martes, septiembre 30, 2014

Pinar del Rey, San Roque, Campo de Gibraltar, CÁDIZ

Pinar de Rey (los tres senderos principales)
Entorno: Campo de Gibraltar (perímetro sur del parque natural de Los Alcornocales)

Pueblos de referencia: San Roque (Cádiz)
Punto de encuentro recomendable: Primer llano a la derecha de la entrada del parque (y desde allí organizarse, según lo que queramos hacer y desde donde queramos empezar).

Como llegar a Pinar de Rey: Tal y como venimos por la autovía del Mediterráneo A-7, (N-340), tomamos la salida señalizada de K.117 (San Roque Oeste), seguiremos por una carreterilla poco mas de un kilómetro sin tomar ningún desvío, mientras el núcleo urbano de San Roque va quedando a nuestra derecha, hasta que llegamos a un cruce en forma de “T”, siendo nuestra opción el ramal de la izquierda (dirección Norte), donde ya se nos señala Parque de Pinar de Rey, a partir de aquí seguiremos por la angosta carretera comarcal CA-9203 (antigua CA-5121) entre fincas, algún que otro arroyo con cañaverales y alejándonos cada vez mas de san Roque que va quedando a nuestra espalda. Hasta que casi 5 km mas allá de San Roque, nos encontramos con la esperada señalización y entrada del parque a la derecha de la carretera. Nada mas entrar en el parque de Pinar de Rey, hay una explanada a la derecha, que coincide con el final (o inicio) de la ruta del arroyo Alhaja. Pero nosotros decidimos continuar, unos dos kilómetros mas allá, donde la pista deja de estar asfaltada o pavimentada y comienza a estar terriza (pero en buen estado para cualquier vehículo) y hace un giro de 90º a la derecha. Lugar estratégico para dejar los vehículos si pretendemos realizar las tres rutas, pues los vehículos están junto al árear recreativa y mas o menos está muy cerca de laa confluencia del inicio de las tres rutas. De hecho, justo en frente, nos encontramos tras una angarilla, el panel de inicio de ruta del sendero del cerro del Águila.

Distancia aprox: Si pretendemos hacer las tres rutas, la distancia saldrá entre los 15 y 16 km (según el planteamiento). Pues cada una oscila entre los 4,5 y 5,5 Km pero la distancia total dependerá de la forma de enlazarlas entre sí.

Desnivel aprox: 120 m.(perfil prácticamente llano, es un terreno muy dócil).

Duración aprox: cada ruta la podeos hacer tranquilamente en 2 horas cada una.

Tipo de ruta: teóricamente sólo la del cerro del Águila es circular, pero el terreno es dócil y las tres se pueden plantear de forma circular.

Dificultad: Orográficamente las tres rutas son de nivel bajo, sin embargo, dado la cantidad de cruces y bifurcaciones que nos encontramos, resulta fácil desorientarse, a poco que nos despistemos, pues al ser un terreno muy llano y la vegetación muy densa alrededor mas de un cruce se puede prestar a confusión.

Material recomendado: Según donde dejemos el coche podemos dejar la comida y la mayor parte de la bebida en el maletero, partiendo del aparcamiento y llegando al mismo al final de cada ruta, junto al área recreativa, por lo que las tres rutas se pueden hacer con una simple riñonera y una pequeña botellita de agua. Nuestro pequeño amigo Dani (10 años) hizo la última ruta (sendero del arroyo Alhaja) en chanclas.

Mapas y Bibliografía: Biblioteca Secreta de Cartógrafo de su Majestad.

Fecha de realización: domingo 28 de septiembre de 2014.

Hora puesta de sol 20.10  y ciclo lunar: luna nueva.

Participantes: Desde tierras cordobesas vinieron: Natalia y Rafael “El Califa” y desde distintos puntos de la Costa del Sol: Marlem “La Perla de Venezuela”, Fidel “El senderista Romántico”, Paco “El Generoso” como guía espiritual de Paqui (que debutaba con nosotros en periodo de prueba), Eduardo “El Último Samurai”, nuestro catedrático geobotánico “El maestro Don José Guerrero”, nuestro Presidente paco Jaime “el nuevo Florentino Pérez del Senderismo Andaluz”, los Duques de Juanar: Ana y Fernando, con su hijo Dani “El joven aprendiz de Padawyn”, nuestros anfitriones: Carmen “Galadriel” y Don Manuel Manzanares “El Cartógrafo de su Majestad” y un humilde servidor: Juan Ignacio Amador

Previsión meteorológica: Daban 0,1 mm de ligera llovizna hasta el mediodía, pero al contario que el día antes, que habíallovido bastane en la zona, no sólo no llovió nada, sino que fue un día de cielo azul radiante en todo el Campo de Gibraltar, en contraste con la tromba de agua que había caído entre las  tres y las cuatro de la madrugada en puntos como Marbella o Fuengirola llevándome el correspondiente codazo en la cama mientras diluviaba tras la persiana y mi mujer me decía: “¡a ti no se te ocurrirá irte de ruta con la que está cayendo…!”.
A tener en cuenta: dada la cantidad de cruces y bifurcaciones que nos encontramos, resulta fácil desorientarse, a poco que nos despistemos, pues al ser un terreno muy llano y la vegetación muy densa alrededor mas de un cruce se puede prestar a confusión.
El Pinar del Rey  es un parque suburbano de 338 hectáreas, situado en el centro del Campo de Gibraltar. Unos 4 km al norte de la colina donde se enclava la localidad de San Roque, es un auténtico vergel natural del que podemos disfrutar en cualquier época del año, no obstante, cuidado con la oruga procesionaria de los pinos entre los meses de febrero y abril. Su  acceso es totalmente gratuito y está abierto las 24 horas del día, por lo que también es lugar frecuentado por parejas para disfrutar de la luna.

Su situación geográfica en la confluencia de las regiones mediterránea y atlántica, la variedad litológica y el clima, proporcionan un mosaico de paisajes y ecosistemas.
Sobre su sustrato arenoso se desarrolla el pinar de pino piñonero con un sotobosque característico del bosque mediterráneo.

Este emblemático pinar tiene una historia curiosa, cuentan las lenguas antiguas que una vez que el Rey Fernando IV, consigue reconquistar a los musulmanes la localidad de Gibraltar el 12 de septiembre de 1309, donde destaca la participación de las milicias de Sevilla, comandadas por Juan Núñez de Lara y Alonso Pérez de Guzmán (Señor de Sanlucar de Barrameda), el Rey le regala a la ciudad de Gibraltar una amplia extensión de terreno del campo de Gibraltar que abarcaba la actual San Roque y el Pinar de Rey propiamente dicho. Hasta que España cede el Peñón absurdamente a Inglaterra y desde entonces el pinar pasa a pertenecer a la localidad de San Roque.

Desde 1492 hasta finales del siglo XVIII España presumía de ser la primera potencia naval del Mundo. En 1800 la Marina Española, con semillas provenientes de Vejer de la Frontera, decide la creación de este pinar para abastecer de madera a la Industria Naval.

Pero en 1805 tiene lugar la Batalla de Trafalgar, con una derrota histórica frente a la pérfida Albión (de la que todavía no nos hemos terminado de recuperar). Tras la derrota de Trafalgar el sector naval de la época entró en crisis y se hizo innecesario el uso del Pinar, gracias a ello ha llegado hasta nuestros días en este estado de conservación.
En 1982 se cierra el auto safari andaluz Alcaidesa, que durante los años del boom turístico en la Costa del Sol fue la principal atracción turística de San Roque, encontrándose su ubicación al norte de Pinar de Rey, uy cerca del cerro del Águila y del tajo del Pajarraco. Exceptuando a los leones y otros animales peligrosos que tenían mas controlados, el cierre de aquel parque fue un descontrol hasta el punto de que todavía en la década de los 90 se podían ver por allí avestruces correteando y bastantes papiones (monos) campando a sus anchas en plena libertad.

Los aproximadamente 60 papiones oliva (Papio anubis) que vivían en el safari park se dispersaron en dirección oeste hacia una zona abrupta con vegetación densa, que coincide con el sendero del tajo del Pajarraco. En 1985 hubo intentos de recaptura utilizando una gran jaula, pero con poco éxito. Posteriormente, la dirección del safari park organizó una cacería chapucera (sin dardos anestésicos) en la que se eliminaron la mayoría de los papiones. Según estimaciones de miembros del grupo ecologista VERDEMAR, en 1993 sólo había 12 papiones. En 1998, el grupo creció a 20 papiones: 4 machos adultos, 8 hembras adultas y 8 juveniles. Tras su captura en 1999, el grupo quedó reducido a tres hembras, que supuestamente no han podido llegar por edad a nuestros días. No obstante, de vez en cuando, se ven noticias en internet del avistamiento de algún papión en esta zona.

El parque se puede dividir en dos partes principales, la zona sur con más afluencia de personas y la zona norte – más salvaje y donde está prohibido el uso de vehículos a motor. Por un lado, la zona sur comprende: una amplia área recreativa con infraestructuras de picnic y barbacoa, el arroyo de Alhaja y el Aula de Naturaleza, y por otro lado, la zona norte incluye: el Tajo del Pajarraco y el Cerro del Águila, desde donde se puede divisar el antiguo auto safari de Alcaidesa desde el Tajo. Lo suyo es dedicar una jornada a recorrer los tres senderos del parque.
Sendero 1: del cerro del Águila:

Distancia aprox: 5,2 Km

Desnivel aprox: 60 m

Duración aprox: 2 horas

Tipo de ruta: circular

Dificultad: baja
Su nombre hace referencia al punto más alto del Pinar del Rey (una modesta tachuela de 157 msnm) donde se observan panorámicas del propio pinar, un amplio sector de la polémica finca La Almoraima, la Alcaidesa, y parte de la localidad de San Roque con la silueta del peñón de Gibraltar, siempre omnipresente al sur.
Durante el recorrido se observa la progresión de pinar a bosque mixto de pino a alcornoque con un sotobosque mediterráneo donde destaca la presencia de numerosas plantas aromáticas tal y como nos fue describiendo nuestro Maestro Geobotánico Don José Guerrero, lástima mi mala memoria para esto de las plantas.

El inicio del sendero se encuentra a escasos metros del lugar donde estacionamos nuestros vehículos, concretamente del otro lado de la denominada angarilla del ventorrillo. Tras cruzar una cancela penetramos en un bosque de pinos y alcornoques a cuyos pies se extienden helechos, palmitos y coscojas. Tras alcanzar el huerto del ventorrillo, se dejan a la derecha los restos de una antigua casa-venta, transitada por los viajeros que hacían la ruta de la cañada real que une San Roque con Gaucín. Allí paraban arrieros, corcheros o piconeros.
A medida en que vamos penetrando en el camino, se va perdiendo la conexión con la actividad humana. Allí descubrimos los pinos más viejos del entorno natural, alguno de los cuales tienen más de cien años. Como nos adelanto el Cartógrafo en su momento y nos explicó Don José Guerrero sobre el terreno, el pino piñonero (muy apreciado por la industria alimentaria) fue introducido por la Marina española hacia 1800, jugando su madera un papel muy importante en la construcción de barcos.
Mientras nos íbamos recreando con el intenso olor de las flores (lavanda, jara blanca, jara rizada, tomillo, romero...), mezclado con el inconfundible olor a lluvia recién caída. Nos íbamos alejándonos del fondo del valle, sobre sustrato silíceo, predominando el alcornoque que en suelos arcillosos es sustituido por el acebuche. 
  Ascendiendo un pequeño cerrito conocido como cerro del Águila (145 msnm), donde nos hicimos la correspondeinete foto de grupo donde Marlem lució por primera vez su flamante bandera turquesa de “Los amigos de Manolo”. 
A pesar de su modesta altitud sus vistas son muy amplias, especialmente si nos favorece la atmósfera limpia que suele traer el poniente. Desde allí podemos ver el Tajo del Pajarraco, frente al que pasaríamos dos horas después, las Cuevas de las Palomas, Castellar de la Frontera y Los Alcornocales, la Bahía de Algeciras, Los Barrios, San Roque, Gibraltar y África. Pero sin duda uno de los aspectos más impresionantes es el mar verde formado por las redondeadas copas de los árboles, destacando el mar de pinos a nuestros pies.

El regreso lo realizamos descendiendo por una zona escalonada, donde antaño era fácil encontrarse con fósiles de amonites, pero entre los espolios sistemáticos de los últimos años en zonas de fósiles y la entretenida charla tipo “Sálvame Deluxe” (versión senderista), no nos encontramos con ninguno. No obstante, cabe recordar que hace 25 millones de años el Pinar del Rey estaba cubierto por el mar.
Aunque a lo largo del sendero nos vamos encontrando con varias balizas, algunos puntos donde confluyen varios caminos y un par de cortafuegos se prestan a confusión, sobre todo cuando al llegar a una confluencia de caminos no nos encontramos con ninguna baliza que nos saque de dudas. 
Sendero 2: Sendero del Tajo del Pajarraco:

Distancia aprox: 5,1 km

Desnivel aprox: 45 m

Duración aprox: 2 horas

Tipo de ruta: circular

Dificultad: baja


Una vez que finalizamos un ligero refrigerio tras la primera ruta, nos pusimos en marcha atravesando un amplio trecho del área recreativa, paralela al ramal de la pista donde habíamos dejado y que justo donde ésta finaliza, en su margen izquierdo, nos encontramos con el despintado panel descriptivo de este sendero de pequeño recorrido.
 
Posiblemente, este sea el sendero, con mayor variedad en lo que a vegetación se refiere, destacando los alcornoques y matorrales con frutas tipo bayas como el espino albar, zarzaparrilla (smilax aspera), el lentisco, zarzamoras, etc… que nos obligan a estar atentos en los tramos mas estrechos del sendero que a veces invaden con sus ramas, llevándonos algún que otro pinchazo.

Conforme vamos avanzando el bosque de alcornoques se va haciendo cada vez mas denso, pasando por algunas zonas de umbría de gran belleza, que intercalan zonas llanas con pequeñas rampas de fuerte pendiente que nos llevan a pasar junto a la Fuente del Pino (ala izquierda del sendero). Después de un tramo algo escalonado, la senda llanea y a partir de ahí comienza un descenso hacia la base del Tajo del Pajarraco formado por dos  peñas de arenisca muy características de todo el entorno Los Alcornocales.
La gran variedad de tonalidades verdes que rodea el entorno de estos tajos de arenisca, denota que nos encontramos en la zona de mayor variedad y riqueza botánica del Pinar del Rey; madroños, jaras, brezos, durillos, labiérnagos y helechos, entre otros. Sobre los riscos que tenemos ante nosotros se avistaron por última vez los monos del parque a finales de los 90.
A lo largo de esta ruta, además del predominio de los pinos piñoneros y los alcornoques, nos encontramos pequeños bosquetes de quejigos, uno de los árboles mas hospitalarios de nuestra geografía por la gran vocación de simbiosis que muestra con otras especies como los helechos.

También se pasa cerca de una zona rocosa donde en su día abundaban los fósiles marinos que datan del Mioceno, así como pequeños manantiales que son un atractivo añadido a este itinerario.

El camino de vuelta discurrió por una variante de cuando Don Manuel Manzanares, estuvo cartografiando los senderos de esta zona, para un mayor y mejor aprovechamiento del conocimiento de este singular parque. Pasando por algunas zonas tapizadas de helechos que nos recuerdan al cercano parque natural de Los Alcornocales, siendo estas mas frecuentes bajo los alcornoques, pues bajo la sombra del denso pinar y el amplio manto de acículas, a penas crecen algunos érguenes y escasos matorrales muy concretos.
Sendero 3: Sendero del arroyo Alhaja:

Distancia aprox: 4,5 km

Desnivel aprox: 30 m

Duración aprox:  menos de 2 horas

Tipo de ruta: teóricamente lineal, nosotros le añadimos un tramo circular.

Dificultad: muy baja

Si el panel de inicio del sendero del tajo del Pajarraco, nos lo encontramos al final de pista para vehículos en su margen izquierdo. El panel de inicio de ruta del sendero del arroyo Alhaja se encuentra unos 200 m antes del final a la derecha, a escasos metros de algunos de los muchos bancos, mesas y zonas de barbacoa de la gran área recreativa que rodea a la también cercana aula de la Naturaleza.

Al contrario que los dos senderos anteriores, este mantiene dirección SUR hasta el final del itinerario, abriéndose paso bajo pinos de gran porte en busca del arroyo que le da su nombre y que durante todo el itinerario va quedando a nuestra izquierda. 
El pequeño bosque de galería que envuelve al arroyo está formado principalmente por alisos, fresnos, sauces y álamos así como un quejigal son las formaciones vegetales a destacar en este recorrido junto con zarzas, rosal silvestres y grandes enredaderas que en algunas zonas crea un ambiente casi selvático, disfrutando del mayor grado de frondosidad con el que nos vamos a encontrar en los tres itinerarios.

Cabe destacar también la presencia de un pozo a pocos metros de la orilla del arroyo, siempre a la izquierda del sendero y una zona de taludes terrizos donde suelen anidar los abejarucos, que convierten su vuelo en un espectáculo acrobático del que podemos disfrutar desde mediados de primavera hasta finales de verano, tras el cual, vuelve a cruzar el estrecho para pasar el invierno en África.
Conforme nos vamos acercando a la Fuente de La Alhaja, a escasos metros de la entrada del parque, la vegetación va en aumento, hasta encontrarnos con una artesanal pasarela de madera, hecha a base de antiguas traviesas de la vía del tren que nos llevan hasta un puentecito de madera, tras el cual llegamos a la mencionada fuente, aunque de un tiempo a esta parte, las autoridades locales, tienden a poner el cartelito de agua no potable, en fuentes de donde se ha bebido de toda la vida (posiblemente exigencias de SANIDAD, para curarse en salud). Lo cierto y verdad es que son muchos los vecinos de San Roque que acuden a esta fuente a llenar sus garrafas atraídos por la calidad de sus aguas, tal y como pudimos comprobar mientras nos hacíamos las fotos de rigor en el cercano puentecito de madera.


El camino de vuelta lo realizamos sobre nuestros pasos, hasta 400 m mas allá de la fuente, en que ya tomábamos un desvío a la izquierda, manteniéndonos mas o menos en paralelo al camino de ida que ahora quedaba en todo momento a nuestra derecha y la pista principal del parque a nuestra izquierda, pasando ahora por delante del Aula de la Naturaleza, gestionada por el Ayuntamiento de San Roque, que cuenta con un punto de información y un jardín botánico con especies florísticas del ecosistema. En el Aula de la naturaleza también se habla de la fauna mas representativa del parque donde destacan: zorro, meloncillo, conejo, topo, abejaruco, pico picapinos, rapaces como el águila culebrera y el águila calzada encuentran también cobijo en este lugar. La proximidad del Estrecho de Gibraltar le confiere un gran valor ornitológico debido a las aves migratorias.

Después de dejar atrás el Aula de la Naturaleza, tres chavales que iban a caballo nos regalaron una bella estampa, cabalgando bajo el pinar, siendo la última imagen de belleza destacable antes de llegar al lugar donde teníamos estacionados nuestros vehículos.

miércoles, septiembre 17, 2014

Torre de Maro, cerro Caleta, playa de cantarriján, calita de Las Doncellas

Ruta 1, Sendero Torre de Maro:
DISTANCIA APROX.: 1.9 Km.
DESNIVEL: 100 m
DIFICULTAD: Muy baja
CÓMO LLEGAR AL INICIO DE RUTA: Tomando como referencia la autovía del Mediterráneao A-7 o N-340, dejamos atrás la primera salida que nos indica Nerja, y que no tomaremos y después de pasar por el viaducto del Chíllar y túnel Capistrano, tomamos la salida: “Maro-Cuevas de Nerja” pasando por delante del antiguo “Acueducto del Águila”, que queda a la izquierda de la carretera, dejaremos atrás dos indicaciones que nos señalan a nuestra derecha la entrada hacia la localidad de Maro, pero nosotros pasamos de largo, llevando durante un trecho el muro de la autovía nuestra izquierda y el mar a nuestra derecha, siempre dirección Almuñecar por la carretera antigua N-340, hasta que unos tres minutos después de haber dejado atrás el último cartel que nos señalaba Maro, estaremos muy atentos al mojón de carretera del Km 297, junto al cual parte a la derecha de la carretera una pista terriza, en ligera subida, que en a penas 10 m nos sitúa en una explanada de tierra (no visible desde la carretera).
LA EXPLANADA DE TIERRA DONDE EMPIEZA LA RUTA: Un cartel del paraje natural Acantilados de Maro y cerro Gordo, nos confirmará que estamos en el lugar correcto.
Sin embargo, la falta de balizas indicativas, volverá a provocar dudas sobre cual es el camino a seguir para iniciar la ruta. De la explanada de tierra donde tenemos aparcados los coches, parten tres ramales de pista: una paralela a la carretera asciende por una rampa (por ahí es por donde regresaremos). Tal y como hemos entrado en la explanada, de frente, sale otra que desciende de forma mas pronunciada, ésta tampoco es la correcta. La pista correcta que debemos tomar es la de en medio que pronto comienza a descender suavemente.
FECHA DE REALIZACIÓN: A las 10.00 am del sábado, 13 de septiembre de 2014
PARTICIPANTES: Desde Huelva vino Teresa. Desde Sevilla: Paco Maravillas “El retorno de Antonio Puerta”. Desde distintos puntos de la Costa del Sol: Ana “La Venus de Botichelli”, Emilia “la Princesa de la boca de Fresa”, Josefina “La Enfermera”, Rosa “La Niña Bonita”, Auro III, su novio Miguel, el Doctor Leal, Pepe Guerrero el Maestro Geobotánico, Paco Batista “Cinema Paradiso” y un servidor Juan Ignacio Amador.
A TENER EN CUENTA: A pesar de lo dócil del recorrido debemos evitar recorrerlo entre los meses de febrero y abril en que las orugas procesionarias de los pinos (muy venenosas) se encuentran por todas partes sobre todo en años de sequía, siendo altamente urticantes el mero contacto con sus pelillos y pudiendo ser incluso mortal para nuestros perros.
BREVE DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO: Una vez que tomamos el mencionado carril forestal (el de en medio) comenzamos a ganar altura respecto a los bancales de aguacates y de otros frutos tropicales que van quedando a nuestra derecha, los plásticos de los invernaderos que salpican el paisaje a nuestra derecha, es decir, hacia Maro y Nerja, afean un tanto el paisaje, pero al fin y al cabo, se trata del sustento de muchas familias que viven en esta zona. No tardamos en caminar, junto a los pinos que tapizan la vertiente oeste del cerro donde se encuentra la torre de Maro, cuya cumbre vamos llevando a nuestra derecha.
A menos de diez minutos del inicio, cuando la pista comienza un descenso cada vez mas pronunciado, sale a nuestra izquierda un ramal de sendero que debemos tomar, y que pronto comienza a ascender de forma escalonada, por aquí fue donde se resbaló y cayó nuestra amiga Ana, haciéndose una pequeña herida en la rodilla, que no consiguió limpiar del todo bien, hasta que mas tarde se bañara en la playa de Cantarriján (nada mejor que el agua del mar para cicatrizar heridas).
Poco a poco vamos ascendiendo entre matorral de palmito, romero, aulaga, teucrium, jara blanca y enebro, siendo el pino carrasco la especie arbórea predominante en esta zona hasta el punto de formar un pequeño bosque que tiñe de un intenso verde el tramo de ida de este corto pero bonito itinerario que tiene su recompensa cuando llegamos al borde de la pequeña meseta donde se encuentra la torre de Maro.
Al llegar a la bien conservada torre de Maro, tal y como pivotamos alrededor de la misma, se pueden observar las ventanas de acceso al habitáculo y la estructura situada en la parte superior en el lado que mira al mar, típica de estas edificaciones. Estas torres vigías se construyeron en el siglo XVI para intentar paliar la indefensión que sufrían los labradores y pescadores de la zona. Los piratas encontraban en estas costas un lugar propicio para aprovisionarse de agua, capturar prisioneros y adentrarse en el territorio. La Torre de Maro formaba parte de todo un complejo sistema defensivo. Los torreros comunicaban la presencia de peligro a las otras torres y poblaciones mediante ahumadas de día y con fuego durante la noche. De este modo podían llevar un mensaje desde Alejandría hasta Ceuta en una sola noche. El cuerpo de la torre es de 11 metros de altura y es macizo hasta llegar a la puerta-ventana por donde se accedía al interior con una escalera que era retirada en caso de peligro.
Desde las inmediaciones de la torre, tenemos bonitas vistas hacia poniente con la pequeña localidad de Maro en primer término y su playa que mas que verse intuimos, allí estaba en ese mismo momento nuestro amigo Juan Antonio Villalba, encargado de los kayaks, como monitor de la empresa de Multiaventuras Salamandra, con quien estuviomos en el mes de julio, y por encima de Maro, Nerja al fondo, cuyas blancas edificaciones aportan ese toque tan Mediterráneo donde prevalecen los tonos azules del cielo y el mar con los verdes de los pinos, las distintas especies de matorrales que nos rodean y los distintos cultivos tropicales sobre los bancales que vemos en la distancia. 
Hacia levante, la línea de acantilados que le da nombre al paraje natural, termina con el imponente farallón rocoso de cerro Gordo, donde a pesar de la distancia, destaca sobre su silueta la torre de su mismo nombre. No obstante, el paraje llega un poco mas allá concretamente hasta la Cala de Calaiza, se trata de una franja marina de gran valor ecológico, donde los amantes del buceo disfrutarán de lo lindo con sus aguas cristalinas, debido a la riqueza de sus fondos marinos, de los que podemos disfrutar incluso a escasa distancia de las orillas de sus calitas.
Detrás de la torre, se encuentra la consabida barandilla de madera paralela a un senderito que teóricamente finaliza con la barandilla, pero que continúa de forma mas difuminada a través de empinados terraplenes, llegando hasta una recóndita calita que en julio de 2008 bautizamos como la calita del Tritón, pero esa ya es otra historia y además no es una ruta recomendable para todos los públicos por sus fuertes pendientes, hasta el punto que para bajar a la calita, había que utilizar una cuerda para salvar el último terraplén de apenas 5 m pero muy, muy empinado.
Para no regresar sobre nuestros pasos desde la torre de Maro, allí mismo llega (o parte) una pista que nada mas verla, comprobaremos que de forma paralela ha ido quedando durante todo el trayecto de ida a nuestra izquierda, siendo ahora la que nos llevará de vuelta por la meseta entre abundante matorral de lentisco, lavanda, timelea y esparto. Siendo ahora el cerro del Cielo, nuestro principal hito geográfico en dirección norte y que con sus 1.501 msnm, tiene el record en toda la costa Mediterránea de ser la montaña mas alta en cuanto a proximidad a la orilla del Mar. A su derecha, también destaca la silueta del cerro Cabeza del Caballo al que subimos con nuestro amigo Juan Antonio Villalba “El Corsario de sierra Almijara”  en enero 2012.
Unos 80 m después de dejar atrás la torre de Maro, caminando ya siempre en dirección a Sierra Almijara, la pista vira al noreste (derecha), alejándonos durante un corto trecho de nuestra teórica trayectoria, pero no tarda mucho en volver a virar dirección noroeste, reorientándonos hacia el inicio del recorrido, que en cualquier caso tenemos localizado de forma aproximada por las cercanías de unas antenas de radio. 
La pista terriza, nos devuelve en poco mas de 20 minutos desde la torre, hasta la explanada donde tenemos aparcados los vehículos, finalizando esta en la pronunciada bajada, que veíamos como subida al llegar con nuestros coches. Pero si lo deseamos, unos 300 m antes de acabar la pista, sale un sendero a la izquierda del mismo, que discurre por la parte alta del pinar que al principio llevábamos a nuestra izquierda y que en nuestro caso utilizamos para volver a disfrutar de la presencia del bosque de pinos.
Ruta 2: playas de Cantarriján, calita de Las Doncellas y El Cañuelo:
INICIO: Parking al inicio del carril terrizo que baja a la playa del Cañuelo, punto intermedio entre los kilometros 302 y 303, de la antigua carretera N-340, 5,5 km mas allá del primer punto de encuentro siempre dirección Almuñecar por la antigua N-340 que discurre paralela a la línea de acantilados.
DISTANCIA APROX.: 7 Km
DESNIVEL: 250 m 
DIFICULTAD: Media, ¡ojo, la versión que describimos a continuación por la crestería del cerro Caleta, pasa cerca de zonas de vuelo, no apta para personas con vértigo!.
FECHA DE REALIZACIÓN: A las 11.20 am del sábado, 13 de septiembre de 2014PARTICIPANTES: A los anteriormente mencionado se unieron: Pía, jens y Silvia procedentes de Fuengirola.
RESERVA PARA KAYAKS y PAELLA EN LA PLAYA DE CANTARRIJÁN (opcional):
Contactando con el amigo Antonio de la Empresa 18 nudos en su teléfono móvil: 609.54.35.77 o bien en el siguiente enlace:
PRECIO (verano 2014): kayaks 20€ descuento para grupos
+PAELLA (opcional): 15€, incluye ensalada de primero +  dos bebidas o una bebida y postre o café.
VERSIÓN TRADICIONAL: Tal y como hemos dejado aparcado el coche al inicio de la pista a la derecha, frente a la parada del microbús que baja a la playa, retrocedemos unos 30 m sobre nuestros pasos, hasta tomar un carril forestal, secundario y vallado para impedir el paso de turismos, el cual va descendiendo presentando una pendiente muy suave. Este es el camino que debemos tomar. Cuando se han recorrido unos 100 metros de carril forestal, éste hace una curva de 180 grados hacia la izquierda, y es precisamente en esta curva donde lo abandonamos, ya que debemos seguir recto (pasando junto a un acebuche) adentrándonos en una zona boscosa (de pino carrasco) muy frondosa y húmeda ya que está en la ladera Norte del cerro Caleta que llevamos a nuestra derecha, protegida por las verticales paredes que forman los tajos de la cara norte del cerro Caleta.
Podemos observar entre los árboles y arbustos la aristoloquia, que es una enredadera típica de encinar, algarrobos y otros arbustos como el ramnus y el sedum, que es una planta carnosa. Al ser una zona húmeda abunda el musgo sobre la roca, también abunda la jara, el enebro, matagallo, pero sobre todo, y como elemento más interesante de este itinerario, destaca la abundante presencia de boj, arbusto que sólo se encuentra de manera esporádica en alguna zona de las islas de Mallorca y Cerdeña, y en el norte de África, además de aquí. Su presencia en este bosque se ve favorecida por la sombría que proporciona la cara norte del cerro Caleta. Este itinerario progresa siempre en dirección a la playa, es decir, descendiendo poco a poco. Aún en la espesura de este bosque nos encontramos una pequeña pradera verde perfecta para hacer un descanso y disfrutar de la singular belleza de este lugar. Al continuar la marcha (seguimos descendiendo poco a poco) vemos otras especies vegetales como el romero y llegamos a una zona donde los pinos dejan un claro donde abunda la jara, matagallos, lentisco, palmito, pero sobre todo boj. En algunos lugares podemos encontrar junto al boj, ejemplares de olivilla, planta no muy común. En el camino nos encontramos también con marrubio, candilitos, cebolla silvestre y todo sigue en un ambiente de humedad. Se ve al final de esta zona boscosa el uso que se le dan a los bancales próximos al barranco Cantarriján, que separa las provincias de Málaga y Granada, que es el de la agricultura, sobre todo de tropicales. Se observan en esta zona algunas edificaciones de escasa envergadura. Tenemos que seguir descendiendo, dirección a la playa, y nos topamos con una zona que presenta algo más de dificultad, donde el sendero tiende a difuminarse y la pendiente aumenta, encarando el descenso por una zona muy rocosa. Una vez superado este obstáculo nos acercamos ya a la zona llana que nos guiará hasta la playa de Cantarriján.
Lo suyo es completar el tramo que nos resta hasta llegar a la playa, por el mismo cauce del arroyo Cantarriján, que sólo suele llevar agua en época de lluvias (rara vez en los meses de verano). Algunas zonas están flanqueadas por densos cañaverales pero por lo general el cauce suele estar muy despejado y merece la pena, seguir por el misma cauce, pasando entre pequeños cahorros (secos) y bajo grandes pinos caídos, probablemente por la erosión de los márgenes del arroyo, en las contadas ocasiones que ha debido bajar con crecidas. Pero si lo deseamos, basta con cruzar el arroyo y rápidamente accederemos al carril asfaltado por donde llegan los coches hasta la playa de Cantarriján. No obstante, lo dicho, merece la pena completar este último kilómetro por el arroyo hasta la playa, unos 400 m antes de llegar a la misma, dejaremos a nuestra derecha un ramal de sendero que tomaremos mas tarde si queremos completar el recorrido hacia la idílica calita de Las Doncellas. 
VERSIÓN PRESTONIANA, POR LA CRESTERÍA DEL CERRO CALETA:
Finalizada la espera de cortesía, echamos a andar siguiendo la descripción que habíamos cogido de un libro por lo general muy fiable, pero siguiendo rigurosamente las indicaciones, a los pocos minutos nos percatamos de que al contrario de lo que se describía, el camino que habíamos tomado discurría por la vertiente sur del cerro Caleta y no por la cara norte, como supuestamente debería ser. Así que, hicimos lo mas prudente en estos casos, regresar sobre nuestros pasos hasta el inicio para reorientarnos de nuevo. Fue entonces cuando nos encontramos con: Silvia, Pía y Jens, que de este modo se unían al grupo.
Justo antes de llegar al aparcamiento, caminando todavía en sentido contrario, vimos como salía una senda muy clara hacia la arista del cerro Caleta, un pequeño templete dedicado a San Judas Tadeo, me confirmó que nos encontrábamos al inicio de una interesante versión de coleccionistas que leí una vez en algún blog.
Rápidamente el sendero discurría a pocos metros de los taajos de la vertiente norte, que caían a plomo a nuestra izquierda, mientras que el sendero, a veces se asomabaa y otras se alejaba del precipicio, subiendo en cerrados zig-zags, bajo la sombra de algunos pinos dispersos, abriéndonos caminos entre abundante matorral de lentisco, bolina, jara, cantueso, altabaca, atrapamoscas, hinojo, bayón, palmito, boj y hasta algún ejemplar de menta. 
Abriendo el grupo, mientras cruzaba los dedos para que el sendero no se perdiera entre la vegetación, pues ya no había tiempo para una segunda rectificación, me encontré con una cabra montesa que desapareció como por arte de magia, descendiendo cual experto alpinista, por los tajos que tenía a mi izquierda. A penas 5 minutos mas allá del templete a San Judas Mateo, dejábamos a la derecha un pino muy característico que por encontrarse en un collado está muy expuesto a los vientos, que han sido determinantes para darle ese aspecto de candelabro de 7 brazos.
El sendero aparece y desaparece por momentos, pero en comparación con los pinchos de los érguenes de la semana anterior, los dóciles matorrales que nos rodeaban parecían algodoncitos de la feria. No obstante, como ya íbamos con el tiempo mas bien justo para llegar a tiempo a la hora prevista para los kayaks de la playa de Cantarriján, fui por delante del grupo la mayor parte del tiempo, salvo breves paradas de reagrupamiento, ganando en confianza conforme los tramos de sendero, se hacían mas evidentes, con algunos puntos de pintura azul que nos confirmaban ir por el buen camino. 
Las vistas desde allí arriba son un espectáculo: al principio era la playa del Cañuelo la que teníamos a la derecha, poco después intuíamos partes de la caleta de Las Doncellas, que podíamos ubicar perfectamente gracias a la torre Caleta, a la izquierda la pista asfaltada que baja paralela al arroyo Cantarriján hasta la playa del mismo nombre con numerosos bancales de tropicales en el fondo del valle, y mientras tanto el sendero no paraba de subir y bajar entre collado y collado, hasta situarnos en el punto mas alto de cerro Caleta, que estábamos cresteando bajo el sol del mediodía, pero con una temperatura relativamente suave para la época y llegando hasta nosotros una suave brisa marina, procedente del Mediterráneo que ahora teníamos ante nuestros pies, disfrutando de unas vistas litorales magníficas.
Llega un momento en que dejas de tener los tajos a la izquierda, los que dan a la vertiente norte y pasas a tener los tajos a la derecha, los que dan a la vertiente sur, extremando las precauciones a la hora de asomarnos y con mucho cuidado a la hora de asegurar el paso cuando el sendero pasa cerca del borde del precipicio y las piedrecillas sueltas se prestan al resbalón. Pero poco a poco, con las debidas precauciones fuimos descendiendo, mientras mas de una echaba de menos el bastón, o mejor aún dos, pues siempre de gran utilidad, tanto para ganar en seguridad como, como para amortiguar el desgaste de las rodillas, que siempre sufren en los descensos empinados. 
Por momentos el sendero, se hacía mas difuminado, pero aquí y allá nos íbamos encontrando con los puntos azules que nos confirmaban progresar por el camino correcto, motivándonos especialmente al divisar ya allí abajo, la idílica playa de Cantarriján, donde podíamos distinguir el conjunto de canoas cada una de un color, con las que navegaríamos un poco mas tarde. 
Pronto empezamos a descender por un tramo de ladera ya conocido hasta que enlazamos con el mucho mejor marcado sendero que une la calita de Las Doncellas con las playa de Cantarriján en cuya dirección comenzamos a descender hasta descender al arroyo del mismo nombre, que curiosamente se cogió en su día para trazar la línea interprovincial entre Málaga de dónde veníamos y Granada, a donde llegábamos tan pronto como cruzamos el arroyo y cubríamos lo que restaba de trayecto por la pista asfaltada que llega hasta la playa, si bien teníamos pensado continuar por el arroyo, pero había una compañera algo rezagada (no acostumbrada a terrenos escarpados) y era prioritario que la avanzadilla llegara a la playa cuanto antes para hablar con Luis (el monitor encargado aquel día), que amablemente nos recibió, restándole importancia a los quince minutos de demora con los que llegó la cola.
Tal y como el personal iba llegando, cada uno pagaba lo suyo, escribía nombre, apellidos, firma y DNI en un documento de eximir de responsabilidad de la empresa 18 nudos, que a su vez nos hacía entrega de un ticket consumición de bebida en el chiringuito La Barraca, para tomar antes o después de la sesión de kayaks, que no tardamos en iniciar, pues la mayoría teníamos experiencia previa y prácticamente nos saltamos el protocolo de rigor. En circunstancias normales, hubiéramos empezado a navegar rumbo a levante en busca de la cueva de La Paloma, bajo cerro Gordo, pero como el mar estaba ligeramente picado de poniente, tocaba remar primero hacia poniente para que el regreso no se hiciera tan duro, así que primero navegamos rumbo a la caleta de Las Doncellas, recreándonos con el espectacular perfil del cerro caleta, por donde no hacía ni 45 minutos, habíamos empezado a descender. 
De vez en cuando pasábamos al lado de medusas de espectaculares dimensiones, que no invitaban a lanzarse al agua para darse un baño, hasta que el morro de nuestras canoas entró en contacto con las piedrecillas de la calita de Las Doncellas, donde un año mas disfrutamos de esos fondos cristalinos, que nos permitía bañarnos con total confianza, pues allí no se divisaba ninguna medusa en nuestras proximidades y si abundantes pececillos de colores que certificaban la calidad de las aguas de este paraje natural y su catalogación como tal.
Tras unos minutos de baño y relax en la calita de las Doncellas, tocaba regresar a nuestras embarcaciones y proseguir rumbo a poniente, dejando a nuestra derecha la larga playa del Cañuelo y apuntando nuestras proas hacia el antiguo cuartel de la guardia civil tipo bunquer, que preside la idílica calita de la Torre del Pino donde estuvimos disfrutando de unos 20 minutos de baño y de la exploración de su entorno incluida la espectacular escalera que llega hasta la mencionada Torre del Pino a donde intentaron llegar Pía y Teresa, que vieron cortada su ascensión cerca del final donde un ramal de la pasarela sale hacia un chalet. No obstante, hay tramos de barandilla en muy mal estado, que hacen peligroso el tránsito por esta escalera.
Al fondo la mencionada escalera
La calita del pino, vista desde las escaleras
Paco Maravillas y Rosa "La Niña Bonita" se conocieron en el Jurásico 2011 y hasta hoy, ¡amor a primera vista, en nuestros escenario favorito, la Naturaleza!.
El Doctor Leal, horas antes de partir a su enésimo viaje al camino de Santiago
La Venus de Botichelli en proceso de "restauración" amenaza con volver.
Santa Teresa de Sierra Mágina, nadie hace mas kilómetros que ella, antes y después de cada ruta viniendo desde Huelva capital, no sólo es pasión por el senderismo, sino por sus amigos.
El Doctor Guerrero, con quien ssiempre es un placer salir al campo. 
Finalizada la sesión de baños regresamos al agua, para retornar hasta la playa de Cantarriján, ya sin paradas intermedias con la comodidad de remar a favor de corriente, llegando puntuales al chiringuito La barraca, donde en pocos minutos ya nos tenían preparadas las ensaladas y las dos paellas que sacaron y que no sólo tenían muy buena pinta visualmente, sino también de sabor.
Lástima que la música de “Camela” excesivamente alta, hizo que a Emilia y al Doctor Pepe Guerrero se les atragantara la paella, especialmente a este último, que en vista de que los camareros no nos hacían caso para bajar la música, se levantó de la mesa, plato de paella en mano y se fue en medio de la playa a disfrutar del peludo paisaje.
Finalizada la paella, nos pusimos en marcha remontando el cauce seco del arroyo Cantarriján, hasta el ramal de sendero por donde habíamos bajado y por el que ahora empezábamos a subir, dejando a la derecha el ramal por el que habíamos descendido de la crestería y continuando hasta el collado Caleta, una subida algo empinada, pero que se lleva muy bien bajo la sombra de los pinos, disfrutando de bonitas vistas de la playa de Cantarriján cada vez mas abajo a nuestra izquierda y superado el mencionado collado, los tajos de la vertiente sur del cerro Caleta a nuestra derecha y vistas hacia el mar a nuestra izquierda, poco a poco los pinos van quedando atrás y entramos ahora en una zona de monte bajo donde predominan los palmitos, el lentisco, el boj, el romero, la bolina, tomillo o manzanilla basta entre otros matorrales, pasamos junto a unos antiguos bancales donde aún quedan viejos ejemplares de olivos y algarrobos.
 Silvia (izq.) y Emilia (der.) con los tajos de la cara sur del cerro Caleta al fondo.
El siguiente hito del camino es un tenue ramal de sendero a la izquierda que nos conduce hasta la Torre Caleta, donde para no faltar al ritual de años anteriores, dirigimos nuestros pasos dejando a la derecha una espectacular cárcava, de muy reciente formación en términos geológicos, pero en cuyo interior ha proliferado un denso bosque de pinos. 
Después de escuchar la experta explicación por parte del catedrático Don José Guerrero, de cómo se formó (en español y en danés ¡toma ya!), proseguimos por el sendero llegando en unos instantes a la emblemática Torre Caleta, desde donde se puede disfrutar de una bonita panorámica hacia cerro Gordo y parte de la playa de Cantarriján hacia levante y de la Calita de Las Doncellas, en primer término a poniente, pero el acceso es muy escarpado a esta calita.
Finalizada la sesión de fotos en Torre Caleta, regresamos sobre nuestros pasos hasta el sendero principal, continuando en dirección oeste, llevando el mar siempre a nuestra izquierda, cruzando inmediatamente después la mencionada cárcava y dejando a nuestra derecha un ramal de sendero que sería el camino mas corto para regresar al aparcamiento, pero de ese modo nos dejaríamos a tras la mágica Calita de Las Doncellas, por lo que proseguimos rumbo oeste, ignorando ese ramal de sendero a la derecha, hasta llegar al siguiente cruce de senderos, ya situado sobre el talud por encima de la idílica calita. Informándole a quienes ya tenían prisas por volver que tomando el ramal que subía a la derecha, podrían llegar en poco mas de 20 minutos a los coches, siendo: Pía, Jens, Silvia, Paco Maravillas, Rosa, Paco Batista y Josefina quienes tomaron esta opción. 
Continuando el resto del grupo por el ramal de sendero que en escasos minutos nos llevó hasta los restos del antiguo bunquer de vigilancia costera que preside el peñón del Fraile, que sorteamos por el lado izquierdo, para afrontar un corto, pero empinado y algo escalonado descenso hasta caminar sobre las rocas que flanquean la calita de Las Doncellas en cuya playa disfrutamos del mas largo y relajado baño de la jornada, coincidiendo con la hora previa al atardecer, pero disfrutando de una cálida luz del sol en el lado izquierdo de la playa donde disfruté como hacía tiempo, de los bonitos fondos marinos de esta calita, que a escasos metros de la orilla, ya nos sorprende con el mágico mundo que se encuentra bajo sus aguas, rebosante de vida y de color.
 Finalizada esta última sesión de baños, regresamos sobre nuestros pasos, hasta el lugar donde nos habíamos despedido de los compañeros que se marcharon antes, regresando sobre sus pasos, ante la atenta mirada de una patrullera de la Guardia Civil, tal vez extrañada de vernos subir por aquel recóndito sendero mochilas en ristre. 
Aurora III (sobrina del Doctor Leal) y su novio Miguel con la playa del Cañuelo al fondo.
Antes de darnos cuenta pasábamos junto a una era, desde donde aprovechamos para hacer unasfotografías de los tajos de la cara sur del cerro Caleta (al fondo de la imagen de arriba). O al resto del grupo posando junto a un lentisco con sus pequeños frutos rojos muy apreciados por las aves insectivoras de nuestra fauna mediterránea. 
Completando los últimos metros de la ruta, ya por terreno recirrido al inicio de la jornada, mientras nos recreábamos con la puesta de sol sobre la playa del Cañuelo, que ahora veíamos desde allí arriba, quedando ahora a nuestra izquierda.