martes, abril 29, 2014

Por el Valle del Guadaiza

Entorno: Sector suroriental de Sierra Palmitera. Esta sierra forma parte del Macizo de Sierra Bermeja, de hecho su componente principal es la roca peridotita. La Sierra Palmitera comienza en el puerto del Madroño (km, 22 carretera San Pedro-Ronda) y mantiene una trayectoria NO-SE, hasta las inmediaciones de La Quinta Golf, junto a San Pedro de Alcántara.
Por su vertiente occidental discurre la serpenteante carretera San Pedro-Ronda y el valle del río Guadalmina y por su vertiente oriental el muy poco conocido río Guadaiza y el famoso carril que va desde la Fuenfría al puerto de La Refriega-Castaño santo y La Quinta Golf, urbanización que es nuestra referencia para llegar al inicio de esta ruta.
Localidad de referencia: San Pedro de Alcántara
Inicio de ruta: explanada previa a la presa del Guadaiza (lugar ideal para dejar los vehículos.
Cómo llegar al inicio de ruta: la referencia a seguir es el inicio de la carretera de San Pedro-Ronda, A-423. Desde la N-340, tomamos dirección Ronda y a penas en sus dos primeros kilómetros, todavía en la zona del polígonos industrial de San Pedro, al llegar a la tercera Rotonda (justo antes de pasar bajo la autovía de peaje). Tomamos el desvío a la derecha que nos indica “La Quinta Golf”, a continuación nos adentramos en un pequeño laberinto de urbanizaciones de lujo, con alguna que otra rotonda. Siendo nuestro camino el principal, en dirección predominantemente OESTE, NOROESTE. Llega un momento que pasamos junto al perímetro vallado del campo de Golf, que tendremos a nuestra izquierda. A partir de ahí la pista es terriza, de momento en buen estado y poco después de cruzar por primera vez el río Guadaiza (generalmente seco por ahí, ya que requisan todo su caudal para los campos de golf), hay un carril que asciende por una ladera hacia el OESTE, es el que deberíamos tomar si fuésemos hacia el Castaño Santo, pero éste no es nuestro caso.
Nosotros nos mantendremos en el carril que en todo momento discurre en paralelo al cauce del expoliado río Guadaiza, que atravesaremos varias veces, pasando alternativamente a uno y otro margen, hasta que un par de kilómetros mas allá, llegamos a una gran explanada ideal para poder aparcar los coches. Hasta aquí podemos llegar con cualquier tipo de turismo, sin la menor dificultad. La pista continúa unos 200 m mas allá hasta situarse a la altura de la presa que es donde finaliza, pero si no se dispone de un 4x4, mejor dejar los vehículos ya aquí y comenzar la ruta a pie, propiamente dicho.
Distancia aprox.  Entre 15 y 20 km según la ruta que escojamos.
Desnivel aprox. subida y bajada Entre 500 y 700 m según la ruta que escojamos.
Punto de partida: Explanada junto a la presa del Guadaiza (150 msnm).
Punto mas elevado: vado superior del arroyo de Los Hornillos (680 msnm)
Tiempo aprox. Entre 6 y 8 horas según la ruta escogida.
Nivel dificultad: Dificultad técnica y física medio-bajo. Dificultad ALTA en lo referente a la orientación y saber enlazar veredas y senderos muy poco frecuentados
Tipo suelo: senderos y pistas terrizas con algunos tramos pedregosos 95%. Cauce y orilla del río y embalse 5%.
Tipo de recorrido: circular en sentido inverso a las agujas del reloj.
Mapa: IGN Marbella (1.065-IV)
Bibliografía:
Malagapedia y http://www.iluana.com
Fecha de realización y meteorología: Sábado 26 de abril  de 2014, jornada típicamente primaveral de cielos azules, suave brisa de poniente y temperaturas cercanas a los 28ºC al mediodía.
Participantes: Desde Sevilla vinieron Isi-Disi, tambie´n conocido como “El Último Superviviente andaluz” y su inseparable compañero de barrancos: David “Lee Roth”.
Desde Ronda vinieron: nuestro Presidente “Fernando Ruiz”, su hijo Javi, Nieves Lobato “La Ninfa de Torrecaleta” y Rafa Márquez “El Aristóteles de la Senda”.
Desde la Costa: como guía y anfitrión de la ruta: Don Manuel Manzanares “El Cartógrafo del NATIONAL GEOGRAPHIC” y su mujer Carmen “Galadriel”. Fidel “El senderista romántico”, Marlem “La Perla de Venezuela” junto con su benjamín de 20 años, Eduardo “El Último Samurai”, Pepe Guerrero “El Maestro Geobotánico”, Brida “La Suiza sin reloj” que vino con su amiga Ana, compartiendo vehículo con manuel y Marlis, Paco Castillo “el generoso”, Luciana, Andrés Alonso y Maria del Mar “La chica de la camisa a cuadros”, Ana “La Venus de Botticcelli”, Paco Jaime “El Marqués de Cáceres”, el Doctor Leal, Juani.
Resúmen del itinerario:
La referencia para el inicio (y final) de esta ruta es la presa del río Guadaiza, que fue construida sobre el cauce del río Guadaiza, a los pies de la Loma de Las Colmenas y sus obras finalizaron en el año 1995. La finalidad de esta presa es captar el agua proveniente del río Guadaiza, sus pequeños afluentes y arroyos aguas arriba y transportarla por un túnel con una capacidad de 16 m3/seg y una longitud de 9,5 km hasta el embalse de la Concepción en istán. Es lo que se llama una “presa de derivación”
Esta presa a su vez recoge agua de los ríos Guadalmina y Guadalmansa, de ahí que estos dos ríos vayan muy mermados de caudal a partir de sus respectivas presas, salvo en épocas de lluvias abundantes. La presa es de gravedad y planta recta, tiene una altura sobre cimientos de 23,50 m y una longitud de coronación de 106 m. Su cuenca tiene una superficie de 45´6 km 2  y una aportación media trasvasada de 12 Hm3./año. Su aliviadero es de labio fijo y dispone de 6 vanos.
Una vez hecha la foto de grupo junto a la torreta de la presa, atravesamos la misma para descender por el terraplén que nos conduce al punto donde las aguas del arroyo del Alisal desembocan en el pequeño embalse (presa del Guadaiza). Las aguas del arroyo del Alisal, bajan con sorprendente fuerza, ya que a su modesto caudal hay que sumar las aguas que llegan por este túnel de derivación procedentes de los ríos Guadalmansa y Guadalmina, saliendo de este túnel de hormigón abovedado, sobre el que unos cuantos compañeros se subieron para hacerse la foto de rigor, pero fueron pocos quienes consiguieron transponerlo al otro lado, gracias a la generosidad de Isi, cuyos pies hacían de último peldaño de una rudimentaria escalerilla hecha a base de grapas de hierro sobre la pared de hormigón, pero al no existir grapas en la parte de arriba, el destrepe requería de una agarradera en la parte alta, cumpliendo los pies de Isi, esta función. No obstante, la mayor parte del grupo optamos por vadear las bravías aguas del sorprendente arroyo del Alisal con su caudal aumentado debido a las aguas derivadas del Guadalmansa y Guadalmina. La mayoría se descalzaron, salvo algunos mas rústicos que lo cruzamos a la antigua usanza espartana, sin mariconadas.
Nada mas vadear las aguas del arroyo del Alisal, continuamos caminando por una incipiente pista que bordea el perímetro oeste de la presa, que abandonamos inmediatamente para tomar un sendero serpenteante por el que en poco mas de dos kilómetros, superamos mas de 200 m de desnivel, que en gran parte discurre por la loma que separa el valle del Guadaiza que quedaba a nuestra izquierda y el valle del Alisal a nuestra izquierda, hasta venir a salir a una pista terriza, que en caso de tomar a la izquierda nos conduciría a la relativamente cercana carretera de San Pedro-Ronda (A-326) a la altura de La Zagaleta. Sin embargo, nosotros continuamos tomando esta pista a nuestra derecha. 
Realizando este primer tramo de subida, tuvimos que echarnos a un lado para dejar pasos a unos moteros, de esos que convierten los senderos en incómodas cárcavas que en muchas ocasiones nos obligan a caminar con las “patas abiertas”, este fue el único aspecto negativo a mencionar en toda la ruta, si bien sólo fue un instante y la contaminación acústica y humeante se difuminó en cuestión de segundos.
Unos 100 m mas adelante, abandonábamos la pista remontando una cañada a nuestra izquierda, que en empinada ascensión nos condujo a otra pista superior, situándonos ya en la parte alta de La Loma de Los Billares, ganando unos 400 m de desnivel desde el inicio de ruta. Podemos decir que en lo referente al esfuerzo físico, la parte dura de la ruta acaba aquí y a partir de este momento empieza a ser muy disfrutona, en cualquier caso, insisto,  la subida es muy llevadera porque la mayor parte se realiza bajo la sombra de los pinos resineros que tanto verde aportan a la masa forestal en la que iremos inmersos desde el principio hasta el final de este recorrido.
Según el Maestro Geobotánico Don José Guerrero: En el valle del Guadaiza se desarrollan bosques maduros y muy bien conservados de quercíneas como el alcornoque (quercus suber), quejigo( quercus fagínea broteroi), la encina (quercus rotundifolia), acompañados de pequeñas manchas de pinsapos en algunas zonas de umbría, la asociación del abeto andaluz con estas fagáceas mediterráneas es exclusiva de este valle y del monte de Bornoque en la cercana localidad de Istán. 
También destacan por su singularidad los pinares autóctonos de Pinus pinaster desarrollados sobre las peridotitas; estos pinares no son fruto de plantaciones sino que forman bosques naturales sobre estas rocas ultrabásicas junto a Juniperus oxycedrus y Quercus ciccifera. En las últimas décadas debido al sobrepastoreo de ganado caprino y los incendios, los pinos están desplazando a los quercus, de algunas zonas del valle debido a que las cabras devoran los ejemplares más jóvenes de estos árboles y desprecian los del pino. En estos bosques hay varios endemismos vegetales andaluces propios de peridotitas como la Arenaria capillipes (arriba), así como diversas especies de mamíferos y aves amenazados, destacando la cabra montesa, el corzo morisco y el águila perdicera.
Una vez alcanzada la pista superior la tomamos hacia la derecha, llegando minutos mas tarde a una angarilla que dejamos debidamente cerrada a nuestro paso, encontrándonos allí con varias casetas metálicas de estas que se ven en las obras, imaginamos que para labores de mantenimiento de caminos o para las torretas del cableado de alta tensión bajo el cual pasábamos minutos mas tarde. Una vez mas uno de esos grotescos elementos artificiales con los que el hombre profana la Naturaleza, pero que tan útiles pueden resultar, si nos encontramos perdidos, no tenemos ninguna otra referencia, o tenemos curiosidad por situarnos en el mapa tal era nuestro caso, pues los cables de alta tensión venían marcados en rojo en el mapa que se nos repartió al inicio de la jornada. 
No tardaríamos en contemplar a nuestra derecha (ESTE): la crestería caliza de Sierra Blanca donde se reconocían fácilmente La Concha, el Lastonar y el Salto del Lobo, así como parte de la sierra Canucha o de Los Cuchillos. 
Y frente a nosotros, (dirección NORTE): la sempiterna silueta del Torrecilla y a su izquierda la curiosa muela de La Alcazaba. A nuestra izquierda, OESTE, llevamos en todo momento el Alto del Castillejo de los Negros, espolón sur, de sierra Palmitera, que paradójicamente siendo el mas cercano a nosotros, no lo vemos prácticamente en ningún momento, ya que en esta ocasión podríamos aplicar la frase de que la misma loma que está por encima nuestra o la espesura del bosque a penas nos permite contemplarlo, tal es la espesura en la que nos encontramos inmersos en muchos momentos, pero sobre todo, la caprichosa orografía del terreno por el que discurre esta ruta tan rica en bosque mediterráneo y también Atlántico, pues son muy abundantes los alcornoques, así como las umbrías con helechos en los rincones mas insospechados. También son muy abundantes las jaras pringosas, con numerosos ejemplares que sobrepasan los tres metros de altura.
Tan pronto como empezamos a disfrutar de vistas mas amplias sobre el Valle del Guadaiza, Isi, nos fue contando la auténtica odisea, que vivió junto con su inseparable compañero de aventuras barranquistas David, también presente en la ruta, a lo largo del interminable descenso del Guadaiza, una durísima aventura, que comenzaron con las primeras luces del amanecer de una mañana del verano 2011 y que finalizaron, ya de noche cerrada, llegando a su coche, aparcado junto a la presa del Guadaiza a la 1.00 am de la madrugada, tras haber abandonado el cauce a la altura de la casa de Las Máquinas.
El río Guadaiza (que en árabe significa: río de Aixa, madre de Boabdil), tiene 22 km de longitud, si bien cada kilómetro descendiendo por su salvaje curso alto, puede hacerse larguísimo, por lo accidentado del terreno, troncos atravesado y terreno muy agreste. Según nos comentaba el gran Isi, un descenso al destrozo, sólo apto para superhéroes.
Nace en el término municipal de Igualeja, concretamente en el puerto de Las Trincheruelas, relativamente cercano al puerto de La Refriega a donde se puede llegar, bien por el carril que sube desde La Quinta Golf, unos 4 km mas allá del inicio del sendero que se desvía hacia el Castaño Santo ó bien por el carril de Conejeras a Quejigales, tomando el desvío de La Fuenfría y continuando por el puerto del Robledal. Poco después de su nacimiento, ya discurre la mayor parte de su recorrido por el término municipal de Benahavis, en medio de un paisaje exuberante y prácticamente salvaje, donde muy pocos se han atrevido a adentrarse río abajo. Pasa cerca del antiguo despoblado morisco de Daidín, unos 3 km aguas abajo pasa junto a la casa de Las Máquinas, que prácticamente es el único punto de fuga en toda su trayectoria. Entre sus dos tributarios mas importantes recibe por su margen derecho, vertiente de Sierra Palmitera las aguas del arroyo de los  Alberguillos, de los Hornillos y por último del arroyo de La Aliseda, por cuyo cauce entubado, vienen las aguas procedentes de los ríos Guadalmansa y Guadalmina que desembocan directamente en la presa del Guadaiza y de aquí se derivan al embalse de La Concepción, muy cercano a Istán. Otros lugares cercanos al discurrir de este río y de gran importancia natural, por su fauna y vegetación son la sierra de las Apretaderas, el barranco de las Chaparreras del que Isi recuerda un salto de unos 30 m cercano al punto donde entrega sus aguas al río Guadaiza, El Pimpollar, la Cañada de la Cuerna, Umbría del Guadaiza, etc.
Tiene una cuenca de 45,6 Km2 y sus tramos medio y alto están protegidos desde su declaración como Lugar de Interés Comunitario, y su inclusión en la Red Natura 2000 de la Unión Europea. Entre sus múltiples valores naturales destacan: un curioso pez llamado el blenio de río o pez fraile Salaria fluviatilis (presente solo en tres ríos andaluces), el endemismo borgallo malagueño Scualius malacitanus (en la foto de arriba), presente únicamente en este río, el Guadalmina, y en el Genal. Así como varias libélulas amenazadas como Macromia spiedendens, Gomphus graslini y Oxygastra curtis.  Por otra parte, el Gran Isi nos comentó que río arriba, en el curso alto del Guadaiza fueron anotando en su cuaderno de bitácoras numerosos ejemplares de nutria, martín pescador, culebras de escalera y bastarda, lagartijas, lagartos ocelados, galápagos, ranas, barbos Barbos scatlen, bordallos Squalius pyrenaicus e incluso bogas Chondrostoma wikommil e incluso en la zona cercana a la presa ánades reales. 
La ausencia total de poblaciones humanas en los tramos medio y alto permiten que las poblaciones de peces e invertebrados sean notablemente densas gracias a la pureza de las aguas tal y como nos aseguró el Gran Isi, que calificó el río Guadaiza como el mas virginal y salvaje que había realizado en toda la provincia de Málaga y que en su caso, no son pocos.
Un par de kilómetros después de pasar bajo los cables de alta tensión, caminando por una cómoda pista forestal, que prácticamente se mantiene casi llana faldeando la ladera, llegamos a una bifurcación. Siendo el ramal de la izquierda, el que en un principio estaba previsto haber tomado, haciendo la ruta unos 5 km mas larga, pero implicando una fuerte ascensión y casi destrepe campo través de al menos 100 m de desnivel, que en esta ocasión se decidió descartar al tratarse de un paisaje muy similar a lo visto anteriormente y de camino para recrearnos mas en el último tramo por los márgenes del río. Por lo que escogimos el ramal de la derecha, que desciende de forma muy directa, ladera abajo, dejando a nuestra izquierda las ruinas de un antiguo cortijillo, llegando a la confluencia de otra ramal de pista que ignoramos, siendo nuestra dirección en todo momento ESTE y en sentido descendente, hasta llegar a la confluencia de una pista que nos encontramos en forma de “T” a la que llegamos por una especie terraplén a modo de angosto y rudimentario cortafuegos, siendo el ramal de la izquierda, que desciende en amplios zigzags el que nos llevaría a las ruina de la casa de Las Máquinas, cercanas a la orilla del Guadaiza y el de la derecha el que se mantiene llaneando de momento y el que a partir de aquí nos llevará en dirección predominantemente sur con la caída hacia el valle del Guadaiza a nuestra izquierda casi hasta el final de la ruta.
Mientras tanto, continuamos disfrutando del denso alcornocal que parecía envolvernos la mayor parte del tiempo, donde pinos, quejigos, encinas, jaras, retamas y altabacas, enriquecían la gama de tonalidades de verde intenso que nos rodeaba por todas partes. Con la banda sonora de las numerosas especies de pajarillos cuyos cánticos nos acompañaron desde el principio hasta el final del recorrido en plena eclosión de la primavera. Como diría el Gran Maestro Jedi: Miguel Becerra de Jerez: pilatex para el alma, la mente y también para el cuerpo, pues estábamos respirando oxígeno de gran pureza. Como diría el Gran Maestro Valentín, por cada jornada de senderismo, un mes mas sin pisar la consulta del médico.
Una vez mas nuestro catedrático Geobotánico Don José Guerrero, volvió a recordarnos que el tipo de vegetación y en gran medida de la fauna de cada sierra está muy condicionado por la geología, concretamente en estas sierras aledañas a la mítica Sierra Bermeja, abundan las peridotitas, olivina, gneises, plomo, níquel, cromo y cobalto, terreno muy duro y agreste para el cultivo, que unido a la agreste orografía del terreno, han sido históricamente despreciada para el cultivo y la ganadería. En todo caso algunos lagares y antiguas cortijadas muy aisladas, que en grandes extensiones de esta sierra se cuentan casi con los dedos de una mano, estando en estado ruinoso la gran mayoría. Lo cual ha favorecido sobremanera la vida salvaje en este entorno y su magnífico estado de conservación, que Dios quiera dure muchos años tal y como está. Lo cual nos lleva a recordar una vez mas sobre la tremenda importancia que debemos darle a la conservación de lugares como esto y toda la ayuda y colaboración posible para la recuperación de las sierras que han sido y siguen siendo dañadas en muchos casos por la especulación urbanística, en otros casos por los incendios casi siempre provocados, cuyo coste del delito sigue siendo muy bajo en España. Basta recordar que en Sierra Bermeja tenemos más especies endémicas que en toda Francia y sus densos bosques sirven para amortiguar las lluvias y que los 45´6 km 2 de cuenca y 20 km de longitud del Guadaiza sigan siendo un auténtico paraíso natural tal y como lo conocemos hoy en día, durante mucho mas tiempo.
No tardamos en concentrarnos algunos charquitos indicadores de cercanos nacimientos a la derecha del camino, tal y como delataban algunos juntos, llegando poco después a un majestuoso alcornoque, que bien podría tener los trescientos años, bajo el cual nos hicimos varias fotografías, uno de esos rincones del bosque que transmiten un magnetismo muy especial, cerca del cual hicimos la parada del almuerzo.
Finalizado el almuerzo reanudábamos la marcha y poco después la pista, se convertía en vereda o sendero, generalmente flanqueado por altísimas jaras pringosas y volviendo a pasar, ya de vuelta, bajo el cableado de alta tensión, que ahora hacíamos unos 160 m ladera abajo, del lugar por el que habíamos pasado a la ida.
A partir de aquí comenzamos a encontrarnos con algún que otro quejigo, siempre aislado, en medio del predominio de alcornoques y pinos. 
En uno de los tramos donde el trazado de la ruta discurre por angosto sendero atravesamos el angosto barranquillos de Las Alberguillas, donde el camino parece desaparecer, siendo la opción correcta, la de atravesarlo, manteniéndonos sobre la misma curva de desnivel, es decir, ni subimos, ni bajamos, volviendo a aparecer el angosto sendero unos metros mas allá, hasta encontrar un ramal de sendero a nuestra izquierda que en apretados zigzags, desciende hasta el cauce del río, sirvan como referencias los amplios cortafuegos que tenemos en la vertiente contraria del Guadaiza, es decir los que suben por la sierra de Las Apretaderas y que se cruzan con los cables de alta tensión.
Antes de darnos cuenta ya estamos en el cauce del río Guadaiza, en un ambiente de gran frescor donde no falta las especies de ribera, así como los helechos, tan característicos de los terrenos peridotíticos. 
En nuestro caso vinimos a salir un kilómetro río arriba desde la presa, en un tramo ya relativamente dócil y abierto del río, sin embargo la abundante vegetación de sus riberas, nos obligaba a cambiar de orilla en un par de ocasiones, teniendo que recurrir a caminar por el agua, al mas puro estilo tradicional de las rutas acuáticas, por esta zona, al ensancharse algo mas el caudal, apenas nos sobrepasa las rodillas, pero como por lo que se pudo comprobar el personal no había dejado un calzado comodín en el maletero, la gran mayoría recurrió al comodín de cruzar el río descalzo, donde una vez mas siempre estuvo presente la mano amiga del Doctor Leal y el grupito de paparachis inmortalizando el momento, que volvería a repetirse en los últimos metros de ruta, coincidiendo con los primeros de la jornada, cuando volvíamos a vadear las caudalosas aguas del arroyo de la Alisada, sumadas a las aguas derivadas del Guadalmansa y Guadalmina que con gran poderío desembocan directamente en la presa del Guadaiza.
A lo largo de la ruta, nuestro guía de lujo: Don Manuel Manzanares "El cartógrafo del NATIONAL GEOGRAPHIC" me habló sobre el despoblado morisco del Daidín, que se encuentra unos tres kilómetros río arriba desde la casa de Las Máquinas, a la que no llegamos, pero que sin duda le añade un toque romántico a este valle tan bien conservado. Por lo que al llegar a casa, tocaba hacer mas deberes y me puse a investigar un poco, siendo la mejor información que he encontrado al respecto del mismo la que aparece en la página web http://www.iluana.com
Casa del Guarda del Daidín vista desde el sur (Fotografía de José María Navarro, página web: http://www.iluana.com).
En algunos documentos notariales Daidín es considerada una villa, siendo el río Guadaiza conocido en ese tramo como Río del Daidín. Aunque se intentó su repoblación en 1570, después de la toma del Arboto por el Duque de Arcos durante la rebelión de los moriscos, la aldea quedó definitivamente abandonada desde finales del siglo XVI.
Al fondo la cuenca del río Guadaiza
Casa del Guarda del Daidín vista desde el ESTE (Fotografía de José María Navarro, página web: http://www.iluana.com).
Fernando Reinoso y Malo, en su crónica del s.XVII donde narra la rebelión de los moriscos de Sierra Bermeja en 1501, comenta " ... Entrado el mes de enero del año 1501, se levantaron todos los moros de la Harquía de Málaga y el Alhabaral de Ronda, y en particular los de Cortes y el Daidín y Tramores y Venastepar; subiéronse a Sierra Vermeja en cuya cumbre formaron su real; con estos se juntaron los que venían de Granada; de allí corrían toda la tierra robando y matando; quien más padeció este golpe fue la ciudad de Ronda..."
En la parte superior de la imagen aparece el pico Encinetas, techo de la Sierra Palmitera con sus 1473 metros de altitud.
Parte de las ruinas del despoblado morisco del Daidín 3 (Fotografía de José María Navarro, página web: http://www.iluana.com).
Como pago a los servicios prestados en la toma de Granada, en 1492 los Reyes Católicos entregaron a Juan de Silva, Conde de Cifuentes, las alquerías de Benahavís y Daidín.
La puesta en marcha en el año 1500 de la conversión general al cristianismo provocó rebeliones en el reino de Granada. En octubre de ese año se alzan los moros de la serranía de Villaluenga (actual Sierra de Grazalema) y se producen variados disturbios en el Havaral ante la imposición forzosa. En diciembre, los habitantes de la alquería de Daidín, en la tierra de Marbella, asesinan a los dos clérigos enviados para administrar a sus pobladores el sacramento del bautismo tras reconvertir la mezquita en iglesia. En estos momentos se definen los tres centros de resistencia mudéjar de esta zona: los de Villaluenga se hacen fuertes en el Cauque, cerca de Benaocaz; los del Havaral se concentran con sus familias en Calaluz o Calalui, en las cumbres de Sierra Bermeja, cerca de Genalguacil, y los de la tierra de Marbella en la alquería de Daidín, en la vertiente este de Sierra Palmitera, cerca del río Guadaiza.
En enero de 1501 el rey Fernando ordena al Conde de Cifuentes que marche a la Serranía de Ronda, acompañado por Alonso de Aguilar y el Conde de Ureña. Tras la derrota cristiana en el Calalui, Fernando el Católico pactó el paso a África con garantías de los rebeldes de Villaluenga y Sierra Bermeja. Daidín, el tercer foco de resistencia, se rindió más tarde ante el temor de posibles represalias por el asesinato de los sacerdotes, siendo condenados a destierro perpetuo los naturales de esta alquería. 
Casa del Guada del Daidín 4 (Fotografía de José María Navarro, página web: http://www.iluana.com).

Mármol Carvajal, al describir la tierra de Marbella, relata en su libro “Historia de la rebelión y castigo de los Moriscos del Reyno de Granada”, "La grangeria principal de esta tierra es la de la pasa y del vino que van á cargar cada año en aquel puerto los navios que vienen de Flandes, de Bretaña y de Inglaterra, y la cria de la seda. Solía haber en tiempo de Moros muchos lugares de su jurisdicion metidos entre aquellos valles, la mayor parte de los quales despobló Narváez, alcayde de Gibraltar, en tiempo de guerra, llevándose los moradores captivos; y otros se despoblaron para irse después á Berbería, habiendo los Reyes Catholicos ganado el reyno de Granada. Solos cinco lugares han quedado en pie, que son Hojén, Istan, Dáydin, Benahaduz [la actual Benahavís] y Estepona.". Con el tiempo estos lugares o alquerías se fueron desarrollando hasta acabar con término propio, a excepción de Daidín, que quedó despoblado y desapareció.
El mismo cronista comenta "El mesmo año [1485] pues y con las mesmas condiciones se entregaron a los Reyes Católicos diez y nueve villas del Havaral, y diez y siete de la serranía de Gausín, y doce de la serranía de Villaluenga [la actual Sierra de Grazalema] y la villa de Cazarabonela. Y a 11 de junio, día de San Bernabé, se le dio la ciudad de Marbella con las villas de Montemayor, Cortes y Alarizate, y otros diez lugares que estaban al derredor de la ciudad."
Bajo estas líneas, las ruinas de la casa de Las Máquinas, que marca el final de la parte mas salvaje del río Guadaiza, pues a partir de aquí, ya finaliza su tramo medio y comienza su tramo bajo, mucho mas dócil y abierto.

2 comentarios :

  1. Eduardo Campos10:16 a. m.

    Esta se me ha quedado pendiente

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  2. Anónimo2:37 p. m.

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