jueves, mayo 19, 2011

Travesía Picacho-Aljibe con inicio en el área recreativa del Picacho y final en el área recreativa de La Sauceda

(Parque Natural de Los Alcornocales)

Pueblos de referencia: se trata de una ruta interprovincial a caballo entre Cádiz y Málaga, por lo que sus pueblos de referencia son Alcalá de Los Gazules, si se viene de Cádiz, Cortesw de la Frontera si se viene desde la zona de ronda e incluso Jimena de la Frontera si se viene desde la costa del sol.

Cómo llegar al punto de encuentro:

Desde Sevilla o Cádiz se llega por la autovía Jerez-Los Barrios tomando el desvío hacia Ubrique-Puerto Gáliz, pasado Alcala de los Gazules si venimos desde Jerez, o antes de Alcalá si venimos de Algeciras.

Desde Ronda y otras zonas del interior por Cortes de la Frontera.

Desde la Costa del Sol: 12 km mas allá de Manilva, justo antes de que la N-340 atraviese la desembocadura del río Guadiaro, nos desviamos a la derecha dirección: San Enrique de Guadiaro o San Martín del Tesorillo, pasaremos por la barriada de la Estación de Jimena (donde paramos a desayunar), dejando el pueblo de Jimena de la Frontera a nuestra izquierda y continuando hasta el área recreativa de La Sauceda 20 km mas allá de Jimena por una preciosa carretera paisajística paralela al río Hozgarganta que llevaremos a nuestra izquierda, sumergiéndonos cada vez mas en un paisaje donde predomina el verde y en especial los alcornoques que le dan nombre al parque.

Punto de encuentro: como de costumbre cada vez que realizamos una travesía quedamos en el lugar donde teníamos previsto finalizar la ruta, así que nos citamos a las 9:30 am en el área recreativa de La Sauceda. Donde dejamos varios coches desplazándonos todos juntos en el resto de vehículos hasta el inicio previsto de ruta, es decir: en el área recreativa del Picacho, donde llegamos por la ctra. A-375, dirección Alcalá de los Gazules, pasando por el mítico Puerto Gáliz.

Inicio de ruta: área recreativa del Picacho
Distancia aprox. 12,7 km.

Desnivel aprox. ascensión 719 m

Desnivel aprox. descenso 589 m

Punto de partida: área recreativa del Picacho (390 m)

Punto mas elevado: Aljibe (1.092 m)

Tiempo aprox. Unas 7 horas (se puede realizar en mucho menos, pero es una ruta que se presta mucho a paradas para reportajes fotográficos y la contemplación del paisaje).

Nivel dificultad: medio/bajo

Tipo de recorrido: Lineal.

Tipo suelo: sendero arenoso con algunos tramos pedregosos, pero por lo general muy escalonados y dóciles de transitar, si bien en el tramo que va del Aljiba a La Sauceda, la mayor parte de la primavera y en épocas de lluvia gran parte del sendero está embarrado, ya que por el discurre uno de los manantiales tributarios del arroyo de Pasadallana.

Mapa: Mapa parque natural de los Alcornocales (Junta de Andalucía)

Fecha de realización: Sábado, 14 de mayo de 2011, cielos despejados con ligera brisa de levante que no impidió que las temperaturas rozaran los 30ºC, en el tramo de solana que hay entre El Picacho y El Aljibe.

Participantes: Desde Huelva vino: Mª Teresa “La matorna”, también conocida como “Arwen de Rivendel”, desde Jerez: Miguel Becerra “El Maestro Jedi” el hombre que sobrevivió al ataque de las orugas asesinas, desde Rota: Reinaldo y Manuela “Los Senescales de la bahía”, desde Sevilla: Angel Romero “El Guía del Desfiladero” y Chari Mendez “La Perla del Aljarafe”. Desde Ronda: Yoli (¡como corre!). Y desde distintos puntos de la Costa del Sol: Eduardo Campos González “El Profe”, “Cowboy” Ruben, Paco Jaime “El sabio de Hoertalezaa”, María “La Chilena”, Celia “La Hechicera du Sao Paulo” y Juani, rebautizado por el Maestro Jedi como: “Pequeño Saltamontes”.

Situación geográfica: Alcalá de los Gazules, Cádiz y Cortes de la Frontera, Málaga. Coordenadas UTM 262.888,46 (X) 4.045.428,54 (Y) desde Alcalá ó 268.527,10 (X) 4.045.908,74 (Y) desde La Sauceda.

El poblado de La Sauceda, hoy día convertido en casas-cabañas de alojamiento rural es un antiguo poblado árabe, luego fue un refugio de bandoleros durante el siglo XVI y de represaliados contrarios a los golpistas durante la Guerra Civil. Antes de llegar a la zona de las cabañas se pueden ver resto de las típicas construcciones del antiguo poblado árabe y las ruinas del molino harinero del Mondo, lugar de reunión del pueblo. Ya en la zona de las cabañas encontramos las ruinas de la Ermita, paso obligado en la ascensión a El Aljibe.

A tener en cuenta:

1º) Se trata de un sendero de acceso restringido por lo que previamente hay que solicitar el permiso a: la Oficina del Parque Natural Los Alcornocales, en Alcalá, con horario de 8:00 a 15:00 horas de lunes a viernes, enviándonos su solicitud por escrito vía fax o por correo, en cualquier caso deberá hacer constar el nombre de la persona responsable del grupo, con sus datos personales (D.N.I. y domicilio), teléfono de contacto, número de personas que componen el grupo y fecha de la visita.

Dirección: Plaza de San Jorge, 1. Casa del Cabildo
Municipio: Alcalá de los Gazules
Teléfono: 956 413 307 / 956 413 305
Fax: 956 413 288
E-mail:pn.alcornocales.cma@juntadeandalucia.es

2º)Al ser un trayecto lineal se puede iniciar en cualquiera de los dos puntos, según convenga. Estos dos puntos son el Área Recreativa del Picacho, en la carretera que une Alcalá con Puerto Gáliz, a unos 12,7 km de dicha localidad y La Sauceda.

En nuestro caso comenzamos en el área recreativa del Picacho, con el objetivo de evitar las pendiente mas fuertes de la ruta que son las que pertenecen al Picacho, será el primera cumbre que coronemos, continuando por la loma que se dirige hacia El Aljibe, donde el único problema suele ser el viento en algunas ocasiones, y posteriormente el descenso hacia La Sauceda, también con un perfil muy cómodo. Enlazando dos senderos del Parque como son la Subida al Aljibe desde La Sauceda y la ascensión al Aljibe desde su área recreativa.

3º): LLevar ropa de abrigo. Allí arriba, casi siempre suele hacer viento.

4º) Si bien tanto las ascensiones al Picacho como al Aljibe, por separados suelen ser muy agradecidas, por estar casi todo el tiempo amparados por la sombra, los aproximadamente 6 km que van de una cumbre a otra, es prácticamente en su totalidad zona muy expuesta al sol y es por ello que una vez iniciada la temporada de verano conviene descartar esta travesía.

Descripción de la ruta:

Una vez que llegamos al aparcamiento del área recreativa del Picacho, nos encontramos con compañeros de GRUME (Grupo de Montaña de Estepona) que casualmente habían preparado una circular Picacho-Aljibe para ese mismo día organizada por Pepe y Antonio Muñoz “El Bucólico”, con quienes volveríamos a coincidir en la primera cumbre. A escasos metros del aparcamiento, se encuentra el aula de Naturaleza del Picacho y al otro lado de la carretera, que tenemos que cruzar existen dos paneles ofertando por un lado la ascensión al Picacho y por otro el pequeño senderito circular de la Garganta de Puerto Oscuro, de tan sólo 2 km de distancia y que en su primer tramo comparte su trazado con el nuestro que es la subida al Picacho, siendo el primer hito de nuestro recorrido la preciosa laguna del mismo nombre, que con el Picacho al fondo nos regala la primera imagen emblemática de la ruta que aprovechamos para hacernos la pertinente foto de inicio de ruta.

Esta laguna se encuentra rodeada por unas barandillas de madera laboriosamente colocadas para recordarnos que su acceso queda prohibido, especialmente para proteger a los anfibios que en ella habita y a los que le tienen dedicado varios paneles a lo largo de su recorrido como por ejemplo al tritón jaspeado o la llamativa salamandra andaluza. Tal y como llegamos a la laguna, continuamos caminando alrededor de ella, llevándola en todo momento a nuestro costado izquierdo. Ni que decir tiene que esta laguna es de gran importancia para los animales del bosque ya que aquí bajan en busca de agua y alimento. Anfibios, reptiles, insectos y plantas acuáticas habitan sus aguas verdosas. Sufre un fascinante ciclo anual: se alimenta de las lluvias del otoño y la primavera, pero en verano se seca. Para calcular el nivel máximos que alcanza la laguna, sólo tenemos que observar detenidamente las plantas y rocas del contorno.

El sendero está totalmente señalizado con hitos de piedra que incluso se encuentran numerados, por lo que no existe posibilidad de perderse. Algunos ruinas nos hablan de los antiguos trabajos que aquí se desarrollaban. Una vez que dejamos atrás la laguna pasamos junto a un antiguo horno de pan y es que habría que recordar que a partir del trigo que se cultivaba en la zona o bien se importaba de la campiña, se obtenía harina en los molinos. Con esta harina de trigo se hacían grandes teleras de 2 ó 3 Kg de pan que se introducían en los hornos y eran cocidos con leña. Con la llegada de los hornos industriales, ésta, como otras actividades tradicionales, cayeron en el desuso, pero son parte importante de nuestra historia.

A escasos metros del horno de piedra se encuentra el primer cruce de sendero que nos señala: “Sendero garganta del Puerto Oscuro” (izquierda) y Picacho-Aljibe (de frente), hacia donde nosotros continuamos. Algarrobos, lentiscos y acebuches complementan la predominante presencia de majestuosos ejemplares de encinas, alcornoques y quejigos, que nos proporcionarán su generosa sombra a lo largo del recorrido. No será difícil observar en los quejigos las clásicas bolas con pequeños pinchos que cuelgan de sus ramas y que a simple vista parecen frutos, siendo en realidad las denominadas agallas: alteraciones de los brotes jóvenes producidas por la picadura de un insecto que realiza la puesta de huevos para la reproducción en ellos. A lo largo de la ruta disfrutaremos de unas espléndidas panorámicas de gran parte la provincia de Cádiz, sin duda uno de los principales alicientes de esta ruta señera del Parque Natural de los Alcornocales. La subida al Picacho es todo un clásico del la provincia de Cádiz en general y del parque natural de Los Alcornocales en particular.

Un centenar de metros después del horno de piedra pasamos junto a una gran roca a nuestra izquierda por encima de la cual preside el paisaje la omnipresente silueta del Picacho, que conforme vamos rodeando y ganando altura cada vez nos parecerá menos picudo y mas asequible. A renglón seguido el sendero salva las aguas del arroyo de la garganta del Puerto Oscuro por un pequeño puentecillo de madera y unos 200 m mas allá llegamos a un pequeño claro del bosque donde nos encontramos con un panel informativo ilustrativo del funcionamiento y la utilidad de los alfanjes y los hornos de carbón, sobre el que el gilipollas de turno se había dedicado a refregar sus dos pezuñas llenas de barro. Recordándonos una vez mas aquello de que “los tontos son infinitos”. Poco después salvaremos una alambrada por un paso de madera que a modo de doble pasillo está perfectamente preparado para permitir el paso de personas y al mismo tiempo acotar algunas zonas del parque para la protección, el control y el estudio de los grandes mamíferos del parque, sin olvidar que algunas fincas están dedicadas a la explotación ganadera.

No tardamos en llegar a un segundo cruce de senderos que nos recuerda que sobre nuestro pasos regresamos al área recreativa del Picacho, a la derecha por la misma carretera paisajística a la que acabamos de llegar, se puede continuar hasta la cumbre del Aljibe o hasta el extremo oriental del embalse de Barbate, bastante mas lejano y sin la protección de la sombra, siendo por ello una opción mucho mas recomendable para hacer en bicicleta de hecho se trata de un ciclo carril turísitico del parque. Mientras que nuestra opción es la que siempre nos indica Sendero del Picacho, que en este caso consiste en atravesar la carretera y continuar ladera arriba. Encontrándonos en unos instantes con el relajante repiqueteo del agua procedente de la Garganta de Puerto Oscuro, arroyo tributario del río Barbate, donde nos encontramos con los primeros ejemplares de rododentro con sus hojas de un color verde intenso y forma de elipse. Seguimos caminando junto al arroyo, en ocasiones acompañado por una rudimentaria pasarela de madera al amparo de un precioso bosque de ribera formado fundamentalmente por alisos, cuya frondosidad hace la ascensión muy llevadera, mientras caminamos bajo sus vistosas hojas y sus frutos con aspecto de pequeñas piñas que maduran a finales de verano quedando en el árbol, vacías, durante bastante tiempo.

Conforme vamos ganando altura, el alcornocal va a ir dejando paso a un pinar, con ejemplares centenarios a veces de un tamaño colosal. El matorral también ha cambiado, empiezan a predominar el brezo, madroño, lentisco y como siempre las aulagas, siempre presentes en nuestras latitudes. Justo cuando la masa arbórea queda atrás e iniciamos el último tramo de ascensión tenemos un ramal a la izquierda que nos lleva a al mirador del Picacho que se encuentra a unos 100 m por debajo de su cumbre orientado hacia el suroeste, con el consabido panel de la fotografía panorámica que nos ayuda a identificar los hitos geográficos que tenemos ante nosotros. Esta zona se conoce localmente como las herrizas. Los fuertes vientos y lo pedregoso del suelo impide el crecimiento de plantas de mayor tamaño. Pero estas duras condiciones han favorecido, por otro lado, la aparición de interesantes endemismos y especies singulares, como el atrapamoscas que como su propio nombre indica es una planta carnívora... de alguna forma habrá que compensar la escasez de nutrientes de este suelo.

El siguiente hito es el Puerto de las Calabazas, pocos metros antes de llegar al mismo nos encontramos con un nuevo cruce de balizas que nos indica: área recreativa del Picacho a 2,8 km (regresando sobre nuestros pasos). A la derecha, dirección este, área recreativa de La Sauceda 8 km y a medio camino El Aljibe (al que nos vamos a dirigir mas tarde) y a la izquierda, norte/noroeste: cumbre del Picacho a tan sólo 600 m y poco menos de 600 m de desnivel por donde iniciamos la última parte de la ascensión, abandonando poco después el sendero oficial, por un angosto ramal que se adentra en un mal de brezo, aulaga y lentisco que desemboca en una preciosa umbría formada por un pequeño bosquete de alcornoques centenarios, flanqueados por un roquedo sobre el que ha proliferado un amplio manto de musgos y líquenes, encontrándonos también con algunos ejemplares de madroños, que a partir de aquí son cada vez más abundantes. Estamos ya muy cerca de la cumbre del Picacho a la que se puede llegar por varios senderillos de cabras que se abren pasos entre abundantes lascas y una colección de grandes rocas muy peculiares que a modo de esculturas abstractas nos van a acompañar hasta esta cumbre de 883 msnm, que al contrario de lo que indica su nombre está formada por un dócil pradito completamente llano, desde el que tenemos una amplia panorámica de la provincia de Cádiz. Destacando: el parque natural de la Sierra de Grazalema con las inconfundibles siluetas del Reloj, El Simancón, la Corona de Los Yedrales y la crestería de la sierra del Pinar al norte por encima del embalse de Los Hurones. Al suroeste podemos distinguir el embalse de Barbate con la localidad de Alcalá de los Gazules a su derecha y en días despejados hasta Cádizcapital y gran parte de su bahía. , al sur vemos gran parte de la zona sur del parque próxima a Tarifa y Algeciras. Hacia el sureste, la loma que nos llevará hasta nuestro segundo objetivo: el Aljibe que con sus 1.091 m que es el techo del parque y que a penas distinguimos en la distancia como un pequeño montículo rocoso que podemos confundir fácilmente con la vecina atalaya donde se encuentra La Pileta de la Reina. Tampoco será raro contemplar el cercano vuelo de algún buitre con su elegante planeo.

Una vez finalizado el reportaje cimero y la parada de rigor, iniciamos el descenso regresando sobre nuestros pasos hasta la mágica umbría de alcornoques y desde allí por un sendero alternativo hasta el estratégico puerto de Las Calabazas, donde, retomamos la dirección predominantemente este-sureste por la loma que nos lleva hacia El Aljibe. Después de descender hasta el puerto de Las Calabazas, iniciamos una corta pero empinada ascensión que pasa muy cerca de la cumbre del cerro de Las Taconeras (902 m), máxima altura de esta loma por la que caminamos bajo el intenso calor que nos tocó aquel día. Tras una corta bajada, iniciamos otro tobogán de suave pero muy prolongado ascenso, mientras que a nuestra izquierda comenzamos a llevar un murete de piedra que ya nos va a acompañar prácticamente hasta El Aljibe, justo cuando la ascensión empieza a hacerse mas pesada y monótona un bosque formado por jóvenes ejemplares de alcornoque nos proporciona una reconfortante sombra que nos hace recuperar fuerzas para llegar sin problemas al punto donde nos encontramos con una verja que se abre sin problemas y giramos a la derecha, dirección, sur encontrándonos con otra verja que salvamos con la misma facilidad, tras la cual nos encontramos con mas balizas: sobre nuestros pasos: Travesía del Picacho y su correspondiente área recreativa a 6,2 km. Y a la izquierda: área recreativa La Sauceda: 4,7 km y cumbre del Aljibe: a tan sólo 300 m que con un perfil ya prácticamente llano cubrimos en un instante.

Una última verja da paso al altiplano sobre el que se encuentran los montículos rocosos donde se encuentran La Pilita de la Reina, curiosa bañera natural que se encuentra en la parte alta de la primera peña y que nos encontramos, siendo la segunda, a penas a unos 70 al oeste, la denominada cumbre del Aljibe, que a simple vista nos cstaría diferenciar de la anterior de no ser por albergar el vértice geodésico (1.091 msnm), al que llegamos a través de una elaboradas escaleras excavadas sobre la misma roca, donde a penas estuvimos el tiempo justo para hacernos la foto de rigor, encaminándonos seguidamente a la peña vecina conocida como la Pilita de la Reina a donde todos llegamos tras una corta pero divertida trepada. Según cuenta la tradición local su nombre se debe a que la reina Isabel la Católica se bañó aquí por última vez antes de la conquista de Granada, aunque no me la imagino trepando con aquellos refajos por estas rocas y mucho menos con la fama de guarrilla que tenía.

Finalizada la visita la sesión de fotos en la Pilita de la Reina, cruzamos la valla que marca la frontera interprovincial, dejando atrás la provincia de Cádiz y adentrándonos oficialmente en la provincia de Málaga. Pasando junto a un bosquete de robles melojos y algún que otro acebo. El calor predominante del mediodía invitaba a dejar atrás la altiplanicie, buscando el amparo de la sombra que nos brinda ese curioso pasillo formado por alcornoques por donde inicia el descenso. Siendo el lugar que escogimos para almorzar con una divertida selección de anécdotas de Mª Teresa en el hospital de Huelva, eso sí, contadas con el recato y la sutileza que caracterizan a esta entrañable amiga salmantina. Retomado el descenso, la abundante vegetación que nos rodea nos impiden disfrutar de las vistas del entorno en la distancia, pero al mismo tiempo nos adentramos en una especie de selva subtropical que es precisamente donde radica el principal encanto de esta ruta con el predominio de los mares de helechos a ambos lados del camino y el rododendro en flor que alcanza su esplendor entre mediados de abril y mediados de mayo e incluso hasta finales si la primavera ha sido muy lluviosa.

Durante gran parte de la primavera el siguiente tramo del sendero se encuentra encharcado por uno de los manantiales tributarios del arroyo de Pasadallana al que pronto llegaremos. Se trata de la zona conocida como los Canutos de los Sauces, que nos lleva hasta la pista cicloturista, donde se encuentra la Fuente del Perro, que aprovechamos para refrescarnos y reponer agua, aunque teóricamente no es potable, pero el ambiente es tan puro, que a todos los que bebimos nos supo a gloria. Una vez en la pista cicloturista, si giramos a la izquierda llegaremos a la laguna del Moral unos 4 km mas allá dándonos la opción de finalizar en el área recreativa de la Sauceda (unos 8 km en total desde este punto). No obstante, con la solana que caía aquel día decidimos tomar la pista a la derecha, dirección sur, hasta que 800 m después, junto a un pequeño aljibe, tomamos el ramal del sendero de La Sauceda propiamente dicho, descendiendo a nuestra izquierda dirección predominantemente este, noreste, manteniéndonos paralelos al arroyo de Pasadallana, que nos acompañará en todo momento por nuestra derecha. Al que nos acercamos en varias ocasiones para fotografiar algunos de sus mágicos rincones a base de pequeñas pozas y cascadas envueltas por helechos, rododentros en flor, enredaderas, quejigos, alisos y sobre todo alcornoques.

Casi al final del descenso llegamos al extremo norte de la gran explanada de la ermita, hasta donde hemos llegado acompañados por grandes quejigos y alcornoques encontrándonos con un toro manso que pastaba frente a la puerta de la ermita y que minutos mas tardee abandonaría con aire resignado, debido a nuestra presencia mientras fotografiábamos tan idílico paraje. Minutos mas tarde en un pradito que se encuentra cerca de la ermita, Miguel becerra “El maestro Jedi” estuvo a punto de ser envestido por dicho murlaco, pero gracias a su juego de cintura que nos recordó al “Juli” le hizo un quiebro sin mover los pies del suelo y con los brazos y bastones en alto, cual banderillero experto, con el que salió airoso del lance. Y con la agradable sensación de haber realizado una bonita travesía completamos el último tramo del camino, caminando entre las casas rurales que forman el poblado de la Sauceda, con sus hornos de pan, las piedras de molienda, el puente de madera que cruza el arroyo de La Sauceda y numerosos paneles informativos, entre ellos uno firmado por carlos Guerrero “El mariscal de la Translíbica” dedicado al Poblado de La Sauceda, que pertenece al término municipal de Cortes de la Frontera (Málaga).

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