lunes, octubre 18, 2010

Ascensión al Pico Bermejo (1.474 m), Parque natural Sierras Subbéticas Cordobesas

Distancia aprox. 15 km.
Desnivel aprox. 725 m
Punto de partida: cortijo Vichira (750 m)
Punto mas elevado: pico Bermejo, (1.474 m)
Tiempo aprox. Entre 7 y 8 horas
Nivel dificultad: alto
Tipo suelo: pista de tierra, senderos con matorral alto y campo través con bastante roca y algunos tramos de lascas sueltas (imprescindibles botas de trecking).
Tipo de recorrido: Circular.
Mapa: Junta de Andalucía, P.Nat. Sierras Subbéticas (1:50.000)
Fecha de realización: sábado 16 de octubre de 2010
Participantes: 14 compañeros entre los que se encontraban: Gabriel “Taxi Driver” y Ana desde El Coronil (Sevilla), Rafa Sancho “El Capitán de Fragata” desde Sevilla capital, El Gran Maestre desde Alhaurín el Grande, Yoli “como corre” desde Ronda y desde distintos puntos de la costa del Sol: Juan Antonio “El Elfo de la Malagueta”, Vicky “La Princesa Druida”, María “Sentido y Sensibilidad”, Juanlukita, Costas “El Pirata Chipriota”, La Rosa de Manilva, Ilse “La Gacela de la Selva Negra”, Valentín “El Héroe del puerto de la Refriega” y un servidor Juan Ignacio Amador.
Recomendación: Se trata de una ascensión que se hace especialmente dura desde el inicio del boquete del arroyo de Las Labores hasta las proximidades de la crestería donde se encuentra el Jardín del Moro, pues a la fuerte pendiente hay que añadir la dificultad de discurrir sobre piedra que intentamos sortear por difuminados restos de senderos de cabra. Resultando muy recomendable los bastones, así como un mínimo de dos litros por persona (saliendo bien hidratados) y como de costumbre a partir de estas fechas el chubasquero.
Alicientes principales: Este itinerario nos muestras algunos de los rincones mas recónditos de Sierra Horconera, con magníficas vistas de las principales montañas y subsierras de este parque natural que aglutina las cumbres mas altas de la provincia de Córdoba: como La Tiñosa (1.568 m) techo de Córdoba o hacer cumbre en el pico Bermejo (1.474 m), segundo techo provincial.

Breve descripción de la ruta:
Una vez en el cortijo Vichira, con tress grandes casas de hasta dos plantas, que aunque en estado de semi abandono mantienen un porte de antiguo señorío rodeado de árboles frutales, palmeras y algún que otro eucalipto como si fuera un pequeño oasis al pie de Sierra Horconera. Echamos andar en dirección este por una pista terriza que pasa junto a su fuente y la antigua alberca en la que Chuckie no pudo evitar la tentación de darse un buen baño mañanero sin tener en cuenta que el nivel del agua estaba medio metro por debajo del borde, ayudándole a salir su hada madrina María a quien puso chorreando tras enloquecida sacudida, poniendose a correr como al ma que lleva el diablo para arriba y para abajo. Con la modesta sierra gallinera a nuestra espalda, al noroeste y la Sierra de Rute a nuestra derecha, suroeste, caminábamos bajo un cielo momentáneamente despejado entre las monumentales encinas por la que discurre este primer tramo de suave ascensión, concretamente una encina cuyo tronco tiene mas de 5 m de diámetro esta catalogada como árbol singular de la provincia de Córdoba. La imponente crestería que tenemos ante nosotros desde el inicio ya deja muy a las claras que esta va a ser una ruta de grandes sensaciones. A unos 500 m del inicio el camino viene a morir frente al espectacular boquete por el que baja el arroyo de Las Laborales, que normalmente no suele llevar agua. Entre las paredes de este peculiar boquete iremos superando empinadas rampas formadas por roca caliza que puede resultar muy resbaladiza e incluso peligrosa en días de lluvia, por lo que a veces incluso podemos recurrir a la ayuda de las manos y antes de darnos cuenta saldremos a una especie de valle encajonado donde existen dos opciones:

La mas fácil consiste en continuar de frente tal y como dejamos atrás el boquete, manteniéndonos en todo momento por un angosto sendero que discurre junto al cauce del arroyo de Las Laborales, sendero que unos 200 m mas adelante ha quedado muy cerrado por los matorrales, pero que presenta un suave perfil que nos lleva hasta una zona abancalada desde la que se llega al puerto del Cerezo de una forma muy cómoda.

La otra opción que fue la que escogimos consiste en justo antes de dejar atrás el boquete, girar a nuestra izquierda, atravesando el cauce seco del arroyo, es decir situándonos en su margen derecho, que sería el izquierdo según la dirección de nuestra marcha y comenzar a subir por la ladera que tenemos a nuestra izquierda, aprovechando los restos de sendas de cabra que nos vamos encontrando aquí y allá. Iniciada la ascensión nuestro objetivo es aproximarnos a la crestería que hay en la zona alta de la ladera. Aunque la trayectoria teórica de nuestra ruta consiste en ir subiendo hacia la derecha, es decir dirección norte. Merece la pena realizar la ascensión haciendo zig-zags con un ataque directo hacia la crestería e incluso un tanto hacia la izquierda, para alcanzar el senderito que se encuentra cerca de la crestería dejándonos a tiro de piedra del Jardín del Moro, que merece la pena visitar, una inexpugnable fortaleza militar de origen árabe, que se encuentra en el extremo sur de esta crestería (es decir, subiendo hacia la izquierda) y que aún conserva la base de su antiguo torreón de vigilancia, un aljibe y lienzos de muralla. Un auténtico nido de águilas al que llegamos sin ninguna dificultad varios compañeros, aprovechando para hacer un pequeño reportaje del lugar, mientras el resto de compañeros nos esperaba en un punto mas avanzado de la crestería hacia donde habían dirigido sus pasos en la ascensión.

Una vez reagrupados y manteniéndonos en el sendero casi borrado que discurre cerca de la línea de crestería con los espolones rocosos a nuestra izquierda, continuamos dirección norte-noreste, hasta que llegamos al siguiente collado (1.204 m), donde alcanzamos a Costas que como buen “Pirata Chipriota” se nos había adelantado a la jugada. En aquellos momentos un mar de nubes que entraba por el sur amagó en un par de ocasiones con mermar nuestra visibilidad. Pero como por arte de magia, el cielo volvió a abrirse parcialmente permitiéndonos contemplar prácticamente todo el trayecto que teníamos que realizar hasta alcanzar nuestro objetivo. Girando en este collado levemente a la derecha, dirección este, para ir ganando altura por un sendero que en sucesivos zig-zags nos dejaría cerca de la siguiente crestería donde ya se encontraba el pico Bermejo al que llegamos sin dificultad manteniéndonos paralelos a la línea de crestería, dejando esta vez los afilados dientes de la misma a nuestra derecha. Como de costumbre Valentín hizo su particular exploración trepando a rocas imposibles que incluso desde la distancia ya imponían respeto, mientras que el resto del grupo íbamos llegando al vértice geodésico del pico Bermejo (1.474 m), donde hicimos la primera parada de comida de la mañana entre grandes socavones de tierra removida por los jabalíes en busca de raíces y cualquier tipo de animalillos. A juzgar por las muchas huellas y señales de estos animales deben ser abundantísimos en este parque natural.

Una vez hecha la foto de rigor en la cumbre la abandonamos volviendo a caminar sobre nuestros pasos hasta mas allá de 1 km de distancia, una vez que dejamos atrás un morrión muy grande de la crestería, que ahora llevábamos a nuestra izquierda, iniciamos la ascensión hacia la divisoria de aguas tomando como referencia una zona redondeada y de suave perfil desde donde descendimos sin dificultad por la vertiente contraria hasta el mítico puerto del Cerezo.

Al llegar al puerto del Cerezo iniciamos el descenso entre quejigos, majuelos, encinas y rosales silvestres por un carril que se construyó para un antiguo proyecto de reforestación que nunca se llevó a cabo. Poco a poco el camino se encajona en un bonito cañón formado por las paredes de Sierra Horconera a nuestra izquierda y sierra Alhucema a nuestra derecha, que durante mas de una hora nos hicieron disfrutar con sus espectaculares cortados, covachas, salientes y grandes espolones ricosos como si de pequeños Naranjos de Búlnes se tratara, tampoco faltó una pequeña piara de cerdos que tuvo sus mas y sus menos con Chuckie al que estuvieron a punto de comerse. Mas adelante nos encontramos con olivos, mientras el cauce del arroyo del puerto nos va acompañando todo el camino. Mas abajo comienzaron a aparecer chopos, membrilleros, higueras, olmos y de nuevo los olivos que se alternarán con encinas de gran porte que nos acompañarían hasta el final del recorrido con un sin fin de umbrías y rincones con embrujo. Al llegar a la altura de la carretera, nos desviamos a nuestra izquierda, manteniéndonos junto a la misma unos para abandonarla unos 300 m mas allá hasta encontrarnos con otro desvío desde el cual la única referencia serán las balizas roja y blancas del GR-7 en un precioso tramo que discurre a los pies de la cara oeste de Sierra Horconera y que nos llevó de vuelta hasta el cortijo Vichira, sorprendiéndonos con preciosos túneles de vegetación bastante frondosa, bosquetes de encinas, varios cortijos, algunos en ruinas y otros aún en funcionamiento con las paredes de Sierra Horconera a nuestra izquierda, Sierra gallinera a la derecha y la Sierra de Rute cerrando el horizonte en dirección sur, completando de esta manera una preciosa ruta circular de unos 17 km de gran belleza paisajística con bastante sensación de altitud y una nitidez de visión en esta jornada inolvidable en la que no nos encontramos absolutamente a nadie, lo cual .no deja de ser un lujo en los tiempos que corren.

martes, octubre 12, 2010

Sierra Crestellina, Casares

Ruta circular: Casares-cerro de Las Chapas (946 m)-crestería de sierra Crestellina-pico Casares (906 m)-Casares

Punto de encuentro: A las 10,00 horas (ya desayunados) en el Bar Laura, inicio de ruta junto a los paneles que hay en la carretera principal que atravesía Casares.

Cómo llegar al punto de encuentro: Al llegar a Casares por la carretera A-337 que pasa por Manilva, dejamos atrás la primera entrada que baja al pueblo y continuamos hasta llegar al Bar Laura que está en la calle principal que atraviesa el pueblo. Desde Estepona o por Gaucín si se viene desde la zona de Ronda o Grazalema.

Punto partida y mas bajo del itinerario: Panel de inicio, travesía principal del pueblo (420 m)

Punto mas elevado: cerro de Las Chapas (946 m)

Distancia aprox. 12 km.

Desnivel aprox. 550 m de ascensión que puede aercarse a 700 m en la versión completa por la crestería.

Tiempo aprox. Puede oscilar entre las 5 y 8 horas según la versión que escojamos.

Versión 1: Digamos que es la ruta básica que se describe en el panel de inicio de ruta y que simplemente se limita a faldear la sierra sin hacer ninguna cumbre.

Tomando siempre como base la versión básica podemos añadir tres niveles mas:

Versión 2: Añade la ascensión al cerro de Las Chapas (946 m), punto mas elevado de Sierra Crestellina y al llegar al cruce del refugio tomamos el pequeño ramal hasta acercarnos al Mirador del Buitre.

Versión 3: A la versión anterior se le sumaría la ascensión al pico Casares desde las inmediaciones del Mirador del Buitre con el inconveniente de que no hay senda y aunque aparentemente es factible por tratarse de una ladera muy escalonada a los escarpes rocosos hay que añadirle el abundante matorral de aulagas.

Versión 4 (sólo para espartanos): La casi inédita y muy poco transitada crestería de Sierra Crestellina, que consiste en unir el cerro de Las Chapas con el pico Casares manteniéndonos por la arista de la sierra con unas vistas impresionantes sobre ambas vertientes, pero al mismo tiempo sólo para personas con experiencia en alta montaña y que no padezcan vértigo, pués además de carecer absolutamente de algún tipo de sendero, tiene algunos pasos vertiginosos prácticamente imposibles para personas no acostumbradas y cuando cuando una vertiente tiene tramos de vértigo, la otra cara tiene cornisas repletas de aulagas y un caos de rocas por la que de vez en cuando hay que trepar y destrepar, castigando bastante las rodillas especialmente en la bajada del picocasares al mirador del Buitre ya cercano al refugio.

Estas cuatro versiones justifican de alguna manera el hecho de que cuando buscamos el track de esta ruta en wikiloc nos aparezcan distintas distancias bajo el mismo título de Sierra Cretellina. Dejando a un margen la crestería que es una ruta prácticamente inédita y a la que no combiene darle mucha publicidad por el tema de la preservación de su magnífica colonia de buitres. Si tuviera que escoger una versión para publicar en una guía escogería la que describimos en el nivel 2. Desde estas líneas animamos al ayuntamiento de Casares para que trazen un sendero que nos lleve hasta el pico que lleva su mismo nombre y que sería la guinda del pastel que le falta al buen catálogo de rutas de senderismo que alberga su término municipal.

Nivel dificultad (versión 2): medio/baja. (Versión 4, la crestería): alta con tramos de peligro.

Tipo suelo: pista terriza, sendero ancho, sendero estrecho con matorral alto y tramos de campo través por terreno rocoso (se recomiendan botas de trecking y pantalón largo).

La crestería está formada principalmente por un caos de rocas en ocasiones afiladas y los pocos tramos dóciles están plagados de aulagas.

Tipo de recorrido: Circular (en cualquier versión).

Mapa: Casares (1.071 II)

Fecha de realización: Martes, 12 de octubre de 2010, cielos cubiertos con amenaza de lluvia, que tan sólo se quedó en una momentanea llovizna cuando los compañeros hacían cumbre en el pico Casares.

Participantes: 20 compañeros entre los que se encontraban: Mati, la Musa del cerro Alcojona y su hermano Fran que se habían pegado ese día la paliza desde Sevilla, los coordinadores Juanlukita y María la de Sonrisa Cautivadora, Carlos el Risitas, Aurora, Isabel que viniendo desde Málaga se dio cuenta que se había pasado el desvío a Casares al llegar a la verja del Peñón, Juan Antonio Mena el elfo de la Malagueta, Vicky la Botánica, Silvia la Pitonisa que al igual que Juan Antonio-el Señor de los Cahorros disfrutó como núnca por tan espectacular y agreste crestería, al igual que el incombustible Valentín que en esta ruta de crestería se encontraba en su salsa y es que al contrario que para la mayoría de mortales, mientras mas dificultades mayor disfrute para “El Héroe del puerto de La Refriega” que cumplía 76 años esta semana. Otra que con el paso del tiempo se mantine con la vitalidad de la juventud es Iles-la gacela de la Selva Negra, el padre Carras que disfrutó con su coche en el simulacro de rallie con las curvas previas a la llegada a Casares aunque un poco desfondado tras el verano, sigue siendo un magnífico montañero y generoso compañero de aventuras que incluso se me ofreció a quedarse con Nacho y María para que yo hiciera la crestería. Paco Jaime el sabio de Hortaleza al igual que María la chilena habían hecho semanasantes la travesía costa tropical volvieron a dejar alto el pabellón y la Rosa de manilva que semanas antes ni se hubiera imaginado hacer cumbre en el cerro de Las Chapas, no sólo fue capaz de coronar sino superar todo el tramo de crestería, con la ayuda de los compañeros y una fuerza de voluntad que la está haciendo descubrir una nueva faceta en ella misma. Nacho el Diablo de Timanfaya y María la Musa del río Verdugo, completaron una magnífica ruta dentro d los límites de la prudencia que en su caso no debía sobrepasar hacer cumbre en el cerro de Las Chapas y completar el resto de la ruta por el camino tradicional acompañados por un servidor: Juan Ignacio Amador.

Alicientes principales: El paraje natural de Sierra Crestellina aparece localizado en el
extremo suroccidental de la provincia de Málaga, próximo a las Sierras Bermejas de hecho es la última de las sierras litorales en el extremo oeste de la provincia de Málaga. Se encuentra dentro del término municipal de Casares, sin duda uno de los pueblos mas pintorescos de Andalucía. El mero hecho de recrearnos la vista con la perfecta armonía de Casares y su entorno ya justifica el desplazamiento. Sierra Crestellina queda muy cerca del propio núcleo urbano de Casares, lugar de nacimiento de Blas Infante, considerado el padre de la patria andaluza y fundado según la tradición por Julio Cesar, de ahí viene su nombre Julius Caesar, Casares. Aunque su actual trazado urbano es de origen árabe.
Posee dos cumbres en cada uno de los dos extremos de la sierra: el pico Casares (906 m) en la zona sur de la sierra, es decir la mas cercana a Casares y al Norte ,el Cerro de las Chapas(946 mts),desde la que se puede observar gran parte del Valle del Genal con sus pueblos blancos y las sierras circundantes, así como toda la costa hacia Gibraltar. Sierra Crestellina, perfectamente visible desde muchos kilómetros a la redonda con la impresionante pirámide del cerro de Las Chapas, preside el horizonte sur de muchos pueblos del Genal, junto con el Hacho de Gaucín. Ni que decir tiene que las vistas desde la zona alta de esta sierra son sencillamente espectaculares y aunque no supere los mil metros, sus escarpadas laderas, transmiten gran sensación de altura desde la zona de cumbres y crestería.

Sierra Crestellina constituye uno de los más pequeños parajes naturales andaluces (477´5 Ha.), sin embargo en su reducida extensión encierra una muestra muy completa de los recursos biológicos propios de la zona litoral malagueña. Entre las unidades ambientales destacan : Encinares y Acebuchales, Arcornocales y Quejigales, Pinares de pino Carrasco y Pino Resinero y matorrales predominante en la zona central del parque. Y puede presumir de albergar una de las mayores colonias de buitres leonados de la península Ibérica

Descripción de la ruta:

Como en toda ruta circular se puede realizar en cualquiera de los os sentidos. Pero sin duda alguna la opción mas recomendable e la que comienza junto al cartelón del teórico inicio de ruta frente al bar retaurante Laura en la carretera principal que atraviesa el pueblo desde donde tenemos una vista magnífica del pico Casares, que vamos a llevar a nuestra izquierda durante la primera parte del recorrido que iniciamos ascendiendo por la pista asfaltada que nos encontramos junto a los paneles informativos. Poco después pasamos junto a la fuente de la Arquita (s XVIII). La pista pasa a ser terriza al poco de iniciarse el recorrido, con cierto agetreo de vehículos dada la cantidad de fincas con algunas casas de gran porte que vemos en ambos márgenes del camino flanqueado por abundantes encinas y quejigos centenarios, además de pinos, algarrobos y lentiscos que proporcionan bastante sombra la mayor parte del recorrido e incluso han creado zonas de umbría donde vimos algunas setas. Sin duda alguna el gran atractivo de esta primera parte del recorrido son las espectaculares vistas sobre Sierra Crestellina y el espeso bosque de pinos que cubre la mayor parte de su falda este, que es la que estamos contemplando, pudiendo distinguir fácilmente gran parte del trazado que marca el sendero que faldea la sierra y que ya se encamina hacia la zona del refigio, una costrucción de piedra con techo te teja recientemente reformado y bien integrado en el entorno hasta el punto que nos cuesta trabajo localizarlo en la distancia asentado sobre la falda oriental del pico Casares, el mas cercano al pueblo y que preside la primera parte de esta ruta.

Resulta curioso las distintas percepciones que podemos tener de una misma montaña según desde el ángulo que la miremos. Desde el valle del Genal el cerro de Las Chapas se ve como una pirámide impresionante que preside todo el valle en su cauce medio y bajo. Sin embargo, visto desde según que zona de esta primera parte de la ruta, a penas da la sensación de verse como una joroba que representa el punto mas alto de la crestería, aunque insisto sólo es un efecto óptico pués conforme vayamos subiendo al mismo, volvemos a tomar conciencia del gran cerro picudo que es en realidad. Mientras tanto, entre suaves ascensiones y algún que otro repecho vamos ganando altura y poco antes de llegar al puerto de Las Viñas nos encontramos con un bonito mirador al que se llega tomando un pequeño ramal a la drecha que da vistas a la cara noroeste de Los Reales de Sierra Bermeja, así como a Genalguacil, Benalauría, Algatocín y gran parte del corazón del valle del Genal, quedando Jubrique oculto tras una loma. Retomado el camino llegamos al puerto de las Viñas donde un cartelón nos anuncia que siguiendo este mismo camino en forma de herradura llegamos al refugio. La pista se convierte en senda y el camino se estrecha entre un cerrado bosque de pinos que al poco de introducirnos en él, ya nos encontramos con un ramal de senderito a la derecha que es el que nos llevará hasta el cerro de Las Chapas, en una ascensión que se va haciendo progresivamente empinada conforme nos acercamos a su cumbre. Al princio la ascensión es suave entre pinos y abundante matorral que poco a poco vamos dejando atrás para adentrarnos en el reino de los canchales calizos, no obstante hasta 100 m antes de la cumbre el sendero nien marcado con rudimentarios hitos de piedra zig-zaguea por terraplenes terrizos que a cada poco se tornan mas empinados hasta que un saliente rocoso nos hace pensar que ya estamos llegando a la cumbre y cuando llegamos nos damos cuenta que aún nos falta un poco mas, sin embargo, superar esta fuerte pendiente que conviene tomarse con calma, queda compensado por lo escalonado del terreno que simpre nos ofrece varias alternativas y que cuando nos demos cuenta ya nos deja junto al pedestal de lo que parece haber sido en su día una antena de radio ó televisión, pués parece excesivamente grande para un vértice geodésico, que no tiene. De hecho, la cumbre del cerro de Las Chapas propiamente dicha es una especie de balconada, situada a unos 15 m al sur del mencionado pedestal de hormigón, formada por afilados canchales que superamos tras una fácil trepada y que nos recibe con un dócil pasillo y una pequeña plataforma llana, poco mayor que una tradicional barca de pesca, lo suficientemente grande como para hacernos la foto de grupo en la cumbre con las espectaculares vistas que teníamos alrededor.

Tras un breve descanso y la correspondiente seseión de fotos, María, Nacho y yo, nos despedíamos momentáneamente del grupo que encabezado por Valentín iniciaba una pionera travesía por tan afilada crestería, sin el menor rastro de sendero ni referencia alguna hasta la fecha de alguién que la hubiera hecho. Bastaba ver el primer tramo de crestería inmediatamente posterior a la cumbre de las Chapas con sus dientes afilados, bajo aquel cielo plomizo amenazante de lluvia de un momento a otro, para nisiquiera plantearme la posibilidad de intentar llevar a mi mujer y a mi hijo por allí. Por lo que tranquilamente y disfrutando del paisaje desandamos el camino haciendo el descenso muy despacito hasta que retornamos al dócil camino en forma de herradura que nos llevaría hasta el Mirador de Cosalba, lugar previsto para reunirnos con nuestros compañeros a los que pudimos distinguir con sus polares de distintos colores por lo alto de la crestería, intercambiándonos saludos espartanos. Mientras yo me debatía entre el deseo de estar con ellos y el deber de conducir a mi familia por el dócil sendero que dicho sea de paso era la antítesis de la odisea que estaban viviendo mis intrépidos compañeros al filo de aquellos tajos, entre caos de rocas y matorrales de espino. Mientras que nosotros íbamos dando un dócil paseito familiar por un sendero que la verdad es una auténtica delicia de suave perfil que antes de darnos cuenta ya nos deja a la altura de las casas de piedra que forman el refugio, si bien nosotros continuamos hasta el Mirador de la Cosalba donde nuestros compañeros tenían previsto reagruparse con nosotros. Y desde allí los vimos perderse entre las nubes bajas que cubrían el pico Casares al mismo tiempo que ellos hacían cumbre, reapareciendo poco después como si bajaran de las nubes en un estirado ramillete de puntos d color encabezados por el rojo de la sudadera de Valentín que progresaba sin parar, mientras comprobábamos como otros puntos de colores se veían obligados a detenerse de vez en cuando para pensarse por dónde continraían bajando, debatiéndose entre las aulagas, las rocas o los resbaladizos terraplenes de hierba recien mojada por un simulacro de amago de lluvia que nos amenazó durante algunos minutos y que no hacía mas que añadir dificultad a un descenso por una empinadísima pendiente que incluso vista desde la distancia ya imponía respeto. Pero poco a poco y con gritos de ánimo los osados compañeros se fueron reagrupando en el sendero a la altura del cruce del refugio, desde donde cubrieron el ramal de 300 m que los llevó hasta nuestra posición en el mirador de La Cosalba, donde disfrutamos juntos del almuerzo. Protagonizando el padre Carras la anécdota de la comida: resulta que Mati que llevaba desde tiempos inmemoriales una lata de sardinas que ya estaban caduadas se las ofreció a los allí presentes y como nadie picaba, tuvo el gran detalle de dársela a Chuckie, una vez que se la colocamos en una lustrosa piedra plana las olfateo y las dejó allí sin tocarlas. Pero el Padre Carras, que aquel día se trajo la barra de pan pero no el chorizo, no dudó en aprovechar lo que Chuckie había rechazado, metiendose entre pecho y espalda un magnífico bocata de sardinas que aunque caducadas, hubieran representado un manjar en las misiones de Uganda y Etiopía donde ha etado sirviendo.

Finalizado el almuerzo emprendimos el camino de vuelta pasando por el refugio y descendiendo por el serpenteante sendero que enmarcado entre abundante vegetación nos va regalando preciosas vistas de Casares con el fondo del Mediterráneo a cada recodo del camino. Una vez de regreso al pueblo de Casares con la temperatura fresquita y el cielo cubierto todo el día, tuvieron mas éxito los cafés que las cervezas, donde una vz mas en ambiente de gran cordialidad charlamos entre bromas y proyectos de próximas rutas como por ejemplo la del pico Bermejo en Sierra Horconera prevista para el sábado de aquella misma semana.

Al día siguiente María, la de la Sonrisa Cautivadora, también conocida comoSEntido y Sensibilidad me escribía un e-mail que decía:

Ayer disfruté muchísimo, es de esas rutas que me encantan sobre todo porque no hay trazado en algunos tramos. Tu mujer...una campeona!!! hizo muy bien esa subida al Cerro de Las chapas. E hicísteis muy bien en no continuar cresteando. Poquito a poco.....

Has recibido las fotos de Carlos-Cádiz, Juan Antonio ( Sr Cahorros) y de Sylvi? Si no, dímelo y te las paso más tarde ok?

Te describo un poco también el paso de la cresta ya que no lo hiciste por si te viene bien para la crónica que seguro escribirás:

La cresta se hace muy bien aunque hay un pequeño tramo que no llega a 2 metros que se hace un poco vertiginoso, en ese punto, Valentín encabezó a un pequeño grupito que decidieron no más de 25 m, continuar flanqueando un lateral para salvar esa parte de la cresta. Aquí te puedo contar que Rosa padece un poco de vértigo y al poner mi mano sobre su brazo, le temblaba,y por supuesto fuímos por ese lateral, hasta que llegamos a una zona de mucho matorral espinoso donde no podíamos avanzar más las 3 que íbamos, Vivky, Rosa y yo, por lo que Valentín y Juan Antonio ( El Elfo) nos echaron una mano a subir de nuevo hacia la cresta y juntarnos de nuevo todo el grupo.

Cuando llegamos al Pico Casares la niebla iba avanzando más y tras unas fotos rápidas decidimos continuar por el peligro que podía suponer en ese terreno la pérdida de visibilidad. A esa pérdida de visibilidad se unía la posibilidad de algo de lluvia lo cual haría más complicado el camino al volverse las piedras resbaladizas. Para nuestra suerte no fué así y sólo cayeron 4 gotas. El grupo permanecía unido sin perder el contacto visual y ahora tratábamos de buscar una zona de bajada que nos llevara al carril que conduce al refugio y al mirador. Valentín como buen explorador iba a la cabeza siguiendo el "rastro" de las cabras, ya que no había sendero ninguno sino piedras y matorral sobre todo espinoso.

Bueno Juan, un placer enorme la ruta de ayer y como siempre un ambiente estupendo y muy muy buen rollo!!!