domingo, mayo 27, 2012

Abrigos rupestres de Peñas de Cabrera (Casabermeja) y río Guadalmedina

Pueblo de referencia: Casabermeja.
Cómo llegar al inicio de ruta: Desde Málaga tomaremos la autovía de las Pedrizas A-45 (dirección Antequera) y al llegar a la altura de Casabermeja, tomamos esta salida encontrándonos con un cruce frente a la gasolinera que hay junto a la venta Casabermeja. En este cruce podemos poner el cuentakilómetros a cero y tomamos dirección dirección Colmenar, Vélez-Málaga por la A-356, 2,8 km mas allá de la gasolinera de Casabermeja, pondremos el intermitente a la derecha para entrar en la la urbanizacion "El Alcaide", cruzando un puentecillo de cemento sobre el río Guadalmedina. 
Nada mas cruzar el río tenemos un viejo panel de madera que nos indica: “Pinturas rupestres, piedras de Cabrera”, tomando nosotros, la pista terriza a la izquierda, que discurre paralela al margen izquierdo del río, que llevaremos al lado nuestra hasta que aparquemos los coches unos cuantos metros antes de llegar a la cadena que nos corta el paso. Conviene dejar el coche pegado a un lado de esta pista para dejar el paso libre de otros vehículos que tienen acceso al paso con cadena.
Hitos de la ruta que hemos enumerado sobre el mapa:
Nº1: paso con cadena, Nº2:  desdoble de la pista junto al bosquete de eucaliptos, Nº3: era del cerro Moheda, Nº4: abrigos rupestres Piedras de Cabrera, Nº5: cortijo de Cabrera.

Distancia aproximada: de la ruta de “Los abrigos rupestres” propiamente dichos marcado en rojo sobre el mapa unos 4 km.
Y unos 10 km para quienes quieran participar en la ruta experimental que consistiría en añadir un paseo por el río Guadalmedina hasta mas allá de Casabermeja.
Altitud min:  inicio de ruta (513 msnm)
Altitud  max: Era del cerro de Las Piedras de Cabrera (674 msnm)
Desnivel aprox: 145 metros
Grado de dificultad: Fácil
Tiempo aprox: 4 horas (en plan tranquilo, para ir disfrutando de la charla, las fotos y el paseo en general)
Tipo de ruta: lineal
Mapa IGN: 1:25.000, 1.039-III (Casabermeja)
Fecha de realización: viernes 25 de mayo, 2012
Participantes confirmados: Valentín “El Rey de la Montaña”, Mariana “La Chica de San Petersburgo”, Carlitos “El poeta de las cumbres”, Paco Batista (del grupo Santo Pítar), Eduardo “El Profe”, Juan Antonio Villalba “El Corsario de sierra Almijara” que se presentó en el inicio de ruta en bicicleta, desviándose expresamente de la ruta circular que ese día hizo de Málaga a Casabermeja, acompañándonos hasta la era y un servidor: Juan Ignacio Amador.
Bibliografía: Por los montes de Málaga (editorial PRIMTEL), si bien la descripción del acceso al inicio y la primera parte de la ruta, se prestan a confusión tal y como viene descrita en la guía. Siendo mas clara aa nuestro modesto entender, la forma en que lo explicamos en este blog. Por otra parte, los datos técnicos referentes a las pinturas y restos arqueológicos de Peñas de Cabrera, han sido extraídos de: http://www.ayto-casabermeja.com
A tener en cuenta: En teoría es una ruta fácil por lo corto de su recorrido y su escaso desnivel, sin embargo, en algunos puntos del descenso por las Peñas de Cabrera, puede resultar bastante resbaladizo en días de lluvia.
1ª parte: Abrigos rupestres de Peñas de Cabrera (Casabermeja)
Descripción de la ruta:
Desde el mencionado paso con cadena que comentamos en el apartado “cómo llegar al inicio de ruta”, (y que podemos ver en la imagen de arriba) echamos a andar por la pista terriza que discurre paralela al río Gadalmedina, en dirección al eucaliptal que tenemos a unos 500 m de distancia al este, mientras que la peña Negra preside nuestro horizonte al norte, la sierra de Las cabras al noroeste y el Chamizo Alto al noreste, bonita panorámica de estos emblemáticos eslabones del arco calizo central que nos acompañará a lo largo del recorrido.
Mas allá del eucaliptal ya vemos cercano el cortijo de Cabrera, situado a unos 200 m de las pinturas rupestres, pero para alargar un poco este recorrido que en su versión lineal sería demasiado corto, quedándose en poco mas de un kilómetro. Lo suyo es que antes de llegar al eucaliptal tomemos la pista terriza que sale a la derecha y que en suave ascensión discurre en paralelo al arroyo de Los Pilones que llevamos a la diestra entre abundante retamas y matagallos, mientras que a la izquierda comienzan a proliferar las encinas que irán siendo mas abundantes conforme vamos ganando altura, hasta situarnos a la altura de la era del cerro de Cabrera, (674 msnm), que se encuentra justo a la izquierda de la pista, que ya abandonaremos en este punto.
Desde la mal conservada, era del cerro Moheda (hito 3), iniciaremos el descenso muy intuitivo, en dirección norte, noroeste, campo través sirviéndonos de tenues senderos del ganado, entre dóciles matorrales de matagallo, aulagas, romero, disfrutando de pequeños rincones de gran belleza gracias a la abundancia de encinas que llegan a formar pequeños bosquetes,
con sus correspondientes umbrías y abundante rocas de arenisca, que de forma muy escalonada, nos permiten ir haciendo un descenso, casi a la carta, por donde queramos, con la salvedad de que debemos mantener una trayectoria predominantemente norte y conforme vayamos descendiendo tomar como referencia el cortijo Cabrera (actualmente en funcionamiento).
Debido a la ausencia de señalizaciones, nosotros que éramos seis personas, nos tuvimos que dividir en tres grupos de dos, para abarcar un mayor radio de búsqueda, hasta que por fin, unos 200 m antes de llegar al cortijo de Cabrera, encontramos la famosa pintura esquemática, en color rojizo, sobre la bóveda de un abrigo de arenisca orientado hacia el norte, es decir hacia el cortijo.
Según Valentín, el artista en cuestión se inspiró en una escalopendra, ya que parece representar un bicho con muchas patas.
A la izquierda de la pintura el agua de la lluvia parece haber esculpido un pequeño sistema de gradas donde nos hicimos otra foto. Y tal y como miramos la pintura principal, que llamaremos de “la Escalopendra” unos 50 m a la izquierda, es decir, dirección este, localizamos en otro abrigo cercano, un par de pinturas mucho mas difuminadas, una de ellas parecía un rastrillo de 4 puntas hacia abajo, que podría representar muy esquemáticamente a un animal de cuatro patas.
Y en el techo de ese mismo abrigo lo que aparecía otro dibujo a modo de “Y”, que tal vez podría representar a una persona con los brazos abiertos hacia arriba, echándole mucha imaginación.
El caso es que dado lo dócil del recorrido puede resultar ideal para plantearse como ruta familiar y yendo con niños en el momento de acercarnos a la zona de las pinturas se puede plantear el juego de “la búsqueda del tesoro” ya que son muchos los abrigos rocosos de apariencia similar, pero en sólo dos de ellos encontramos las pinturas que os hemos descrito.
No seré yo quien juzgue la autenticidad, el mérito y el valor de estas pinturas, aparentemente modestas, que se prestan a cualquier tipo de interpretación y valoración. El caso es que ni la Diputación Provincial de Málaga, ni la Junta de Andalucía, se han molestado hasta la fecha en proteger este paraje de cara a conservar esta muestra de patrimonio histórico y cultural. No obstante, parece ser que La Consejería de Cultura ha iniciado el procedimiento para inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural (BIC), con la tipología de Zona Arqueológica, estos abrigos rupestres de Peñas de Cabrera, localizados en Casabermeja (Málaga).
 De hecho, según los expertos se trata de un conjunto rupestre, que cuenta con pinturas, grabados y material arqueológico en superficie, fundamentalmente cerámico y de sílex, conformando un interesante complejo de 32 abrigos, por muchos de los cuales discurre el descenso de esta ruta, con un amplio potencial científico, si bien es cierto que pasan desapercibidos para quien no sea un experto en arqueología.
 Las pinturas rupestres, datadas en época pospaleolítica (6.000 aC), se caracterizan por su trazado esquemático. Las figuras están realizadas mayoritariamente con los dedos y en diferentes tonalidades de rojos. Predominan, además, los antropomorfos o figuras de apariencia humana, representados de modos muy variados e, incluso, con elementos añadidos como tocados, atuendos, armas, etcétera. También se localizan signos de motivos circulares, ramiformes, bitriangulares, cuadrangulares, reticulados, pectiniformes (con forma de forma de peine o dentado) y oculados, si bien la mayoría de estos motivos pueden pasar desapercibidos para la mayoría de mortales que confundiremos como una simple mancha de humedad o distintas tonalidades de la piedra. En cualquier caso, nada que ver con las pinturas muchísimo mas claras de la cueva de Ardales, o no digamos ya de la cueva de La Pileta o de Altamira en Cantabria, considerada la “capilla Sixtina” de las pinturas rupestres.
En cuanto a los grabados, en líneas generales se pueden apreciar dos tipos: cazoletas (incisiones profundas sobre roca) y lineales, distribuidos en siete abrigos, cuatro de ellos sólo con grabados, mientras que en el resto aparecen junto a las pinturas. El estudio continuado de los abrigos de Peñas de Cabrera, que pronto formarán parte del Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, ha permitido verificar la relación entre estas manifestaciones y el área en la que se desarrollan, creando líneas de visualización con algunos accidentes geográficos y fenómenos astronómicos.
 Como testimonio de este hecho se cuenta con una figura antropomorfa con los brazos en círculo, desde donde se observa el orto solar en el solsticio de verano por detrás del alto del Fraile y los tajos de Gomer y Doña Ana. Asimismo, otros motivos se pueden relacionar con El Torcal. No obstante, y así lo ha constatado la presencia de un taller de sílex, los abrigos no sólo eran espacios simbólicos y de culto, sino también de actividades cotidianas.
Volviendo a la descripción del recorrido, finalizada nuestra sesión exploratoria por los abrigos rupestres de Peñas de Cabrera, continuamos descendiendo ladera abajo, dejando el cortijo cabrera a nuestra derecha y dirigiendo nuestros pasos hacia el bosque de eucaliptos, donde volveremos a enlazar con la pista terriza, que nos llevará de vuelta, hasta el paso con cadena donde iniciamos esta corta, pero interesante caminata, que complementamos con un inédito recorrido por el río Guadalmedina entre la zona de los túneles y Casabermeja.
2ª parte del recorrido: ruta anfibia desde mas allá de los túneles de la A-45, hasta Casabermeja.
Pueblo de referencia: Casabermeja.
Cómo llegar al inicio de ruta: una vez que dejamos mi coche en el cementerio de Casabermeja, Eduardo que aquel día, solo vino para hacer la 1ª parte de peñas de Cabrera, nos hizo el favor de trasladarnos hasta el inicio de ruta, para lo cual, nos reincorporamos a la A-45, dirección Málaga y unos 500 m después de dejar atrás el 2º túnel de la autovía, nos salimos de la misma, accediendo a un tramo de la antigua carretera donde aún quedaban restos de indicaciones antigua donde aún hay dos señales que nos indican hacia: el Llano del Médico y la venta El Corte.





Aclaración sobre el mapa: trazamos en azul la parte del recorrido que discurre por el río o por su orilla y en marrón la parte que discurre por pista o sendero.

Distancia aproximada: unos 7 km de sinuoso recorrido por incontables meandros del río, que acortamos poco antes de llegar a la altura de la venta El Corte, desde donde enlazamos con una pista terriza que acabó convirtiéndose en un bonito sendero por el que vinimos a desembocar en la parte alta de la localidad de Casabermeja.
Desnivel aproximado: Como en toda ruta por el cauce de un río en una distancia relativamente corta a penas es perceptible, digamos que apenas ascendemos los 40 m en poco menos de 4 km por el cauce de un río Guadalmedina que en este sector discurre entre los 440 y los 480 msnm, el único desnivel significativo lo salvamos en el último tramo del recorrido, cuando abandonamos definitivamente el caucee del río para dirigirnos a laa parte alta de la localidad de Casabermeja, pasando de los 450 hasta los 680 msnm
Grado de dificultad: fácil en cuanto a la distancia y desnivel, pero muy incómodo para personas no acostumbrada al campo través por lechos de río en ocasiones invadidos de matorrales sobre los que nos vemos obligados a caminar y también por dentro de pozas plagadas de limo.
Tiempo aprox: entre 4 y 6 horas, según el ritmo de progresión.
Tipo de ruta: lineal
Mapa IGN: 1:25.000, 1.039-III (Casabermeja)
Participantes en esta 2ª parte del recorrido: Valentín “El Rey de la Montaña”, Mariana “La Chica de San Petersburgo”, Paco Batista (del grupo Santo Pítar) y un servidor: Juan Ignacio Amador.
A tener en cuenta: Hay que contar con dos vehículos para dejar uno previamente en el final previsto de recorrido.
Dejar muda de calzado y ropa cómoda en el maletero del coche que dejemos en el final previsto de recorrido.
Llevar calzado y ropa de baño para caminar por el agua, que aunque tenga poca profundidad la mayor parte del recorrido, tiene algunas pozas de paso obligado con al menos un metro de profundidad, que hacen recomendable llevar un pequeño bote o bolsa estanca, para evitarnos el disgusto de mojar cualquier cosa que podamos estropear al entrar en contacto con el agua como la cartera, móvil, cámara, comida, etc…
Descripción del recorrido:
Una vez en el ramal de la antigua carretera, que nos encontramos unos 500 m mas allá del 2º túnel, en dirección Málaga y tomando como referencia los mencionados carteles indicativos donde leemos: Llano del Médico y la venta El Corte, nos introducimos en el cauce habitualmente seco de un modesto tributario del Guadalmedina y después de atravesar un túnel abovedado por chapones sobre el cual pasa la carretera, venimos a salir directamente al cauce del río Guadalmedina, que tal y como nos imaginamos este año venía con el caudal muy mermado, tras un invierno de pocas lluvias. 
No obstante, al poco de iniciar el recorrido aguas arriba nos encontramos con una magnífica poza sobre la cual caía una tímida cascada, que después de una buena temporada de lluvias, debería bajar con una fuerza espectacular, tal y como se podía deducir, observando la erosión de los grandes bloques de pizarra tan característicos en el bajo Guadalmedina.
Otra de las cosas que nos llamó la atención fue la presencia de pequeños bancos de barbos en cada una de las pozas que superaban el metro de profundidad, con algunos ejemplares de gran tamaño.
En este tipo de rutas en el que vas por un valle muy encajonado, sin mas referencia en la distancia que la siguiente curva del río, conviene estudiar previamente, sobre un mapa topográfico de la zona, en nuestro caso el 1.039-III, (Casabermeja), el punto exacto donde iniciamos y finalizamos el recorrido, siendo la referencia principal, el número de viaductos, bajo los cuales vamos a ir pasando por debajo de la carretera, siendo en nuestro caso once viaductos los que nos separaban del final previsto en Casabermeja. 
Los dos primeros muy próximos entre sí, los dejamos atrás en pocos minutos, por un terreno relativamente despejado, pero pronto comenzó a encajonarse el valle y a aumentar la vegetación que ralentizaba bastante nuestra progresión, llevando durante un buen rato la compañía de un jabalí, a pocos metros por delante nuestra, que caminaba con asombrosa indiferencia ante nuestra presencia y al que también sorprendentemente Chuckie estimó oportuno no molestar demasiado.
Creo recordar que fue pasado el 4º viaducto desde nuestro inicio, cuando llegamos a una recta relativamente larga del Guagalmedina, donde nos encontramos con una sucesión de pozas escalonadas sobre las que caían pequeñas casacadas, lugar que aprovechamos para hacer la primera parada técnica de avituallamiento y de camino disfrutar del placer de ponerme bajo uno de los chorros mientras Mariana me fotografiaba.
Retomada la marcha la proliferación de florecillas en ambas orillas se hacía cada vez mas patente, predominando los colores violetas, azules y amarillos, con el rojo de alguna que otra amapola de vez en cuando. Al contrario que en el río Genal donde nos envuelve un paisaje muy verde en todo momento, el río Guadalmedina discurre entre laderas semidesérticas que han sido históricamente castigadas por los incendios, de vez en cuando se aprecian algunas encinas y pinos dispersos o bancales de almendros, naranjos o limoneros. Una pena porque sin tratarse de alta montaña, si son montes con altura suficiente para aportarle un gran carácter al paisaje de no ser por su pobre vegetación. 
Respecto al río Gudalmedina propiamente dicho, las hileras de adelfas y cañaverales, que se alternan con otras plantas de ribera, que a veces casi nos cierran el paso teniendo que caminar sobre ellas ralentizando mucho la marcha. Lo mejor es la escasa presencia de zarzas que se agradece mucho, aunque lógicamente nos encontremos alguna que otra de vez en cuando. Así como pequeños bosquetes de eucaliptos, propicios para abandonar momentáneamente el cauce, avanzando algunos centenares de metros por fuera, para compensar los tramos donde se avanza muy lentamente.
Poco antes de llegar al 5º o sexto viaducto, que coincide con el túnel de la A-45 mas próximo a Casabermeja, el río Guadalmedina pasa junto a una plataforma de cemento que ha sido decorada con grafitis, a partir de aquí nos encontramos con un gran número de tortugas, algunas de las que cogimos y que siempre volvimos a soltar, eran de un tamaño considerable. Después de dejar atrás el mencionado viaducto, pasamos junto a una finca que queda a nuestra izquierda, coincidiendo con la parte interna de una cerrada curva de izquierda que traza el río, tras la cual podemos abandonar el cauce por una pista terriza paralela al mismo. 
Habrá un par de ocasiones en que caminaremos paralelos a la A-45 durante algunos centenares de metros, volviéndonos a acercar al río a la altura de la venta El Corte, que posiblemente recibe ese nombre del impresionante corte que parece que hayan hecho sobre el mismo cauce del río Guadalmedina, provocando un salto de agua de unos 8 m de altura, que de haber seguido nosotros remontando el cauce del río, nos hubiera obligado a salirnos del mismo, puesto que sin los medios adecuados es imposible de superar, aunque iba muy mermado en lo que a caudal se refiere, debe tratarse de una cascada espectacular en épocas de lluvia, prueba de ello es que a sus pies se encontraba la poza mas grande y profunda que apreciamos en todo el recorrido.
Llevando en todo momento la carretera a nuestra izquierda y el río a la derecha, la pista terriza por la que caminamos, desciendo de forma rectilínea hacia el río, 
pasando por debajo del viaducto (que aparece en esta imagen, que nos muestra la pista por la que empezamos a subir), a partir de aquí tanto la A-45, como el río Guadalmedina, quedarán definitivamente a nuestra derecha y tras superar un desnivel de unos 200 m iremos ganando altura, mientras que la pista por la que vamos se va transformando en un bonito sendero, que nos proporciona una panorámica privilegiada sobre el paisaje al norte de Casabermeja, presidido en todo momento por la Peña Negra, que siempre vamos viendo al fondo, tan sólo afeado por la presencia de un parque de placas solares. 
Casi al final de la subida pasamos junto a las ruinas de un antiguo cortijo, alberca e higueras incluidas y poco después iniciamos un suave descenso que viene a salir a la parte alta de Casabermeja a donde llegamos sobre las 18.00 pm con muy buenas sensaciones, tras este inédito paseo.

domingo, mayo 20, 2012

cortijo de La Fresneda-ruinas del cortijo de Los Enebrales (sierra del Cojo)


Pueblo de referencia: Villanueva del Cauche (muy próximo al puerto de Las Pedrizas).
Cómo llegar: Desde Málaga tomaremos la autovía de las Pedrizas A-45 (dirección Antequera), poco antes de llegar al final de la cuesta que nos lleva hasta el puerto tomamos la desviación hacia Villanueva del Cauche, aldea que quedará a la derecha de la carretera A-7204 por la que vamos ahora y un par de kilómetros mas allá de esta pequeña aldea, la carretera pasa justo frente a la entrada del lujoso cortijo de La Fresneda, punto de inicio de nuestra ruta.
Si venimos desde Granada o Antequera, la desviación hacia Villanueva del Cauche la tenemos, inmediatamente después de iniciar el descenso del puerto de Las Pedrizas.
Distancia recorrida: 11,6 km (ida y vuelta)
Altitud min: 852 msnm, cortijo de La Fresneda
Altitud  max: 1.189 msnm (divisoria de aguas valles del Guadalhorce y Guadalmedina)
Desnivel: 513 metros
Grado de dificultad: Fácil
Tiempo aprox:   4-5 horas (en plan tranquilo, para ir disfrutando de la charla, las fotos y el paseo en general)
Tipo de ruta: lineal
Mapa IGN: 1/50.000, Colmenar (1.039)
Fecha de realización:  viernes 18 de mayo, 2012
Participantes: Valentín “El Rey de la Montaña”, Eduardo “El Profe”, Mariana “La Chica del Central Park”, Sylvia “Silvestre”, Juan Antonio “El Corsario de Sierra Almijara”, Carlitos “El poeta de las cumbres” y un servidor: Juan Ignacio Amador.
A tener en cuenta: Casi todo este itinerario discurre por la finca privada de “La Fresneda” por lo que hay que pedir permiso para realizarla. De hecho para acceder al carril por donde se inicia la ruta debes de entrar en el cortijo de La Fresneda, tal y como hicimos nosotros para pedir el permiso correspondiente, en nuestro caso no encontramos a nadie y tuvimos que saltar la puerta metálica para acceder al carril por donde comienza este bonito itinerario.
Además de pedir el permiso correspondiente, era nuestra intención haber pedido un número de teléfono para colgarlo en esta crónica y así poder ser utilizado por quienes quisieran hacer esta ruta en lo sucesivo. Ya que en las actuales circunstancias, si quieres realizar esta ruta con un grupo y te dan con las puertas en las narices te quedas colgado y tendrías que improvisar un “plan B” por la zona.
Resumen: La ruta discurre por la base de la vertiente norte de la sierra del Cojo (transcrita erróneamente como sierra del Co, su montaña mas emblemática es la Peña Negra, imponente telón de fondo de la primera parte de nuestro recorrido, así como el inicio de la sierra de Camarolos, llegando hasta la vertiente occidental de la base de La Cruz de Camarolos, finalizando el tramo de ida ante un paisaje montañero de gran bellaza.
Bibliografía: libro azul “por los caminos de Málaga” (Primtel ediciones, itinerario Nº7, pág.41)
Descripción del itinerario:
Nada mas entrar en el patio del cortijo de La Fresneda, donde destacan sus palmeras y acacias, nos encontramos con una fuente de diez pilones (¡ojo!, no beber del caño, yo bebí al regreso y pasé el resto del día con el estómago fatal y un mal cuerpo que me duró hasta el día siguiente). A la derecha de la fuente, tomamos un camino que inmediatamente se bifurca en forma de “Y”, el de la izquierda nos llevaría hasta el puerto de La Fresneda, pero nosotros tomamos el de la derecha, que 100 m mas allá queda cortado por una verja que tenemos que superar para poder iniciar el recorrido, de ahí la importancia de poder pedir permiso previamente al entrar en el cortijo.
Superada la verja, durante varios minutos, caminaremos en paralelo a un tramo de la carretera A-7204, que se dirige hacia la base de la Peña Negra, 
que ya podemos ver frente a nosotros, en dirección ESTE, mientras que al SUR, por encima de los campos de cereal, vemos un tramo intermedio de la A-45 entre el Puerto de Las Pedrizas, que queda a nuestra espalda y Casabermeja, que queda a nuestra derecha en el sentido de la marcha.
A un kilómetro del comienzo, pasamos junto a un corralón perteneciente al cortijo de La Fresneda y a partir de aquí durante un buen trecho llevaremos una alambrada a la derecha de la pista por la que vamos ascendiendo suavemente entre gamones, retamas, aulagas, encinas, algún que otro acebuche
y majuelos que embellecen el paisaje con sus florecillas blancas. Al aproximarnos a la base de la cara norte de la imponente Peña Negra (1.361 msnm), nos encontramos con abundante presencia de ganado vacuno, en el que llamaba la atención un solitario burrito. 
Las vacas acampaban libremente a sus anchas por toda la finca, inclusive por mitad del camino por el que íbamos, pero en todo momento permanecieron muy tranquilas a pesar de la presencia del juguetón “Chuckie”.
Conforme íbamos ganando altura, al echar la vista atrás en dirección OESTE, el paisaje estaba presidido por la silueta de la sierra de Las Cabras y a su izquierda el Torcal.
A pesar de las suaves pendientes por las que nos lleva esta pista, el itinerario nos sorprende con unos paisajes alpinos gracias a la cercana presencia de los tajos de la cara norte de la Peña Negra, con los que nos vamos recreando durante la primera parte de este interesante itinerario, que discurre por un dócil paisaje de dehesa, enriquecido por una gran variedad de flores en primavera, 
donde destaca la belleza de las concentraciones de peonías en algunas zonas de umbría bajo las encinas a pocos metros del camino y las amapolas, aportándole sus pinceladas de rojo a este paisaje de contrastes entre dóciles prados, bucólicos campos de cereal y agrestes escarpes calizos, de los colosos que nos acompañan a la derecha del camino, durante todo el trayecto de ida.
Una de las estampas mas bonitas del itinerario la tenemos justo a la derecha del camino, mientras vamos superando los zig-zags de la pista y podemos recrearnos con el precioso prado donde pasta tranquilamente el ganado a los pies de La Peña Negra. Un paisaje que inspira paz y grandiosidad al mismo tiempo.
Un poco mas adelante, siempre en suave ascensión, llegamos a otra verja que en esta ocasión nos encontramos abierta, tras la cual, la pista describe una cerrada curva de horquilla, que nos acerca a otros imponentes tajos que siguen incrementando la belleza de este singular y muy poco frecuentado itinerario.
Al dejar a la derecha el morrón de Grajea, con su característica forma picuda, estaremos a la altura de la divisoria de aguas del valle del Guadalmedina a nuestra derecha y el valle del Guadalhorce a nuestra izquierda, iniciando el descenso que en poco mas de kilómetro y medio nos llevará hasta las ruinas del cortijo de Los Enebrales
pero antes nos encontramos con nueva verja de hierro, que superaremos sin dificultad por debajo de la misma, haciendo un “cuerpo a tierra”. 
A partir de aquí la mayor parte del tiempo llevaremos campos de cereal a ambos lados del camino dejando a nuestra derecha la sierra del Enebral
inédito eslabón del arco calizo central a medio camino entre la Peña Negra, que ya hemos dejado atrás y la carismática Cruz de Camarolos, cerca de cuya base se encuentran las ruinas del cortijo de Los Enebrales, teórico final de este itinerario que a pesar de su dócil trazado resulta de un gran interés paisajístico, que a buen seguro no defraudará a nadie.
Decimos teórico final, porque el camino por el que hemos llegado a las ruinas del cortijo de Los Enebrales, continúa y se pierde en la distancia, faldeando la cara sur de la sierra de Camarolos, en dirección Villanueva del Rosario o algún punto intermedio del camino que parte de la ermita de esta localidad hasta Los Llanos del Hondonero y la base del Chamizo Alto. Aunque no continuamos mas allá de las ruinas del cortijo, a ojo de buen cubero, la ascensión a La Cruz de Camarolos, parecía relativamente asequible por su cordal occidental, por lo que este itinerario podría servirnos para alcanzar esta cumbre en una versión diferente a la tradicional.
Para el camino de vuelta, tan sólo tuvimos que regresar sobre nuestros pasos.