martes, enero 17, 2017

Ascensión al Simancón, el Reloj y la Cueva de las Dos Puertas


Entorno: Parque natural Sierra de Grazalema
Pueblo de referencia: Grazalema
Punto de inicio y final de ruta: Aparcamiento camping Tajo del Rodillo, (850 msnm) situado a la salida de Grazalema en dirección al Puerto del Boyar.
Distancia aproximada: 14,5 km (dependiendo de si nos ceñimos al Simancón y Reloj)
Tiempo aprox.: 7-8 horas (que siempre se puede acortar o alargar según las pausas realizadas y el ritmo de marcha).
Desnivel aproximado: 850
Dificultad media: No tanto por el desnivel, como por el inmenso lapiaz entre El Simancón y El Reloj, así como el tramo final de descenso desde la cumbre del Reloj hasta la Charca Verde con grandes escalones entre el abundante lapiaz.
Tipo de camino: sendero y canchal con bastantes rocas en los tramos de cumbre y bajada hasta la Charca Verde, el resto es muy llevadero.
Agua potable: No hay durante el recorrido, solo en el camping, inicio y final de ruta.
Fecha de realización: sábado 14 de enero 2017, día de cielos despejados, pero viento norte superior a los 30 km/h en zona de cumbre, que nos tuvo con sensación térmica cercana a los 0ºC en el Simancón y El Reloj. El resto del itinerario fue muy agradable.
32 Participantes: Desde Huelva: Santa Teresa de Mágina; Desde Sevilla: Juan Antonio Martín Gallardo, Claudia Martín, Ángel González "El Gladiador de Itálica", Álvaro Millán y el Indomable Jaime ; Desde Cádiz: Manuel Limón "Premio Nobel de Senderismo",y Ana Dianez "La Arqueóloga";
 Desde distintos puntos de Málaga: Antonio Francisco "La Locomotora de Alhaurín", Paco "El Generoso", Arnaud Turnier "El Repostero de Versalles",  Mariano "El Ingeniero de Telecomunicaciones", Joaquin Molina "El Quemasangre", Miguel Fortes "El Marqués de la Viñuela" ,  Paqui Bravo "La Pacificadora", Rafael Molina "El Retorno de Elvis", Lena "La Amazona Bielorrusa", Maria José Fernández "Caminando entre Dinosaurios", Fernando Jiménez "El Duque de Juanar" , Ana Bueno "La Duquesa de Juanar", Marlen "La Perla de Venezuela", Aurelio Campos Rico, Alejandro Campos Zafra , José Luis Ortega Lozano,  Marlise Hofer, Manuel Esteban,  Luis Boutín, Francisco Moreno, Mabel Berutich, una parejita cuyo nombre no recuerdo ahora (perdón) y un servidor Juan Ignacio Amador.
Bibliografía: Base de datos de Manuel Limón y el libro parque natural de Grazalema Guía del excursionista, de mi Manuel Becerra Parra (Edit. La Serranía)
Crónica: Juan Ignacio Amador con la colaboración de Manuel Limón.
Fotografías de: Manuel Limón, Arnaud Turnier, Antonio Fco. Gallego y Juan Ignacio Amador.
Resumen de la ruta:
Tomando como punto de partida el parking del Camping Tajo del Rodillo (800 msnm) donde nos encontramos con un interesante panel didáctico sobre la formación del complejo subbético y otro sobre la construcción y el funcionamiento de los pozos de nieve,  atravesamos una pequeña angarilla desde la que comenzamos a ganar altura llevando a nuestra izquierda la valla metálica que delimita el camping, poco después atravesamos una segunda angarilla, a partir de la cual iniciamos la ascensión por un pedregoso sendero escalonado sobre roca viva. 
Se trata de la Cañada de Mahón, no tardamos en dejar a la derecha una antigua era recientemente restaurada, aunque con su panel informativo muy deteriorado a fecha (enero 2017); unos metros más adelante, si estamos atentos al suelo, sobre uno de los escalones por los que vamos ascendiendo nos encontramos con un fragmento de gran tamaño de una huella de fósil de amonite, parecido a los que abundan en El Torcal de Antequera y otras sierras Subbéticas, recordándonos una vez más que todas ellas tienen el mismo origen y edad geológica.
En este primer tramo del recorrido, tenemos a nuestra derecha, la imponente mole del Peñón Grande.
Tras una larga sucesión de zig-zags por La Cañada de Mahón, nos reagrupamos al llegar al puerto del Endrinal, donde nos encontramos con el correspondiente panel informativo y unos metros antes un cruce de senderos, que de tomar a la izquierda nos permite realizar una pequeña circular retornando a Grazalema, o bien prolongar el recorrido hasta la Charca Verde, la Casa del Reloj y Villaluenga del Rosario.  
Echando la vista atrás ya podíamos contemplar el cerro Malaver, por encima del curioso cerro Gaidovar de Grazalema, además del Lagarín y Las Grajas, y mirando hacia al sur, coincidiendo con el sentido de la marcha, nos encontramos con un majestuoso paisaje de montaña presidido de izquierda a derecha por el Reloj, el Simancón y La Corona de Los Yedrales, el Navazuelo y el tajillo Daleao o del Pescador. Con el Llano del Endrinal a nuestros pies, hasta donde descendemos a continuación.
Como nos estuvo comentando nuestro querido y admirado amigo Manuel Limón: La dolina de los Llanos del Endrinal, más bien es un polje, de forma triangular de forma alargada y cerrada por las laderas circundantes, situado a unos 1.100 msnm, que suele estar engalanado de “amapolas de Grazalema” en los meses de mayo y junio. Al poseer un suelo de “terra rossa” (arcillas de descalcificación) presenta una gran fertilidad en lo que respecta a su aprovechamiento agrícola, motivo por el cual ha sido cultivado hasta bien entrado el siglo XX. 
 De hecho el cercado de muros de piedras protegía los cultivos agrícolas (cereales y legumbres) del ganado que pastaban por esa tierra. Una vez en los Llanos del Endrinal, podemos rodear el cercado de piedra bien por la izquierda, bien por la derecha, pero nosotros decidimos rodearlo por la derecha, para de este modo, visitar el Pozo-pilar del Endrinal, construido en el año 1958 y restaurado en el 2010. Pozo y cercado fueron restaurados en el 2010 en el “Proyecto de Recuperación de Paisajes y Elementos Etnológicos de la Sierra de Grazalema” (lástima que el panel informativo se encontraba tan ilegible y quemado por el sol, como el de la era del principio, hecho del que dimos parte a la Federación Andaluza de Montaña y a la oficinas del parque, unos días después, concretamente el 17 de enero de 2017).
Al final de los Llanos del Endrinal, nos encontramos con dos senderos: el de la derecha asciende  por un lapiaz desnudo hasta el collado que vemos al fondo, se trata del "Puerto de las Presillas".
Y otro sendero a la izquierda que es nuestro camino a seguir, adentrándonos en pocos minutos en el pinar que vemos de frente y un poco a nuestra izquierda. Iniciando de este modo el segundo tramo de ascensión, que no obstante se hace muy llevadero, gracias al amparo de la sombra de los pinos y los prolongados zig-zags que alivian la pendiente del terreno. 
Además, el frescor y la pureza de atmósfera ha favorecido la proliferación de musgos y líquenes sobre troncos y roquedos, que nos regalan preciosos rincones llenos de encanto a nuestro paso. Finalizada la zona del pinar, llegamos a una zona donde el lapiaz comienza a ser cada vez más abundante, se trata del El Navazuelo.
Seguimos ganando altura, pero la pendiente comienza a suavizarse, conforme vamos llegando al LLano de los Lastonares, quedando ya muy cerca la cumbre del Simancón a nuestra izquierda y el redondeado cerro de La Corona de Los Yedrales (1.479 m) a nuestra derecha, que fue hasta donde ascendimos en primer lugar en octubre de 2011.
Continuando dirección sur hasta el LLano de los Lastonares, zona que ya se encuentra muy cerca de la cumbre del Simancón, relativamente cerca, a nuestra izquierda, que es hacia donde debemos desviarnos tan pronto veamos el primer hito de piedra o la primera pintura de flecha amarilla, que con muy buen criterio se han pintado sobre un fondo negro para que destaque sobre la roca caliza de color gris claro.
Entre tanta roca resulta fácil perder el sendero, pero si prestamos atención desde cada flecha o hito de piedra ya vemos el siguiente hacia el que nos tenemos que dirigir y en el peor de los casos, si no lo vemos, con un mínimo de instinto montañero hacemos cumbre sin mayor dificultad que la del lógico esfuerzo físico de remontar la ladera que
tenemos por delante, siendo siempre recomendable encontrar un ritmo cómodo de respiración, hasta coronar el Simancón (1.569 m), segundo techo de Cádiz (huérfano de vértice geodésico).
Una vez en la cumbre del Simancón las vistas son magníficas: Al ESTE: Preside en paisaje Los Llanos del republicano, con el telón de fondo de la sierra del Mojón Alto, el Macizo de Líbar desde el Ventana al Martín Gil, y en un segundo plano Ronda asomando por encima del hacho de Montrejaque, con el cerro Tavizna a la izquierda y la Sierra de las Nieves a la derecha de Ronda. Al SURESTE y SUR destacan Los Reales de Sierra Bermeja, el Hacho de Gaucín con el peñón de Gibraltar al fondo, la sierra de Los Pinos y el Picacho y el Aljibe, junto con la gran altiplanicie que los une. Y al SUROESTE: el Albarracín, La Sierra de la Silla, Villamartín, Prado del Rey, Bornos, Espera, Arcos de la Frontera y El Embalse de Los Hurones. Al OESTE la Corona de Los Yedrales. Al NOROESTE:  la Sierra del Pinar, rematada por el Torreón (techo de Cádiz con 1.654 m.). Y al NORTE Montecorto a los pies del cerro Malaver, El Lagarín y Las Grajas y la sierra del Tablón.
El conjunto que forman El Simancón y El Reloj unidos por sus laderas y todo su entorno, constituyen un espectacular modelado kárstico, formado por extensos lapiaces, en ocasiones muy afilados, así como numerosas grietas, simas y relieves peri glaciares y nivo-kársticos, que son únicos en toda Andalucía Occidental. Todo un espectáculo para la vista, que contemplarán con gran admiración los amantes de la geología en particular y en general cualquier persona que sepa distinguir el hecho de encontrarse ante un fenómeno natural de dimensiones colosales como este. 
De manera que el camino que tenemos entre El Simancón y El Reloj, nos recuerda a un paisaje lunar. Entre tanta roca, escalones y grietas resulta difícil distinguir un sendero, pero si prestamos atención, desde la misma cumbre del Simancón, parte un sendero mimetizado con el terreno a través de una zona abancalada que tenemos ante nosotros, que en principio lleva dirección sureste, pero que rápidamente comienza a zigzaguear orientándonos hacia el cordal que une las dos cumbres. Por encima de la cual se puede caminar perfectamente, sin embargo, en enero de 2017, soplaba un viento tan fuerte en nuestro tránsito de una cumbre a otra, que nos vimos obligados a recurrir al sendero paralelo, que discurre unos cuantos metros por debajo del cordal por su vertiente sur, pasando en escasos metros de ser azotados por el viento a disfrutar de un precioso paisaje de montaña, sin el incordio del viento frío. Llevando siempre dirección ESTE e intentando no perder mucha altura.
A pesar de lo inhóspito que pueda resultar a primera vista, este paisaje lunar, en cada grieta entre las rocas nos encontramos con un pequeño jardín en miniatura que en ocasiones alberga hasta cinco especies diferentes en un espacio muy reducido. En caso de perder el sendero, como regla general nos mantendremos sobre la loma que une las dos cumbres, o muy cerca de la misma, evitando siempre las grietas, teniendo cuidado con las zonas más escalonadas, y haciendo uso de las manos si fuera preciso, mas por comodidad/seguridad, que por verdadera necesidad, pues en ningún caso hay que trepar o destrepar, en todo caso salvar algún que otro escalón alto de vez en cuando. 
En poco más de 20 minutos podemos situarnos en la cumbre del Reloj (1.535 m.), que alberga el vértice geodésico ó más bien que albergaba, porque ya en 2011 nos lo encontramos tirado en el suelo y así seguía en 2017.
Una vez realizada la foto de grupo, iniciamos el descenso hasta “La Charca Verde”, en dirección SUR. Los primeros 100 m discurren por la misma cuerda de la montaña por la que hemos llegado, para inmediatamente después, desviarnos ligeramente a nuestra derecha, en busca de una especia de cañada, por la que continuamos descendiendo, siempre con marcada trayectoria sur, a través de un sendero que discurre entre angostas dolinas abancaladas, separadas entre sí por pequeños lapiaces, donde vamos bajando de forma escalonada sin ninguna dificultad, hasta que el terreno se va suavizando conforme llegamos al lugar conocido como la Charca Verde, antaño conocido como “el Pocillo Verde” es un perezoso agrandado por la mano del hombre para servir de abrevadero al ganado, casi siempre presente en la zona donde no suelen faltar algunas vacas como tuvimos oportunidad de comprobar al final de la bajada. El color verde que le da nombre se debe a la presencia de algas clorofíceas filamentosas. Al igual que en 2011, este fue el lugar que escogimos para disfrutar del almuerzo, ya con las dos cumbres principales de la jornada en el zurrón.
Finalizado el almuerzo en la Charca Verde tomamos la Vereda del Reloj, en dirección SUR, pasando junto a los restos de la piedra conocida como "Snoopy" por tener cierto parecido con el conocido perro, aunque ya sólo le quede la cabeza. Este sendero conocido como Vereda del Reloj era el antiguo camino que comunicaba las poblaciones de Grazalema y Villaluenga. 


El sendero mantiene un perfil predominantemente descendente conforme vamos caminando de regreso a Grazalema, a veces de forma escalonada sobre las abundantes rocas del entorno, a veces llaneando entre las abundantes encinas, quejigos y bosquetes de pino, pasando junto a un cercado de piedra rectangular que queda a la izquierda del sendero, alternándose pequeñas dolinas aisladas, primitivo paisaje de dehesas y asomándonos de vez en cuando a algún lapiaz de enorme tamaño y afiladas aristas, a la izquierda del sendero, conforme vamos rodeando la base de la vertiente este del Reloj. 
En primavera abundan las peonías mandrágora, enebros y algunos bolos de sílex incrustados en el interior de calizas fracturadas, (como en la fotografía de abajo). 
Una vez que dejamos atrás la base del Reloj, las encinas van dando paso a un bosque de pino, que también alberga rincones de gran belleza. Poco después de dejar a nuestra derecha una pequeña pero profunda dolina, en cuyo interior observamos varias pilas de leña apiladas, debemos estar atentos al llegar a un claro del bosque de pinos, hsata que localizamos unos hitos de piedra que nos marcan el desvío hacia la Cueva de las Dos Puertas.


Si continuamos por el sendero principal llegaremos a un marcado cruce de sendas de manera que si tomamos el ramal de la izquierda volvemos a “Los Llanos del Endrinal” repitiendo el primer tramo del recorrido pero en sentido contrario hasta regresar al punto de partida. Y si optamos por la senda de la derecha para hacer el recorrido 100% circular, justo cuando el bosque de pinos comienza a quedar atrás se presenta ante nosotros una imagen de gran belleza con la silueta de la cara este del peñón Grande en todo su esplendor, retornando en poco más de 20 minutos al camping tajo del Rodillo.
Pero como íbamos diciendo, si nuestra intención es llegar hasta la Cueva de las Dos Puertas, una vez localizados los mencionados hitos de piedra, nos desviamos a la derecha por un tenue sendero de ganado que más que verse, se intuye, se trata del Pinar de la Bejeruela, por el que recorremos unos 400 m de suave perfil ascendente dirección ESTE, hasta que nos desviamos a nuestra izquierda, remontando una loma de perfil más acusado (pero muy llevadero) que nos sitúa en un prado, que atravesamos ante la presencia de una vaca y su ternerillo, para coronar un risco que hacía las veces de privilegiado balcón hacia los LLanos del Republicano el Macizo de Líbar con Ronda en lontananza. El mencionado prado y el risco forman parte del Puerto de Rotacapa.
Una vez descendemos el risco por el mismo lugar por el que hemos ascendido hasta él, volvemos a atravesar el prado en dirección contraria y continuamos loma arriba, llevando ahora dirección NOROESTE, por el denominado cordal de El Viso, se trata de una redondeada crestería, colonizada de pinos, que nos da la opción de ir por encima, donde nos seguimos encontrando pinturas de flecha amarilla. 


Al final de este cordal, salimos a un claro, debiendo progresar ahora a media altura de otro pequeño cordal que nos encontramos justo a mano derecha, hasta que unos 100 m mas allá llegamos a la Cueva de las Dos Puertas. ¡Ojo!, conviene aclarar que hay que caminar a media altura de este segundo cordal, porque en realidad la denominada "Cueva de las Dos Puertas" no es más que un arco calizo del mismo cordal y si vamos caminando por encima del mismo no lo veremos. No fue el caso, porque íbamos con gente muy experta, pero conviene aclarar que no es fácil de encontrar, si no disponemos de un track o no tenemos bien estudiado los mapas de la zona.
Ni que decir tiene que desde la Cueva tenemos unas vistas espectaculares de Grazalema, el embalse del Fresnillo y todo su entorno a nuestros pies. 
Todo ello a vista de pájaro. Realizadas las fotos de rigor, retornamos sobre nuestros pasos en dirección OESTE, hasta llegar al Puerto de la Graceá, desde donde tomamos un escalonado sendero, a veces difuminado sobre el roquero, a veces más fácil de distinguir, que desciende de forma escalonada, con una marcada trayectoria NOROESTE hasta llevarnos de regreso al aparcamiento del camping Tajo del Rodillo, no sin antes desviarnos, unos 100 m a la derecha del sendero para llegar hasta la Cruz del Picacho, que no es ninguna cumbre, sino un mirador natural, presidido por una rudimentaria cruz de hierro, que se ve desde la localidad de Grazalema si conocemos su ubicación aproximada, pues está aún muy por encima del pueblo y no resulta fácil de divisar a primera vista. De hecho, la Cruz del Picacho, está a una distancia aproximada de unos 500 m con respecto a la Cueva de las Dos Puertas, ya con un buen trecho de ladera descendido. Pero de dicha cruz hasta el camping, puede haber fácilmente más de dos kilómetros de acusado descenso muy empedrado, hasta que por fin, ya cerca del final, volvemos a caminar sobre tierra y acículas de pino.

La caprichosas formas y huecos que se forman en los lapiaces, nos sorprenden con todo tipo de figuras, como en este caso que nos recuerda a un antifaz. 
Detalle de la vegetación rupícora aprovechando cualquier resquicio entre las rocas, a poco que encuentran algo de tierra en su interior.

2 comentarios :

  1. Muy buena crónica como siempre. Siempre que las leo me doy cuenta de lo despistado que soy durante las rutas. Muy chulo lo de los bolos de silex.

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  2. preciosa crónica y maravillosa ruta Juani. Todo perfecto, hasta el frío que hizo me gustó.

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