martes, diciembre 19, 2017

Cerro del Castillón y Sierra de la Cueva (Cuevas del Becerro)

Punto de encuentro recomendado: en la gasolinera del pueblo Cuevas del Becerro.
Cuevas del Becerro. El origen del nombre de Cuevas del Becerro no está aún muy claro y existen varias teorías sobre el mismo.

Una de las leyendas, afirma que entre las muchas cuevas que se pueden encontrar en el entorno de la población, antiguamente fue encontrada una figura de un Becerro de oro macizo.

Otra de las leyendas y quizás la más verídica, habla sobre la pérdida de un becerro por parte de un aldeano, y que dicho becerro se perdió en el interior de las cavidades, siendo encontrado al oírse sus mugidos.

Se encuentra situada en el corredor de sierrezuelas entre las que discurre la carretera A-367 Ronda-Ardales, concretamente entre la Sierra de la Vijana, coronada por un antiguo torreón de vigilancia que data de época musulmana al N-E y la pequeña Sierra Espartosa, al sur, donde destaca la crestería del Castillejo y el cerro del Castillón, como punto más elevado, formando un precioso telón de fondo como postal emblemática de Cuevas del Becerro. Al sur del pueblo, se encuentra el emblemático paraje del Nacimiento, donde un manantial brota con fuerza  de los roquedos que se encuentran en el extremo norte de Los Castillejos, a sus pies, creando un espectáculo de chorros y canales, si bien es cierto que con esto del cambio climático su caudal antaño abundante incluso en los meses de verano, se ha visto mermado. En años normales de lluvia (como los que se daban en nuestra infancia y juventud) con las primeras lluvias del otoño “rompe” el Nacimiento y el espectáculo se acrecienta. A partir del Nacimiento, el cauce del río Cuevas atraviesa gran parte del municipio, desde donde se precipita en preciosas cascadas que son todo un espectáculo visto desde la carretera, recordándonos Cuevas del becerro a un portal de Belén, con sus fuentes y montañas de fondo. El río Nacimiento, pronto pasa a denominarse de las Cuevas y al unirse con el arroyo de Serrato, pasa a formar el río Guadalteba.

En su primer tramo se ha acondicionado un paseo, así como la zona del Nacimiento, para disfrute de sus visitantes.  Si seguimos el entramado de calles paralelas a la calle Real y continuamos por "Salida pueblo", tras algo menos de un cuarto de hora andando llegamos hasta el Nacimiento y las eras. 

En las cercanías de la población, se han encontrado restos prehistóricos en lugares como las laderas occidental y norte del Cerro del Castillón, en las proximidades de la Fuente del Zorro y en el borde nororiental del Cerro de las Palomas. Además de los vestigios Romanos encontrados, como el de los hornos del “Alfar Romano”, o “Las Casas de las Viñas”, yacimiento, este último, situado junto al actual campo de fútbol y en el que se han encontrado cerámica, teselas, estucos y monedas.

Todos estos datos, junto a un estudio de la situación estratégica de la población, nos puede reconstruir una época donde Cuevas del Becerro, fue un paso clave dentro de la geografía de la Serranía de Ronda, para el tránsito de personas y mercancías.

Entre los atractivos turísticos del municipio podemos destacar la Iglesia de San Antonio Abad, la Casa de los Marqueses, la Cueva del Moro, los hornos romanos, visitar los viejos molinos harineros o acercarnos al mirador de los molinos.

El agua es un elemento primordial en la cultura de los cueveños y buena muestra de ello son las incontable fuentes que nos encontramos por el municipio: la de la Puerta del Sol, la de Tierno Galván, la Fuente de la Entrada, el Pilar, la Fuente Gertrudis, la del Patio o la de la Plaza de la República son un buen ejemplo.

FICHA DE LA RUTA:
Distancia aprox. Entre 13 y 16 km (según nuestro deambular pues gran parte de la ruta se realiza de forma intuitiva, sin sendero).

Desnivel aprox. Entre 600 y 750 m (según nuestro deambular pues gran parte dela ruta se realiza de forma intuitiva, sin sendero).

Punto más elevado: Cerro del Castillón (956 m) y vértice del Colorado (1.054 m)

Tiempo aprox. Entre 6 y 8 horas

Nivel dificultad física: Media

Nivel dificultad técnica: Alta, por el tipo de terreno, con bastante pedregal, caos de bloques, grietas profundas y lapiaz muy afilado en algunos tramos.

Tipo suelo: Ver párrafo anterior.

Tipo de recorrido: Circular en el sentido inverso a las agujas del reloj.

Mapa: Alcalá del Valle (1.037 III)

Fecha de realización y meteorología: Sábado 16 de diciembre 2017, cielos despejados, suave brisa de levante, pero un frío típicamente serrano, que hacía recomendable caminar con guantes y ponerte una prenda deabrigos a los cinco minutos de estar parados.

14 Participantes: Desde Córdoba vinieron: Héctor "El Caimán de Puente Genil" y Mª Luisa "El Duendecillo de Sierra Horconera"; Desde Ronda vinieron: Jorge "Aterriza como puedas" y Maria José Fernández Lara "La Peregrina que llegó a Finisterre"; y desde distintos puntos de la Costa del Sol: Don José Guerrero "El Maestro Geobotánico", Mabel "Libre y Salvaje", Fali "El Retorno de Elvis", Paqui, Elena "La Chica que hablaba con los árboles", Mago Luna, Isa, Eduardo "El Último Samurai", Arnaud "Nono" y un servidor: Juan Ignacio Amador.

A tener en cuenta:

1º) Según las ganas y el tiempo disponible esta ruta se puede plantear sólo realizando su primer tramo: Cerro del Castillón y crestería del Castillejo. O sólo su segundo tramo la Sierra de la Cueva, pues en realidad lo que nosotros hicimos aquel día fueron dos rutas en una. Acortando de este modo, distancia, tiempo y desniveles.

2º) Esta ruta puede inducir a engaño porque a simple vista se trata de un recorrido de media montaña con un desnivel muy asequible. Sin embargo, conviene advertir que el ascenso al cerro Castillón incluye cortas pero fuertes pendientes donde tendremos que progresar con alguna trepada, pasando por algunas repisas con mucho vuelo y una vez arriba nos encontramos con un canchal muy accidentado que nos obliga a ir mirando donde ponemos los pies a cada paso, especialmente en el tramo de crestería del Castillejo, que requiere de gran experiencia en este tipo de terrenos rompe piernas. Así como el inmenso lapiaz existente en esa gran meseta que caracteriza la parte superior de la Sierra de la Cueva.

Material recomendado:

Teniendo en cuenta que caminaremos por lapiaz, unas botas de trekking con suela fuerte y con buen agarre serán nuestras mejores aliadas para progresar por la crestería de los Castillejos y el lapiaz de la Sierra de la Cueva.

Sierras de la Comarca del Guadalteba y norte de la Serranía de Ronda:
Aunque cada una tiene sus características particulares, la mayoría comparte muchos rasgos comunes, por ejemplo sueles oscilar entre los 900 y los 1.100 m de altitud. Muchas de ellas se elevan como pequeños o medianos islotes que se elevan por encima de los campos de cereales o extensiones de olivos y almendros que la rodean, como por ejemplo: la sierra de Ortegícar, la sierra de la Vijana, la sierra del Padrastro, el Castillón de Peñarrubia, el cerro del Castillón, la sierra de la Cueva, el Almorchón Gutiérrez, la Camorra de Teba, la Sierra de los Merinos, etc. Desde el punto de vista geológico, buena parte de la demarcación se encuadra a medio camino entre el Valle del Guadalquivir y el perímetro norte de las unidades centrales de las cordilleras béticas; con formas kársticas de modelado superficial y formas denudativas de cerros con fuerte influencia estructural en medios inestables y formas estructurales-denudativas de relieves montañosos de plegamiento en materiales metamórficos en medios inestables. Los materiales predominantes en estas zonas son sedimentarios: calizas, margas, margas yesíferas, areniscas y dolomías. Gran parte de la Comarca del Guadalteba y zona norte de la Serranía de Ronda se asienta sobre una depresión posorogénica en la que aparecen formas denudativas en colinas con escasa influencia estructural en medios estables y materiales sedimentarios: calcarenitas, arenas, margas y calizas.
Breve descripción del recorrido:
Cómo llegar al inicio de ruta: Tomando como referencia la gasolinera que hay a pié de carretera en la localidad de Cuevas de Becerro, a unos 50 m de la misma, en dirección al pueblo, nos adentramos con nuestros vehículos, por la calle que vemos al otro lado de la carretera, y que pasa por delante de una línea de casas adosadas. Esta calle termina en una curva donde nos encontramos con un pequeño manantial conocido como La Fuentezuela, que escogimos como inicio de nuestra ruta.

No confundir con el paraje del Nacimiento, al que llegaríamos siguiendo por esa misma calle, unos 200 m, más allá y que también podría servirnos como punto de partida, aunque en nuestro caso coincidió con el final del recorrido.

Tramo 1 Castillón de Cuevas del Becerro:
Una vez nos encontramos frente al manantial de La Fuentezuela, (ojo, no confundir con el paraje del Nacimiento, que se encuentra al final del recorrido), tomamos la pista de la derecha, dirección sur, que en sus primeros metros discurre encajonada entre la alambrada que nos separa del olivar que tenemos a la derecha y la falda rocosa de la sierra a nuestra izquierda. A menos de 100 m del inicio ya atravesamos un corto tramo de olivar sirviéndonos de referencia las rodadas de tractor,en cualquier caso este primer tramo es muy rectilíneo y debemos mantener la dirección S,S-O, que discurre en paralelo al pie de monte.

Conforme nos vamos adentrando en el olivar, el camino se va escorando levemente hacia la izquierda, hasta que el olivar queda definitivamente a nuestra derecha y a nuestra izquierda nos acompaña el pie de monte, pasando junto algunos bloques de piedra caliza, donde observamos majuelos, matagallos y rosales silvestres, mientras que en el margen derecho del camino, nos sorprenderán tres jóvenes pinsapos que crecen vigorosamente, al amparo de las frías temperaturas de Cuevas del Becerro y la magnífica umbría que da sombra a este lado de la sierra, hasta bien avanzada la mañana.

Son dignos de mención, los farallones rocosos de la crestería del Castillejo que va quedando en todo momento a nuestra izquierda, frecuentados por grupos de cabras montesas o el vuelo acrobático de las grajas o del águila perdicera, al acecho de alguna presa. Y de frente, coincidiendo con nuestra dirección sur, el cerro del Castillón, que sería el primer objetivo de nuestra jornada. A la derecha, oeste, va quedando el olivar, la transitada carretera A-367 Ronda-Campillos desde donde aún nos llega el sonido del paso de los coches y al otro lado de la carretera, el cerro de Las Palomas con sus espectaculares tajos. Si echamos la vista atrás, dirección norte, tenemos una bonita estampa de Cuevas del Becerro, con la Sierra de la Vijana a su derecha y la de Mogea a su izquierda.

Unos 800 m mas allá de iniciado este marcado sendero por donde progresamos en suave pendiente ascendente, (al principio casi llano), al aproximarnos al cerro del Castillón, debemos abandonar la comodidad del sendero y comenzamos a ganar altura, eligiendo a nuestro criterio cualquier sendero de cabra de los numerosos que nos vamos encontrando, o bien campo través, sin olvidar el viejo truco de hacerlo en zig-zag para aliviar el esfuerzo, dirigiéndonos hacia la base de los tajos del cerro Castillón.

Una vez en la base de los tajos, caminaremos en paralelo a la base de los mismos, quedando  la zona de cumbre justo por encima de nuestras cabezas, mientras vamos ganando altura por una especie de corredor que se asienta sobre la parte superior de una falla donde observaremos sus gradas escalonadas, que nos permite rodear el extremo sur del Castillón, bañada ya por los rallos del sol.
Uno de los hitos orográficos mas llamativos y cercanos a nosotros son los tajos del cerro de Las Palomas, con la bucólica estampa del cortijo del Cirineo a sus pies.
(Esta segunda imagen es con zoom)
Cabe destacar la presencia de fósiles de amonite en esta zona de la sierra, que al igual que la mayor parte de las sierras béticas, subbéticas y colindantes, fueron en su día parte del fondo marino del antiguo Mar de Thetys, como el que encontró nuestra amiga Mabel, allí mismo.
Conforme nos vamos acercando a la cumbre el terreno se hace mas escarpado.
Llegados a este punto, tenemos dos opciones, o bien, descendiendo unos 30 o 40 m de desnivel, siguiendo el rastro de las cabras sobre los bloques de rocas que se alternan con un pequeño bosquete de acebuches, que nos lleva a una lengua de tierra, mas despejada, desde donde ascendiendo a la izquierda se llega a la cumbre de una forma muy fácil. O bien la versión más montañera, seguimos avanzando por un difuminado sendero de cabras que nos sirve de referencia progresando por un saliente que a modo de cornisa, en suave pendiente, no apta para personas con vértigo, nos sitúa ya en un pequeño veredón, donde se intercalan grandes bloques de rocas, que requieren de un par de trepadas sencillas, que nos llevan a un corral, del que salimos por una angarilla, quedando ya muy cerca de la cumbre, donde nos reagrupamos con los compañeros que habían optado por la otra alternativa, poco antes de llegar a la piedra que bautizamos como "El Pollito", a escasos 80 m lineales hasta la cumbre a la que llegamos inmediatamente después.


Desde la cumbre del Castillón, nos llamará poderosamente la atención, lo cercana que se antoja la sierra del Tablón, coronada por el Terril (1.128 m) y peñón de Algámitas (1.121 m), techos provinciales de Sevilla. 
O las emblemáticas cumbres del  Lagarín y Las Grajas. Al nordeste destacan Las Subbéticas Cordobesas (techo de Córdoba), despuntando por encima de la Sierra de Peñarrubia. Al sur y suroeste la vecina sierra de Los Merinos, la sierra de La Cueva, conocida localmente como Los Carramolos, que podemos distinguir con una finísima antena de meteorología, la sierra de las Nieves. Y al oeste: las sierras de Líbar y la Sierra del Grazalema, donde destaca la monumental crestería del Torreón (techo provincial de Cádiz). 
Y al norte la prolongación de la crestería del Castillón con Cuevas del Becerroal fondo.

Una vez realizadas las fotos de rigor, atravesamos la plataforma cimera por donde resulte más cómodo en dirección noreste hasta que llegamos a lo que parece un pequeño corralete de piedra, que tiene toda la pinta de ser un puesto de caza para el reclamo de la perdiz, desde donde iniciamos un cómodo descenso por una zona más dócil de canchal entre retamas y majuelos, dirigiendo nuestros pasos hacia el camino que une los dos olivares que hay entre el cerro del Castillón y la crestería del Castillejo que es hacia donde debemos dirigir nuestros pasos, por un terreno muy dócil de acebuchal, por el que accedemos rápidamente al extremo sur donde comienza la crestería de los Castillejos, al principio muy dócil, con suaves laderas a ambos lados, pero poco a poco, la crestería se va haciendo cada vez mas afilada, al igual que los lapiaces por los que caminamos, sobre aristas casi cortantes, abundantes grietas y agujeros que nos obligan a poner los cinco sentidos en cada paso, su zona más alta coincide con tres pináculos de la crestería que oscilan entre los 930 y 940 m de altitud, que nos obligan a pasar por algunos tramos peligrosos si queremos conectar entre sí. 
Si bien es cierto que se trata de un tramo optativo, que se suele realizar a modo de entrenamiento, pues si lo preferimos podemos progresar paralelos a la crestería por una zona, siempre pedregosa, pero mucho mas dócil entre retamas y acebuches, desde donde podemos acceder a la mayoría de los puntos de la crestería, sin tenerla que realizar completa, mas bien, al gusto de cada uno, según sus ganas y destreza, pero siempre con precaución.


Superados los tres puntos más altos de la crestería, existe la posibilidad de prolongar nuestra trayectoria por la misma, pues aunque va perdiendo algo de altura, conforme nos vamos aproximando a Cuevas del Becerro, las vistas sobre esta población, son cada vez más espectaculares. 
Desde la crestería del Castillejo, descenderemos por donde nos resulte más cómodo, en dirección este, hacia la pista terriza que discurre entre la crestería donde nos encontramos y la Sierra de la Cueva, que vemos allí en frente. Se trata de la antigua Cañada Real que unía Ronda con Córdoba y Granada, y que en este caso también coincide con el tramo del GR.E-7, que une Arriate con Cuevas del Becerro y Serrato, donde estuvimos charlando con un cabrero de la zona, con el que volveríamos a coincidir al final de la tarde. 
Tomando esta pista en sentido descendente, dirección N-E, pronto el camino se bifurca y tomaremos el ramal de la izquierda que sin margen de error nos lleva hasta el paraje del Nacimiento, ya dentro del casco urbano de Cuevas del Becerro, poco después de haber dejao a nuestra de hecho a nuestra izquierda un abrevadero, a este ramal del camino se le conoce como "La Colada del Nacimiento".


Tramo 2, Sierra de la Cueva:

Tomando como referencia el mencionado cruce de caminos donde el GR. E-7 se prolonga dirección N-E hacia Serrato y en dirección N-O hacia el paraje del Nacimiento en Cuevas del Becerro, tomamos el ramal del GR.E-7, en sentido ascendente, dirección S-O, como si fuésemos hacia Ronda o Arriate, pero a escasos 20 m del mencionado cruce, vemos un ramal de pista secundaria que en pronunciada ascensión sale a la izquierda, dirección S y que además identificaremos fácilmente por tener una verja de hierro un poco más arriba, que salvamos sin mayores dificultades, para seguir ascendiendo a lo largo de 600 m de forma casi rectilínea en dirección S, hasta que alcanzamos la meseta de la Sierra de la Cueva, localmente conocida como "Los Carramolos", siguiendo en todo momento la pista terriza por la que vamos caminando cómodamente, nos adentramos en una dehesa poblada de encinas, muy parecida a la que nos encontramos en la vecina sierra de Los Merinos, en este tramo vamos caminando dirección predominantemente sur, antes de alcanzar los 2 km caminando por esta pista, ya veremos cada vez más cercana, lo que parece una gigantesca aguja, que en realidad es una pequeña estación meteorológica, que nos servirá de referencia para llegar a la cumbre del Colorado (1.054 m), que se encuentra a unos 200 m al sur de la aguja, o a la derecha de la misma, tal y como la vemos desde la distancia.


Llega un momento en que la pista ya no nos lleva de forma tan directa hacia la cumbre, sino que comienza a desviarse a la derecha, a partir de este momento debemos abandonar el camino tomándolo a nuestra izquierda para dirigir nuestros pasos hacia la mencionada aguja, al principio a través de la dehesa muy dócil durante el primer centenar de metros, pero poco a poco, las encinas van dando paso a cerrados bosquetes de coscoja de debemos ir sorteando por donde mejor nos parezca, hasta alcanzar una sucesión de pequeñas gradas, que se repiten, cada 100 o 200 m de distancia recorrida, ganando altura de forma paulatina, a través de tramos de suave pendiente, por donde cada vez cuesta más caminar conforme el lapiaz se nos presenta más alto y afilado, obligándonos a mirar más tiempo al suelo, que al paisaje que nos rodea, para evitar una inoportuna caída o tropiezo, del que nadie estará exento en esta sierra tan pedregosa.




 Tal y como nos vamos acercando a la mencionada aguja metálica (de unos 20 m de altura), desviaremos nuestros pasos a la derecha y después de atravesar un llano, donde se  alterna una pradera con un lapiaz, ya podemos distinguir el vértice geodésico del colorado (1.054 m), que al igual que Sierra Ortegícar, corona una pequeña elevación rocosa, desde donde se obtienen magníficas vistas del entorno. 
A las ya mencionadas vistas desde el cerro del Castillón se unen una gran cantidad de sierras al este como Ortegícar, como sierra más cercana y un amplio trecho del arco calizo central, desde el Huma y la Capilla, hasta el Camorro Alto El Torcal, Las Cabras, la Peña Negra o Sierra Nevada, por poner sólo algunos ejemplos. 
También llama la atención al sureste la Sierra de Alcaparaín o al suroeste la frondosidad de los bosques de la poco explorada Sierra de los Merinos, en el tramo que va de Serrato, hacia El Burgo, al sur destaca El Boquete de Roque, así como la Sierra de las Nieves, donde se distinguen algunos hitos como el Peñón Enamorados o el Carramolo del Queso.

Una vez que abandonamos la cumbre, lo hicimos tomando dirección N, N-E, pasando junto a la aguja metálica de la Estación Meteorológica, poco después atravesando un afilado tramo de lapiaz de una belleza agreste y salvaje. Desde allí descendimos en suave pendiente, pero siempre por terreno muy accidentado, hasta los pies de un piramidal torcalillo conocido como cerro de Los Tercios, coronado con gran destreza por Nono, Mago Luna y Mabel.


Desde allí continuamos dirección N, pasando muy cerca de los cerros del Fraile y el de la Piedra del Molino, que se antojaban tentadores por su bonita disposición de estratos horizontales cual pequeños torcales. Sin embargo, el sol comenzaba a declinar y tuvimos que descartar explorarlos, dejándolos a nuestra derecha, pero aún así, continuamos avanzando dirección N, hasta alcanzar el Torcal de Juan Durán, que desde la distancia se antojaba como el torcalillo más interesante de todos los que teníamos a la vista y ¡vive Dios!, que acertamos al apostar por hacer una pequeña exploración por sus pequeñas torcas y callejones, que tanto nos recordó a su hermano mayor del Torcal de Antequera. De no ser porque ya quedaba menos de dos horas de luz, nos hubiéramos recreado mas con la exploración, que queda pendiente para una futura ocasión.


Con lo cual, decidimos emprender el regreso, pero no sin renunciar a hacerlo, asomándonos de vez en cuando, al borde de los tajos de la zona conocida como el Covachón, dirección S-O con el sol pegándonos de lleno en la cara, hasta casi cegarnos, donde se intercalaban fantásticos miradores naturales, al borde de formidables tajos, intercalados con algunas formaciones que bautizamos como "El Sombrerillo" o "El Caniche".
Siguiendo en paralelo a la línea de los tajos, esta sierra nos permite descender por un par de lenguas de tierra que desembocan en los olivares que vemos allí abajo, y que llegado el caso, pueden ser buenas vías de escape. 
Ante la probabibilidad de encontrarnos con alguna valla o alambrada, preferimos continuar cerrando el círculo, hasta conectar por la mencionada pista secundaria, por la que ascendimos a la sierra, y que ahora tomamos en sentido descendente, prolongando nuestro itinerario por el Cordel del Nacimiento, donde volvimos a coincidir con el Maestro "Cabrero" y su rebaño de ovejas, sobre las que ya nos había dado una interesante charla de las mismas al bajar del Castillón al mediodía. 
Compartiendo el último tramo del recorrido junto a él, sus ovejas y sus perros pastores hasta el mismo paraje del Nacimiento, que debido a las escasas lluvias de este 2017, que ya está a punto de finalizar estaba inusualmente mermado de caudal, aunque sus dos manantiales seguían manando un chorro generoso. Hubiera sido el colofón de oro encontrarnos el paraje del nacimiento en su apogeo, pero por desgracia el Cambio Climático nos deja imágenes inusuales, incluso a finales de otoño.Cinco minutos después a los coches, completando de este modo una ruta tan completa, como sorprendente que superó las espectativas de todos los participantes.

domingo, noviembre 05, 2017

Circular Parauta-Igualeja-Parauta



Entorno: Havaral (Alto Valle del Genal )
Lugar recomendado como punto de encuentro: Explanada (aparcamiento) cementerio de Parauta.
 Tipo de recorrido: circular
Distancia aprox. 13 km
Desnivel aprox. de subida (y bajada) 525 m
Dificultad: Medio
Punto mas bajo de la ruta: 616 m (confluencia de los arroyos Algorma y Granados) Punto mas elevado: 856 m (final de la cuesta de La Tetona)
Tipo de caminos: Pistas terrizas para acceder a las fincas de castaños, senderos, antiguas veredas, cortos tramos semi asfaltados y la mayor parte cubierto por hojarasca o erizos de castaños.
Mapa: Igualeja (1.065 I)
Fecha de realización: Domingo 5 de Noviembre de 2017, días de cielos azules y una atmósfera 100% cristalina que dejaron las lluvias del viernes y ayer sábado tras el frente de poniente. Un día climatológicamente perfecto con algunos cumulonimbos a partir del mediodía, que dieron mucho juego para la fotografía paisajística.
Participantes: Desde Sevilla vinieron Lourdes y Ángel; desde Ronda: Pedro Aguayo y desde distintos puntos de la Costa del Sol: Isabel, Manuel, José Miguel, Mika, Juan Antonio, su mujer Pilar, su hijo, su sobrino, Alba, su novio y un servidor Juan Ignacio Amador.
Pinceladas de Parauta:
El origen del nombre de Parauta, tiene su origen en el árabe "Hins Auta", época que también ha dejado como herencia el trazado sinuoso de sus calles.
Aquí nació el mítico Omar Ben Hafsún, en una antigua alquería, llamada Torrichuela o Torrecilla (en el t.m. de Parauta, dentro de lo que hoy pertenece al espacio protegido del parque natural Sierra de las Nieves), durante el Emirato de Córdoba. En una familia de terratenientes musulmanes de origen nobiliario godo, uno de cuyos abuelos se había convertido al islam. De este modo, Omar por nacimiento era muladí, (nombre que recibían los descendientes de los cristianos convertidos al islam), y no mozárabe que eran los hispano-godos que continuaron siendo cristianos). Los historiadores datan en el año 854 el nacimiento de Omar Ben Hafsun, que pasó a la historia por encabezar la mayor rebelión contra los notables cordobeses, arrastrando tras de sí a media Andalucía. Este movimiento provocó el nacimiento del reino independiente del Califato de Cordoba, dominado por los Omeyas. La Rebelión de Ben Hafsun duró hasta su muerte, acaecida en la fortaleza de Bobastro en el año 917, donde fue enterrado, ya convertido al catolicismo con el nombre de Samuel, para mayor provocación y desafío hacia Califato, pero esa ya es otra historia. En el siglo XV, la población de Parauta, al igual que la de la mayoría de los pueblos del Genal,  mermó mucho tras la rebelión de los moriscos, siendo repoblado, por cristianos viejos procedentes, en su mayoría, de Cádiz y Sevilla.
En la actualidad, Parauta, tiene la peculiaridad de ser uno de los cuatro pueblos que existen en toda España con el certificado AENOR, que le otorga la denominación de “pueblo ecológico” y es que además de ser modélico, toda su producción está enfocada hacia los cultivos ecológicos y los pequeños rebaños de cabras y ovejas que aún podemos encontrarnos por sus alrededores, pastan a la antigua usanza, haciéndonos recordar tiempos de nuestra niñez. Su término municipal es tan amplio como diverso abarcando gran parte de la zona occidental del parque natural sierra de las Nieves con sus montes calizos y sus bosques de pinsapos,  como el emblemático cerro Alcojona (o cerro Alcor), parajes paradisíacos como el “Cambullón de Vélez”, esto lo tienen muy a gala tal y como refleja el azulejo que podemos ver junto al ayuntamiento y por otra parte caben destacar sus bosques de castaños, encinas y alcornoques que colaboran en gran medida con la magia  que envuelve a esta parte del alto Genal.
Al N-O del pueblo nos llamará la atención la Cruz Ventura, que está situada justo enfrente del casco urbano, coronando un pequeño cerro, que es un lugar estratégico para recrearnos con su trazado morisco. Cuenta la leyenda que la Cruz Ventura era un amuleto que protegía al pueblo, el límite entre el bien y el mal, la línea de donde no pasaban las brujas y sus hechizos, en definitiva, era lo que protegía al pueblo de todo lo malo. Como otras cruces, la del castañar por ejemplo, era el límite de lo desconocido, sobre todo una vez que caía la noche; a partir de las cruces estaba lo desconocido, lo fuera de la Ley, el contrabando, en otros tiempos, bandidos, etc; dentro de las cruces, la Ley y lo conocido.
Otras teorías del origen de la Cruz Ventura y sobre todo de su nombre, es la existencia de un sacerdote, un misionero que estuvo varios años en este pueblo, el Padre Ventura, que hizo pintar la Cruz ya existente y realizó peregrinaciones con el pueblo con ofrendas de flores y rezos. En definitiva, es un lugar con mucho encanto, con misterio y, porque no, mágico, donde se invita a propios y extraños de este pueblo a subir al menos una vez al año, sitio de relajación y meditación, ideal para leer un libro o escribir un poema.
 Tramo 1 De Parauta a Igualeja por el PR.A-226:
Salimos de Parauta por la antigua vereda de Igualeja, dejando a nuestra derecha la monumental encina del Vallecillo incluida en el inventario de árboles singulares de Andalucía. Pronto comenzamos a disfrutar con la presencia de los castaños que flanquean el camino y que en ocasiones se intercalan con encinas, alcornoques y quejigos, tampoco faltan matorrales o arbustos como el zumaque, los madroños, o el cantueso. 
Al Oeste la localidad de Cartajima nos brinda una preciosa imagen con el telón de fondo del paraje de los Riscos, justo por encima.
Y al sur elevándose sobre el mar de castaños, aparece Pujerra.
Una pronunciada bajada ya nos pone sobre aviso de que nos aproximamos al vado del arroyo de Los Granados, donde acaba el ancho camino que nos ha traido hasta aquí y debemos ascender de forma perpendicular a nuestra izquierda, levemente en dirección S-E, remontando unos bancales de castaños, hasta enlazar con el sendero que se va ascendiendo una curva de desnivel cada cierto trecho de forma escalonada.
Justo por debajo de una escorrentería , cercana a un pozo vemos una piedra rectangular de medio metro de altura y con una cruz tallada en la superficie, conocida como "La Cruz de la Reyerta", que marca el lugar donde discutieron dos cuñados, matando uno al otro con un hocino; el que quedó con vida murió años después en la cárcel.
Cuando enlacemos con una pista terriza, a la altura de un gran tendido eléctrico, habremos llegado al punto más alto del itinerario, desde donde iniciaremos el descenso hacia el pueblo de Igualeja, al que entraremos por una calle recolera de empinada pendiente (en descenso, según el sentido de nuestra marcha), conocida como la Calle o Cuesta de la Tetona, desde donde atravesaremos su casco urbano hasta llegar al mítico paraje del Nacimiento del Genal.
Pinceladas de Igualeja:
En Igualeja nacieron bandoleros como: El Zamarra, El Zamarrila y sanguinario Flores Arrocha. Siendo el paraje del Nacimiento del Genal el lugar escogido para iniciar la ruta. Sin duda uno de los parajes más atractivos y misteriosos de toda la comarca. Las sombras de los chopos y de las rocas, la fresca brisa que corre siempre por la cañada, el recelo y la incógnita que produce la boca de una cueva, se suman a la conciencia de que el agua que por ella sale es la madre de todo este gran valle. En la antigüedad se divinizaba a los ríos y algo de esto puede haber aquí. No hay pareja de novios en Igualeja que no haga fotos de su boda junto a la cueva del nacimiento ¡Cuántas no habría en su día, colgadas en paredes de Alemania, Suiza, Francia, y en todos los rincones de España, donde quiera que viva una familia de Igualeja!.
Como la mayoría de los pueblos del valle del río Genal, Igualeja se  encuentra encaramada a las faldas de los montes circundantes, sus calles tienen que salvar grandes desniveles. La fisonomía del casco urbano es muy similar en los dos únicos barrios que forman el pueblo, que a su vez están condicionados por el río Genal, en su margen derecho queda el barrio Alto, por donde comienza nuestra ruta  y en su margen izquierdo El Albaicín. A ambos lados de las calles estrechas y empinadas se levantan casas de piedra, encaladas, formando una trama típica de trazado laberíntico, donde destaca la Iglesia de Santa Rosa (s. XVI). 
La primera referencia histórica de este pueblo es del siglo XV. En esta época pertenecía a la ”cora" de Takurunna, que abarcaba toda la Serranía de Ronda,  que por aquel entonces y hasta pocos años antes de la Reconquista, formó parte del Reino Nazarí de Granada. El nombre de Igualeja podría provenir del término árabe ”al-walay”, que significa “el recodo”, o bien del castellano “iguales”, que haría referencia al reparto igualitario realizado por los cristianos tras la expulsión de los moriscos en 1570. La economía igualejeña está basada en la agricultura del castaño, generando una producción cada mes de octubre (conocido popularmente como ”el mes de la castaña”) de unos 2 millones de kilos de castañas. Es importante la fabricación de chacinas y la extracción de mármol. En los últimos años está cobrando importancia el turismo rural.

Igualeja pueblo de verdes paisajes, castaños y pinares
Aquí no se echan de menos los del norte robledales,
pues tenemos un valle repletito de huertas y nogales,
aunque bancales están yermos cultivados de zarzales.

Al paso del Río Genal que baña tus tierras y umbrales
, no hay mayor placer que pasear por tus lindas calles,
saludando los abuelos que observan caer tímida la tarde
y recordando viejos tiempos más lejanos y saludables.

Cuando andamos por tus veredas se respira puro el aire
y se escuchan las chicharras susurrando en los trigales,
quien pudiera ser estrella para por la noche alumbrarte
sin dejar que se apagara tu nacimiento ni un solo instante.

Tus habitantes son honrados, buena gente y amigables
mas no te confundas con ellos que tienen uñas como sables,
sobre todo si les tocan a los que más quieren las madres
y aun siendo fieros como un león en el fondo son afables.
 Tramo 2 De  Igualeja a Parauta por el Camino de Cartajima PR.A-226:
Salimos de Igualeja por la calle del Hiladero, nombre del arroyo que nos acompaña durante un corto trecho, hasta que comenzamos a ganar altura por un angosto sendero, entre chumberas, higueras, yedras, encinas y de nuevos mas castaños que de nuevo recuperan protagonismo en el paisaje que nos envuelve y en continua ascensión hasta enlazar con la pista que discurre sobre la Loma de Igualeja, y que pronto abandonaremos por un ramal que tomaremos de frente, en dirección N-O, se trata del antiguo Camino de Cartajima, que nos lleva hasta un collado desde donde tenemos unas vistas magníficas hacia la sierra del Oreganal, y una vez mas las vistas hacia Cartajima, muy presente a lo largo de este idílico itinerario.
A partir de este collado iniciamos un pronunciado descenso por un precioso bosque de castaños, que merece la pena recorrer con calma, deleitándonos con cada recodo del camino. Los bosques de castaños son muy escasos en Andalucía, pues necesitan unas condiciones climáticas muy especiales que afortunadamente sí se dan en el Valle del Genal, lo escarpado  del terreno favorece su crecimiento al no tener que competir con otras especies forestales como alcornoques, quejigos, encinas o pinos.
El origen de los bosques de castaños en el Valle del Genal, comienza a fraguarse a partir de 1877 muchos pueblos del Valle del Genal, vivían en gran medida de sus viñedos, pero aquel año vieron mermada su economía, cuando sus cultivos se vieron seriamente dañados por la temible plaga de la Filoxera que arruinó a muchos pueblos de Málaga que vivían en gran medida de sus viñas. Hasta esa fecha los jóvenes castaños que habían traído en su día algunas familias de Galicia, tan sólo ocupaban pequeñas parcelas de algunos pueblos de la zona del Havaral, pero viendo que sus frutos se vendían muy bien y que aquellos árboles, incluso comenzaban a repoblar de forma natural muchos rincones del valle, creciendo sanos y fuertes sin mayor mantenimientos que las tradicionales lluvias del Valle del Genal y el frescor de su temperatura habitual; las grandes extensiones de bancales que en su día habían estado cubiertas de viñas, comenzaron a ser sustituidas por castaños. Cambiando desde entonces no solamente el paisaje, sino su principal fuente de ingresos de muchos pueblos de la comarca.
El castaño es originario de Ponto Euxino en Asia Menor, cerca de Estambul (Turquía). Su fruto, la castaña, existe en Europa desde el siglo V, cuando llegó a Grecia; de ahí a Roma, España, Francia, Inglaterra, etc. El fruto o castaña contiene un 50% de agua, hidratos de carbono, mucha fibra, algo de azúcar y pocas calorías. Es el fruto seco con menos calorías y menos grasas, teniendo propiedades parecidas a las de los cereales.
La especie que predomina en el Valle del Genal es la Castanea Sativa Mill.  Estos castañares se instalan en las vertientes norte y noreste de sus zonas más altas.  Plantados o asilvestrados a una altura comprendida entre los 400 y 1.000 metros y siempre en zonas cuya pluviometría supera los 1.000 mm anuales.
La cosecha de la castaña, en sus tres variedades: la bravía, la pilonga y la temprana se realiza para octubre, en el suelo, una vez madurado el “erizo”. Esta maduración es escalonada, haciéndose varias cosechas por árbol, en una labor familiar.
La castaña bravía es la originaria del valle del Genal. Es pequeña y el “erizo” que la recubre es muy espinoso. Tiene poco valor culinario y se usa para alimento del ganado.
La castaña pilonga proviene de un injerto. Su fruto es de mayor tamaño y se pela muy bien; por tanto tiene un mayor valor gastronómico.  Esta castaña del Valle del Genal es la primera que llega al mercado nacional y europeo a través de cooperativas que organizan su comercialización.
La vida en el castañar
Las diferentes faenas de mantenimiento del castañar da también trabajo a sus habitantes durante gran parte del año: “la poda”, que controla el calibre de las castañas, “el desrame”, la eliminación del erizo, “el abonado”. Los campos se aran en invierno, cuando la tierra está fresca.
Estos bosque no sólo son una importante fuente de trabajo para la zona, también contribuyen a crear unos de los paisajes más hermosos de Andalucía, cubriendo de verde y de vida una serranía donde prolifera una gran variedad cinegética, aves autóctonas o migratorias, especies vegetales, en fin, una riqueza para los sentidos difícil de transmitir con palabras.
Entre preciosos castaños, vamos disfrutando de rincones de gran belleza y unas vistas preciosas al NOROESTE la imponente Cancha Armola (1.406 m) preside todo el Havaral cual gigantesca mole caliza, con el piramidal cerro Melhacer (1.146 m) a su izquierda, el emblemático cortijo de las Aguzaderas (933 m), y Cartajima (864 m) a los pies de los Riscos de su mismo nombre, regalándonos una de las más bellas estampas de esta zona de la provincia de Málaga. Portada del magnífico libro "Valle del Genal, guía del excursionista", de mi gran amigo y MAESTRO Rafa Flores, (Edit. La Serranía). Poco a poco vamos descendiendo hasta la denominada junta de ríos, donde confluyen el Riachuelo, con el Algorma y Granados, formando el arroyo Real, uno de los principales tributarios del alto Genal.
Una vez que atravesamos los vados, donde predominan las choperas y las zarzas, el sonido del agua que fluye cristalina y un intenso olor a hojas en descomposición caídas sobre el lecho de los  arroyos,  enlazamos con el PR.A-222 Parauta-Cartajima, en esta zona de los vados de los arroyos pasamos junto a las ruinas del antiguo Molino Real,  donde en su día existió el  despoblado de Benahazín, que fue uno de los muchas aldeas moriscas que se vieron obligados a capitular con los Reyes Católicos, allá por el año 1485, cuando fue conquistada la ciudad de Ronda y la mayor parte de su serranía. Las ruinas del antiguo Molino Real, son los últimos vestigios etnográficos que quedan en esta bonita zona de riberas.
Desde las inmediaciones del Molino Real, comienza nuestra ascensión final hasta Parauta por la Cuesta Manzanero, donde no faltan los madroños en algunos recodos del camino, así como la presencia del zumaque, tiñendo de color rojizo los márgenes del camino en el esplendor del otoño,  conforme nos vamos acercando a Parauta, las pendientes se van suavizando y volvemos a recrearnos con la colosal mole caliza de la Cancha Almola al N-O. 
La Fuente Nueva con una pequeña hornacina blanca a la derecha del camino nos avisará de que ya estamos llegando al final del recorrido, donde nos llamará la atención la presencia de la Cruz del Padre Ventura, que corona un modesto cerro de 942 msnm marca la dirección N-O de Parauta.