miércoles, junio 07, 2017

Abrigos y tumbas antropomórficas sector Este Charco Redondo

Entorno: Parque natural de Los Alcornocales (Sector Charco Redondo-Los Barrios);
Pueblo de referencia: Los Barrios-Facinas (Cádiz);
Hora y punto de encuentro recomendado: antes de las 10.00 am ya desayunados en  La Venta " El Frenazo" (carretera de servicio paralela a la autovía Jerez-Los Barrios).
Cómo llegar al inicio de ruta:  
 Podemos tomar como referencia la Venta " El Frenazo" se encuentra en la vía de servicio de la Salida 80, que coincide con la salida “80” LOS BARRIOS OESTE (de la autovía Jerez-Los Barrios). Tomamos una carretera paralela que es la antigua carretera Jerez-Los Barrios, dejamos la venta a la derecha, al poco hay un desvío a la izquierda que es el que tomaríamos si fuésemos a hacer la ruta del Canuto del Risco Blanco  (Que sólo se puede hacer previa autorización), pero nosotros seguimos recto sin tomar ningún desvío y en a penas 2 km llegamos al inicio de ruta, que reconoceremos por coincidir con una bifurcación de caminos, la carretera continúa hacia la presa, pero nosotros ya dejamos los vehículos en una gran explanada a la derecha y una pista terriza que coincidirá con nuestro inicio y final de ruta.
Distancia aprox.  13 km
Desnivel aprox.  subida 200 m
Dificultad: Media/baja
Tiempo aprox. 5-6 horas  
Tipo suelo: pista terriza, sendero por terreno de arenisca con mucha hojarasca y algunos tramos de campo través con algo de erguenes y cardizales
Fecha de realización: sábado 27 de mayo de 2017
Participantes: cerca de 40 prestonianos
Guías: Manuel Manzanares y Carmen Cabello
Fotografías y crónica: Rafael Molina, Salvador Gómez, Manuel Limón y Juan Ignacio Amador
Bibliografía: http://www.rutasyfotos.com/2017/06/la-carrahola-embalse-de-charco-redondo.html
Breve descripción de la ruta:
Desde la mencionada explanada comenzamos a caminar por la pista terriza en suave ascenso dirección N, pronto el camino queda cortado para vehículos no autorizado por una verja de hierro, pero no así para senderistas que pueden pasar por la derecha del muro. Si bien, carteles de COTO DE CAZA nos recuerdan que este dato habrá de tenerse en cuenta para época de caza (normalmente meses invernales).
El primer hito que nos llama la atención lo vemos a unos 600 m de distancia a la izquierda del camino, concretamente en dirección N, se trata del Cortijo del Sacristán y un curiso conjunto de bloques de arenisca bautizado como "El Mono con el Helado" por donde pasaríamos en el tramo final del recorrido.
Pero de momento el camino se va desviando a la derecha de este hito, dirección O, N-O, con la flora primaveral en su apogeo como los abundantes cardos borriqueros que flanquean el camino.
A la derecha del camino, queda un gran corralón de vacas presidido por un eucalipto bastante alto.
La pista terriza por la que veníamos coincide con el GR. E-7 "Tarifa-Atenas" en su etapa: Los Barrios-San Roque-Castellar, hasta que a unos 2,5 km del inicio llegamos a un cruce en forma de "T" el GR.E-7, continúa por la derecha, mientras que nosotros tomamos el ramal de la izquierda.
En esta zona nos encontramos con un nutrido un rebaño de vacas marrones sueltas con algunos terneros el día que pasamos.
Tras un prolongado descenso, pasamos el vado del arroyo de La Garganta, inmediatamente después la pista nos lleva en un corto ascenso hasta el Puerto de las Tres Cruces y a partir de ahí iniciamos otro largo tramo de suave descenso desde donde vamos teniendo vistas hacia el embalse de Charco Reodondo al fondo.
A unos 5 km del inicio, al final de este alomado descenso salvamos las aguas del modesto arroyo de Las Tunas e inmediatamente después de pasar otra angarilla de gran tamaño, abandonamos definitivamente la pista por la que venimos, describiendo una curva de 90º a nuestra izquierda, cambiando rumbo "O" por 
rumbo S, a partir de ahora el camino a seguir es un angosto sendero de ganado, que tiende a mimetizarse con el abundante matorral, mientras que a lo largo del próximo kilómetro vamos faldeando el modesto cerro de la Umbría a nuestra derecha y a nuestra izquierda vamos teniendo vistas de un angosto brazo del embalse donde desembocan las aguas del arroyo de Las Tunas.
De vez en cuando nos cruzamos con alguna torrentera tributaria donde suele estar casi siempre presente el helecho tan característico de Los Alcornocales, así como los árboles de donde toma su nombre el parque.
Precisamente al llegar a un rincón donde se han agrupado un buen número de jóvenes alcornoques, se deja entrever un roquedo de arenisca, que mediante una especie de empinado tobogán nos permite llegar hasta lo mas alto, de una magnífica atalaya de arenisca, que cuando llegamos a casa y nos pusimos a ver las fotos con calma, nos dimos cuenta de que tenía el perfil de una cara humana mirando hacia el cielo, vista desde el ángulo que la fotografió nuestro amigo y maestro: Manuel Limón.
Además de la curiosidad de su forma, cabe destacar que aunque esta roca es un ramal de ida y vuelta en nuestro itinerario, bien merece la pena una pequeña exploración por los tafonis que presenta, sus pequeñas ventanas, puertas y oquedades. SE puede coronar tanto de forma directa, como rodeándodolo cual escalera de caracol.
 Una vez finalizada la exploración de esta preciosa y estratégica atalaya, que nos dió para un buen número de fotos desde según el ángulo. Descendemos por el mencionado tobogán de arenisca, hasta la agrupación de jóvenes alcornoques, tomando como referencia un difuminado sendero de ganado, en cerrados zig-zags que se pierden con facilidad entre el denso matorral que a veces nos cierra el paso. Sirvan como referencia, la pared de arenisca que llevamos a la derecha y tener que ir descendiendo hacia las cercanas aguas del embalse, hasta situarnos en una curva de desnivel que nos permita caminar paralelo a la orilla, que ahora llevaremos a nuestro costado derecho, acercándonos progresivamente al nivel de lasaguas, hasta situarnos en el vado mas propicio para vadear las aguas del arroyo de Las Tunas, que en nuestro paso, cruzamos por una zona que en los mapas aparece pintada de azul, por estar ocupadas teóricamente por las aguas del embalse, pero habiendo sido éste, un invierno relativamente seco, sólo tuvimos que salvar el agua de este modesto arroyo, por el lugar que aparece en la imagen de arriba.
Una vez en el otro lado del arroyo de Las Tunas, seguimos caminando paralelos a la orilla del embalse, a lo largo de unos 400 m hasta situarnos practicamente enfrente de la Atalaya de Arenisca del Hechicero Yacente, tomando como referencia un pequeño mirador de arenisca, al que accederemos, y desde aquí continuaremos ascendiendo ladera arriba, dirección E, N-E, abriéndonos paso por un sendero casi perdido,
entre espeso matorral, hasta enlazar con una vieja pista terriza, por la que vamos ascendiendo hacia el cordal  del cerro de la Carrahola, que irá quedando a nuestra izquierda, mientras a nuestra derecha, vamos viendo de vez en cuando entre la vegetación, otro brazo del embalse, alimentado en este caso por el arroyo de La Garganta (cuyas aguas vadeamos en el primer tramo de la ruta).
El Sol del mediodía de finales del mes de mayo y un largo tramo de ascensión continúa, hacían recomendable la parada del almuerzo así que tan pronto como finalizó el tramo de ascensión y nos situamos a la altura del perímetro ESTE, de una casa de reciente construcción, situado a su vez a unos 400 m al E, del
del cerro de la Carrahola el númerosos grupo se dispersó por la ladera en busca de las sombras de los alcornoques y algún posadero medianamente cómodo para almorzar.
Finalizado el almuerzo, enlazamos con una vereda que lleva hasta la cercana casa, que irá quedando a nuestra espalda, mientras completamos dirección N-E, el kilómetro que nos separa de la pista principal por la que veníamos esta mañana, pero que no volveremos a pisar, porque tan sólo unos metros antes, pasamos al otro lado de la valla que tenbemos a la derecha, cambiando rumbo N-E, por rumbo S-E. Una vez al otro lado de la valla, resulta tentador visitar el viejo cortijo de Falda Manuela, que vemos unos 300 m al ESTE de nuestra posición, peropoco a poco lo iremos dejando a nuestra izquierda, mientras atravesamos primeramente el curso del arroyo de La Garganta, embuelto por un tarajal, y después una zona de prado, que en suave ascensión nos lleva hacia un cerrado alcornocal, donde resulta fácil perder el rastro del
sendero, ya que el matorral vuelve a ser muy denso, sirva como referencia abrirnos paso por el lugar mas propicio, sin dejar de ganar altura, incluido en el momento que tenemos que rebasar una última alambrada (sin dificultades). Tras la cual, el alcornocal, nos recibe con su cara mas amable, el sendero, que casi siempre mantiene rumbo S, S-E, pasa ahora junto a un roquedo que queda a la derecha del sendero que alberga una cueva interesante y algunos restos de pintura rupestre, que alguno estuvimos intentando localizar, pero el 


grupo llevaba un alto ritmo de crucero, y en a penas 5 minutos, llegábamos al enclave conocido como el Majadal de España, donde se encuentran varias tumbas antropomorfas que aprovechamos para fotografiar.

Retomada la marcha el sendero continúa dirección S,con Los Barrios y Algeciras en lontananza, pero unos 100 m mas allá de las tumbas, el sendero gira unos 90º a la derecha, dirección O, encarando ahora un escalonado descenso por donde el sendero se ha transformado en torrentera, hasta enlazar con una pista que sin margen de error nos lleva hasta el cortijo del Sacristán (habitado y custodiado por un mastín con cadena) y justo detrás de la casa se encuentra un gran roquedo de arenisca conocido como "El Mono con el Helado" que también da bastante juego para las fotos, tanto desde el punto de vista geológico por lo curioso de sus formas, como por la magnífica atalaya que es a pesar de su modesta altitud.
Finalizada la vista a este último hito del recorrido, regresamos sobre nuestros pasos por la misma pista terriza que nos había traído hasta el cortijo del Sacristán, prolongando ahora nuestros pasos hasta la pista principal, hasta enlazar ahora sí con la misma pista principal por la que habíamos venido esta mañana, completando de esta manera el trazado propiamente dicho circular y repidiendo el primer kilómetro de ruta en sentido inverso, hasta llegar al lugar donde ya nos estaba esperando puntualmente nuestro chófer con el autocar.

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