demás deportes para practicar en la naturaleza.

Con el grupo estirado aunque relajado, hacíamos entrada en Igualeja cuna de míticos bandoleros: El Zamarra, El Zamarrila y el sanguinario Flores Arrocha. Descartados algunos de los bares que fueron estudiando algunos miembros de la cabeza del grupo nos plantamos en el mágico paraje del Nacimiento del río Genal. Hecha las correspondientes fotos con los dos ángulos del Nacimiento, la mitad del grupo optó por usar el comodín del restaurante, mientras los rudimentarios espartanos echábamos mano de nuestros bocadillos de pan élfico, de los que dimos buena cuenta en el bonito jardín público que se encuentra en el bancal superior que hay al fondo del paraje con un entorno mágico, bajo el agradable sol del mediodía otoñal. Entre las sombras de los chopos y de las rocas, la fresca brisa que corre siempre por la cañada, el recelo y la incógnita que produce la boca de l cercana cueva, sin a penas ser conscientes de que el agua que por ella sale es la madre de todo nuestro valle. En la antigüedad se divinizaba a los ríos y algo de esto puede haber aquí. No hay pareja de novios en Igualeja que no haga fotos de su boda junto a la cueva del nacimiento ¡Cuántas no habrá colgadas en paredes de Alemania, Suiza, Francia, y en todos los rincones de España, donde quiera que viva una familia de Igualeja!.

En tan grata compañía, disfrutando de tan suculento almuerzo con las buenas carnes de la tierra, varias jarras de cerveza y un entorno de tan singular belleza, bien hubiera merecido la pena alargar la sobremesa, con café, puro, heladitos…Pero la apremiante caída del sol hacia poniente nos recordaba que a penas nos quedaban un par de horas de sol para llegar a Parauta, tiempo suficiente, pero que requería ponernos en marcha sin demora, por lo que a toque de cornetas y con disciplina espartana, poco menos que obligamos a nuestros compañeros a abandonar el restaurante. Pasando una vez mas por delante de la cooperativa de las castañas, desando la calle principal por la misma carretera que atraviesa el pueblo hasta llegar rebasada la Iglesia torcíamos a la derecha para salir de Igualeja por las recoletas calles que desembocan en la cuesta de La Tetona, antigua vecina de esta localidad que actualmente presume de ser el primer productor de castañas de la comarca, sobre tporque el 100% de su término municipal y numerosas parcelas de los pueblos vecinos son propiedad de los igualejeños gran extensión de castañares de términos vecinos. Ejemplo mas que significativo del gran apego que sienten por su tierra, habiendose producido algún caso de muerte entre los propios vecinos por la disputa de un castaño en una linde poco clara. También ha tomado importante incremento la industria cárnica y de embutidos. Su producción se basa en trigo, maiz, hortalizas, algunas frutas y aguardiente; cría ganado cabrío y caza perdices y conejos en abundancia.

La estructura urbana de Igualeja, atravesada por el río Genal y ubicada en una encajonada cañada de laderas muy abruptas, es necesariamente muy compleja. En el margen derecho se encuentra el Barrio Alto, con calles zigzagueantes y pendientes. En el margen izquierdo se encuentra el Barrio del Albaicín, que presenta una zona casi llana, donde se halla la plaza, la iglesia, la calle principal y las mejores casas, algunas dieciochescas, y sobre ésta una parte de población muy similar al barrio y antes descrito. Para comunicar los dos barrios hay un puente de un solo ojo, que escapa al curioso, si no es muy observador, porque el caserío es continuo. La edificación moderna ha quebrado la estética. La calle principal , que se ha ido prolongando hacia el nacimiento del Genal, sobre todo en la acera que queda adosada a la ladera de la sierra, se ha ido llenando de edificios de hasta 4 y 5 niveles, cosa totalmente inusual en la comarca, y como ladera es tan pendiente, algunas de ellas tienen salida al campo por la cuarta planta.

Tampoco se ha cuidado el tipismo en balcones y rejas, ni se han evitado las terrazas. Se observa, no obstante, en los últimos tiempos un interés por mejorar la situación. Es realmente de agradecer la cantidad de fuentes públicas que se han construido por todo el casco urbano y, sobre todo, que se hayan hecho con tanto gusto. Aún queda en Igualeja tipismo sobrado para merecer la visita, y nadie puede negar que basta su emplazamiento para hacerla muy atractiva.

Tal y como íbamos diciendo abandonamos Igualeja, tomando el “camino de la Tetona”, que forma parte del PR. A-226 que nos llevaría hasta Parauta. Mientras nos despedíamos de las últimas casas encaladas de esta interesante localidad enmarcadas por las ramas de castaños y encinas que flanquean el sendero hasta llegar a la cuesta de la Loma donde pasamos bajo unos cables de alta tensión con inquietante zumbido que rápidamente dejamos atrás mientras comenzamos a cruzarnos con la avanzadilla del grupo de senderistas granadinos que guiaba el mago Gandalf de la Serranía con quien coincidimos al cruzar el arroyo Granados y al que tan sólo pudimos saludar fugazmente dadas las circunstancias que le obligaban a no perder comba con su grupo. A partir del arroyo Granados el sendero se transforma en pista describiendo tres empinados zig-zags que dejaron algo tocados a nuestro amigo El Rubio con molestias en el cartílago externo de la rodilla derecha y mi compañero Pepe de restaurante, cuya hasma comenzaba a pasarle factura en estas últimas pero duras rampas de este 2º y último tramo de la jornada que pronto llegaría a su final con una panorámica espectacular del Cancha Almola y el piramidal cerro Malhacer a su izquierda, dirección noroeste, y pasando junto a espectaculares castaños centenarios, que quedaban a nuestra derecha entrando en las calles de Parauta bajo las primeras luces del atardecer.

El caserío de Parauta se recuesta en una ladera bastante inclinada y presenta una estructura netamente morisca; todas su calles, sin excepción, son absolutamente irregulares. Se divide en lo que podría llamarse dos barrios, muy conectados entre sí por la zona en que se encuentra la plaza. En el barrio que mira más al norte se encuentra la iglesia, una de las más antiguas de la comarca.

Si bien los pueblos del Genal con sus encaladas casas, su idílico entorno y sus azulejos historiados, incluso en ocasiones con los escudos heráldicos de las familias que habitan sus casas, convierten a cada localidad en un auténtico museo viviente. Parauta, además, tiene la peculiaridad de ser uno de los únicos cuatro pueblos que existen en toda España con el certificado AENOR, que le otorga la denominación de “pueblo ecológico” y es que además de ser modélico, toda su producción está enfocada hacia los cultivos ecológicos y los pequeños rebaños de cabras y ovejas que aún podemos encontrarnos por sus alrededores pastando a la antigua usanza nos hace remontarnos a tiempos pretéritos, por desgracia cada día menos frecuente. Su término municipal es tan amplio como diverso abarcando gran parte de la zona occidental del parque natural sierra de las Nieves con sus montes calizos y sus bosques de pinsapos, como el de la ladera norte del Alcojona, parajes paradisíacos como el “Cambullón de Vélez” y numerosos tramos de bosques de castaño, encinas y alcornoques del alto Genal.

Al llegar al cementerio de Parauta donde habíamos dejado algunos coches a primera hora de la mañana, nos pusimos manos a la obra sin demora para hacer los oportunos traslados de los conductores que habían dejado sus coches en Pujerra y el resto de los compañeros al Rincón Taurino donde nos despedimos entre risas y anécdotas con la grata sensación que siempre dejan las grandes jornadas senderistas. Y la intención de retomar la costumbre de organizar al menos un par de veces al año: una travesía primaveral y otra otoñal “Especial Pucheritos”. ¡Va por ustedes!.


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