miércoles, mayo 27, 2015

Yebel Musa, La Mujer Muerta (Marruecos)

El Protocolo y los preparativos:El Viaje lo hicimos a través de la agencia de nuestro amigo Rafa en Ceuta: FORTUR.
Hora y punto de encuentro: 7.30 Frente a la taquilla de embarque de los ferris con destino Ceuta.
Parkingt recomendado: Frente al Pollo Caporal, junto a la zona del Puerto de Algeciras (hay aparcamiento gratuito).

Ida en el ferry de las 8:00 am y vuelta en el de las 20.00 pm

Todos los participantes deben llevar su pasaporte, perfectamente en vigor. Pues el pasaporte es fundamental para entrar en Marruecos.
Precio por persona........85€ (Precio Grupo, consultar tarifas a partir de 30 pax)

A ingresar en:

Numero de Cuenta: ES10 2100 1888 1902 0029 7657
Titular: Fortur Viajes Global S.L
Indicar: Nombre y apellidos
Concepto: Fecha del Viaje+nombre del club (o la persona)
Docudmentación que me tenéis que mandar por email a Rafa (móvil: 699.70.61.78)  
viajesfortur@hotmail.es :
-Nombre y Apellidos.
-F. Nacimiento.
-Nacionalidad.
-Ciudad Residencia.
-Profesión.
-Nº Pasaporte.

-Nº DNI ó NIE
Incluye:
*Billete de Barco, Algeciras / Ceuta / Algeciras
*Transporte Estanción Maritima de Ceuta / Beliounes / Estanción Maritima de Ceuta
*Guías acompañantes (Fortur)
*Actividad (Ascensión Jbel Musa)
*Gestiones Fronterizas
*Seguro asistencia en viaje.

Participantes: Doctor Leal (tesorero del club, actualmente investigado por hacienda), principal artífice de esta aventura que con gran acierto y entusiasmo propuso en su día. Eduardo “El Último Samurai” (nuestro Vicepresidente): un año mas volvió a salvar la categoría en la última jornada con una ascensión muy sufrida, pero heróica a la cumbre del Yebel Musa. Pepe Guerrero “Maestro Geobotánico” disfrutó de lo lindo observando detalladamente sobre el terreno lo que tantas veces había contemplado desde la distancia pero nunca anteriormente explorado. Paco “El Generoso”, tenemos que cambiarle el mote, una vez mas volvió a hacer honor a su apodo tras el refrigerio post-ruta. Santa Teresa de Sierra Mágina, que en realidad es un ser celestial sabe disfrutar como nadie de la magia de cada ruta, desde la mas minúscula margarita al bordee del camino, a la mas trivial conversación con cualquier compañero. En la entrevista post-ruta de su pasaje a la India volvió a deleitarnos con su profundidad espiritual. José Manuel Vázquez “Coleccionista de techos provinciales” disfrutó de lo lindo en esta jornada montañera en un estado magnífico de forma. Ana Dianez “La Arqueóloga” a pesar de su reciente lesión de tobillo subió como una campeona sin perder en ningún momento su bonita sonrisa. Manuel Limón “Premio Nobel de Senderismo” largo tiempo hacía que tenía pendiente cruzar al otro lado del Estrecho para realizar esta interesantísima ruta que respondió ampliamente a sus expectativas y que a buen seguro le animará a plantearse futuras aventuras de varios días por Marruecos. Lena “Icewoman” (la senderista que vino del frío) como deportista de élite y ex modelo internacional se adapta a todo tipo de terreno desde las mas escarpadas montañas a la semana de la Moda de Milán. Rafa Castle “El Rey de las Panorámicas” gran parte de la ascensión la realizó a su aire atrochando ladera arriba con sus cuatro cámaras en ristre a la búsqueda de la perspectiva perfecta, a pesar de no poder disfrutar de cielos despejados desde la cumbre disfrutó muchísimo del paisaje; Maria Jesús Rider “La Duquesa de Baqueira Beret” cada año parece mas joven, las sesiones diarias de hidromasaje en su circuito se “spá” le sientan de maravilla, se la vio con frecuencia en el grupo de cabeza; Romualdo “El Trovador de la Senda” el tiempo tampoco pasa por él, tras superar con éxito la inquietud del pasaje marítimo, disfrutó como pocos de tan exótica jornada montañera, eternamente enamorado de la Vida, a la historia pasará el beso que le dio a su inseparable Maria Jesús con mas pasión que el de Clark Gable a Vivian Leigh en “lo que el viento se llevó”. Ángel González “El Gladiador de Itálica” un libro abierto difícil encontrarse a personas que tengan un nivel cultural tan alto de los mas diversos temas recordándome siempre al Gran Maestro Valentín con quien también coincide en su espíritu de aventura, para el no existe ningún lugar expuesto o escarpado, tal y como comprobábamos mientras el grupo almorzaba; Maria Jesús Benítez “La campesina Bolchevique” empezó la temporada en puestos de descenso y va a finalizarla en zona Champions, sus jornadas de ruta son su mejor terapia para desconectar del cargo de altísima responsabilidad que tiene, muy cercanos a las mas altas esferas del poder (no diremos mas), tras su encantadora sonrisa se ocultan secretos de Estado, es una especie de James Bond femenino, no diremos mas. Y un servidor que pasaba por llí: un servidor: Juan Ignacio Amador.
 NO SOCIOS:  Desde Estepona vinieron: Luís Naranjo Carrasco, Carlos De Lara Garcia De La Nava, Jose Maria Garcia De La Nava Garcia y desde Ojén: Celia Barreira “La Hechicera du Sao Paulo” flamante fichaje para la próxima temporada 2015-16 que vuelve a recuperar el estado de forma de los viejos tiempos.
Embarque y pasaje Algeciras-Ceuta:

Una vez reunidos todos los compañeros en la terminal de embarque, menos Paco “El Generoso” que estaba meditando sobre a quién votar al día siguiente (llegaría minutos después, salvado por la campana), entramos en el ferry, que yo recordaba muy cutre desde los años de mi infancia. Pero que me sorprendió gratamente con asientos muy amplios y comodísimos y un bar-cafetería bastante aceptable que ya lo quisiéramos en otros transportes públicos. 
El Ferry iba casi vacío, hasta el punto de que nuestro grupo de 19 personas, bien podría representar casi el 25% de los pasajeros quee viajábamos a esa hora con la compañía “Balearia” no por casualidad, estas compañías navieras suelen estar subvencionadas por el estado, para mantener las travesías todo el año, a pesar de los pocos pasajeros en según que días y horarios. 
El barco estaba prácticamente a nuestra entera disposición: asientos super amplios y muy cómodos a elegir, cafetería a nuestra entera disposición, donde estuvimos desayunando el Doctor Leal, Eduardo “El Último Samurái”, Paco “El Generoso” y un servidor y visita a la cubierta disfrutando de las primeras luces de la mañana, con un viento de levante que mantenía cubierta de nubes las cumbres a ambos lados del Estrecho. Unos leían el periódico o el mapa y la ficha de ruta, otros charlaban, otros dormían o simplemente se relajaban con los ojos cerrados (tras el madrugón) y antes de darnos cuenta hacíamos entrada en el puerto de Ceuta, donde tras unas rápidas maniobras de atraque, desembarcábamos y nos encontrábamos con Rafa que ya nos estaba esperando puntualmente nuestro guía Rafa, en el aparcamiento nos presentó al compañero marroquí que llevaría la otra furgoneta, ambas en perfecto estado y muy nuevas.

Transporte por carretera entre Ceuta y Belione + el paso por la aduana:

Una vez montados todos los compañeros, repartidos entre las dos furgonetas, salimos de Ceuta, por la frontera que se encuentra relativamente cerca de la popular barriada del Príncipe, donde ya ese curioso contraste entre dos mundos tan cercanos y al mismo tiempo tan distintos como España y Marruecos, Europa y África. La policía española perfectamente uniformada con un protocolo rápido y eficaz. Y 100 m mas allá la exótica frontera marroquí. Donde son pocos los policías que parecen ir uniformados correctamente y muchos los agentes (o colaboradores) que visten como les parece, por ejemplo con sus clásicas vestimentas con capucha y sandalias, por no hablar de otros que están recostados hacia atrás sobre una desvencijada silla, a punto de quedarse dormidos. Y con la permanente sensación de que el trámite puede llevarte desde unos 15 minutos, hasta cerca de una hora o mas, dependiendo de quién sea el policía que se acerca a tu coche y te pide el pasaporte. Por fortuna, y esta es una de las cosas por las que merece la pena hacer estos viajes con una agencia especializada, Rafa de Fortur, tenía la documentación complementarias a los pasaportes perfectamente cumplimentada, gracias a los datos que enviamos cada participantes, previamente, tanto para la compañía de seguros, como para el trámite de aduana y todo fue como la seda.


Al contrario de lo que hemos visto en otras épocas en televisión el ambiente era muy tranquilo en la frontera, los marroquíes nos miraban con pacífica indiferencia al pasar en nuestras impecables furgonetas, que contrastaban con los viejos taxis, muchos de ellos arcaicos modelos mercedes, que ya en los años 70 parecerían antiguos en España. Romualdo comentó con acierto que lee recordaba a los taxis cubanos, si bien otros modelos eran mucho mas modernos. Antes de darnos cuenta, ya nos encontrábamos en la autovía que comunica Ceuta con Tánger, tras una incorporación a la misma bastante rudimentaria en plan compadre (sin el carril de aceleración de rigor). A lo largo de unos 8 km en dirección OESTE, la carretera asciende por la sierra que existe al sur de Ceuta, que en todo momento vamos contemplando allí abajo a nuestra derecha. Entre la autovía por la que vamos y Ceuta, también hacia el otro lado de la autovía nos rodea un paisaje de verdes valles y escarpados barrancos donde abundan el lentisco y los quejigos. Llegamos a un cruce que tomamos a la derecha, dirección Belione (aunque ahora no recuerdo su nombre en francés tal y como aparece en la señalización, junto con la escritura en árabe, pues en marruecos todas las direcciones de carretera aparecen con el nombre de las localidades en su transcripción francesa y en musulmán). La carretera sigue subiendo, dejando a nuestra derecha una base militar, que en su entrada tiene dos garitas pintadas con franjas perpendiculares a dos colores, creo recordar que rosa y verde, bastante descascarilladas. Pronto la carretera comienza a descender  por lo que debe ser el perímetro oriental de las montañas que rodean al Yebel Musa, que vista desde la zona de Tarifa-Algeciras parece una montaña única, pero que en realidad es el núcleo principal de varias montañas que la rodean o apéndices de la misma, cual estrella de mar con numerosos brazos. Aunque ahora vamos por carretera secundaria, el firme está en perfecto estado, ni un solo bachee hasta llegar a la pequeña localidad costera de Belione, que no vemos hasta que la tenemos prácticamente encima tras una cerrada curva, parecida a la que nos deja en la parte baja del pueblo de Benamahoma. Para mayor ratificación del lugar donde nos encontramos, las furgonetas aparcan en una pequeña explanada frente a una modesta pero bello mezquita que con el telón de fondo de las estribaciones del Yebel Musaa ya nos regalan la primera estampa de la ruta. Dos puestecillos a escasos metros de distancia, a caballo entre un kiosko y un ultramarinos, nunca están de mas para que algún compañero despistado compre alguna bebida o algo de comer que quiera incluir en su mochila.

Según la mitología griega en la antigüedad, Europa y África estaban unidas por dos montes, Calpe (Peñon de Gibraltar 426 msnm) y el Abyla Yebel Musa (851 msnm) pero un buen día Hércules despechado por la infidelidad de su amada tomó en un extremo a Calpe y en el otro a Abyla y los separó formando lo que hoy conocemos como estrecho de Gibraltar. A su amada la castigó encadenándola a una columna a merced de los monstruos marinos y mas tarde convirtiéndola, dando lugar a la Yebel Musa.


 Las Columnas de Hércules fueron un elemento legendario de origen mitológico, situado en el estrecho de Gibraltar.  Era el límite del mundo conocido por los griegos hasta que, según el historiador griego Herodoto, Coleo de Samos lo atravesó en torno al siglo VII antes de Cristo. El fin del ecúmene (Imperio romano) hacia el oeste estaba marcado por el Promontorio Sacro  donde se apreciaba la puesta de Sol en el Océano. Dicho promontorio se situaba en Finisterra (Fisterra, Galicia). Sin embargo, las Columnas de Hércules sí que fueron un límite entre el exterior y el interior de la cuenca del Mediterráneo y, hasta 1492, se desconocía la existencia de un continente más al oeste de este mar, por lo que se ha relacionado a las Columnas con la frase latina Non Terrae Plus Ultra (no hay tierra más allá) y con el Plus Ultra (más allá) en el siglo XVI, en referencia a los dominios hispánicos más allá de este punto.El nombre más antiguo Στῆλαι Ἡρακλήϊαι o Ἡρακλέων στηλέω  alude a las «Estelas de Heracles» y los romanos la llamaron Columnas Herculis, o sea, Columnas de Hércules. La columna norte (antiguo Kalpe o Calpe) es identificada con el peñón de Gibraltar  (426 msnm). La identidad de la columna sur (antiguamente Ábila o Abila) ha sido disputada a través de la historia, siendo  el monte Musa (851 m) en Marruecos. 

Origen del nombre actual: la tradición dice que su nombre se refiere a Musa ibn Nusair, general yemenita que comandó l a invasión musulmana en la península Ibérica en el año 711.  Si bien hay otra versión que nos recuerda que Musa significa en árabe Moisés y existen otros montes con este mismo nombre, como el monte Sinai y el Musa Dagh, ambos denominados en árabe Yebel Musa. Su apodo, "mujer muerta", con el que es conocida en España,  se debe a que desde Ceuta,  el territorio español más próximo a la montaña, su silueta se asemeja a la de una mujer tumbada.


Musa Ibn Nusayr (walí de Ifriqiya y el Magrib) y Tarik Ibn Malluk fueron los dos caudillos musulmanes que iniciaron la conquista de la península ibérica en 711. En la batalla de Wadi Lakka (río Guadalete, Guadarranque o Barbate, no hay acuerdo entre los historiadores para fijar el lugar concreto) desarticularon totalmente al ejército del caduco reino visigodo de Rodericus.

Tarik es nombre de origen germano, posible descendiente de la aristocracia vándala que atravesó el estrecho al mando de Genserico, en el siglo V, y dominó todo el norte de África. El bereber Tarik y sus tropas fueron los primeros en desembarcar en la península. Musa, gobernador del Magreb, quedó inicialmente en el lado africano del Estrecho. Desde entonces las Columnas de Hércules, señaladas en la antigüedad clásica como Abyla  y Calpe, son identificadas con el  Yebel Musa (Mujer Muerta) y el Yebel Tarik (Gibraltar).

Yebel Musa en árabe  جبل موسى, Yebel Musa, en bereber Adrar Musa, es un coloso calizo a orillas del Atlántico con una altitud de 839 msnm, parte de Sierra Bullones, las últimas estribaciones de la cordillera del Rif magrebí, que se extingue en el estrecho, entre Ceuta y Tánger. Lo que la hace única es su perfil de mujer tendida con los ojos cerrados... unos la llaman dormida y otros la muerta. Muerta o Dormida siempre despertó una enorme fascinación entre los habitantes de la zona del Estrecho. Alcanzar la cumbre de esa montaña, el duro pecho de la mujer de roca, siempre fue un reto para cualquier jovencito ceutí con espíritu de montañero. Se encuentra a unos 10 km al oeste de Ceuta, desde donde llegamos por Benzú, pasamos el pequeño puesto fronterizo. Y ya en territorio marroquí, nos adentramos en un misterioso paisaje y llegamos al poblado de Belione (también conocido como Bel Younech), un pequeño pueblo costero donde existía una factoría ballenera, cuyas ruinas veremos mientras realizamos la ruta. Al Yebel Fahies, como también llaman a esta montaña, que se convierte en la Cara de la Mujer Muerta (vista desde Ceuta), se la puede considerar como las última estribación caliza de la Cordillera del Rif antes de llegar al Atlántico.

Ficha de ruta:
Fecha de realización: sábado 23 de mayo 2015

Mapas y perfil altitudinal: cedidos por: Rafa Flores (Grupo Extremo)


Tramo 1: Ascensión desde Belione al collado 2

Tomando como referencia la pequeña mezquita pintada de blanco y celeste donde aparcamos y tras una rápida foto de inicio de ruta. Echamos a andar por el callejón que hay a su derecha, pasando por delante de uno de los dos puestecillos que existen junto a la misma. El callejón se comunica con una calleja que pasa por la parte de atrás de las casas que ocupan la parte alta del pueblo. Llegamos a una fuente donde vierte sus aguas un generoso manantial que durante muchas decadas fue el principal aporte de agua potable para Ceuta, a cambio de que en Ceuta se pudieran escolarizar los niños de Belione. Esto duró fue así al menos hasta finales de la década de los 70, en los que no existían los actuales problemas del salto de vallas, de hecho se podía pasar andando tranquilamente de Belione a Ceuta y viceversa por la pequeña franja costera que las une. Y que actualmente está cerrada a cal y canto para evitar las avalanchas de inmigrantes ilegales que cada cierto tiempo se convierte en uno de los mayores quebraderos de cabeza de los Ministerios de Interior y Exterior.

Esta fuente nos sirve de referencia para localizar el inicio de un incipiente sendero que parte de unos 10 m a la derecha de la fuente (al OESTE de la misma), pero que en unos instantes se hace mas visible y fácil de seguir. Para quien esté acostumbrado a rutas de montaña con acusados desniveles esta ascensión resulta muy agradecida, ya que los zig-zags del sendero mitigan mucho el esfuerzo, las nubes que cubrían el cielo de aquella jornada arrastradas por los vientos de levante de unos 35 km/h nos mantenían muy frescos y sin a penas desgaste y el cómodo ritmo impuesto con muy buen criterio por nuestro guía Rafa, facilitaban que la serpiente de color avanzará compacta y al mismo ritmo, sin perder el sitio aunque de vez en cuando uno se parará a echar una foto, para inmortalizar tan bonito paisaje que durante los 3 primeros kilómetros siempre es el mismo con Belione siempre a nuestra espalda cada vez más abajo a orillas del Atlántico también a nuestra derecha y a nuestra izquierda unos escarpados tajos que ocultan la cumbre del Yebel Musa. A todo esto el sendero combina tramos de ascensión tendida con otros más pronunciados al encarar cada zigzag abriéndose paso entre un mar de lentiscos de gran porte.
Conforme vamos ganando altura, el color verde de los lentiscos va dando paso de manera gradual al gris claro y blanquecino, entramos en el reino de la caliza. Ahora el sendero discurre por un terreno más despejado llevando la mayor parte del trayecto los tajos a nuestra izquierda y la caída de la ladera a nuestra derecha, que ahora aparece salpicada por un puñado de acebuches dispersos por la ladera dramáticamente torcidos hacia el oeste, como resultado de la fuerza con la que arrecia el viento en las más desagradables jornadas de intenso levante, que aquí cuando pega, pega muy fuerte. Por fortuna para nosotros aquella jornada fue relativamente moderado. 
Y con la compañía de estos solitarios acebuches, cual árboles fantasmagóricos, como los quejigos de pilones o los pinos retorcidos de Sierra Almijara, llegamos a un primer collado que coincide con una especie de prado donde un grupo de vaquitas morunos, de un tamaño mucho más pequeñas que las nuestras y de cuernecillos pequeños, estaban echadas tranquilamente. 
La parada de reagrupamiento que hicimos en este punto, fue utilizada por la mayoría, para acercarse a un mirador natural unos 200 m al sur, desde donde se podía contemplar gran parte del islote de Perejil, frente al cual pasaríamos en el camino de vuelta.

Al dejar atrás el collado 1 torcemos a la izquierda, dirección SURESTE, para alcanzar la Garganta de la Mujer Muerta, este tramo de ascxensión nos lleva a un estrecho pasadizo reconocible pese a las gigantescas proporciones que resultan cuando uno está entre la papada y el pecho, es decir, entre el Yebel el Fahies y el Yebel Musa. Al principio ascendemos en sentido inverso al que hemos traido, es decir, en ven de ESTE hacia el OESTE, casi en dirección contraría: del N-O al S-E, para ganar altura por la empinada ladera que está coronada por los tajos que nos ocultan la cumbre del Yebel-Musa, al N-E seguimos teniendo en todo momento vistas sobre la localidad costera de Belione de la que hemos partido y entre esta y nosotros todo el trecho que llevamos recorrido. 
Una vez que llegamos al primero de una sucesión de largos zig-zags cual Tourmalet en el Tour de Francia, la trayectoria predominante de N-E hacia S-O, volviendo a quedar a nuestra izquierda los mencionados tajos y a la derecha, la caída de la ladera cada vez mas empinada, está cubierta parcialmente por una lengua de tierra de un tono rojizo correspondiente a la escoria de la antigua mina de manganeso en la que en su día trabajaba parte de la población de Belione. 
Vista desde Ceuta esta zona se distingue perfectamente cuando al mirar al Yebel Musa localizamos una lengua de tierra ocre que se desparrama ladera abajo, y que contrasta con el color blanco de la caliza. Tiene forma de triángulo, con el vértice superior en la boca de la mina y la base a unos cien metros más abajo. 
La actividad minera de esta zona y el hecho de acercarnos al paso natural del antiguo camino de arrieros entre Ceuta y Tánger propiciaron que el sendero por el que vamos esté perfectamente trazado (antiguos caminos mineros como por ejemplo la Vereda de la Estrella en Sierra Nevada, pero en este caso mucho mas zigzagueante, aunque muy cómodo y sin ningún tipo de pasos expuestos), hasta el punto de que cualquier persona en buen estado de forma puede llegar al collado 2 sin ningún problema, lugar que alcanzamos después de dejar atrás una zona de gran belleza paisajística dominada por grandes tajos, que le aportan un toque muy alpino a la ruta.


El collado 2 es parecido a un embudo que pone en comunicación el este y el oeste, un estrecho paso donde el viento suele pegar de lo lindo.

Tramo 2: Ascensión a la cumbre desde el collado 2:

Al llegar al collado 2, hicimos otra parada de reagrupamiento, para tomar un refrigerio y de camino, recordarle a los compañeros que debido al mar de nubes que se cernía sobre la ya relativamente cercana zona de cumbre, el grupo debía mantenerse lo mas compacto posible. En este punto giramos a la izquierda ladera arriba, dirección, hacia el inicio del gran pedregal que rodea toda la zona de cumbre.


Al llegar al gran pedregal de la ante cumbre, volvemos a girar a la izquierda llevando predominando ahora la dirección ESTE, SURESTE, sin mas referencia, que tenues senderos de cabra y algunos abancalados por los que vamos ganando altura como si de un gigantesco graderío se tratara. Sin lugar a dudas es la zona de mayor pendiente yu es por ello que resulta recomendable tomársela con calma. Sin embargo, lejos de lo que podría parecer, en ningún momento nos vemos expuestos a ningún tramo peligroso, con mucho vuelo, si lógicamente a algunos escalones muy altos, donde se hace necesario el uso de las manos, no por encarar algún tramo de trepada (que no lo hay), sino, por afrontar los escalones mas altos de una manera muy cómoda. 
Resulta curioso el peculiar sonido metálico (fonolítico) de las piedras calizas sueltas del Musa. Conviene recordar la necesidad de pisar sobre seguro, porque muchos de los bloques calizos sobre los que caminamos o nos apoyamos están asentado de una forma muy precaria y algunos de ellos pueden ceder a nuestro paso, provocando pequeños aludes de roca, que debemos avisar inmediatamente a los compañeros que van por detrás nuestra. 
Intercalando algunos tramos abancalados y otros donde se suceden pronunciados escalones desdentados llegamos al collado 3, desde donde por primera vez contemplamos la cumbre, ya muy cercana, a penas a 200 m de distancia, que completamos caminando sobre una sucesión de suaves toboganes de subida y bajada entre apenas dos curvas de desnivel que son las que diferencian al último collado Nº3 y la cumbre a la que llegamos en poco mas de tres minutos.


Con un ritmo muy cómodo, sin ningún tipo de incidencia e incluso con la sensación compartida de haber llegado muy sobrados, iniciábamos la sesión de fotografías alrededor de la construcción de piedra que corona esta peculiar cumbre, en un estado semi ruinoso pero que todavía podría ser un digno refugio de montaña, concebido por el pueblo magrebí como lugar de oración islámico: una zawiya con forma de pequeño dolmen neolítico. 
Hasta el pasado año 2014, a un metro escaso del perímetro oeste de esta construcción de piedra existía una especie de trípode metálico, firmemente sujeto a la roca, muy parecido al que se encuentra en el Toubkal, pero alguien ha debido arrancarlo del lugar y echarlo ladera abajo por algún sitio, porque no vimos ni los restos.


Pero tal y como nos imaginábamos desde que salimos del puerto de Algeciras, rumbo a Ceuta y oteábamos el horizonte hacia Marruecos, el largo frente de nubes arrastrado por los predominantes vientos de levante, no nos permitirían disfrutar de sus fantásticas vistas sobre toda la zona del Estrecho. En días despejados podemos contemplar: Al N el Estrecho, desde el cabo Trafalgar hasta Sierra Nevada. Incluyendo como es lógico: el peñón de Gibraltar, la Bahía de Algeciras, Tarifa, la duna de Bolonia. Algunas zonas de Los Alcornocales como la Sierra Luna, El Aljibe o mas al fondo la Crestería del Torreón en Grazalema. Mas a la derecha hacia el ESTE: Los Reales de Sierra Bermeja, la sierra de Las Nieves, las sierras litorales malagueñas. Y si seguimos girando hacia levante vemos Ceuta allí abajo, la costa marroquí hasta el impresionante Cabo Negro. Dando media vuelta hacia el SUR: tenemos una imagen extraordinaria del N de Marruecos, con sus míticos bosques de cedros y de pinsapos, mucho mas verde de lo que nos podemos imaginar. Pero el Dios Eolo jugó con nosotros aquella jornada montañera y a pesar de tan magnífica ascensión no nos permitió disfrutar de la guinda del pastel con amplias panorámicas en la distancia.

Sábido es que hay muchos lugares en este Mundo, desde los que contemplar un atardecer se convierte en un placer para los sentidos. Sin embargo, hay quien afirma que contemplar la puesta de sol bajo en el Atlántico, desde la cumbre del Yebel Musa es un espectáculo inolvidable. Obviamente, no iba a ser nuestro caso, porque estos viajes de ida y vuelta en el día tipo “Pekín Express” condicionados por el horario de los ferris no te permite quedarte allí hasta el atardecer y mucho menos, debiendo afrontar el descenso por un gran peñascal, pero podemos imaginarnos el espectáculo. 
El descenso hasta las inmediaciones del collado 2 lo realizamos mas o menos sobre nuestros pasos, disfrutando de un agradable almuerzo, con vistas hacia la idílica calita de Dar El Rais Aalí, que veíamos allí abajo. Mientras que nuestros compañeros Ángel González y María Jesús Benítez aprovechaban para darse una escapada cercana con trepada incluida a una crestería que daba vistas hacia el islote de Perejil, patrullera marroquí, incluida al fondo tal y como se puede apreciar en la imagen.


Descenso desde el collado 2 hasta Belione:

Si decidimos regresar a Beliones, sobre nuestros pasos, la ruta podría estar finalizada en poco menos de dos horas. El Yebel Musa, es una montaña que nos brinda alternativas, escogiendo en nuestro caso, el retorno mas clásico que nos permite disfrutar de un bonito trazado circular. 
Para ello, tomando como referencia las inmediaciones del collado 2, iniciamos un largo descenso dirección OESTE, con vistas al puerto de Tánger. 
El sendero muy bien marcado en todo momento, nos lleva hasta el fondo de un valle, a ambos lados nos acompaña una sucesión de magníficos tajos por los que proliferan algunas plantas rupícolas como grandes yedras y alguna covacha. Este valle por el que vamos descendiendo se denomina Bab Ain Barca
El sendero se prolonga en una sucesión de largos zig-zags por el que iremos caminando sobre gran cantidad de piedrecillas sueltas que a veces lo hacen un poco resbaladizo hasta desembocar en una pedrera por la que paradójicamente te sientes mas seguro caminando rápido hasta alcanzar la prolongación del sendero, ya por un terreno mucho mas asentado que nos lleva hasta un antiguo depósito de agua y abrevadero que nos encontramos vacío. 
Lugar estratégico de la ruta porque en caso de mantener nuestra trayectoria en dirección OESTE, llegaríamos a la cercana localidad de Eddalya y el gigantesco puerto de contenedores de Tánger.

Pero llegados a este punto, giramos unos 150º a la derecha, trazando sobre el track un ángulo muy cerrado, a partir del cual vamos a mantener dirección predominantemente NORESTE, que poco a poco nos va a ir acercando hacia la franja de costa que se encuentra justo frente al pequeño islote de Perejil, que durante un buen rato llevaremos a nuestra izquierda, mientras el sendero afronta una larga sucesión de toboganes en subida y bajada sobre la larga franja de acantilados que tenemos ante nosotros. Un paisaje grandioso, donde los colores predominante son: el azul del Atlántico que llevamos a nuestra izquierda, el intenso verde del mar de lentiscos por el que se abre paso este precioso sendero, el gris claro de las tajos calizos que ahora quedan a nuestra derecha y una tremenda sensación de libertad en un entorno mucho mas virgen y salvaje que nuestro masificado litoral.

Curiosamente en este tramo de sendero nos encontramos con las pinturas amarillas y blancas de PR, que no me pareció ver en ningún punto de la ascensión, ni tampoco ningún panel informativo (tampoco lo esperábamos). Al llegar a las inmediaciones de la punta de Ras Lebia, ocupada por un puesto de vigilancia militar, girábamos a la derecha, cambiando la trayectoria N-E por S-E e inmediatamente después de pasar junto a dos antiguas baterías costeras a escasos metros a la derecha del sendero, comenzábamos a caminar por la pista terriza que en un kilómetro escaso nos lleva hasta la parte alta del extremo occidental de la localidad de Belione, siendo el primer hito que nos encontrábamos a nuestros pies, allí bajo en la playa los restos del antiguo centro ballenero, adentrándonos minutos después por algunas calles de Belione, encontrándonos con algunas personas que con sus vestimentas típicas nos saludaron con gran amabilidad y respeto. Dignos de mención son los pequeños minaretes de las dos mezquitas junto a las cuales pasamos hasta llegar a la última donde ya nos estaban esperando nuestras furgonetas, puntualmente. Resultando entrañable la amistosa charla mantenida entre el imán de la mezquita y varios de nuestros compañeros.

El viaje de vuelta por carretera fue como la seda, amenizado con una pequeña entrevista con nuestra compañera Teresa que de forma minuciosa nos narró su experiencia espiritual en la India durante tres meses. Al igual que a la ida el paso  por la aduana fue como la seda tanto con la policía marroquí como con la española, que en una jornada de transistores estaban mas pendientes de la última jornada de liga en la que todos los partidos se jugaban a las 18.30 pm hora en la que pasábamos por la aduana, llegando minutos después al puerto de Ceuta, donde nos despedimos de nuestro magnífico guía Rafa con la sensación compartida de haber disfrutado de una inolvidable jornada de montaña en territorio exótico para la mayoría de nosotros.


Tiempo para disfrutar de unas copas, tés morunos, cervezas y tapas en la agradable zona de bares portuaria de Ceuta, desde donde nos trasladamos bajo una repentina lluvia cogiendo el barco de las 20.45 pm desde cuya cubierta contemplamos una preciosa puesta de Sol sobre el Atlántico, mientras el Yeebel Musa permanecía semi oculto entre misteriosos girones de nubes que bajo un cielo crepuscular de tonos rojizo le daba un aspecto mitológico o tolkiano, tipo Mordor. La travesía fue igualmente como la seda, aunque el atraque en el puerto de Algeciras a mas de uno se nos hizo tan largo y lento como cansino, tal vez por el cansancio acumulado entre madrugón, travesías y rutón. Un día muy intenso, que a buen seguro será largamente recordado.