lunes, mayo 31, 2010

Descenso al valle del Hoyo (Paraje natural Desfiladero de los Gaitanes)

Distancia aprox. 24 km

Desnivel aprox. 1.115 m

Punto de partida: 380 m, inicio de la pista del cortijo de Las Pilas.

Punto mas elevado: 900 m, camino del Cortijo del Madroño

Punto de mas bajo: 280 m, río Guadalhorce en el valle del Hoyo (corazón del Desfiladero de los Gaitanes)

Tiempo aprox. 7 horas (sin contar paradas).

Nivel dificultad técnica: Medio/Alto pues el descenso hasta el Valle del Hoyo bajo los tajos Ballesteros discurre por una ladera de fuerte pendiente con restos de pequeñas sendas abiertas por las cabras montesas donde las pequeñas piedrecillas sueltas hace que el terreno sea muy resbaladizo. A lo que hay que sumarle la dificultad de atravesar el río Guadalhorce, si queremos acercarnos a la zona por la que discurría el ahora cerrado Caminito del Rey.

Nivel dificultad física: Alto, pues a los 500 m del desnivel ascendido en la ida, hay que sumarle los 600 m de vuelta que son casi ininterrumpidos, sin un solo respiro desde el valle del Hoyo hasta la parte mas alta del camino del Madroño con la única sombra en todo el camino de dos pequeños cipreses junto al cortijo del Madroño.

Tipo suelo: 70% pista terriza y 30% escualidos senderos por ramblas arenosas y piedra suelta.

Tipo de recorrido: lineal, con la opción de recorrer el valle del Hoyo de forma circular, por ejemplo a la ida de desfiladero del Gaitanejo al de los Gaitanes por el caminito del Rey y la vuelta por la orilla del río, aunque no siempre resulta fácil encontrar un paso, de hecho lo mas seguro es que al final tengamos que terminar mojándonos para atravesar el río que en algunas zonas a penas rebasa la altura de las rodillas.

Mapa: 1038-I (Pantano del Chorro)

Itinerario: La ruta parte desde el antiguo camino de las Pilas, una pista terriza bien asentada que en dirección este, sale desde el margen derecho de la carretera que rodea la orilla este del embalse del Guadalhorce, unos 2 km. Antes de llegar al apeadero de Gobantes. El comienzo de esta pista es ancho y se pueden dejar los coches al principio de la misma tal y como hicimos nosotros. Desde aquí comienza un suave ascenso con vistas a la cara oeste de la sierra del Valle de Abdalajís (pico Capilla 1.186 m), mientras que a nuestra derecha tenemos el último espolón de los tajos del Cabrito o de los Cabreros, situado en el extremo oeste de Sierra Llana que durante el primer tramo de ascensión va a ir quedando a nuestra derecha.

A penas superado el primer kilómetro de ruta estamos a la altura de la salida del AVE en su trayectoria norte hacia Madrid-Córdoba, que vemos a nuestra izquierda y que tanta polémica levantó en su día con la destrucción de numerosos acuíferos en la sierra del Valle de Abdalajís, que era precisamente la mayor fuente de riqueza de esta localidad y que ahora tienen problemas de abastecimientos, silenciado por los dirigentes de la Junta de Andalucía. Mas a la derecha, hacia el noreste de la vía férrea, podemos distinguir las ruinas del cortijo del Chopo junto a una pequeña nave industrial. Éste cortijo es un posible punto de partida para acceder al pico Capilla desde el oeste, si bien su trayectoria comparte un tramo de esta misma ruta, por lo que nuestro punto de partida sería igualmente valido para ascender al pico Capilla, que preside la primera parte de esta ruta hasta mas allá del cortijo del Madroño.

Tras superar un par de empinados zig-zags de la pista pasamos junto a una pequeña cantera abandonada, que vamos a dejar a nuestra izquierda, adentrándonos ahora en una llanura que se ha utilizado para plantar cereal en el margen izquierdo del camino, mientras que en el margen derecho abundan matorrales como el romero, matagallos, aulagas y sabinas cada vez mas frecuente y de mayor porte conforme vamos abanzando. Superado el segundo kilómetro de ruta nos vamos a encontrar con el primero de los dos ramales de pista que nos llevarían hacia el puerto de Ramos. En el primer desvío un cartel tallado en madera oscura reza “Despegue de Poniente” y es que no hay que olvidar que el valle de Abdalajís es la capital del parapente y ala delta. Pero nosotros seguiremos de frente siempre por la pista principal, en dirección sureste. El siguiente desvío a la derecha, en suroeste es el que nos lleva hacia Sierra Llana, por lo que hasta este punto la descripción coincide con la ruta de Sierra Llana y el torcalillo de los tajos Ballesteros. Pero nosotros seguiremos caminando entre campos de cultivo con vallas a ambos lados del camino hasta que llegamos a un cruce en forma de “T”. Es el momento de girar a la derecha dirección suroeste que a partir de ahora será nuestra dirección predominante hasta descender al valle del Hoyo con el sol de frente.

Estamos en el denominado camino del Madroño, hasta el cruce donde comienza se puede llegar con un turismo pues la pista está perfectamente asentada. Sin embarga a partir de aquí, aunque la pista comienza a ascender de forma suave, unos 500 m después, la pendiente se hace muy fuerte, describiendo suaves zig-zags, pero donde predominan las pequeñas piedrecillas que hacen de la pista un lugar muy resbaladizo, según que zona de vayas pisando, especialmente donde las aguas torrenciales han comenzado a formar marcar las primeras huellas de lo que podrían ser torrenteras en un futuro. A pesar de que a lo largo de todo el camino del Madroño se ha construido una pequeña canaleta con sus zanjas paralelas al camino e incluso en la zona mas alta algunas presas rudimentarias como las que se pueden ver camino del Torrecilla cuando superamos el puerto de Pilones. La parte mas dura de la cuesta es la que se encuentra a la altura del tajo de las Zorreras que llevamos a nuestra derecha, pero cuando llegamos a un paso con barrera, que superamos sin dificultad, a partir de ahí la pendiente se suaviza y ya nos quieda menos de un kilómetro para llegar a la zona mas alta del camino por el que vamos. Al llegar a este paso con barrera, de seguir por el camino que gira a la izquierda en menos de 2 km llegamos al cortijo Campano, situado en una idílica Pradera cercana al puerto del Rosalejo con el impresionante telón de fondo del Huma y el pico Capilla tal y como describimos en la ruta de la Estación de Gobantes al valle de Abdalajís.

Una vez rebasado el paso con barrera, junto al cual nos encontramos una baliza que nos señala la ruta 4 en bicicleta por el Valle de Abdalajís y otra señal de prohibido el paso a vehículos motorizados no autorizados, la pendiente comienza a suavizarse, contemplando a nuestra izquierda varios diques que a modo de pequeños muretes rudimentarioshan sido colocados por Medio Ambiente, para frenar el efecto erosivo de las aguas torrenciales. La parte final de la cuesta, atraviesa una zona de dóciles prados a ambos lados del camino que inspiran esa gran sensación de paz de los caminos poco transitados, a nuestra espalda aún podemos ver el pico Capilla, a la izquierda la cara oeste del monte Huma y a la derecha los tajos Ballesteros, que ya nos van a acompañar por nuestro flanco derecho hasta lo mas profundo del valle del Hoyo. Al poco de empezar la cuesta abajo que coincide con los dos últimos kilómetros del camino del Madroño y que viene a morir junto al cortijo del mismo nombre, ya vemos en dirección suroeste, un amplio sector de la campiña de Ardales, Teba y Campillo con la sierra Ortegicar al fondo, parte del embalse del conde del Guadalhorce y mas abajo, la parte alta de los tajos del Almorchón y el pico del Convento, que desde esta posición a penas parece un pequeño espolón rocoso, que a penas destaca por encima de los tajos, todo esto por debajo de nosotros y tenemos que situarnos al pie de los tajos, con lo cual empezamos a adquirir conciencia del gran desnivel que nos queda de bajada y posteriormente de subida. Como comentábamos la dócil pista acaba junto al cortijo del Madroño que a juzgar por su aspecto exterior está recientemente reformable y en perfecto estado. Justo frente al cortijo existen un par de jóvenes cipreses que nos invitan a hacer una parada de rigor en los únicos metros cuadrados de sombra que nos vamos a encontrar en el largo recorrido hasta el fondo del valle.

De la parte sur de la cortijo sale un camino esbozado, que se abre paso por un bucólico prado, un hilillo de agua atraviesa el camino, procedente de un abrevadero a 50 m de distancia, alimentado por un cercano nacimiento que Chukie localizó en el camino de vuelta y que resultó tan oportuno como salvador, para la mayoría de compañeros/as que ya llegábamos exhaustos y sin agua, tras superar el tramo mas duro de ascensión bajo un sol de justicia, con mas de 30º y sin una sola sombra en todo el camino, con algunas rampas superiores al 30% de desnivel. Unos 200 m. mas allá del cortijo del Madroño, justo donde acaba la pradera al pie de los tajos se encuentran las ruinas del cortijo del Manco que vamos a dejar a nuestra derecha, para superar una pequeña alambrada, que por cierto, es la única en todo el camino. Hasta aquí llevamos recorrido unos 8 km, que se pueden hacer fácilmente en hora y media, por discurrir en su totalidad por una pista cuya longitud podemos simplificar si nos adentramos con el coche. No obstante, hacerla entera es un buen ejercicio de calentamiento para lo que nos espera a continuación, en cualquier caso se puede decir que hasta el cortijo del Manco, finaliza la 1ª parte de nuestra ruta que podríamos calificar como fase de aproximación.

Una vez superada la vieja alambrada junto a las ruinas del cortijo del Manco, se puede decir que comienza el descenso de verdad, sobre todo la comodidad de la pista, sin embargo esto es lo que de verdad nos gusta. El descenso se convierte en una especie de yinkana a modo de slalom gigante esquivando grandes ejemplares de retama, palmitos, sabinas, matagallo, majuelos y otros matorrales de espino, que en casi todo momento podemos esquivar sin problemas, tal y como caminamos por la senda que en su día utilizaron las personas que vivieron y trabajaron al amparo de un pequeño cortijillo del que ya a penas quedan unas ruinas y una era unos 100 m mas para abajo. Con el paso del tiempo el sendero ha quedado muy perdido y a tan sólo el paso en hilera de rebaños de cabras montesas y antiguamente el pastoreo por la zona, ha sido el que nos permite reconocer siempre algún esbozo de senderito que nos permite seguir descendiendo en todo momento. En cualquier caso hay una referencia muy clara, a nuestra izquierda llevamos una cañada cada vez mas profunda y a la derecha la base de los tajos, pues bien, en caso de dudas, siempre nos mantendremos mas cercanos a la base de los tajos ballesteros que llevamos a nuestra derecha, sobre todo en dos momentos del descenso en los que seguir bajando parece imposible porque nos da la impresión que llegamos al filo de un saliente donde ya tenemos un cortado ante nosotros. Pero sólo solo es una sensación, fruto de la fuerte pendiente escalonada por la que vamos descendiendo, haciendo mas cómodo nuestro descenso conforme nos mantenemos mas cerca de la base de los tajos, en cualquier caso, tanteen el descenso, como posteriormente en la subida por la misma zona, nos resultará mucho mas fácil y menos peligroso caminar en zig-zag que no hacerlo de forma directa, ya que en este caso resbalaríamos con gran facilidad. La fuerte pendiente requiere tomarse con calma tanto el descenso como la posterior ascensión, por lo que de vez en cuando es altamente recomendable hacer una paradita, conforme vamos ganando cada vez mayores perspectivas del valle del Hoyo a nuestros pies, incluidos algunos tramos del mítico caminito del Rey, los tajos y montañas colindantes y por supuesto la grandiosidad de los tajos ballesteros que nos hacen sentir como hormiguitas a sus pies, mientras que bandadas de chovas piquirojas y algún que otro buitre nos contemplan con curiosidad, sobrevolando la zona con majestuosidad aprovechando las corrientes térmicas de los tajos. En el tramo final del descenso la pendiente al pie de los tajos se hace vertical, por lo que tenemos que desviarnos un poco mas hacia la izquierda, es decir, hacia la cañada que mencionábamos anteriormente. Con el fondo del valle y la entrada del desfiladero del Gaitanejo cada vez mas cercano, nuestra referencia va a ser el puentecito colgante que sale del caminito del Rey hacia el lado del desfiladero donde ahora nos encontramos, haciendo zig-zags, nos pondremos a la altura del puente, coincidiendo con lo que llemaban el Polvorín, una pequeña cantera de la que echaron mano en su día para contruir parte del trazado de la vía férrea y algunos tramos del caminito del Rey, al que vamos a llegar, inmediatamente después de cruzar la vía del tren por el angosto puente de hormigón, de a penas un metro de ancho y sin barandillas, que salva un abismo de mas de 30 m hasta el río Guadalhorce que encajonado entre gigantescas paredes de caliza hace su entrada en el valle del Hoyo. Una vez en el caminito del Rey, hacia la derecha nos adentraríamos en el desfiladero del Gaitanejo, con varios tramos rotos y sin barandillas que debemos descartar y unos 20 m a la izquierda, es decir, en dirección al valle del Hoyo, el camino colgante tiene otro tramo roto. Sin embargo, unos 10 m a nuestra izquierda, mientras avanzamos en paralelo a la acequia que acompaña al caminito del Rey, nos encontramos con un oportuno sendero, abierto por escaladores, que rodea el último tramo de pared rocosa, de donde cuelga el último tramo del caminito del Rey que se encuentra roto, justo antes de discurrir por tierra firme, faldeando el valle, sin el peligro de reunirte con tus antepasados al mínimo tropezon.

Este sendero alternativo remonta el lateral de la peña que vamos rodeando, por una bonita zona de umbría a los pies de los tajos del Almorchón que llevamos a nuestra derecha, hasta situarnos junto a una antigua torreta de electricidad tras remontar una corta pero fuerte pendiente de unos 25m de desnivel, que tenemos que volver a descender zig-zagueando con bastante vegetación hasta situarnos en el tramo del caminito del Rey que discurre por tierra firme faldeando el Valle del Hoyo de manera que en todo momento llevamos la abandonada acequia a nuestra derecha y unos 30 ó 40 m por debajo de nuestro nivel el río Guadalhorce, del que nos separa un impenetrable bosque de rivera que vemos enmarcado entre los pinos que tiñen de verde oscuro esta ladera del valle, desde la que vamos disfrutando de espectaculares panorámicas del Desfiladero de los Gaitanes a cuya entrada nos vamos acercando poco a poco con el peñón del Cristo a la derecha y los tajos del Estudiante horadados por la vía del tren a la izquierda y echando la vista atrás el desfiladero del Gaitanejo, formado por los tajos del Almorchón y los tajos Ballesteros. Un paisaje grandioso presidido por el monte Huma al norte que nos hace sentir como auténticos privilegiados, por encontrarnos en uno de los parajes mas inaccesibles de la provincia. Ya que en teoría el único acceso conocido era por el caminito del Rey, cuyas entradas están cortadas por ambos extremos, quedando sólo al alcance de alpinistas con un alto factor de riesgo ó bien a través de la vía del tren, cuyo acceso está fuertemente penalizado desde los atentados del 11-M. Aunque la acequia que tenemos a nuestra derecha se encuentra seca y muy descuidada en la mayor parte de su trazado, este tramo del caminito del Rey de unos 2,5 km que discurre por el valle del Hoyo, nos brinda una sombra y un frescor que revitalizan nuestros músculos tras la larga caminata. Justo antes de llegar a la vertiginosa cornisa por la que nos adentraríamos en el Desfiladero de los Gaitanes, dejamos una cueva a nuestra derecha con mas de dos palmos de agua sobre el suelo, que mas bien parece un profundo túnel inundado. La entrada al Desfiladero de los Gaitanes también está cortada, pero podemos llegar justo a su inicio, con bastante precaución ya que la escalofriante caída hacia la izquierda es de mas de 80 m en vertical.

Poco después de la mitad del recorrido de este tramo del caminito del Rey que faaldea la vertiente sur del valle del Hoyo, nos encontramos con un sendero que se dirige hacia el cortijo del Hoyo, deshabitado en la actualidad, pero junto al cual todavía existe un huerto con naranjos. Hechas las fotos de rigor en la entrada del Desfiladero de los gaitanes, por donde ya era literalmente imposible continuar, desandamos unos 50 m, para descender hasta el río Guadalhorce, por un sinuoso sendero, bastante resbaladizo, pero sin la peligrosidad de tramos con vuelos, en todo caso algún que otro terraplen arenoso, que en poco mas de 5 minutos descendiendo cuidadosamente, nos dejó en la orilla del Guadalhorce, haciéndonos la correspondiente foto de grupo, porque en esta ruta la cumbre está en el valle.

Como no queríamos repetir el último trayecto que nos había traído hasta aquí, cruzando el angosto puente de hormigón frente al Polvorín, calcando el mismo trazado por el caminito del Rey. Decidimos avanzar por la orilla del Guadalhorce, pasando junto al cortijo del Hoyo y su abandonado huerto, a veces por la orilla, otras veces algo mas adentro según nos cortaba el paso la abundante y cerrada vegetación de ribera, hasta que encontramos un vado relativamente asequible para atravesar las aguas del Guadalhorce por donde el agua llegaba poco mas arriba de las rodillas. Aprovechando la oportunidad de refrescarnos antes de encarar la ascensión definitiva, sin duda alguna, el peaje a pagar para acceder a este privilegiado paraje tan impresionante como inasequible. Varias son las sendas que nos llevan hasta la vía del tren, nosotros cogimos la que se dirige hacia el puente verde de hierro, nada mas cruzar la vía, dejando el puente a nuestra izquierda y en todo momento fuera de los márgenes de la vía, llegamos a un túnel de unos 200 m de longitud, que no hace falta atravesar, porque a través de un sendero podemos pasar por encima del mismo y de hecho una vez en el otro lado del túnel, ya a la altura del Polvorín, a donde vinimos a salir tras el descenso, calcamos la ascensión sobre el track del GPS. Como a cámara lenta y sin a penas agua potable, encaramos la que seguramente recordaremos como la ascensión mas dura del año por la tremenda calor que nos hizo ese día, la resbaladiza ladera y un sintomático silencio sepulcral de cada compañero, siendo prácticamente el único sonido el de los bastones y las botas sobre las piedras sueltas que rodaban hacia abajo, cada pocos metros, algún que otro resbalón y el compás de la respiración, con la boca reseca y la cabeza fantaseando con una jarra gigante de cerveza en el primer bar que nos encontremos en el camino de vuelta una vez en los coches. Al mismo tiempo te das cuenta de que por mucho que a uno le guste la montaña, a las puertas del mes de junio, hay que descartar grandes rutas montañeras o con fuerte desnivel, para redescubrir el encanto de las rutas acuáticas, los valles, las laderas norte, zonas de costa por acantilados, las rutas nocturnas, travesías de alta montaña que se mantengan por encima de los 2.000 m donde el aire fresco compense las largas horas a pleno sol y naturalmente todo aquel que se lo pueda permitir una buena escapada a Pirineos, picos de Europa, Alpes, Himalaya o hasta donde llegue el bolsillo de cada cual, que si te lo puedes permitir pocas inversiones hay mejores en esta vida que el viajar y mientras mas lejos mejor.

Fecha de realización: sábado 29 de mayo de 2010

Participantes: Ana Mª Jurado y Gabriel del Coronil (Sevilla), Celia, la Hechicera du Sao Paulo de Ojén, Juan Antonio Mena “El Elfo”, Vicky Beltrán “La Botánica”, Eduardo Campos “El Profeta del tajo Gómer”, Miguel “El Hombre que sabía demasiado”, Patri “La Chica que miraba las estrellas” de Málaga capital, un Chukie totalmente recuperado para el Mundial de Sudáfrica 2010 y un humilde servidor, Juan Ignacio Amador, que suscribe esta crónica desde Fuengirola. Un total de diez amigos, buen número para adentrarse en una ruta exploratoria sin mas referencia para acceder al valle del Hoyo que un mapa topográfico sin constancia de ningún camino señalado y la empinada ladera a los pies de los tajos Ballesteros que hasta ese día sólo habíamos contemplado desde el mirador de las Buitreras del Almorchón cada vez que subíamos al pico del Convento o recorríamos la zona alta de los tajos del Almorchón, como en la última edición del Jurásico con espectaculares vistas sobre el valle del Hoyo, que desde que cerraran los dos accesos al caminito del Rey tras el verano de 2000 se ha convertido en un lugar prácticamente inaccesible, una vez descartado el acceso por la vía del tren desde El Chorro totalmente prohibido en la actualidad.

domingo, mayo 23, 2010

Ascensión a la peña de los Enamorados (878 m), “El Indio”, vega de Antequera:

- Cómo llegar al inicio de ruta: Tal y como llegamos justo al final de la bajada del puerto de Las Pedrizas, dejando Antequera a nuestra izquierda, donde la carretera comienza a ponerse llana, teniendo ya muy cerca de nosotros la imponente peña de los Enamorados, tomamos la salida 102 de la autovía y cogemos el desvío por la carretera A-7282 (antigua Antequera-Archidona), dirección Archidona, y a unos 2,5 km de este cruce poco antes de situarnos junto a la base del peñón Enamorados, encontramos un inicio de pista y pequeño escampado a la izquierda de la carretera ideal para dejar los coches e iniciar la ruta desde allí.

Si venimos por la A-92, Córdoba, Granada, Sevilla, etc. .. exactamente igual sólo que abandonaremos la autovía, justo antes de iniciar la subida hacia Las Pedrizas, cuando todavía tenemos la ciudad de Antquera y sus polígonos industriales a la derecha y el Indio, ó la peña de los Enamorados a nuestra izquierda, a cuya base llegamos en a penas 5 minutos por la A-7282 /antigua Antequera-Archidona)

- Itinerario: ruinas de la antigua estación de tren de La Peña-río Guadalhorce-La Cantera-El Lagrimal 2-collado y trepada por la Nariz del Indio hasta el vértice- geodésico- descenso por el Lagrimal 1- camino antiguo al pie de la peña- la verja del pozo- cruzamos el río Guadalhorce por la rampa de hormigón- retorno a la explanada de aparcamiento.
- Tipo de ruta: lineal (de ida y vuelta por el mismo sitio, con posibilidad de regreso por el Lagrimal 2)
- Distancia total: 4,9 km
- Dificultad: Media, tramo final alta.
- Desnivel: 400 m. aprox. (el desnivel acumula rampas de mas del 20-25% en la mayor parte del itinerario, haciendo muy necesario los dos bastones, hasta el último tramo de ascensión donde ya serán directamente las manos las que trabajen.
- Duración: 5 h. aprox. (incluidas paradas, avituallamiento y pequeños descansos)
- Agua: No hay, salvo el cauce del río Guadalhorce, obviamente no potable.

-Mapa: 1.024-III Archidona-Huertas del río

-A tener en cuenta: No hay agua en todo el recorrido y conviene extremar la precaución en el último tramo que es de trepada y destrepe no recomendable para personas con vértigo o senderistas con poca experiencia montañera. Para un día con riesgo de lluvia o fuerte viento, mejor aplicar otra ruta alternativa como “plan B”.

- Fecha de realización: sábado 22 de mayo de 2010 (día soleado, con viento moderado de levante, que hizo muy llevadera la ascensión y agradable el descenso).

- Participaron en la ruta: 14 Pasos Largos + 3 nuevos fichajes formaron parte del grupo que coronó con éxito la cumbre del Indio hasta su vértice geodésico, encontrándose entre ellos: El Gran Valentín “Especimen 1934” que volvió a coronar en primera posición sacándole una minutada al resto del grupo, pero ampliamente generoso en el tramo de destrepe con quienes necesitábamos su ayuda. Eduardo “El Profeta del tajo Gómer” que sigue progresando adecuadamente en las trepadas y destrepes, Paco Jaime “El sabio de Hortaleza”, cada día va a mas y fue el ángel de la guarda para la debutante Vanesa tanto en los tramos delicados de ascensión, como en todo el descenso. Noel “El Gran Maestre”, carismático montañero y gran compañero de ruta donde los haya, luciendo modelo DECATHLON verano 2010, Ilde “El Vendaval del Moncayo” el alma de la fiesta que siempre pone una nota de color en cada pausa de reagrupamiento con su sentido del humor, Ignacio “El soltero de oro” sigue siendo uno de los chicos mas deseados del pelotón, David “El Estudiante” muy aplicado aunque se pasó de frenada en el descenso finalizando el último tramo con los del grupo “prisa”, Pepe “El Misterioso” lo suficientemente valiente como para ir al día siguiente al estadio Ruiz de Lopera, a ver el Betis- Real Sociedad con la camiseta de la Real, Felix “El Lector” sin su periódico en la cumbre no es el mismo, Rafa Sancho “El Capitán de Fragata” que tal vez en su planificación mental para su próxima escapada estival debatiéndose entre La India y los Alpes, se pasó de frenada en el primer tramo de destrepe, acabando 100 m por debajo del punto de reunión para el almuerzo en el campo base, si bien le benefició para disfrutar de su tradicional siesta. Ruben “El Cowboy de Media Noche” sigue progresando adecuadamente en los descensos, buen compañero de ruta, Eduardo “El Padre Carras” luciendo su camiseta del Animal Trail en la que participó la semana anterior quedando campeón moral en su categoría y mostrándose muy solidario tanto en el tramo de trepada como en el de destrepe con los compañeros de cola y especialmente atento en los tramos de caída vertical por si hubiera que dar alguna extremaunción de urgencia en caso de accidente. Mati, “La Musa del cerro Alcojona” volvió a ser esa encantadora compañera de ruta, que entre otras cosas nos amenizó la ruta con la anécdota “del Casca” y los intríngulis políticos de su cargo debatiéndose entre lo políticamente correcto, la utopía y la conciencia. Los tres primeros fichajes de Pasos Largoss para la próxima temporada dejaron muy buen sabor de boca con una química muy buena con el resto del grupo: Cristina, Silvia y Vanesa que superaron con creces la prueba de acceso al club con gran valentía y pericia en los tramos mas complicados, pero echando mucho de menos los bastones sobre todo en el resbaladizo descenso y primer tramo de ascensión. Por último los dos amigos que en su día habían planeado esta ascensión como una ruta de hermandad Comando Preston & Comando Perro Burgués: Juan Luis “Er Lukas Skywalker”y Juani “El Comandante” en su línea habitual como coordinadores, guías, contraguías y reporteros de montaña.

Chuckie que venía de pasar la noche anterior en Ronda, tuvo que quedarse por primera vez en el coche, eso sí, perfectamente resguardado, a la sombra, con su comida, su agua y sus ventanillas entreabiertas, ya que por culpa de un pisotón que sufrió la noche antes, amaneció cojito sin poder apoyar la patita, aunque afortunadamente parece que comienza a mejorar poco a poco un día después. No obstante en septiembre de 2008, ya coronó la cumbre del Indio en solitario, siendo el único de aquella expedición que pudiera alcanzar el objetivo, mientras que los demás nos quedamos con la miel en los labios, dándonos media vuelta en el tramo final de trepada, cuando la persistente llovizna de aquella jornada, hacía la ascensión cada vez mas peligrosa en el tramo final.

-Descripción del recorrido: Mas que una ruta de montaña podríamos decir que esta ascensión es un desafío, que se convierte en objeto de deseo para la mayoría de mortales a su paso por Antequera, donde se alza imponente en medio de la llanura la peña de los Enamorados, conocida popularmente como El Indio o Mujer Muerta.

Una vez situados en la explanada donde dejamos los coches, el espolón sur de la peña de los Enamorados se alza imponente sobre nosotros, intuyéndose la zona final de cumbre en todo lo alto. Justo en línea recta hacia nosotros vemos un primer lagrimal o amplia lengua de tierra entre las paredes de caliza, que proponemos para descender, pero que descartamos para el ascenso.

Lo primero que hay que hacer es llegar a la vía del tren, y para ello tenemos la opción de descender directamente hasta la vía por el terraplén que nos separa de la misma, o bien llegar por un corto ramal de pista que desemboca junto a los cimientos, de lo que antiguamente fue la antigua estación de La Peña, de la que ya no quedan ni las ruinas.

Una vez en la vía del tren, avanzaremos por ella sin demora unos 300 m en dirección noreste, con las precauciones que requieren estos tramos estando muy atento a que no se aproxime ningún tren en ese momento, quedando el río Guadalhorce a nuestra izquierda y justo después de cruzar el puente del que se sirve la vía para salvar las aguas del río, abandonaremos la vía por su margen izquierdo, para comenzar a faldear por la base de una ladera a cuyo pie nos encontramos una valla metálica, que de momento va quedando a nuestra izquierda, sin prisas por saltarla, seguimos caminando en paralelo a la misma, dirección noreste, hasta que unos 100 m mas allá, encontramos un paso cómodo para salvarla abierto por anteriores caminante. Se trata de una valla de malla cuadriculada por la que podemos pasar bajándola un poco y levantando las tres hileras de alambre de espino de su zona alta para no engancharnos. Entre grandes retamas siempre manteniendo la dirección noreste, en este primer tramo de aproximación, dejaremos una pared lisa a nuestra izquierda y en poco menos de media hora desde el inicio, salvando los primeros metros de ascensión, a través de angostos senderos hechos por el paso de cabras y ovejas en perpendicular a la pendiente contaminando con el pié izquierdo mas alto que el derecho, llegaremos a las inmediaciones de una cantera que va a quedar a nuestra derecha. Lo dicho en menos de media hora ya estamos junto a la cantera y hemos recorrido mas de la mitad de la distancia que nos separa de la cumbre, nuestro objetivo. Sin embargo, ahora es cuando de verdad empieza la ascensión. Dándole definitivamente la espalda al río Guadalhorce y a la antigua fábrica de jabón que se encuentra junto a su orilla.

Justo antes de la cantera que vamos a dejar unos 100 m a nuestra derecha, llegamos a una modesta cañada junto a la cual vamos a ascender, virando ahora a nuestra izquierda, es decir, dirección oeste. Estamos aproximadamente en la parte central del segundo lagrimal o segunda lengua de tierra, si bien no existe ningún sendero claramente marcado, podemos salvar este tramo de ascensión de forma muy llevadera, a través de las pequeñas sendas que aparecen y desaparecen en perpendicular a la pendiente, marcadas por el paso de los rebaños de cabras y oveja de la zona, intentado, hacer la subida lo mas cómodamente posible en zig-zag. No obstante, para el que se sienta con fuerzas de encarar la ascensión de forma directa, no hay mayor dificultad que la fuerte pendiente en cuestión, con alguna piedra suelta, pero sin ninguna peligrosidad mas allá de un simple resbalón, dejando a derecha e izquierda algún que otro acebuche, hasta detenernos en la zona donde estos árboles forman líneas mas compactas, que se interponen en nuestra ascensión. Buen lugar para hacer la primera parada de reagrupamiento tras el exigente primer tramo de ascenso a la sombra de un acebuche u olivo silvestre.

Al reanudar la marcha, la primera vez que ascendimos al Indio, el instinto natural de continuar ascendiendo hasta el final del lagrimal, nos llevó a pasarnos de largo la peña rocosa que queda a nuestra izquierda, y que en realidad es la nariz del Indio, ó lo que es lo mismo la cumbre, cuya base se encuentra justo a la altura de las primeras líneas de acebuche que se cruzan en nuestra trayectoria, antes de llegar al final de la pendiente. Por lo que llegados a este punto, tenemos que volver a girar a nuestra izquierda, dirección sur y comenzar a rodear la base de la cumbre que de momento va a ir quedando a nuestra derecha, mientras que nosotros vamos faldeando en ligera ascensión, hacia una especie de embudo, formado entre por lo que sería la nariz del Indio, que ahora queda a nuestra derecha, con el espolón sur que dibujaría su frente y que ahora queda a nuestra izquierda, ascendiendo por este empinado embudo, plagado de acebuches, que iremos esquivando, superando la fuerte pendiente con la ayuda de los bastones o de las manos, para evitar mas de un resbalón en las zonas de piedrecillas o tierra suelta, siempre recomendable encarar, haciendo zig-zags tanto en la subida como en la bajada, hasta que por fin llegamos a un collado, que coincidiría aproximadamente con el ojo del indio visto desde la distancia. Éste fue el lugar que denominamos campo base para encarar el último tramo de ascensión que ya queda a nuestra derecha y donde mas de uno dejaron bastones y mochilas, pues a partir de aquí son las manos las que empiezan a trabajar para hacer mas llevadera la ascensión. Desde este punto no hay mas de 200 m hasta la cumbre, de los cuales la mitad se pueden hacer caminando con algunos pequeños rellanos a modo de descansito y la otra mitad pasos de trepada que no tienen mayor dificultad que el esfuerzo físico. La crestería final donde se encuentra el vértice geodésico, tiene la anchura suficiente, para no tenernos que exponer en ningún momento al borde de sus tajos, si bien hay algunos pasos delicados, con escalones muy altos y repisas de mas de 5 m de altura, hasta el escalón inmediatamente inferior. Pero que con el pié de apoyo bien colocado y al menos una mano fuertemente agarrada a la siguiente roca se superan sin mayor dificultad. Pero como solemos decir siempre en estos casos, si no lo tenemos claro y sobre todo si no vamos acompañados con alguien que tenga experiencia en montaña, mejor descartar este tramo final.

Una vez en su escuálido vértice geodésico las vistas son impresionante: al noreste el perfil de las montañas que forman las subbéticas cordobesas coronadas por La Tiñosa (1.575m, techo de Córdoba), presiden el horizonte. Hacia el este el monumental pueblo de Archidona, asentado en la falda de la bonita sierra que lleva mismo nombre nos regala una bella estampa. Al sur y sureste las caras norte de la sierra de las Cabras, la peña Negra y Sierra de Camarolos a cuyos pies se asoma Villanueva del Trabuco dominan el horizonte, al suroeste tenemos la histórica ciudad de Antequera ahí abajo rodeada por los nudos de autovía de la A-92, con el telón de fondo del Torcal y el Camorro Alto, techo de la comarca que corona la Sierra Chimenea, que no nos impide ver en la misma trayectoria el pico Capilla o la sierra del Huma. Y hacia el oeste la sierra del Terril (1.129 m, techo provincial de Sevilla), junto al piramidal peñón de Algámitas. Junto al vértice geodésico existe una cafetera a modo de improvisado buzón para inmortalizar el momento con alguna frase ocurrente. Con las debidas precauciones abandonamos la cumbre para iniciar el destrepe sin ninguna prisa y disfrutando de las vistas hasta llegar al mencionado collado, que bautizamos como campamento base, donde disfrutamos de nuestro almuerzo montañero.

Para afrontar el descenso hasta el punto de inicio en la base de la peña, en vez de bajar por el mismo camino, repetimos el descenso de nuestra primera vez, es decir, rebasamos el collado en dirección oeste, con vistas hacia Antequera, el río Guadalhorce, la vía del tren y la carretera A-7282 Antequera-Archidona, junto a la que tenemos nuestros coches allí abajo, todavía muy lejanas, como tres líneas paralelas. Y comenzamos un slalom por una resbaladiza lengua de tierra que se va estrechando a modo de embudo conforme vamos descendiendo, pero mediada esta lengua de tierra o lagrimal, la abandonaremos por las rocas que la flanquean en su parte izquierda, rocas por las que tendremos que descender a modo de empinado tobogán, con la ayuda de alguna que otra rama y tronco de acebuche y poniendo mas de una vez el culo en el suelo hasta situarnos en la amplia lengua de tierra que tenemos a nuestra izquierda y que es la que veíamos de frente desde los coches. Una vez en la lengua de tierra, se trata de descender lo mas cómodamente que podamos casi siempre en zig-zag, la zona central del lagrimal plagado de pequeñas piedrecilas y tierra suelta es mucho mas resbaladiza que la zona rocosa que lo flanquea, mas abrpta, pero mucho mas cómoda para no resbalar, hasta que poir fin llegamos a la base de la montaña, situándonos ahora a la altura de un antiguo camino de herradura situado justo en la orilla opuesta a la antigua estación la peña cerca de la cual tenemos los coches. Siempre tenemos la opción de rectificar dirección noreste por este mismo camino hasta llegar a la vía del tren, pero resulta mucho mas atractivo, continuar por este camino en dirección suroeste, es decir dirección Antequera y unos 300 m después de caminar junto a la base de la peña, atravesamos una verja, normalmente abierta, e inmediatamente giramos a la izquierda, salvando un angosto paso junto a un pozo en el que conviene extremar la precaución si se va solo e inmediatamente después, nos encontramos con una rampa de cemento, a modo de azud, por donde las aguas del Guadalhorce pasan sin superar los 5 cm de altura, por lo que con botas de goretex se pasa sin mayor dificultad, además esta suave rampa a penas resbala. Al pasar al otro lado nos encontramos justo a la altura de la antigua estación de la Peña, a la que llegamos superando una corta pero fuerte pendiente, que ya nos sitúa en tierra firme y de ahí a los coches ya no queda nada.

Enlaces a crónicas anteriores:

Comando Preston (septiembre 2008):

http://comandopreston.blogspot.com/2008/09/ascensin-la-pea-de-los-enamorados-de.html

Club Deportivo de Senderismo y bicicleta “El Pozuelo”, Córdoba (enero 2009):

http://www.elpozuelo.org/tem09/indio/indio.html

lunes, mayo 10, 2010

Ascensión al Lucero desde Játar:

Entorno: Parque Natural de las Sierras Tejeda, Alhama y Almijara (mas concretamente sector sierra de Alhama y zona noroccidental sierra Almijara)
Itinerario: inicio desde el pequeño polígono industrial y ganadero de Caliche-Los Enebrales (Játar) , El Linarejo, Colada del Camino de Cómpeta, El Portichuelo, Venta de López, loma de Las Vacas, canterade mármol aledaña al puerto de Competa, Sendero Raspón de los Moriscos: El Arca, el cerro de La Mota, collado de la Perdiz, El Lucero.
Trayecto: lineal con posibilidad de algún tramo circular.
Recorrido: según paneles unos 20 km, según nuestro GPS, con algún tramo de rectificado y pequeño rodeo, 25 km (ida y vuelta), motivado por la ausencia casi total de balizas en el tramo de la colada del camino de Cómpeta.
Dificultad: Media-Alta
Desnivel: 800 m. aprox.
Duración: 8 h. aprox.
Fecha de realización: sábado 8 de mayo 2010
Asistentes: Juan Carlos Bernal, Valentín García Vioque, Eduardo Campos González, María Diez, Silvia, Manolo “El Maitre”, Juan Carlos Oyarzabal, Paqui y Juani, un servidor.
Mapas: Arenas del Rey (1.040 II) y Canillas de Albaida (1.040 IV)
Cómo llegar al inicio de ruta:
Cuántas veces no habremos perdido media mañana buscando el inicio de una ruta ó directamente haciendo una ruta diferente la que teníamos prevista, porque cuando nos hemos dado cuenta de que no estábamos en el camino correcto ya era demasiado tarde.
Si venimos por la costa debemos tomar dirección Alhama de Granada subiendo desde Vélez-Málaga hacia Ventas de Zafarraya y justo antes de entrar en Alhama, tomar a nuestra derecha por el desvío hacia Játar y Arenas del Rey. A unos 3 km al sur de Alhama la carretera atraviesa la presa del pequeño embalse del río Alhama donde vimos al pasar una garza real. Nada mas pasar la presa, a pie de carretera nos encontramos con el Ventorrillo de la Paloma, que por no abrir hasta las 10.00 am nos obligó a seguir adelante. Pensando que en el pequeño pueblecito de Játar nos iba a pasar lo mismo, continuamos hasta Arenas del Rey donde nos sirvieron con una simpatía de las que invitan a repetir cuando volvamos por la zona. Una vez desayunados regresamos con los coches hasta la pequeña localidad de Játar, donde siguiendo el mismo ramal de carretera la GR-141, por la que entramos en el pueblo, dejamos el núcleo principal de casas a nuestra izquierda y a penas 2 km mas allá en dirección sur, llegamos a una curva de izquierda desde donde parte una pista asfaltada ascendiendo en línea recta hacia un pequeño polígono de naves industriales principalmente dedicados a la ganadería y agricultura local, se trata de la zona conocida como Los Enebrales. A tan sólo unos 200 m de este ramal de pista por donde entramos con los coches, ya podemos aparcarlos cerca del panel informativo: “Sendero Játar-Puerto de Cómpeta” que nos certifica estar en el punto correcto para iniciar la caminata.
Si venimos por el interior desde la A-92 debemos tomar la salida 211 (Moraleda de Zafayona - Alhama de Granada) para continuar por la 402 hasta Alhama de Granada, que debemos abandonar tomando dirección Vélez-Málaga y a penas 1 km después de dejar atrás las últimas casas de Alhama, llegamos al mencionado cruce que ya nos orienta hacia Játar y Arenas del Rey. Fornes o Jayena, todos ellos magníficos puntos de partida para realizar una serie de rutas tan bonitas como interesantes en la poco conocida sierra de Alhama y vertiente norte ó granadina de sierra Almijara.
Comentarios: Esta versión de la ascensión al Lucero desde Játar, la escogí para esta ocasión, ya que por un lado la clásica ascensión desde Puerto Blanquillo, tan sólo recomendable si se dispone de un 4x4 y la que parte desde el cortijo del Daire ya las conocía. Y por otro lado la que parte desde Competa y la variante que comienza desde la Fábrica de Luz de Canillas de Albaida, eran de un nivel de dureza y una longitud que no nos podíamos permitir a estas alturas de la temporada los dos compañeros que planificamos esta ruta.
A simple vista y sobre los mapas topográficos de los que disponíamos, daba la impresión de que el primer tramo desde Játar hasta la cantera del puerto de Cómpeta, iba a ser poco menos que un paseo por pistas forestales, rodeadas de las onduladas colinas que caracterizan a la vega de Alhama y los alrededores del embalse de los Bermejales, pero nada mas lejos de la realidad. La denominada colada del camino de Competa o de Arenas del Rey a Málaga, es un precioso sendero que nos transporta de forma progresiva del paisaje de redondeadas montañas y mesetas de la desconocida sierra de Alhama al de alta montaña y afiladas cresterías de sierra Almijara, pasando por enclaves de gran belleza como el idílico paraje donde se encuentran las ruinas de la venta López, el mirador del Portichuelo, las panorámicas cada vez mas cercaanas del cerro de la Mota, el Lucero, Lucerillo ó el Arca, el cerro del Majano y el de La Chapa. Y todo ello atravesando pequeños arroyos sin nombre, de aguas cantarinas, modestos tributarios del arroyo del río Añales que con sus aguas cristalinas, pone una nota de música y color a este precioso recorrido, por el que atravesamos bosques de pinos donde el cántico del pinzón se funde con el del mirlo ó el del ruiseñor.
1ª parte, Sendero Játar-Puerto de Cómpeta:
Iniciamos la caminata a unos 1.030 msnm, desde el panel informativo: “Sendero Játar-Puerto de Cómpeta” situado a unos 2 km al sur de Játar, junto a las naves del pequeño polígono de la zona conocida como “Los Enebrales”. A penas cien metros de iniciada la caminata nos asalta la primera duda pues el sendero, que en sus inicios mas bien parece una antigua calzada romana empedrada, prácticamente inaccesible para un turismo normal, se desdobla en dos formando una “Y”, el de la izquierda baja en pronunciada pendiente hacia el cortijo de Linarejos, mientras que el de la derecha se mantiene faldeando la ladera en moderada ascensión, por lo que fue esta segunda opción la que tomamos. No tardamos en contemplar el primer hito visual de nuestra ruta unos 60 m por debajo de nuestra posición, a nuestra izquierda: se trata de las ruinas del cortijo de Linarejos, ubicado en una dócil pradera junto a un arroyo tributario del río Añales. Antes de completar el primer kilómetro de ruta, del camino por el que vamos parten varios ramales de sendero que podemos tomar tranquilamente pues vuelven a unirse al camino principal, ahorrándonos algunos metros de prolongada curva o bajada y subida inmediata y haciendo bueno el dicho de “nunca tomes la pista, mientras haya senderos alternativos”.
A penas cubierto el primer kilómetro de ruta con el camino transformado ya definitivamente en sendero se nos unía el compañero Álvaro, Presidente del club deportivo de Montaña Vulpes de Frigiliana con sede en calle San Sebastián 55 en C.P. 29.788 Frigilana (Málaga). Tal y como vamos ganando altura por la cuesta de Las Novias de forma suave pero casi permanente, en todo momento dirección sur, suroeste. La agreste belleza del paisaje se va haciendo cada vez mas patente, con el sendero pasando junto a algunos ejemplares de pino resinero de porte colosal, taludes con las características arenas blancas, marca de la casa, fruto de la descomposición de los mármoles fragmentados, atravesamos el arroyo de Los Majanos y de vez en cuando el sendero se abre paso entre bloques de rocas a modo de pequeños callejones, como el que nos encontramos en “El Portichuelo” donde nos encontramos las dos únicas balizas informativas a lo largo del recorrido: la que señala la continuación del sendero nos marca 4 km hasta el puerto de Cómpeta y la de la izquierda nos señala vistas panorámicas a 50 m, donde podemos asomarnos a un estratégico mirador natural para recrearnos con unas vistas grandiosas del entorno y al mismo tiempo ayudándonos a localizar y a entender mejor el trazado de nuestra ruta con todas las montañas por donde pasa esta ruta ante nosotros: a nuestros piés dirección sur las ruinas de la Venta López, ubicada sobre una idílica pradera a los pies del cerro del Majano (1.690 m), tras el cual se oculta el Cerro Pozuelo ó de la Chapa (1.818 m), hacia el sur presien el horizonte la piramidal silueta del cerro Mota (1.649 m) que curiosamente es el único que desde aquí vemos con forma piramidal, a su izquierda, que con sus dos cumbrecillas vemos con forma de silla de montar el Lucerillo (1.637 m), que también aparece en el mapa del Instituto Geográfico Nacional, como cerro de la Venta Panaderos, asegurándonos el amigo Álvaro que localmente ni siquiera se le conocía como Lucerillo, sino como cerro Bartolo. Aprovechando los conocimientos de toponimia del amigo Álvaro le preguntamos sobre si había otra denominación para el Lucero (1.775 m) ó Raspón de los Moríscos, aclarándonos que esta segunda denominación hacía referencia, a la alargada crestería que presenta el Lucero hacia el norte de su cumbre y que veíamos perfectamente desde allí. Y para finalizar con las montañas mas cercanas que contemplábamos desde este mirador del Portichuelo, no podemos olvidarnos del cerro del Cenacho (1.527 m), por cuya ladera occidental vemos como asciende de forma muy tendida, casi faldeándola, la pista forestal que llega desde la Resinera de Fornes y que mas adelante se nos une a nuestro camino. Viendo lo interesado que estábamos por la toponimia nos comentó que uno de los fallos mas típicos que se producían en la denominación de montes emblemáticos de sierra Almijara se daba con el popularmente conocido como el Almendrillo o Torre del Almendrón, asegurándonos que su denominación correcta es La Puerta.
Al abandonar el estratégico mirador del Portichuelo, el sendero describe un empinado descenso, serpenteando por pequeñas torrenteras que tras las abundantes lluvias del pasado invierno han quedado muy dañadas, pero con un mínimo de precaución para no resbalar se salvan sin problemas, llegando a la idílica pradera donde se encuentran las ruinas de la Venta López, a los pies del cerro del Majano, donde aprovechamos para realizar una primera parada para picar algo y de camino hacer algunas fotos de este precioso enclave, mientras nos despedíamos de Álvaro continuando su caminata hacia el puerto de Cómpeta. Según las referencias que traíamos en la venta López se podía reponer agua en la denominada Fuente de la Teja, sin embargo, nosotros solo nos encontramos un pilón de hormigón con agua estancada sobre el que no caía ningún caño. No obstante, sospechamos que tal vez podrían haberse referido a algún cercano nacimiento de los que existen en la zona.
Al dejar atrás la venta López, el sendero desciende hacia un arroyo tributario procedente de la cara norte del cerro de la Chapa y que forma la cabecera del río Añales, con un modesto caudal de aguas cristalinas, pero bravo en la fuerza de su cauce y que vadeamos con el salto de rigor. Comenzando ahora a ascender por la cuesta del Cerezal, que discurre por la loma de las Vacas por la que volvemos a ganar altura en suave pendiente al amparo de la generosa sombra que nos brindan los bosques de pino resinero que cubren esta zona de la sierra. Poco después volvemos a descender de forma suave para atravesar otro arroyo esta vez con mayor caudal, donde nosotros cometimos el error, de seguir en línea recta, por un pradito que se mantiene en nuestra misma trayectoria, acompañando el cauce del arroyo, que volvemos a atravesar después, pero nos dimos cuenta de que laa cañada se iba cerrando demasiado, desapareciendo cualquier indicio de sendero, ni el mas mínimo rastro de huellas anteriores. Por lo que rectificamos hasta el punto donde habíamos atravesado el arroyo por primera vez, coincidiendo con el lugar donde viene a unirse a nosotros la pista que sube desde la Resinera de Fornes y que es por donde debemos tomar durante un corto trecho, casi en dirección opuesta al puerto de Cómpeta hacia el que nos dirigimos, es decir en dirección nordeste, pero rápidamente, abandonamos esta pista, por el exterior de una curva de izquierda, que en realidad es el punto donde con mayor facilidad podemos perder el camino bueno y es por ello que reclamamos encarecidamente una baliza indicativa en este punto. Ya que si no estamos atentos se nos pasará desapercibido un pequeño hito de piedra en la entrada de una especia de callejón entre unas aulagas altísimas, que en principio nos puede resultar un poco extraño, pero que es el comienzo de un sendero precioso que zigzaguea de forma suave entre grandes ejemplares de pinos resineros y que en poco mas de un kilómetro nos lleva hasta las cercanías del puerto de Cómpeta, dejándonos prácticamente a los pies de la cantera de mármol. Éste es el camino bueno, que tomamos a la vuelta, ya en sentido contrario, sin embargo, a la ida, se nos pasó desapercibido, debido a la casi total ausencia de balizas por parte de los responsables del parque, por lo que nosotros tomamos en principio la pista de la resinera, aprovechando cualquier ramal de camino que saliera a nuestra derecha, para reorientarnos en dirección suroeste, es decir hacia la cantera del puerto de Cómpeta, donde por fín llegamos tras unos 2 km de rodeo respecto al sendero original anteriormente descrito.
Junto a la cantera de mármol del puerto de Cómpeta se encuentra una de las mayores balsas contraincendios que hemos visto en mucho tiempo, unos metros mas abajo existe un pilar donde un generoso caño de agua fresca nos permitió reponer las botellas, mientras contemplábamos con envidia el pedazo de baaño que se dio el Chuckie. Desde aquí continuamos por una pista perfectamente asentada, denominada camino de la cuesta Parda, que unos 500 m mas allá nos lleva hasta el panel informativo del Sendero Raspón de los Moriscos.
2ª parte, Sendero Raspón de los Moriscos: de las inmediaciones de la cantera del puerto de Cómpeta al Lucero:
Este último tramo coincide con las variante que existe para ascender al Lucero desde puerto Blanquillo donde podemos llegar si disponemos de un 4x4 desde la pista que parte de Canillas de Albaida o de forma mas meritoria y mucho mas espectacular a pie por el sendero que llega hasta puerto Blanquillo desde la Fábrica de Luz remontando el arroyo del Melero. En cualquier caso es tal la belleza y espectacularidad de esta ruta que tiene un carácter casi alpino. Esta ruta discurre por un paisaje que conforme nos vayamos adentrando en él nos irá recordando a Mordor, ó a la desolada Isengard en El Señor de los Anillos, un paisaje telúrico de desolada belleza, donde las rocas han sido erosionadas, adoptando caprichosas formas puntiagudas. Las cresterías son auténticos dientes de sierra, pudiendo saborear un paisaje tan abrupto como virgen, dominado principalmente por formaciones geológicas tan características como las calizas dolomíticas en descomposición ricas en carbonato cálcico (mármol, con su agregado granoso-vítreo) y que forman a veces pintorescas agujas sobre el paisaje del horizonte con el que nos topamos ó alguna roca gigantesca que ha venido a caer ladera abajo, quedándose junto al sendero, a modo de escultura surrealista, con caras que en ocasiones, parecen dibujar una sonrisa. Si hay rutas que no se olvidan jamás os puedo asegurar que la ascensión al Lucero es de las que no se olvidan.
Comenzaremos el ascenso desde el panel informativo, atravesando por un puentecillo de madera el cauce seco y arenoso de un arroyo que nace junto a la cantera. Nada mas empezar vamos a afrontar el primer tramo de ascensión que a penas da tregua por mantenerse constante, pero sin un desnivel demasiado exigente, mientras que llevamos a nuestra derecha la afilada crestería conocida como Lomas de la Mota, pero que localmente se conoce como El Arca. En algunos tramos el blanco y arenoso sendero se nos presenta cubierto de una capa de pequeñas piedrecillas sueltas que lo hace algo resbaladizo, especialmente en las zonas donde las abundantes lluvias del pasado invierno han transformado el sendero en angostas torrenteras, que de vez en cuando nos obligan a abandonarlo para seguir ladera arriba por donde mejor se pueda.
No tardamos en observar esas bellas formaciones geológicas que dan origen a raras y caprichosas figuras que desafían nuestra imaginación a modo de test de Rochard.
La vegetación típica de la zona está compuesta por viejos pinos, principalmente pino pinaster, negral o resinero, si bien muchas extensiones de pinos fueron arrasadas por sucesivos incendios, sin duda alguna el de principio de los 70 fue el mas debastador y a punto estuvo de llegar hasta la Resinera de Fornes, arruinando la vida de muchos vecinos de la zona. También podemos encontrar escasos ejemplares de arce granadino y abundante matorral formado especialmente por romero, salvia, sabina, enebro, aulaga y cojín de monja, tan característicos en la alta montaña.
Este primer tramo de ascensión finaliza al llegar al denominado collado de los Tropezones, que ya nos sitúa ante la imponente pirámide del cerro de la Mota, con unas betas de color negro muy características en su ladera norte y noroeste conocidas como las rajas negras. Desde este collado si nos giramos hacia atrás disfrutamos de unas bonitas vistas del Pantano de los Bermejales. El segundo tramo tiene un perfil mas suave y por él vamos caminando tranquilamente dejando a nuestra izquierda el imponente cerro de la Mota, que ahora tenemos a tiro de piedra, invitándonos a subir por donde mejor se pueda, ya que al menos a simple vista, no parece existir en sus laderas ni el mas mínimo rastro de sendero. Nos encontramos en medio de un paisaje gris y negro de dramática belleza, casi volcánico, con numerosos troncos caidos aquí y allá testigos mudos de los tremendos incendios que han desolado esta sierra en tiempos no tan remotos. En medio de un silencio espectral y un paisaje digno de Mordor llegamos al collado de la Perdiz. A partir de aquí hasta prácticamente la cumbre del Lucero iremos caminando a caballo entrelas provincias de Málaga y Granada. La vista desde el collado de la Perdiz es sencillamente grandiosa, regalándonos posiblemente una de las estampas montañerasmas espectaculares de la mitad sur peninsular, con el imponente cerro Lucero, cuya ascensión parece casi inverosimil y su hermano menor el Lucerillo ó cerro Bartolo, de idéntica estampa justo al lado. El que llega hasta aquí por primera vez siempre se pregunta, cual de los dos será el Lucero: el de la izquierda o el de la derecha, pero limitándonos a seguir la senda saldremos de dudas.
La vegetación disminuye considerablemente ya que el piso pasa a ser de roca viva, combinada con piedra suelta e incluso arena fina como la de la playa, que hace que el recorrido se endurezca lo suyo en las rampas finales, con la dificultad añadida del desnivel que nos queda por salvar hasta la cumbre. En unos instantes el sendero nos lleva por la cara norte, del Lucerillo o cerro Bartolo(1.687 m), que es el que desde el collado de la Perdiz veíamos a nuestra derecha, cuando estamos ya a muy poca distancia de su cumbre el sendero se mantiene llaneando durante un corto tramo e incluso desciende levemente para llevarnos hasta el Coalero de los Mosquitos, una espectacular ventana, fruto de la unión que forman la caída del Lucero y el Lucerillo. Se trata de uno de los miradores naturales mas impresionantes de sierra Almijara por la espectacularidad de su caida vertical, las grandiosas vistas hacia el sureste, enmarcadas por las agujas del Lucerillo y a nuestros pies la cabecera del río Higuerón, de la espléndida postal montañera que tenemos ante nosotros, la mas cercana es el temible cerro Cisne, que preside la sierra de Enmedio.

Poco después de dejar atrás el Colaero de los Mosquitos, ya sólo nos queda el tramo final que es una sucesión de zig-zags que sin llegar discurrir por ningún tramo comprometido, tiene unas vistas aéreas que le da un toque alpino inolvidable, regalándonos una auténtica postal de alta montaña a cada recodo del sendero. Como bien comentaba nuestro buen amigo Juan Carlos Bernal, poco antes de llegar a la cumbre del Lucero, esos zig-zags tan característicos que describe el sendero guardaba gran paralelismo con las 21 revueltas del Alpe D´huez del tour de Francia, trasladado al senderismo andaluz. En cualquier caso las vistas son tan memorables y es tal la belleza que nos rodea, que la sensación de cansancio, se convierte en sensación de euforia y privilegio por estar a punto de coronar esta auténtica ataalaya digna de los Dioses. Después de unas cuatro horas de iniciada la ruta coronamos la cumre del Lucero; con las ruinas del antiguo refugio-cuartel de la Guardia Civil levantado en su día para control y vigilancia de la zona: ojeador de maquis, contrabandistas y bandoleros que por aquí se jugaban la vida o como mínimo su mercancia aprovechando los entresijos de sierra Almijara, aferrándose a su especial vida de sobresaltos, a caballo entre la costa y la vega de Granada. Y paradojas de esta España nuestra, colaborando los contrabandistas en mas de una ocasión para la construcción del cuartelillo, acarreando una pila de ladrillos, por cada viaje que daban entre Málaga y Granada o viceversa, a cambio de que la Guadia Civil hiciera la vista gorda para continuar con sus trapicheos sin muchos sobresaltos. Si tenemos suerte y las nubes nos lo permiten las vistas son espléndidas: al Norte, la Sierra de Parapanda y el Pantano de los Bermejales, presidiendo la vega de Alhama; al este, Sierra Nevada; al Sur y suroeste toda la línea de cumbres de Sierra Almijara con cumbres tan emblemáticas como el Navachica, el Cielo, Piedra Sillada, La Cadena, el Salto del Caballo, el Almendrón, los tajos del Sol, el Nido del Buitre, con los profundos barrancos de Cazadores, Chillar y el Higuerón, separados por la sierra de Enmedio donde se alza desafiante el “cerro Cisne”, considerado el K2 almijaraco y al fondo el Mar Mediterráneo con Nerja en línea recta hacia el sur y el cerro del Fuerte ocultándonos la preciosa localidad de Frigiliana, en la distancia se adivinan algunos pueblos de la Axarquía malagueña; y al Oeste, Sierra Tejeda, con su buque insignia la Maroma.
El descenso lo realizamos en una hora y media menos que la ida, no ya solo por la pendiente predominantemente en bajada, sino porque en esta ocasión, ya habíamos dejado perfectamente localizado el tramo de vereda que nos habíamos saltado a la ida y que resultó ser verdaderamente mágico con las luces de la tarde y el contraste entre su exuberante vegetación y el semi desértico caos de afiladas rocas del sendero denominado Raspón de los Moriscos. Para despedirnos nada mejor que unas cervecitas en el Ventorro de la Paloma. Despidiéndonos con ese buen sabor de boca que siempre te dejan las rutas memorables, con el aliciente añadido de un pequeño grupo de amigos muy bien añadidos y en perfecta armonía, que le puso la guinda al pastel para transformar aquel día en una terapia perfecta. Esta claro que cada ruta tiene su encanto, pero estoy seguro que esta no se nos olvidará a ninguno de los que participamos en ella.

Juan Ignacio Amador Tobaja