lunes, octubre 26, 2015

Integral Sierra Alcaparaín

Entorno: Sierra Alcaparaín
Hora y punto de encuentro recomendado: 9.00 am para desayunar en la Venta El Cruce de Ardales o a las 9.30 (ya desayunados).
Localidad de referencia: Carratraca (vertiente ESTE), Ardales (vertiente NORTE) ó Casarabonela (vertiente SUR)
Lugares recomendables para comer en sus cercanías: En Carratraca: Casa Pepa, el Trillo ó el Martillo; en Ardales: Juan Vera o la Venta El Cruce; En Casarabonela: La Parada, antigua Venta San Antonio o Venta de Carmen.
Cómo llegar al inicio de ruta (la balsa y helipuerto):
Existen dos entradas de pista que confluyen en el carril terrizo flanqueado de cipreses que se ve perfectamente desde la carretera a la altura del Puerto de Málaga, situado en el lado opuesto de la carretera, justo en frente de la 2ª entrada/salida a Carratraca, es decir, la que queda más cerca de Ardales. No obstante, una línea continua en la carretera, hace muy recomendable llegar hasta la cercana localidad de Ardales, donde de camino podemos desayunar en la venta El Cruce.
Dicho lo cual, tomamos como referencia la localidad de Ardales, desde donde debemos salir dirección Málaga, desde la misma salida de Ardales, iniciamos una larga cuesta arriba con dos carriles, uno de adelantamiento y otros de vehículos lentos, donde debemos ponernos ya a mitad de la cuesta arriba, porque unos 400 m antes del final de la cuesta arriba, hay una pista secundaria  que debemos tomar y que después de discurrir un trecho paralela a la carretera se dirige a una pista terriza flanqueada por una larga hilera de cipreses que nos deben servir de referencia. Si estamos llegando al final de la cuesta arriba y nos hemos pasado de largo de esta primera entrada, no pasa nada, porque justo al final de la cuesta arriba (puerto de Málaga), nos salimos de la carretera, entrando en una pista terriza a la que se accede realizando  una cerrada curva de horquilla, de unos 180º y que durante unos 300 m discurre paralela a la carretera por donde hemos venido, pero ahora, dirección Ardales, enlazando con el ramal anteriormente mencionado justo donde comienzan los cipreses que llevamos a ambos lados de la pista, y que después de unos 2 km, razonablemente asequibles para cualquier tipo de vehículos (salvo un par de cárcavas provocadas por las lluvias), nos lleva hasta un triple cruce de carriles, tomando el carril de la derecha, para aparcar frente a una balsa contra incendios, un helipuerto y una explanada ideal para dejar los vehículos (620 msnm), justo en un puertecito,  que separa el cerro del Mojón a nuestra izquierda (NORTE) y la loma Herriza a nuestra derecha (SUR).

Resumen itinerario: Sendero: subida por el arroyo del Conejo, tajo de La Canana, Meseta, pico del Grajo o Valdivia, descenso hasta Puerto Martínez (aquí podríamos haber finalizado la ruta habiendo dejado un coche de enlace); o bien continuar completando el trazado circular por el camino de la Chilita, pista terriza que faldea el pie de monte de la vertiente sur y este de la sierra hasta retornar al inicio de ruta, pero en vez de eso, regresamos sobre nuestros pasos, ascendiendo hasta el inicio del sendero de Mariano (antigua vereda de pastores, que rodea la sierra hasta enlazar con la pista del camino de las Minas, unos 2,5 km antes de retornar a la balsa y helipuerto (principio y final de ruta).
Distancia: 16 Kms
Desnivel: 850 m
Dificultad: Media-Alta
Tiempo aproximado: 7-8 horas (incluyendo paradas)
Tipo de ruta: circular en el sentido de las agujas del reloj.
Tipo de suelo: sendero terrizo y pedregoso y algún pequeño tramo de campo través.
Fecha de realización y meteorología: sábado 24 de octubre de 2015,  fecha en la que teníamos previsto haber realizado una gran travesía por sierra Almijara, pero debido a las previsiones de cumbres cubiertas y lluvia para Sierra Almijara, decidimos realizar esta ruta que teníamos prevista realizar para enero de 2016.
Durante toda la jornada tuvimos cielos cubiertos, pero apenas llegó a chispear ya een el último tramo de la ruta y tan sólo unos minutos.
Puesta de sol: 18.30 pm y ciclo lunar: cuarto creciente
Participantes: Ángel “El Gladiador de Itálica” que junto con Inma Balbastre “Rebelde sin causa” y Sonia Castro “Catwoman” protagonizaron la gran escapada de la jornada. Una rejuvenecida Mariví “La Dama de Violeta” que recién llegada del Camino de Santiago se presentó con un magnífico estado de forma física. Al igual que Fran “Batman Forever” y Macarena “Campanillas“ que recién llegados del parque nacional de Ordesa y Monte Perdido donde habían estado la semana previa, iban como auténticos cohetes. Paco “El Generoso” que una vez mas cargó con dos botellas de vino una de tinto y otra de Málaga Virgen pensando en todos los compañeros del grupo (sin avisarnos a ninguno para que le echáramos una mano hasta que llegamos a la meseta); El Doctor Leal con el confesionario instalado en cola de grupo rememorando efemérides y siempre atento en los tramos mas inciertos; José “El Tinajero” (de Colmenar) que realizaba su prueba de acceso aquella jornada finalizando con sobresaliente y El Comandante, que pasaba por allí.
Material recomendado:
No olvides traer tu mejor sonrisa y un frontal para verla si cae la noche.
Lo habitual para una ruta de senderismo (media montaña), acorde a las predicciones meteorológicas, ya en esta época no se te olvide llevar siempre un chubasquero en el fondo de la mochila por si las moscas.
Enlaces para tener en cuenta distintas alternativas a la hora de planificar una ruta circular por Sierra Alcaparaín:
Ascensión por la Cañada del Conejo y descenso por el arroyo de La Buha o de  La Cancha:
Ascensión desde Puerto Martínez y descenso por la pista de la vertiente oeste que desemboca en el antiguo camino cañete-Casarabonela:
Características generales de Sierra Alcaparaín:
Esta sierra pertenece a la cordillera penibética y mas concretamente al denominado arco calizo central de la provincia de Málaga, haciendo de eslabón entre la sierra de Huma y las sierras Prieta y Cabrilla. Es visibles desde muchos kilómetros de distancia debido a su peculiar meseta de 2,5 km de largo, a modo de gigantesco portaviones, con sus dos cumbres emblemáticas al sur El Grajo (ó Valdivia) y al norte el imponente tajo de La Canana, a modo de gigantesca quilla de barco. El pico del Grajo al S-E es el más alto de la Sierra de Alcaparaín con 1.293 msnm, pero en honor al topógrafo malagueño Juan Francisco Valdivia Gómez , que falleció en esta sierra, en junio de 1984 debido a un incendio forestal, también se conoce este pico situado en el extremo sureste de la sierra como pico Valdivia.
Sin embargo, pocas veces se menciona el mirador más espectacular de esta sierra, que es el que se encuentra en su extremo opuesto, es decir, en el tajo de La Canana al N-O, con unas vistas espectaculares sobre el valle del Turón, los nortes de sierra Prieta, cabrilla y de Las Nieves.
La Sierra de Alcaparaín está constituida por roca peridotita, de 65 millones de años de antigüedad, formando parte de la mejor exposición para el estudio del manto terrestre en el Mediterráneo Occidental que se extiende desde Los Reales de Sierra Bermeja, Sierra de Coín hasta Sierra Alcaparaín, formando parte de uno de los afloramientos más importantes de esta roca a nivel mundial. En el caso de la sierra Alcaparaín, asociadas a estas rocas aparecen criaderos de minerales importantes como el grafito, talco, cromo, níquel e incluso diamantes. No es casualidad el nombre del cerro de las Minas que toma su nombre de unos yacimientos de níquel que se explotaban desde la época romana, situado en la vertiente este de la sierra, es decir la que se encuentra frente a Carratraca, coincidiendo con un tramo de la ruta circular que tiene su panel de inicio en puerto Martínez. Desde el punto de vista geológico, la sierra de Alcaparaín es muy interesante debido a la gran diversidad de minerales que la conforman.
La vegetación presente es la típica del bosque mediterráneo: pino carrasco (o de repoblación), pino piñonero, encinas, enebros, coscojas, jara, matagallos, aaulagas. Entre la fauna destaca: el jabalí, la cabra montés, zorro, jineta.
Breve descripción del itinerario:
Una vez en el triple cruce de pistas, conviene aclarar que el ramal de la izquierda lleva a la zona de las minas por donde discurre la ruta circular que discurre por el pie de monte de sierra Alcaparaín con su panel de inicio situado en puerto Martínez (justo en la vertiente opuesta de nuestra posición); El ramal de la derecha (el del helipuerto y la balsa frente a la que aparcamos los vehículos), nos lleva, rápidamente gira a la derecha, dirección norte, es decir hacia Ardales y finaliza en una cortijada distante a unos 2 km;  Y el ramal del centro, donde nos encontramos con la típica barrera, para impedir el paso a vehículos no autorizadas (excepto guardas forestales o personal de Medio Ambiente en general) es por donde iniciamos nuestra ruta.

Una vez que echamos a andar desde la barrera, los dos primeros kilómetros se realizan con un perfil de ascensión continuo, pero llevadero, ideal para el precalentamiento, a nuestra derecha nos acompaña en todo momento la presencia del arroyo del Conejo, una vieja cortijada, aporta el toque etnográfico como testimonio de otra época en la que el hombre y la sierra convivían en perfecta armonía. El tipo de materiales de este primer tramo de la ruta está formado por cantos, arenas y arcillas (de coluvión reciente). Aunque el bosque predominante está formado básicamente por pinar de repoblación, en los márgenes de la pista por la que vamos ascendiendo nos seguimos encontrando con algunos cipreses.
El siguiente hito del camino es un ramal de pista a la derecha, que debemos ignorar que nos llevaría hasta la antigua casa Forestal del Guarda Marina, llamado así porque el hombre vigilaba los bosques que surtían la madera para la construcción de los barcos de la Armada. Éste fue nuestro camino de regreso la última vez que estuvimos aquí, descendiendo por la cañada de la Búha o de La Cancha que nos recompensa con el aliciente de ir pasando junto a curiosas formaciones imitativas conocidas localmente como dientes de abuela, hasta finalizar en la casa del Guarda Marina; Este primer tramo de la ruta discurre por un área de transición perteneciente a la denominada zona Circumbética (Complejo Dorsaliano, Unidad de Bonella-Capellán). 
Nos vamos encontrando con los primeros mármoles blancos y azulados sacaroides y filitas versicolores, de edad triásica y, luego, calizas con sílex del Jurásico. Tras algo más de dos kilómetros en dirección S-O, la pista viene a morir cerca del gigantesco anfiteatro donde se encuentra la cabecera del arroyo del Conejo. Nos adentramos en la denominada Unidad Prieta-Nieves (también considerada zona Circumbética); pasamos sobre la brecha de la Nava, del Terciario e, inmediatamente entramos en el dominio de las dolomías triásicas más o menos metamorfizadas, que ocupan casi todo el área por encima de 800 m al N del vértice geodésico.
Poco antes de completar el segundo kilómetro del recorrido, nuestra pista se torna en sendero escalonado, cada vez mas empedrado. Por encima de las copas de los pinos ya se empieza a adivinar la parte alta de ese circo glaciar donde se forma la cabecera del arroyo del Conejo. A nuestra espalda ya empezábamos a contemplar la parte superior de los tajos ballesteros, la Huma y La Capilla. 
Y por fin llegamos a los pies del anfiteatro (770 msnm). En escasos minutos comenzamos a pasar junto a curiosas formaciones imitativas, como un gran monolito que queda a la izquierda del sendero conocido como El Pingüino, donde Inma aprovechó para subirse, cual Leonardo Di Caprio en la proa del Titánic. Curiosamente conforme te vas acercando a este gran monolito, si te fijas sólo en la parte de arriba, verás la cabeza de un lobo aullando. La vereda comienza a coger altura serpenteando en dirección oeste, entre romero, aulaga, jóvenes ejemplares de pinos y encinas que comienzan a recuperar el terreno perdido, tras los años de incendio que arrasaron parte de esta sierra allá por los 80 y 90.
 Superada la mitad de la esta cómoda ascensión, que se hace muy llevadera gracias al magnífico trazado en zig-zags con muretes reforzados, que además de cómodo resulta muy bonito, sale un ramal a nuestra izquierda, que rodea la loma de La Herriza, que va quedando a nuestra izquierda y que después de atravesar la cabecera del arroyo de los calderos, conecta con la pista del camino de Las Minas. Pero nosotros tomamos el ramal que claramente sigue ascendiendo, hacia la derecha y continuamos ganando altura, que nos permiten ir ampliando las vistas, aprovechando la ocasión para hacer una nueva pausa en el camino y enumerar todos los hitos geográficos que desde aquí contemplamos, incluyendo la sierra de Mollina, al norte de nuestra posición, la Laguna de Fuente de Piedra, parte de los tres grandes embalses de la zona del Chorro, las cumbres anteriormente mencionadas, la Subbética Cordobesa, Sierra Chimenea, Torcal, Las Cabras, Peña Negra, Sierra de Camarolos hasta el Chamizo, sierra de Loja (por encima de la cual veríamos (Sierra Nevada) si no estuviera el cielo tan cubierto y por último hacia el S-E el pico Vilo, a la derecha del cual veríamos La Maroma, de no ser por la predominante nubosidad de aquella jornada.

Conforme vamos llegando a la parte más alta, los zig-zags se van haciendo cada vez mas tendidos, hasta que casi sin darnos cuenta, alcanzamos la meseta (1.140 msnm), justo en el punto donde sale un muy bien marcado ramal de sendero a la derecha, que es el que tendríamos que tomar para descender por el arroyo de La Búha o La Cancha. Aunque en esta ocasión, era nuestra prioridad realizar una versión diferente. 
Por lo que continuamos por el sendero principal que se adentra en la meseta a través de un precioso y tupido sotobosque de coscojas, hasta que a penas después de los 100 primeros metros, nos encontramos con un claro del bosque, por donde debemos adentrarnos, afrontando un tramo de apenas 200 m de campo través, muy intuitivos, siguiendo los tenues rastros que dejan las cabras, algún roquedo algo agreste, pero despejado de vegetación, o bien pasando por encima de algunas aulagas o entre coscojas que hacen muy recomendable el pantalón largo en este tramo.
Tras unos 200 m campo través llegamos al emblemático tajo de La Canana, uno de nuestros miradores naturales favoritos de la provincia de Málaga, y seguramente el mas privilegiado para disfrutar del valle del Turón, con las ruinas del castillo a nuestros pies, al otro lado del río, y todos sus campos cultivados, hasta los pies de las imponentes sierras Prieta, Cabrilla y de las Nieves, que presiden el horizonte al suroeste. También destaca la crestería de la sierra del Pinar (P.nat. de Grazalema, techo de la provincia de Cádiz) al oeste o el Terril y peñón de Algámitas (techos de Sevilla) al noroeste, así como otras sierras secundarias, entre las que acabamos de mencionar y nuestra posición.
Como en anteriores ocasiones hicimos la tradicional foto de grupo en tan privilegiado mirador. Y cuando el grupo ya había plegado la bandera y se disponía a regresar sobre sus pasos. A Ángel González “El Gladiador de Itálica” se le ocurrió descender por el vertiginoso terraplén con idea de faldear los tajos que teníamos a nuestros pies y retomar la pista de la meseta en algún punto. Con gran osadía Inma Balbastre “Rebelde sin Causa” y Sonia castro “Catwoman” no pudieron resistir tan tentadora como un poco kamikaze propuesta, observando el resto del grupo la primera parte de su empinadísimo descenso entre la preocupación, la admiración y la incertidumbre de no saber a ciencia cierta con lo que se iban a encontrar o en qué lugar de la ruta volveríamos a reencontrarnos. Mientras tanto, el resto del grupo regresábamos sobre nuestros pasos, enlazando poco después con la dócil pista, que atraviesa la meseta somital, en dirección NO-SE. Al llegar al lugar donde esta comienza a descender hacia la vertiente oeste, nos acercamos hasta la primera curva, gritando los nombres de nuestro trío de aventureros, utilizando el silbato a pleno pulmón y oteando el horizonte hasta donde abarcaba la vista, pero un tajo vertical, se interponía entre nosotros y la posición en la que debían encontrarse en aquel momento, con un mar de coscojas y enebros cerrándoles el paso, en el mejor de los casos.
Finalizado el cuarto de hora de rigor, en el que aprovechamos para tomarnos un primer refrigerio, retomamos la marcha por la pista en dirección S-E, hasta el lugar donde la pista comienza a descender  y después de una curva de horquilla a la izquierda, nos encontramos con un ramal de sendero que sale a nuestra derecha, y que es el que tomamos para acceder a la cumbre del Grajo (ó Valdivia). La mencionada pista que desciende, es otra posibilidad, bastante clara y factible para regresar hasta el inicio de ruta,  atravesando la cabecera de los arroyos de Los Pinos, del Escribano, de Los Calderos, del Colmenar, y alguna antigua cantera en fase de reforestación, hasta devolvernos a la balsa contraincendios y helipuerto (inicio de ruta).
Pero nosotros, tal y como estaba previsto, antes de nada, tomamos el mencionado ramal de sendero, señalado con un rudimentario montoncito de piedras,, el sendero es angosto y a buen seguro nos engancharemos más de una vez entre las tupidas coscojas, pero algunos tramos donde las rocas no han sido colonizadas por el sotobosque, nos permiten progresar, siguiendo el rastro de las cabras con el color marrón característico sobre el roquedo. 
Al poco de iniciar el sendero, este se bifurca, ambos nos llevan hasta la cumbre, pero resulta recomendable tomar el de la derecha, porque pasa mucho más cerca del filo de los tajos, desde los cuales tenemos una panorámica espectacular de laas caras norte de Prieta, Cabrilla y la Sierra de Las Nieves, cerrando el horizonte al suroeste. 
Aunque la subida es continua y sin tregua, el paisaje que llevamos a nuestra derecha, con el valle del Turón a nuestros pies es tan espectacular, que todo el esfuerzo queda mitigado y seguimos ascendiendo como si tuviésemos alas en los pies hasta que llegamos al vértice geodésico del Grajo (1.293 ms de altitud) en poco más de veinte minutos desde que abandonamos la pista. En torno a la cumbre encontramos el mismo Lías calizo que en la Torrecilla.

Desde el vértice geodésico, tenemos un bonito cortado hacia el sureste, donde tenemos vistas hacia la Hoya de Málaga, hacia el sur destacan las vistas hacia las sierras de Mijas, Alpujata y Blanca. Al suroeste de izquierda a derecha: Sierra Prieta, cabrilla y S. de las Nieves. Al nortee se extiende la misma meseta de la sierra Alcaparain y al noreste las sierras de Huma, La capilla y Chimenea, por encima de la sierra de Aguas y Blanquilla de Carratraca.

Poco antes de llegar a la cumbre, Paco “El Generoso” echó un último vistazo atrás, antes de que la loma, le impidiera hacer una última visual en la dirección hacia la que se suponía debían venir: Inma, Sonia y Ángel, y le pareció reconocer a unos 2 km de distancia, tres puntitos de colores, que avanzaban hacia nosotros como Carros de Fuego. A penas soplaba una agradable brisa en la cumbre, pero los negros nubarrones que comenzaban a cubrir el paisaje a nuestros pies, hacía recomendable abandonar tan privilegiada atalaya, una vez realizada las fotos de rigor y dejada la nota escrita a nuestros compañeros, especificándoles que descenderíamos hacia Puerto Martínez.
Una vez que nos despedimos de vértice geodésico, lo suyo es caminar dirección oeste, al principio a escasos metros del cordal de cumbre formando por unos bloques dóciles sobre los que se puede caminar sin dificultad y a penas 30 m más allá del v.g. comenzamos a descender, perpendicularmente hacia nuestra derecha, empezando a divisar senderos de cabras, bien marcados gracias al paso de otros senderistas, que en menos de diez minutos, ya nos llevan al bien marcado sendero de Puerto Martínez, que tomamos a nuestra izquierda, dejando localizado un rudimentario hito de piedra del teórico inicio de antigua sendero que faldea la sierra a gran altura, si bien, sólo distinguimos éste en la ladera de enfrente, pero no un claro ramal que nos conduzca al mismo. En cualquier caso, nosotros, continuamos descendiendo por el sendero principal, al principio por terreno descubierto, de vegetación muy pobre, hasta que por fin llegamos al tupido bosque de pinos, donde comienza  la larga sucesión de zig-zags que nos conduce hasta el estratégico Puerto Martínez, donde después de realizar las fotos a los paneles de rigor, nos pusimos a almorzar, llegando Inma, Sonia y Ángel, justo cuando todavía íbamos por el primer plato.
Finalizado el almuerzo, lo más sensato era seguir las indicaciones del panel informativo de la ruta circular Sierra Alcaparaín, donde hay que caminar un pequeño trecho por el margen izquierdo de la carretera que en dirección sur, desciende dirección Casarabonela, para tomar una pista terriza a la izquierda a la izquierda, que faldea toda la sierra, a su entrada encontramos un monolito, instalado por el Excelentísimo Ayuntamiento de Casarabonela, en el que podemos leer, entre otros datos de interés, camino de Carratraca localidad segregada de la anterior en 1821. Se trata del antiguo camino de la Chilita, que en su día sirvió tanto para acceder a las explotaciones mineras, canteras y posterior proceso de reforestación de la sierra, que nos permitiría regresar al inicio de ruta sin margen de error. Pero haciendo bueno uno de los dichos de Valentín García Vioque “El Rey de la Montaña”, nunca tires por pistas, si tienes la posibilidad de coger un senderillo por cerrado y perdido que esté. Y mucho más cuando nuestro admirado amigo Mariano, tenía pendiente desde hacía mucho tiempo, investigar el viejo sendero que mencionamos en el párrafo anterior. Así que dicho y hecho, todavía con el último bocado del bocadillo, barrita energética, tinto, moscatel, frutos secos y gominolas, empezamos a ascender sobre nuestros pasos, a ritmo de Tour de Francia, hasta volvernos a reagrupar a la altura del mencionado montículo de piedras, unos 400 m después de haber dejado atrás el bosque de pinos, ya en terreno descubierto y que casi se nos pasa desapercibido, al ir buscando un claro de sendero que de momento no aparecía por ninguna parte.
¿Cómo dar una referencia para enlazar con el sendero que se ve al otro lado de la cañada?. Llegados a este punto, lo único que está claro es el improvisado hito a base de piedrecillas amontonadas. Donde muy pocos se aventurarían a investigar con una ladera totalmente cerrada de vegetación (a primera vista), allí estaba nuestro Gran Ingeniero de Telecomunicaciones, con un dominio alucinante de las artes del GPS sobre la pantalla de su móvil con la aplicación Oruxmaps y unos tracks y aplicaciones que rivalizan en precisión con la NASA. Pantalla de móvil en mano, se puso al frente del grupo y se fue abriendo paso cual Mago Gandalf en las Minas de Moria, seguido muy de cerca por Fran (Batman Forever) y seguidos por “El Comandante” y “El Doctor Leal” que hacían de improvisados hitos con sus cabezas asomando por encima del mar de aulagas, coscojas, matagallos, romero y matorrales varios, hasta que por fin alcanzamos la cañada, avanzando los primeros metros muy cerca del sendero principal, casi en paralelo (sin bajar de forma directa), sino muy poco a poco, en perpendicular hasta el punto donde ya se apreciaba claramente el sendero al otro lado de la cañada, encontrándonos con el mismo, poco antes de atravesarla. Sin, lugar a dudas, el punto que más se presta a confusión de toda la ruta.

Una vez en el angosto sendero de Mariano, comenzamos a faldear la vertiente sur de la sierra Alcaparaín, con la zona de cumbre a menos de 200 m por encima de nosotros todavía bajo la amenaza del mar de nubes, que a veces se metía incluso entre la estela de compañeros del grupo, haciendo imposible en muchos momentos la visión entre la cabeza y la cola del grupo. Recurriendo al rudimentario método del silbato para ir reconfirmando nuestra posición cada pocos minutos. Conforma vamos girando hacia la vertiente ESTE, con la zona de cumbre, siempre a nuestra izquierda y relativamente cercana a nosotros y la pista que rodea la sierra, bastante mas por debajo, el sendero va atravesando algunas cañadas y pedreras, donde hay que tener cuidado de no resbalarnos hacia nuestra derecha, pues si bien, no se pasa por ninguna cornisa, ni tramo demasiado vertical, la caída de la ladera que llevamos todo el tiempo a nuestra derecha es muy empinada y a veces pasamos por zonas de mucha piedra suelta que requiere de experiencia en montaña.
La mayor parte de este antiguo sendero, posiblemente de pastores (pues no nos pareció ver ninguna boca-mina) está muy bien marcado, salvo los primeros 200 m anteriormente comentados y un punto, calculo que cuando estamos a punto de completar su segundo kilómetro, que llegamos a un collado, que traspone a una nueva cañada, donde la vegetación ha cubierto los siguientes 30 m de sendero. Una vez mas, nuestro Ingeniero de Telecomunicaciones “Mariano” se puso al frente del grupo, GPS en mano y caminando sobre track (mano de santo en estas situaciones), volvió a desvelar el misterio, caminando primero de frente, descendiendo unos cuantos metros desde el mencionado collado y después faldeando hacia la izquierda, hasta que el sendero vuelve a hacerse claro unos 40 m mas allá. A partir de aquí el sendero no sólo se hace cada vez mas claro, sino que además tuvimos la suerte de que las nubes bajas desaparecieron y nos permitieron disfrutar de los impresionantes crestones y “dientes de abuela” que a modo de grotescos pináculos remataban algunos de los tajos que contemplábamos arriba nuestra, coincidiendo ésta, con la zona mas espectacular de los tajos que se contemplan desde Carratraca.


El siguiente hito de este espectacular sendero nos dejó a todos boquiabiertos, cuando de repente empieza a describir una gran curva de herradura a nuestra izquierda y de repente nos encontramos en un espectacular circo glaciar, que tanto el Doctor Leal (experto en Pirineos y camino de Santiago en todas sus versiones), como Fran y Macarena, recién llegados de Ordesa la semana anterior decían que aquel rincón de la sierra no le tenía nada que envidiar a los pirineos y que de haber caído una gran cascada de agua por la cañada que se veía al fondo parecería el Circo de Gavarnier, a quien crea que exageramos, le animamos a realizar esta ruta y acercarse a este rincón de la sierra, que nos dejó boquiabiertos por su belleza a los once compañeros que coincidimos aquella jornada.
Una vez que dejamos atrás este antiguo circo glaciar, el sendero salva una última cañada, que marca el inicio del último kilómetro del sendero propiamente dicho, desde el que ya vamos contemplando, siempre a nuestra derecha, y cada vez más cercanas a nosotros, las pistas que en realidad son el Camino del Alcornocal, por donde discurre la ruta cuyo panel habíamos visto en Puerto Martínez y el denominado camino de Las Minas, donde finalmente desemboca el mágico sendero por el que hemos ido faldeando gran parte de la vertiente sur y este de la sierra, viniendo a salir relativamente cerca del lagar del Chivo, que quedará unos 300 m al otro lado de la pista, al igual que una antigua mina de hierro.  
Nosotros llegaremos a una bifurcación de pistas, justo a la altura de carratraca que la tenemos frente a nosotros, aunque ya la hemos venido viendo desde hace rato, debiendo tomar el ramal de la izquierda, por la que vamos a completar los dos últimos kilómetros y medio de ruta, dejando a nuestra izquierda dos antiguas canteras en fase de reforestación y por fin. El cruce de pistas que ya nos resulta familiar, donde se encuentran la famosa balsa contraincendios y el helipuerto (principio y final de ruta).