lunes, agosto 30, 2010

De Ardales al Castillo de Turón (versión acuática)

Distancia aprox. 10,2 km (ida y vuelta)

Desnivel aprox. 200 m

Punto mas elevado: ruinas del castillo de Turón, 580 m.

Punto mas bajo: Puente romano, 360 msnm

Tiempo aprox. 7/8 horas

Nivel dificultad: media en su versión acuática, regresando por el cauce del río.

Tipo suelo: 50% pista terriza, a veces asfaltada y 10% sendero o campo través en el tramo de ascenso y descenso del castillo del Turón, 40% cauce y márgenes del río Turón.

Tipo de recorrido: Circular.

Mapa: Serrato 1.037 IV (sector Teba) y Ardales 1.038 III (sector Ardales)

Alicientes: Esta ruta es una perfecta combinación entre historia y naturaleza. Presenta un suave perfil, asequible para senderistas de todas las edades, que podría restarle interés a senderistas que vayan buscando rutas con mayor dosis de adrenalina. Sin embargo las vistas con las que nos podemos recrear desde las ruinas del castillo del Turón sobre las sierras de Alcaparaín, Prieta, Cabrilla, de las Nieves, Huma, entorno del Desfiladero de los Gaitanes, parte de los embalses y zona de campiña entre Ardales y Serrato, además del propio valle del Turón hacia El Burgo, son alicientes mas suficientes como para ascender a esta magnífica atalaya, imaginarse lo duro que tendría que ser un asalto a tan inexpugnable fortaleza en tiempos de reconquista y tener el privilegio de disfrutar de tan magnífica atalaya, a pesar no llegar ni a los 600 m de altitud, pero la esencia de su encanto radica en su estratégica situación respecto al entorno que lo rodea y las amplias panorámicas que desde allí podemos contemplar.

Ni que decir tiene que al menos hasta ahora, se trata de una ruta muy poco frecuentada, si exceptuamos a los propietarios y trabajadores de las fincas colindantes a lo largo de este bonito y agradable itinerario. Que además podemos combinar con la visita a la cueva rupestre de Doña Trinidad y otras zonas cercanas de gran interés geológico como las que podemos encontrar en el entorno del Chorro.

Itinenerario: Para situarnos en el comienzo de este itinerario nos trasladaremos al puente de la Molina, al que llegaremos desde la misma localidad de Ardales, desde el camino que desciende del inicio de la carretera de El Burgo. El puente es el punto mas bajo de todo el itinerario, unos 280 msnm, es recomendable dejar los coches en la explanada que tenemos nada mas atravesarlo, para iniciar la ruta desde aquí.

El puente de la Molina fue construido en tiempos del Imperio Romano, concretamente bajo el gobierno de Augusto, con sillares de arenisca con la principal función de vado para cruzar el río, las sierras situadas al este y las campiñas situadas al norte y el oeste. Aunque en la actualidad conserva tres ojos, según los expertos existen razones para pensar que fueron cinco las arcadas que se construyeron originalmente por los ingenieros romanos. El mas lejano al casco urbano fue arrasado y posteriormente reconstruido tras una gran tormenta y riada en tiempos de Isabel II. Se apoya en cuatro grandes pilares de los que parten tres arcos de sillares rectangulares que cortan la corriente del río por medio de unos tajamares de mampostería y hormigón. La calzada horizontal permitía la comunicación entre las antiguas ciudades de Malaca y Acinipo y Singilia Barba, Anticaria o Corduba. Que después de veintiún siglos, se siga conservando es un gran triunfo de la ingeniería romana para trascender en el tiempo.

Nada mas cruzar el puente tomamos el camino de la izquierda, dirección oeste, desde donde ya podemos observar fácilmente la rocosa atalaya donde se encuentran las ruinas del castillo en dirección suroeste. A penas 100 m mas allá del puente, mientras vamos caminando paralelos la cauce del río, llegamos a una primera bifurcación: a la derecha donde enlazaríamos con el tramo del GR.E-7 que nos indica Serrato 4 horas, pero nosotros tomamos el ramal de pista de la izquierda que es el que se mantiene mas cerca del río y que durante los próximos 400 m vamos a seguir llevando a nuestra izquierda hasta que llegamos a un pequeño prado a orillas del Turón donde nos encontramos con un grupo de eucaliptos centenarios, fácilmente visibles desde gran distancia. Al llegar a la altura de los eucaliptos la pista describe un giro a la derecha que nos orienta hacia el noroeste a través de una pendiente por la que rápidamente comenzamos a ganar altura y perdemos el contacto visual con el río que ya no volveremos a ver hasta la llegada a las ruinas del castillo de Turón. A partir de ahora nos adentramos en un paisaje agrario de campos de labranza a ambos márgenes del camino que en algunos tramos está asfaltado, olivares y almendros son los grandes protagonistas del paisaje que nos rodea, especialmente sus llamativas flores blancas y rosadas que en estas latitudes alcanzan su mayor esplendor entre finales de enero y principios de febrero.

Mientras vamos ascendiendo por la pista, ya en dirección suroeste, dejaremos a nuestra derecha un pequeño parque de placas solares, por detrás de un cortijo en ruinas, pasado y futuro se fusionan en una misma imagen. Unos 1.500 m mas allá del puente de La Molina, llegaremos a una segunda bifurcación que deja en medio una parcela rodeada por una valla metálica. Nosotros tomaremos el ramal de la derecha, que en esta ocasión es el que mas se aleja del río y según la opción que escojamos para regresar, podríamos volver por el ramal que ahora dejamos a la izquierda. Entre campos de cereales, olivos, almendros, alguna que otra finca ganadera y maquinaria agrícola seguimos ascendiendo en dirección oeste la mayor parte del camino hasta que nos aproximamos a una loma por encima de la cual ya se ve en lo alto de una peña el castillo de Turón y en el margen izquierdo del camino un panel informativo donde podemos leer: fortaleza militar mediaveal situada sobre unos riscos calizos que caen en precipicio sobre la margen izquierda del río Turón. Construida durante la guerra de Frontera entre Granada y Sevilla. La fortalez de Turón fue el principal apoyo militar de la peña de Ardales en su lucha contra el empuje castellano organizado desde el castillo de Teba. Se fortificó con grandes murallas y numerosas torres en la parte mas alta de la montaña, aunque en su cara este y sur, las que caen a pico sobre el río, no se hicieron por innecesarias. Conserva la barbacana, las murallas principales, las torres y un aljibe. En su cara norte, la que vigila Ardales, se construyó un alcázar con una gran torre que era la que servía a los jefes militares. (para mas información ver capítulo dedicado a lugares de interés-castillo de Turón).

Conforme nos vamos aproximando a la loma, la primera pregunta que surge es cómo acceder al castillo sin caminar por encima de las tierras de labranza que lo rodean. Pero no hay que precipitarse, de momento seguimos avanzando por la misma pista que traemos hasta ponernos a la altura del castillo, que de momento, va quedando a nuestra izquierda, mientras que a la derecha contemplamos una cortijo y una casa recientemente reformados presidiendo un olivar, con el fondo de una bonita cañada formada por suaves cerros salpicados de pinos, tras los cuales ya se intuye la sierra de Ortegícar. Rebasada la parte mas alta de la loma por la que veníamos, iniciamos un suave descenso encontrándonos inmediatamente después con una bifurcación, donde es mas que evidente que el camino a seguir es el de la izquierda que nos aproxima al castillo, unos 200 m después llegamos a otra bifurcación y volvemos a hacer lo mismo tomando el de la izquierda, que ya se trata de un caminillo muy secundario que comienza a ascender decididamente entre los almendros que ahora quedan a nuestra izquierda y los farallones rocosos sobre los que se asienta el castillo que ahora tenemos a nuestra derecha casi encima de nosotros. Situados ya bajo los antiguos torreones siempre subiendo, el camino se convierte en sendero y el sendero en caminillo de cabras, hasta que hacemos entrada en la plataforma cimera sobre la que se asientan las ruinas del antiguo castillo al que accedemos pasando junto a la torre situada mas al norte, que era la torre de los oficiales.

Una vez en el castillo merece la pena recrearse con los restos de murallas de la cara norte, algunas muy bien conservadas, las torres en ruinas, sus increíbles vistas hacia sierra Alcaparaín al sur, sin olvidarnos de las vistas sobre el río Turón, mas lejanas al suroeste, las sierras Prieta y Cabrilla, al oeste la sierra de las Nieves. Al este Ardales, al noreste el Huma, tajos y sierras colindantes, parte alta del castillón de Teba al norte. Y por supuesto ese magnetismo especial que siempre se puede palpar en estos lugares repletos de historia donde se libraron cruentas batallas y asedios. Restos de torreones y lienzos de murallas en alarmante estado de abandono progresivo son testigos mudos de importantes acontecimientos históricos que en tiempos de ocupación musulmana y posterior reconquista tuvieron lugar en la estratégica atalaya donde ahora nos encontramos. Cuentan los abuelos de Ardales que en tiempos de la Guerra Civil y años posteriores de postguerra fue refugio de maquis y demás perseguidos por el franquismo, comunicándose con el pueblo de Ardales, a través de un viejo túnel que ya existía en tiempos de la reconquista, que llegaba hasta las inmediaciones del castillo.


El descenso lo iniciamos a través de un derruido lienzo de muralla, situado en el extremo suroeste de la atalaya donde se encuentra la fortaleza, prácticamente la zona opuesta a la que accedimos. Identificaremos fácilmente este lienzo de muralla, que va a quedar a nuestra izquierda, porque en él podemos contemplar una especie de puerta que da vistas al valle del Turón a modo de gran ventana. Mientras vamos descendiendo por una empinada ladera en zig zags con numerosos palmitos y con las vistas del río Turón a nuestros pies, además del tajo de la Canana de sierra Alcaparaín frente a nosotros, ya que de momento vamos dirección predominantemente sur. Pero tan pronto como alcanzamos los últimos retazos de una desgastada pista asentada sobre un terreno con menos pendiente, giraremos a la izquierda, concretamente vamos a acercarnos a la base de un gran farallón rocoso con manchas rojizas propias de las rocas metamórficas. Caminaremos bajo estas paredes muy cerca de su base, llevando de momento el castillo a nuestra izquierda, cada vez mas por encima de nosotros. Llegará un momento, que parece que el sendero se detiene al borde de un pequeño tajo, sin embargo, manteniéndonos pegados a la pared, encontraremos un precioso sendero escalonado entre las orcas y los grandes ejemplares de palmito que han proliferado en esta zona. Ya sólo queda descender al río abriéndonos paso entre el matorral de retama, a través de las sendas de cabras que aparecen y desaparecen aquí y allá. Llegando a una pequeña cañada debemos cruzarla para mantenernos en su margen derecho, o lo que es lo mismo, la cañada debe quedar a nuestra izquierda, en todo caso nuestra mejor referencia será una casa de nueva construcción, piscina incluida a la que llegaremos sin dificultad rodeándola por la derecha donde sus propietarios nos recibieron con gran hospitalidad la última vez que pasamos por allí permitiéndonos reponer nuestras botellas, tras el ascenso y posterior descenso al castillo, que si bien en invierno sería poco mas que un suave paseo, en pleno verano se puede hacer un poco duro. Esta casa sin nombre, a la que bautizamos como el oasís del Turón, ya se encuentra al pié de una pista que poco después se desdobla para orientarse hacia Ardales a la izquierda o descender al cercano cauce del río a la derecha.La opción mas fácil para regresar a Ardales es por la mencionada pista que se dirige a esta localidad en dirección noreste.

Sin embargo hay otras dos opciones mucho mas interesantes para regresar a Ardales: la primera opción siempre y cuando sea en época de baño y vayamos preparados para ello, consiste en descender por el mismo cauce del río, disfrutando de sus pequeños tramos de bosque de galería y sus magníficas pozas algunas de ellas de mas de 20 m de largo con zonas profundas que nos obligan a realizar algunos tramos de nado, que deberán tener en cuenta las personas que no saben nadar, sobre todo si se va con niños pequeños. Esta opción además de la reconfortante sensación que siempre te da el baño reponedor en los calurosos días de verano nos regala unas bonitas estampas de rivera con la fortaleza al fondo. Sin embargo, hay que advertir, que los idílicos tramos de pozas se intercalan con otros tramos donde la vegetación es mas cerrada y caminar se hace muy dificultoso para personas no acostumbradas a descenso de ríos. Otro inconveniente es que el río Turón suele tener un fondo muy fangoso y el agua tiende a enturbiarse rápidamente a nuestro paso, pero superados estos inconvenientes el descenso de este tramo del Turón es una auténtica maravilla, mientras que aguas mas salvajes se torna mas salvaje y cerrado con intermitentes tramos de zarzales que convierten el neopreno en una prenda imprescindible, mientras que este tramo se puede hacer tranquilamente en bañador.

La segunda opción ya es otra historia por el antiguo camino de aguas que unía a la localidad de El Burgo con Ardales.
NOTA: Por razones técnicas y de falta de espacio en la mayoría de los casos no coinciden textos y fotografías.

domingo, agosto 08, 2010

Integral del río Chillar desde la cantera hasta la cascada final y regreso por la acequia: (Parque natural Sierra de Tejeda, Alhama y Almijara)































Distancia aprox. 22,5 km, sólo son lineales los 2 primeros kilómetros entre la cantera y la fábrica de luz o salto grande y los 4,5 km desde la casa de la presa hasta la cascada final. En el camino de regreso, al llegar a la casa de la presa ya tenemos previsto continuar por la acequia, que es una opción que deben descartar las personas con vértigo, que siempre podrán regresar por el mismo cauce del río. Si bien el regreso por la acequia es como un premio que recompensa el esfuerzo de la ida mostrándonos unas panorámicas privilegiadas sobre el valle del Chíllar.
Desnivel aprox. 610 m por el cauce del río desde la cantera, situada a 90 msnm, hasta la cascada final cuya base se encuentra a unos 700 msnm
Tiempo aprox. Mínimo 10 horas
Nivel dificultad: Alta
Mapa: Torrox (1.054-II) desde Nerja hasta la unión con el Barranco de Pradillos y Navachica (1.041-III) desde la unión con el barranco de Pradillos hasta la cascada final)
Punto de fuga: sendero de la Sierra de Enmedio que une Frigiliana con la Fuente del Esparto
Tipo suelo: el cauce del río con fondo pedregroso desde la fábrica de luz o salto grande, hasta el enlace con el sendero de la Sierra de En medio y a partir de allí mas del 50% se puede realizar por fuera del agua. el 95%, pero casi siempre por terreno bastante rocoso.
Tipo de recorrido:inicio y final lineal, pero tramo principal intermedio circular ida por el río y retorno por la acequia.
Recomendación: bañador, la poca profundidad del río Chillar no hace necesario el bote estanco, ni la mochila acuática. Es recomendable una gorra, protector solar, bastones (dos mejor que uno). En este tipo de largas travesías acuáticas conviene llevar calzado fuerte, tipo botas de trecking ó incluso llevar un par de calzados. Por ejemplo: unas zapatillas de deporte con buena suela de agarre para el tramo acuático y las botas de trecking para el 2º tramo. Llevar un tika o frontal.
A tener en cuenta: Esta ruta requiere de una buena preparación física y un ritmo acorde al desafío que tenemos por delante hasta llegar a la cascada final. En caso de que no nos encontremos bien, siempre estamos a tiempo de darnos media vuelta. Se recomienda comenzar a las 9.00 am como muy tarde. Importantísimo llevar una cuerda de mas de 3 m para poder superar la cascada del 2º cahorro alto.
Fecha de realización: sábado 7 de agosto 2010
Participantes: Bernardo “El artesano de las pieles” (desde Ubrique), magnífico caminante a la antigua usanza. Isaac, “el Pirata de la Pata de jamón” (desde Alhaurín de la Torre) siempre muy combativo en las primeras posiciones y generoso en la ayuda a los compañeros para afrontar la trepada y posterior destrepe en la cascada del 2º de los cahorros altos, magnífico contador de chistes. Y desde distintos lugares de la costa del Sol: Valentín, “Espécimen 1934” tras la pájara de Sierra Nevada debido a sus dolores de cervicales, volvió a mostrarnos su mejor versión, hiperactivo, relaciones públicas, rememorando efemérides y calificando esta salida como “ruta 10”. Karen, la mejor relaciones públicas de toda la costa y su primo, que venía como estrella invitada llegaron vivos al final y la cerveza posterior les supo mejor que nunca. María “Sentido y Sensibilidad” ó como diría Valentín “La chica de la sonrisa cautivadora” hizo honor una jornada mas a ambos apelativos, desde que comenzara a hacer rutas con nosotros, a mostrado una condición física impresionante y lo mejor de todo, jamás pierde la sonrisa. Juan Antonio “El Elfo de la Malagueta” magnífico compañero de aventuras donde los haya completando una jornada magnífica junto a su querida Vicky la Botánica, que tres semanas antes había hecho esta misma ruta con rafa Flores, teniéndose que quedar al pié de la desafiante cascada del 2º cahorro alto, vio cumplido su deseo de llegar a la cascada final gracias a la cuerda élfica. Juan Antonio, “El Mago Blanco” que se estrenaba en ruta con nosotros, completo el recorrido de forma impecable dando muestras de ser otro buen compañero de aventuras, al igual que Oscar “el alpinista” que también consiguió llegar hasta la cascada final haciendo todo el recorrido de vuelta con nosotros y cargando de forma heróica con su perra herida de 20 kg al hombro en el tramo mas incómodo de la ruta que es el que va desde las inmediaciones de la cascada final hasta la cascada del 2º cahorro. Una cosa es decirlo y otra verlo. Un servidor, Juan Ignacio Amador, apodado “El pequeño Saltamontes” (por Miguel Becerra) y que tuvo el honor de coordinar esta ruta con tan magníficos compañeros, si bien cometió el imperdonable error de no percatarse que la cámara digital que llevaba estaba en modo “tamaño de foto pequeña” y de esperarse haber conseguido un magnífico reportaje, se encontró con la gran decepción de unas fotos ridículamente pequeñas y sin a penas resolución.

Nuestra compañera Tatiana “Ginger” (la mujer de Isaac), que venía acompañada por dos chavales y una muchacha prefirió quedarse a disfrutar del día con ellos en el curso bajo del río Chíllar, despidiéndose de nosotros, en el lugar conocido como la laguna, entre el 2º y el tercer cahorro.

Descripción de la ruta: Integral del río Chillar desde la cantera hasta la cascada final y regreso por la acequia:

El primer tramo de esta ruta que es la que va desde la cantera hasta la llamada poza grande es todo un clásico de las rutas acuáticas cuando llega la temporada de verano. Precisamente la popularidad y fama de esta ruta se ha convertido en su propia maldición, de manera que el ecosistema del río Chillar podría verse en grave riesgo de no ponerle freno a la saturación incontrolada de visitantes que sufre este bellísimo ecosistema, sobre todo por parte de aquellos excursionistas que no cuidan y respetan este paraje que es un auténtico santuario natural. No obstantes, nos queda la tranquilidad de que ya se han tomado algunas medidas al respecto, colocando una barrera con grandes bloques de roca a todo lo ancho del cauce que impide el paso de cualquier vehículo motorizado y nos encontramos el cauce bastante mas limpio que en anteriores ocasiones, si bien volvimos a finalizar la ruta acarreando 4 bolsas de basura ajena que sacamos de allí. Precisamente para huir de la saturación que se suele producir en temporada de verano, nuestra propuesta consistió en llegar hasta la recóndita cascada final (699 msnm), el alto Chíllar es de los lugares mas recónditos de toda Sierra Almijara. Remontando los 610 m de desnivel que hay entre la cantera (90 msnm) hasta el pie de la cascada final. Un recorrido de unos 22,5 km entre ida y vuelta, con el aliciente de los recónditos parajes del curso alto del río, la majestuosa presencia del imponente Almendrón y los tajos del Sol y como premio final el camino de vuelta por la acequia desde la casa de la Presa hasta la fábrica de luz en el Salto Grande.
Mientras que en la primera parte del recorrido, casi siempre vamos caminando por el agua, al menos desde la fábrica de luz, hasta el enlace con el sendero de la Sierra de En medio, unos 500 m aguas arriba de la poza grande. A partir del enlace con este sendero, que tan sólo lo cruzamos, dejando a nuestra izquierda la parte que se dirige a Frigiliana y a la derecha la que sube por la Cuesta de los Galgos y llega hasta la Fuente del Esparto. Podemos continuar mas de la mitad del trayecto por fuera del agua, sobre los cantos rodados de la parte seca del río que sólo queda cubierta en época de crecidas invernales.
Una vez superada la poza grande hasta donde no nos detendremos a dar explicaciones por tratarse de la zona mas conocida del río Chillar, la sucesión de hitos y parajes mas significativos es: el tramo cahótico de grandes bloques rocosos entre los que se abre paso el río Chíllar, la umbría del Rincón de los Hermanos, pequeño tajo que se encuentra en la orilla izquierda del Chíllar (en el sentido de la marcha), donde confluye el mencionado sendero de la Sierra de Enmedio con el río. En poco mas de 15 minutos llegaremos a la entrañable Casa de la Presa, actualmente la casa está en estado ruinoso, un albaricoque es testigo mudo del trasiego que llegó a tener aquel lugar con la familia que lo habitaba. La casa de la Presa, es uno de los lugares claves de nuestro recorrido, pues en el camino de vuelta, al regresar aquí, ya no continuaremos por el mismo cauce del río, sino por la acequia que nace en este lugar y que en la camino de vuelta nos llevó por la margen izquierda del Chillar con algunos tramos vertiginosos que en ocasiones te hacen recordar al caminito del Rey, si bien en los tramos mas expuestos hay un pasamanos de alambre que aporta cierta seguridad, aunque en cualquier momento podemos caminar por dentro de la acequia si lo deseamos salvo en las zonas donde está cubierta. Ni que decir tiene que en nuestro regreso por la acequia disfrutaremos de unas panorámicas espectaculares del valle del Chíllar, especial mención merece el sendero de la Sierra de En medio, subiendo la cuesta Jiménez al pié del pandera Garzón o Alto de la Garza, la recóndita ubicación del cortijo del Imán cuando echamos la vista atrás, la localidad de Frigiliana asomando por la Sierra de En medio al oeste, así como Nerja y la línea de costa al sur poco antes de iniciar el descenso hasta la central hidroeléctrica para regresar al cauce del Chíllar.
A partir de la casa de la presa la senda que acompaña el cauce del río, predominantemente en dirección norte, va pasando de una orilla a otra por lo que resulta casi inevitable caminar por el agua en algún momento. También nos encontramos con dóciles tramos llanos poblados por bosquecillos de pinos, como el que hay a la altura del barranco de la Parra por donde todavía bajaban cantarinas sus aguas ferruginosas, aportando un intenso color rojizo, que delata la presencia del mineral de hierro en esta zona. Casi a la misma altura, pero a mano derecha, otros hitos de piedra nos marcan el inicio de la senda que va al Cortijo del Imán, pero el senderista que decida aventurarse por él deberá tener en cuenta las curvas de desnivel que lo sitúan a mas de 100 m por encima del río, a través de un angosto sendero que por encontrarse en estado de abandono ha quedado invadido de maleza, no siendo recomendable si se va en pantalón corto.
Mas adelante llegaremos a la altura del Cerrajón, un pequeño, pero afilado cerro que queda a nuestra izquierda, y que el Chillar rodea formando un pequeño encajonamiento a través de una sucesión de pequeñas cascadas, que en ocasiones nos obliga a utilizar las manos, aunque también podemos evitar abandonando el cauce por las rocas de la orilla izquierda, hablando siempre en el sentido de nuestra marcha. Llegamos ahora a una zona donde el cauce se ensancha de forma impensable para quien sólo conozca el bajo Chillar, en este tramo el río y sus tributarios han ido acumulando una enorme cantidad de piedras, que se han visto aumentadas por las copiosas lluvias del invierno 2010 y las riadas de septiembre de 2007. De manera que el cauce discurre discretamente por su extremo occidental, buscando siempre la parte mas baja del lecho, bajo los verticales paredones que quedan a nuestra izquierda, mientras que vamos llegando a una zona de juncos y cañaverales que es la antesala de otro llanito donde por desgracia casi siempre nos solemos encontrar restos de alguna acampada ilegal.
El ejemplo mas espectacular para comprobar el devastador fenómeno erosivo lo tenemos al llegar al punto donde al río se le une una espectacular torrentera en forma de pedrera, procedente nada mas y nada menos que de la base del Almendrón que ahora tenemos a nuestra derecha. Y que deja muy a las claras la vulnerabilidad del terreno en las zonas donde no hay suficiente masa forestal para frenar la avalancha de piedra y todo tipo de sedimentos. Después de superar un caótico tramo de rocas y grandes troncos arrastrados por las avalanchas, el siguiente hito de nuestro recorrido es el primero de los cahorros altos, también conocido como cahorro del Imán, una especia de santuario natural con magníficos ejemplos de tobas calcáreas, rezumando agua de ambas paredes de la que suelen colgar líquenes, helechos, algunas plantas de forma inverosímil y hasta una higuera.
Poco después de dejar atrás el primero de los cahorros altos, pasamos por un tramo del río que pasa entre grandes paredes, al echar la vista atrás podemos ver el imponente tajo del Almendrón que antes teníamos a la derecha y unos 300 m mas allá el río traza una cerrada curva a la derecha donde nos encontramos con dos cascadas seguidas que nos cierran el paso pues son la puerta de acceso al segundo y último de los cahorros altos. La primera cascada mide unos 3 m y se puede superar realizando una trepada por la parte derecha, por donde siempre nos podrá echar una mano el compañero mas habilidoso que haya subido primero, siempre y cuando llevemos una cuerda. La segunda, a penas supera los 2 m de altura y resulta mucho mas asequible.
Mas allá del segundo y último cahorro nos espera el tramo mas salvaje y desconocido del río Chíllar que no es especialmente dificultoso pero se hace muy incómodo para caminar, porque ya no queda el menor rastro de sendero, el lecho del río en algunas zonas está invadido de troncos atravesados que nos obliga a pasar por encima o por debajo, adelfas secas que a modo de lanzas apuntan hacia nosotros, con lo que no sólo tenemos que mirar hacia abajo para ver donde caminamos, sino también hacia delante de vez en cuando para no pincharnos con una rama cuando levantemos la cara. Por lo que en muchas ocasiones estamos tentados de abandonar el cauce y avanzar por fuera, pero lo suyo es caminar por el agua, hasta donde nos permitan las enmarañadas adelfas. Según como se encuentre el cauce del Chillar el agua pasa al pie de una roca muy llamativa, junto a la base de una de las paredes que quedan a nuestra derecha. A estas alturas del recorrido la ruta se ha convertido en una jincana y la incomodidad del terreno puede mermar la moral del senderista no acostumbrado a este tipo de rutas, pues al afrontar una montaña por dura que sea, siempre tienes una referencia, clara o aproximada de cuánto te falta, pero aquí no ves el final, hasta que lo tienes delante de las narices. No tardamos en llegar a otro pequeño llanito, donde las lomas que flanquean al Chillar se suavizan a ambos lados, pudiendo ver a nuestra derecha restos de una incipiente senda que conduce al cortijo del Imán, y que por alguna zona cubierta de maleza, continúa ascendiendo por la orilla izquierda hasta la antigua fábrica del Imán. Antes de darnos cuenta nos encontramos de frente con los tajos del Imán donde parece imposible que el río pueda continuar, pero justo delante de su base, el río se divide en dos, formando una “Y”, que nos lleva a dudar unos instantes por primera vez en todo el recorrido sobre cual será el Chillar, por la izquierda tenemos el denominado barranco Sin Salida y por la derecha el barranco del Suazo. Pero tras una breve comparativa de ambos cauces, nos decidimos por el de la derecha pues parece algo mas ancho y por lo tanto el principal, continuando ahora en paralelo a la base de los tajos del Imán que llevamos a nuestra izquierda, hasta que tras una curiosa curva que describe el río en forma de interrogación nos encontramos con la mítica cascada final del Chillar, que en realidad mas bien deberíamos llamar del principio, puesto que el Chíllar se forma unos metros arriba de la cascada fruto de la unión del barranco del Ceazo y del Agujero.

domingo, agosto 01, 2010

XII Descenso Angosturas del río Guadalmina (BENAHAVÍS).










Todavía recuerdo mis primeras visitas a Benahavís allá por 2001, cuando uno dejaba atrás la saturada travesía de San Pedro y, a penas 10 km tierra adentro se llegaba al precioso pueblo de Benahavís, que parecía un oasis de paz enmedio de un entorno idílico con sus casitas encaladas en pleno valle del río Guadalmina, rodeado de montañas, a la entrada no era raro encontrarte con algún abuelete con su burrito viniendo de su huerto y una señora encantadora que te atendía en una tienda de ultramarinos que había nada mas entrar en el casco urbano a la derecha.

Hoy en día, casi diez años después de aquella bucólica imagen de postal que era Benahavís se ha transformado en una especie de urbanización para la jet set europea, mas concretamente alemana, que a base de parcelas, adosadas y chalets de lujo ha colonizado un pueblo que en cierto modo le ha vendido su alma al diablo, perdiendo su señal de identidad como pueblo andaluz eclipsado por las urbanizaciones que lo han profanado, a cambio de convertirse en referente internacional y lugar de culto para el turismo de lujo, incluida la familia Obama y residentes aristocráticos, que poco a poco fueron atraídos por la campaña de marketing de algunos de sus mas afamados restaurantes con el lema de “Benahavís: paraíso gastronómico de la costa del Sol”. Ya el burrito a la entrada del pueblo, ha sido sustituido por un ferrari y la amable señora de la tienda de ultramarinos por una camarera con aires de grandeza que sale a atenderte a la terraza de un lujoso bar, mirándote con desprecio, por temor a que le espantes a la glamourosa clientela. En definitiva una especie de Puerto Banús del interior donde sólo falta el cartel de “nos reservamos el derecho de admisión”, y que desde el pueblo hasta la costa ha invadido ambas márgenes del río Guadalmina con ostentosos complejos hoteleros, rodeados de no menos lujosos campos de golf. ¡Pero señores!, no confundamos progreso con borrar las señales de identidad de un pueblo, profanar su estructura urbana original, hasta el punto de engullirla y destrozar el entorno natural.


Afortunadamente, aguas abajo del pueblo de Benahavís, el río Guadalmina ha quedado encajonado en un pequeño desfiladero de apenas 2 km, un terreno lo suficiente abrupto como para que a penas haya quedado espacio para construir la carretera por la que llegamos al pueblo, o alguna pequeña zona recreativa para disfrutar de las preciosas paredes que encajonan este pequeño pero bellísimo desfiladero conocido como “Angosturas del Guadalmina” y catalogado como paraíso natural. Que esperemos que aunque sólo sea por el interés que supone contar en su término municipal, con tan privilegiado paraje natural, cada vez mas demandado y valorado por un turismo de calidad, cada día mas exigente y mejor informado, sepan valorar y mantener como oro en paño durante mucho tiempo. Bastante daño se le hace ya a todos los ríos de pequeño o mediano caudal que llegan a la costa completamente secos, porque en sus kilómetros finales, terminan de expoliarle hasta la última gota, a base de desviar su cauce por medio de acequias, presas, etc… para el mantenimiento de campos de golf, huertas, piscinas, riego de jardines, fuentes, etc… que no es mas que un fiel reflejo de la sobre explotación de la costa, donde en las últimas décadas se ha construido muchísimo mas de lo que los recursos naturales de la zona podían dar de sí.

Angosturas del Guadalmina, Monumento Natural:

FICHA DE LA RUTA:

Localidad de referencia: Benahavis

Distancia aprox. 5 km (2,5 km ida + 2,5 km vuelta), Tipo de recorrido: circular (paralelo)

Desnivel aprox. 50 m.

Nivel dificultad técnica: bajo para personas acostumbradas a descenso de barrancos. Medio/alto para personas no acostumbradas.

Tiempo aprox. Unas dos horas y media ida y menos de una hora la vuelta, a lo que habría que añadir: pausas, comida, etc...

Tipo suelo: El mismo lecho del río es un terreno bastante rocoso, con rocas muy resbaladizas, que requieren de buen calzado para caminar, preferentemente botas de trecking o unos tenis fuertes y resistentes con suela que tenga bastante agarre.

Recomendaciones: si bien no es imprescindible en verano, por llevarnos como mínimo dos horas en contacto con el gaua, no está de mas llevar un neopreno, aunque sea uno tipo surpero de manga corta. Y bastón, mejor dos que uno, por lo accidentado del terreno.

Fecha de realización de la ruta: sábado 31 de julio de 2010, cielos nubosos en toda la zona del estrecho pero temperatura muy agradable.

Participantes: Un total de 8 participantes mas Chuckie, de Estepona vino María “Sentido y Sensibilidad”, que al igual que Silvia “La Piotonisa del Pico del Convento” que venía de Torremolinos, van acumulando experiencia en rutas acuáticas y comienzan a desenvolverse como pez en el agua, incluso en los tramos mas complicados. De Fuengirola vinimos: Patricia “La Sirena del Mar del Plata”, Cristian, Radostina, Salva y Nacho que se lo pasaron en grande, casi tan bien como Chuckie. Hasta el punto que Salva que puede llegar a aparentar ser un niño frío y de pocas palabras en ocasiones, le dio las gracias en varias ocasiones a un servidor, Juan Ignacio Amador por enseñarles tan bello paraje, en el que ninguno/a de ellos/as habían estado previamente.

Breve descripción del recorrido:

Sin lugar a dudas es una de las rutas acuáticas mas divertidas y agradecidas de todas las que conozco, que se puede realizar de tres maneras distintas, según el nivel de destreza del grupo con el que vayamos y por supuesto el nivel de las aguas del río. Ya que en hacerlo en época de crecidas como puede ser el invierno o en primavera después de lluvias recientes puede ser una auténtica temeridad por la tremenda fuerza con la que baja el agua por las angosturas, capaz de hacer rodar piedras de considerable tamaño. Por lo que es mas recomendable a finales de primavera o verano.

La versión mas asequible sin duda alguna es la que comienza en la afamada poza de las mozas, al pie de magníficos tajos, que suelen salir fotografiados en muchos reportajes que se encuentran en la red. A esta primera poza llegamos por las escalinatas que nos llevan desde el inicio del paseo fluvial junto a la carretera de entrada al pueblo hasta el mismo cauce del río. En esta poza se suele quedar casi el 50% de los visitantes que llegan a Benahavís con ánimo de darse un baño en el río Guadalmina, porque además de ser una de las pozas mas grandes y profundas del último tramo del río es la mas asequible para llegar y nos ofrece una gran variedad de alturas para saltar a ella desde cualquiera de las rocas que la flanquean. Otro de los motivos porque muchas personas prefieren quedarse aquí es porque, lo que viene a continuación de la poza de las mozas es un destrepe, tipo tobogán empinado, sobre el que resulta muy difícil volverse atrás, a no ser que sean personas con experiencia en trepada y a pesar de la poca distancia que hay hasta la carretera, también resulta difícil llegar a ella como vía de escape por lo escarpado de sus laderas.

Una vez dejamos atrás la poza de las mozas, pasamos por un tramo encajonado entre grandes rocas redondeadas, según la fuerza de la corriente y la profundidad de la misma entre otros factores, nuestra recién iniciada caminata por las aguas del Guadalmina, se suele hacer mas o menos resbaladizas. De entrada unas buenas botas de trecking nos proporcionarán mas agarre y nos harán llevar los tobillos mas protegidos ante posibles golpes o torceduras. Las primeras pozas de cierta profundidad que superan la altura de la cintura y que será la primera toma de contacto con el agua para todo aquel/la que no se haya bañado en la poza de las mozas puede resultarnos un tanto fría, pero nada mas coger la temperatura del agua, descubriremos que los tramos mas fáciles para avanzar por el río son aquellos por donde podemos avanzar nadando, o dejándonos llevar por la fuerza de la corriente, mientras que nuestras mochilas provistas de botes estanco o similares hacen de flotador.

No tardaremos en descubrir que nos encontramos en un auténtico parque temático natural del agua, de la geología y de la flora, pues son diversas y muy interesantes las plantas y florecillas que crecen en el mismo cauce del río y sobre las paredes que lo encajonan. En los tramos de poca profundidad, se suele aglutinar mas el verdín que tanto resbala en algunas zonas, siendo recomendable el uso de bastones, dos mejor que uno. Hay pasillos encajonados entre los que tenemos que pasar nadando, pequeñas plataformas a las que podemos subir sin demasiada dificultad, servirán de trampolín a los mas intrépidos e incluso los tramos con poco agua, están llenos de vida pués son abundantes las ranas, peces y libélulas que certifican la calidad de las aguas.

Sin duda alguna uno de los lugares estrella es el que conocemos como la cueva, que en realidad no es tal, lo que ocurre es que el desfiladero entre cuyas paredes avanzamos río abajo, llegan a juntarse tanto sobre nuestras cabezas, que nos da la impresión de estar en una cueva, hasta el punto que mientras vamos nadando, pasamos bajo un sistema de estalactitas, formado a partir de las tobas calcáreas que ha ido originando la acción del agua durante milenios. Lo que popularmente se podría calificar como una auténtica pasada, una experiencia alucinante para la mayoría de mortales no acostumbrados a la espeleología y que tan sólo ha llegado a ver rincones mágicos como este, a través de documentales de “La 2”.

Unos 300 m, aguas abajo, llegamos a una pequeña presa, con una pared de unos 4 m de altura, donde vuelve a subir la adrenalina, especialmente para personas no acostumbradas a descender por la cuerda con nudos que normalmente dejan instaladas las numerosas empresas de turismo activo que suelen ofertar el río Guadalmina, como actividad de iniciación al barranquismo. Aunque nunca está de mas llevar nuestra propia cuerda. No obstante, tal y como llegamos a la presa, en su margen izquierdo, existe una especie de tobogán que ha esculpido la fuerza de la corriente, por donde podemos bajar, siendo tal vez la opción mas asequible para las personas con vértigo.

Superada la presa, ya estamos en los 200 últimos metros del cañón o desfiladero, antes de que éste se abra definitivamente, por lo que se recomienda recorrer sin prisas mientras nos recreamos con la frondosa vegetación que crece en sus paredes, sus bellas chorreras que forman rincones mágicos e incluso con una vieja tubería oxidada que se mantiene unos 4 m por encima del agua, que le aporta un toque histórico, respecto a los antiguos usos y costumbres del lugar.

Finalizado el tramo acuático de las Angosturas del Guadalmina, la mayoría de mortales, suele optar, por abandonar el río por su orilla derecha para acceder rápidamente a la carretera y volver al pueblo en poco mas de diez minutos. Sin embargo, existe, otra alternativa, que es regresar por la acequia que discurre por su orilla izquierda, si bien se cobra un peaje, que no todos los excursionistas, están dispuestos a pagar, ya que después de la relajada sesión de baños, supone superar de golpe un tramo de ladera arriba campo través de mas de 50 m de desnivel, pues el antiguo sendero ha quedado, abandonado a su suerte, ha quedado invadido de matorral de espino, que hay que superar con espíritu espartano, hasta llegar a la acequia. Eso sí, una vez en la acequia, de aguas cristalinas, el camino de regreso se convierte en una relajante e improvisada sesión se spa, mientras nos recreamos con nuevas perspectivas de las angosturas desde una nueva perspectiva, totalmente diferente a la que teníamos mientras íbamos río abajo. Llegando a la localidad de Benahavís sin ninguna dificultad, a través de un frondoso túnel de vegetación donde quejigos, encinas, pinos nos irán aportando sombra la mayor parte del recorrido perfumado por ramilletes de hierba buena.