martes, mayo 22, 2007

Sábado, 19 de mayo de 2007
IX Descenso de Las Angosturas del Guadalmina, la ruta soñada.
Un año mas nos dimos cita en Benahavis para realizar en esta ocasión el noveno descenso de “Las Angosturas del Guadalmina”, desde que viniera por primera vez con mis sobrinas en el 2002. Por aquel entonces Benahavis era sin lugar a dudas, no sólo uno de los pueblos mas bonitos de Málaga, sino de toda Andalucía, rebosante de arquitectura tradicional con sus encaladas casa y sus macetitas colgando de todos los balcones, como si de un concurso de patios cordobeses se tratara, el verde lo rodeaba por todas partes, con el Cerro de Montemayor al Suroeste, al que se subía por un bonito camino que nos ofrecía preciosas vistas de Benahavis en su primer tramo, llevándonos hasta la mismísima cumbre del cerro donde se encuentran las ruinas de la fortaleza de Ben Havis y desde se contemplaba un amplio tramo de la costa occidental malagueña, incluyendo Gibraltar y la costa de África al otro lado del Mediterráneo y al norte la Sierra de Las Nieves, con el Pico de Sierra palmitera en primera plano. Era un bonito recorrido éste de Benahavis-Cerro de Montemayor, donde no te encontrabas ni una sola edificación hoy en día, la bestial sobre explotación urbanística a la que ha sido sometida Benahavis con la especulación de terrenos rústicos y espacios naturales protegidos, convertidos en urbanos de la noche a la mañana, así como el blanqueo de dinero y la cantidad de maletines que han pasado por debajo de la mesa de su Ayuntamiento, han transformado lo que fue el precioso pueblo de Benahavis en una urbanización a gran escala, destrozando totalmente la fisonomía del pueblo, con interminables hileras de casas adosadas y villas de lujo.
Otra de las terribles consecuencias a la que ha dado lugar esta desmesurada expansión urbanística en tan corto espacio de tiempo es la cantidad de agua que se le roba al río Guadalmina, que en mis primeros años de visita (con menos lluvias de las que ha habido este año) bajaba a tope de agua hasta bien entrado el mes de mayo, incluso junio. Desde la misma carretera ya te llegaba el sonido del agua fluir con fuerza hacia Las Angosturas, “La Poza de Las Mozas” estaba a tope de agua cristalina permanentemente alimentada por una cascada que no era mas que la primera, de una preciosa sucesión de santos de agua, a través de este auténtico monumento natural conocido como “Las Angosturas del Guadalmina”, por donde hoy tan sólo pasa un hilillo de agua, en comparación con lo que aquí vimos en su día.
Y para terminar con esta breve reflexión de lo que en su día fue el modélico y precioso pueblo de Benahavis y en el monstruo urbanístico en el que hoy se ha convertido, no podríamos pasar por alto el macro-proyecto con varios campos de golf (en plural), parcialmente terminados que ya existen desde el ensanche del cauce del río Guadalmina (donde ya terminan “Las Angosturas”) hasta el mismo límite de su término municipal con San Pedro de Alcántara, robándole al río todo su caudal. Un río que salvo en caso de lluvias torrenciales, siempre permanecerá seco en su último tramo, sin que nadie pueda sospechar: que si no fuera por la sobre de su cauce, tendríamos el cuarto río mas caudaloso de la provincia después del Guadiaro, Genal y Guadalhorce.

Dicho lo cual no es de extrañar que al llegar al punto de encuentro Reinaldo y Manuela, que para no variar habían llegado los primeros, me preguntaran si yo estaba seguro de si el río llevaría agua, puesto que a pesar de lo cerca que nos encontrábamos de su cauce, no se escuchaba el mas mínimo sonido de agua y para colmo algunos tramos se veían secos. Algo totalmente impensable hasta hace pocos años y mucho menos en estas fechas primaverales. A pesar de ello, tal y como los compañeros iban llegando se iban enfundando los neoprenos que en muchos casos se estrenaban tras la correspondiente compra en “decathlon”. Pero al pasar junto a la fuente que nos había servido como punto de encuentro aprovechamos para hacernos la primera foto de grupo, mientras la gente se colocaba, nuestro ínclito amigo “Carlitos” no dudo en meterse en la fuente, a pecho descubierto (por si acaso no había agua en el río). Hecha la primera foto, giro de 180 º sobre nuestros pies, para prácticamente desde el mismo lugar hacer otra foto del grupo con las primeras paredes de las angosturas al fondo.

Nada mas bajar por las escaleras de piedra que nos conducen a “La Poza de las Mozas” se confirmaron nuestros peores temores, el río bajaba prácticamente seco, de hecho al llegar a dicha poza, que es, desde donde tradicionalmente se inicia el recorrido sólo había la profundidad suficiente para tirarse desde la piedra alta, desde donde “El Senescal de la Bahía” nos sorprendía con un doble picado invertido y Manolo Supersónico con un mortal hacia atrás y doble tirabuzón, desde las otras rocas mas bajas: Carmen, Mariluz Pies de Gato, La Corsaria de Levante y algunos mas optaron por unos saltos al estilo “Albóndigas en remojo”. Y en remojo nos pusimos prácticamente todos iniciar el resbaladizo descenso por el ya conocido “Paso del Mojón”, llamado así porque se ve que es el lugar favorito de todos los cagones domingueros que se van a abañar a “La Poza de las Mozas”. Pero afortunadamente se trata de un tramo de destrepe lo suficientemente dificultoso, como para que la mayoría de la gente se aventure a seguir bajando, razón por la cual, rara vez nos encontraremos con una sola persona ajena a nuestro grupo en todo el recorrido, salvo alguna empresa de multi-aventuras, por tratarse de un lugar aparentemente inaccesible. Unos con la ayuda de la cuerda que sostenía “El Indomable Jaime” desde arriba y otros sin ella todos fuimos bajando por el angosto embudo rocoso que nos llevaba al siguiente nivel de este descenso de las angosturas que siempre se termina convirtiendo en una “jinkana”.

Si bien el tradicional baño en “La Poza de las Mozas” es optativo, ya que se puede rodear por el roquedo, el siguiente tramo acuático que nos encontramos después del destrepe ya te obliga a meterte como mínimo hasta cintura. Aún así en esta primera parte del recorrido, cuando al río le roban bastante agua, como nos ocurrió este año, caminamos por las piedras y por las rocas del cauce sin apenas mojarnos, ya que a penas corre un hilillo y quienes lo realizan por vez primera, comienzan a dudar de que hasta que punto merece la pena esta ruta y mucho menos hacerla con neopreno. Sin embargo en esta primera parte del recorrido es donde mejor podemos observar en toda su dimensión las magníficas paredes rocosas por las que se ha ido abriendo paso el río Guadalmina a lo largo de millones de años, sin ser conscientes que vamos transitando por uno de esos ligares que son un auténtico milagro de la naturaleza.

Afortunadamente al llegar a “La Poza del Galápago” el río Guadalmina recupera parcialmente su caudal natural, ya que allí desemboca un pequeño, pero caudaloso arroyo tributario, que le llega por la izquierda y que salvamos en el camino de vuelta justo donde la acequia sigue su curso por un puente de piedra. Un poco mas abajo nos esperaba el paso del tronco atravesado, donde como siempre el brillo de la superficie del agua se refleja con suaves movimientos en las paredes de donde cuelgan helechos, jacarandas y una gran variedad de plantas de rivera, donde según nuestros expertos en botánica existen algunos endemismos. Y es que habría que recordar que para los expertos en botánica esta ruta es altamente interesante. El paso del tronco atravesado es la antesala de los dos primeros pasillos rocosos donde la profundidad del agua nos obliga a nadar, por fin empezamos a disfrutar de las angosturas en toda la dimensión de lo que ésta palabra significa. Con cada pequeño tramo que avanzamos la belleza del recorrido va superando nuestras expectativas, como refleja la sonrisa de cada uno de los integrantes del grupo.

Sin prisa, pero sin pausa, llegamos a “La Poza de la Higuera”, muy cerca ya de la mitad del recorrido, buen lugar para comer, pudiendo escoger entre cómodas rocas para sentarse y zonas de sol y sombra a gusto de cada uno, para disfrutar de un magnífico almuerzo en tan grata compañía y con el privilegio de estar en un lugar paradisíaco, entre verticales paredes rocosas, frondosa vegetación, el cántico de los pájaros y a poco que permaneces en silencio: el sonido de las constantes de goteras que caen a las pozas procedentes de las filtraciones de las paredes que nos rodean, donde todo está repleto de vida. Sólo faltaba “Carlitos” que en su “quijotesca cabalgada” hacia la gloria protagonizó la gran escapada en solitario de la jornada.

Una vez finalizado el almuerzo, abandonando el lugar casi con pereza por la inmensa sensación de paz que transmitía aquel rincón nos pusimos en marcha para llegar en pocos metros a la entrada del denominado tramo de “La Cueva”, llamado así, porque si bien no es realmente una cueva, las paredes de las angosturas están tan juntas, que no sólo es imposible ver el cielo sino que atraviesas por zonas de bastante oscuridad, al tiempo que vas nadando por la zona mas fría y profunda de todo el recorrido, bajo las curiosas estactitas que se han ido formando con el paso de los siglos, esquivando en mi caso, las abundantes goteras que caen en este paso, para no mojar la cámara con la que iba haciendo varias fotos de cada rincón al tiempo que iba nadando, para inmortalizar una vez mas, este precioso itinerario, que difícilmente puede ser superado si tenemos en cuenta la belleza y la variedad de cada uno de sus rincones en un recorrido que apenas supera el kilómetro y medio y que como tal, debe ser saboreado como un buen vino: paladeándolo cada sorbo, poquito a poco.

Todavía con el personal “alucinando pepinos” por el bonito “Paso de la Cueva” nos adentramos en el que Ferando y yo, bautizamos como “El Paso de Gollum” donde la dureza de las rocas ha obligado al Guadalmina a hacer un meandro formando un precioso recodo con varias curvas que se van abriendo paso entre grandes paredes rocosas con tanta inclinación que en muchos puntos pasamos por debajo de ellas, mientras vamos nadando, nuevamente por aguas cristalinas a gran profundidad. Para llegar mas tarde a un prolongado pasillo conocido como “El Paso de las ranas” que aunque nos acompañan durante todo el recorrido aquí las encontramos en mayor medida, hasta el punto de que casi las vas pisando y así se llega a la plataforma de la pequeña presa, donde por fin nos encontramos a Carlitos, que prudentemente no se atrevió a bajarla en solitario. En esta ocasión, no estaba la cuerda que siempre suelen dejar al pie de la tirolina, que allí se encuentra instalada por una empresa de “multiaventuras”. Pero como siempre que hacemos esta ruta, vamos preparados y Reinaldo demostró su desenvoltura y dilatada experiencia en escalada, realizando un magnífico nudo para que muchos bajáramos por ahí, mientras que otros mas osados bajaron por una cuerda negra que se encontraba al otro lado de la presa por donde aún bajaba una tímida cascada, siendo en esta ocasión: Carmen “Celia du Sao Paulo”, “La Dalia Negra”, “La Dama de Hierro” y “Darío el Magnífico” quienes demostraron las mejores aptitudes alpinistas, así como “Manolo Supersónico” que descendió e escalada libre (sin cuerdas), tal y como volvió a subir trepando como “spiderman” para poder desanudar la cuerda, echándomela desde arriba para poderla recuperar.

Sin embargo, aquí cometí un error y es que al quedarme algo rezagado en el grupo, ya no hubo manera de contactar con el grupo, para fotografiar el avance del mismo en este bonito tramo final de las angosturas, por donde podemos ver una vieja tubería oxidada que casi forma parte del paisaje, en paralelo con las angostas paredes de donde cuelgan multitud de helechos, existiendo una zona de particular belleza donde las goteras que caen al agua forman casi una pequeña ducha, que cae de forma perezosa pero constante. Por mucho que quise correr, ya no pude alcanzar al grupo hasta el final de las angosturas, justo a tiempo de rectificar el rumbo de los que ya estaban subiendo para regresar por la carretera, avisándoles de que volvieran para que subieran por la ladera contraria, que aunque muy escarpada y casi campo a través, con infinidad de matorrales de espino, donde mas de uno/a se acordó de mi madre, nos lleva ras remontar un desnivel de unos 40 m. a una preciosa acequia, por donde regresamos tranquilamente hasta el punto de encuentro caminando durante todo el recorrido por el agua que lleva y que ha creado a su alrededor un ecosistema de una frondosa vegetación subtropical, con rincones de gran belleza, como el paso por el puente de piedra o las zonas por donde s abre paso entre la roca viva.

Al llegar a los coches nos despedimos de “La Dama de Hierro” y “El Senescal de la Bahía” que ya se tenían que marchar. Mientras que el resto del grupo dimos un pequeño paseo por Benahavis, para que lo conocieran los/as compañeros/as que nunca habían ido por allí y para finalizar nos tomamos la ya tradicional copa de despedida, donde además de aprovechar para recordar las próximas salidas, nuestro amigo Manolo “El Niño de Nervión” que debutaba con nosotros aquel día: nos deleitó con una pequeña muestra de su repertorio de chistes con un arte que ya quisieran los grandes maestros del “Pelotazo de Canal Sur Radio”. Y con la sonrisa que siempre te deja en la cara el haber disfrutado de una bonita ruta, además de la improvisada sesión de chistes, nos despedíamos en las calles de Benahavis hasta la próxima.

viernes, mayo 18, 2007

Dom. 13 de mayo de 2007
PR. A-138 Istán-Ermita de San Miguel (versión extendida hasta la orilla del pantano de La Concepción)
Bonita ruta para realizar en familia, en la que nos dimos cita unas 20 personas, incluidos los 7 niños pequeños que venían y un par de abuelos que dejaron bien alto el pabellón.


El día coincidía con varias carreras populares que ese día se celebraban en Istán, empezando la primera a la misma hora que habíamos quedado en “La Plaza del Calvario”, pero no hubo problemas para que todos estuviéramos en el mencionado punto de encuentro a las 11.30 am. desde donde empezamos a caminar ascendiendo en dirección este, es decir hacia el Polideportivo, adentrándonos poco después por un bonito paseo panorámico denominmado "El Coto", cuya entrada está enmarcada por un gran panel que anuncia el “P.R. A-136 Istán Cañada del Infierno”, se trata de un corto tramo de apenas 300 m. que reune la esencia de Están con bonitas vistas del pueblo y el Valle del río Verde con vistas a la Sierra Parda y mas cercanos a nosotros fincas repletas de árboles frutales escalonadas en bancales, vistas de las que vamos caminando por este precioso paseo empedrado, con rústico muro de piedra por un lado y rudimentaria barandilla de madera por otro, bajo la sobra de tremendos alcornoques y en paralelo a una acequia alimentada por una fuente de agua potable situado justo antes de un corralón con ocas y otras aves que hicieron las delicias de los pequeños, todo ello, justo antes de volver a unirnos al camino principal que se dirige hacia el conocido paraje de “El Nacimiento” con la imponente silueta del “Picacho” al fondo.

Si bien nosotros, nos desviamos a la derecha por la pista asfaltada que nos lleva al “Hotel Altos de Istán” situado al pie del espectacular “Picacho” donde ya nos esperaban nuestros grandes amigos Fernando y Ana, con su hijo Dani, el benjamín del grupo con tan sólo 3 años que ese día estrenaba su indumentaria del “Comando Preston”, nada mas dejar atrás el hotel, tomamos el camino viejo de Marbella que es el que tomamos en dirección sur, sin margen de error con las cumbres de sierra Blanca y Canucha a nuestra izquierda y en menos de un kilómetro llegamos a un pequeño puertecillo, con varias flechas indicativas recordándonos que a la derecha tenemos el camino hacia la “Ermita de San Miguel”, rápidamente llegamos a un bonito mirador desde el que tenemos una de las mejores panorámicas posibles del Pantano de la Concepción, donde se hizo la primera gran parada del camino y donde mas de uno, no dudo en comerse su bocadillo y tras una prolongada pausa, descendimos a través de pequeñas rampas por varios bancales donde nos encontramos con un área recreativa con sus mesas, sus fuentes y las correspondientes zonas de barbacoa, en la última plataforma se encuentra la pequeña “Ermita de San Miguel” parcialmente excavada en la roca, donde no faltó alguna que otra plegaria para que el “Sevilla F.C.” volviera a ganar la Copa de la U.E.F.A. que tres días mas tarde jugaría contra el “Espanyol” y que terminó cumpliéndose.

La jornada discurría a buen ritmo, gracias al trepidante ritmo que llevaban los niños y que estaba contagiando a los mayores y como además el cielo estaba parcialmente cubierto y hacía una temperatura muy agradable, decidimos continuar por el “P.R. 137 Istán-Camino de la Cuesta-Ermita-Istán”, aunque en sentido inverso, es decir, desde la ermita donde nos encontrábamos, bajar al Pantano, por el carril que teníamos al tro lado de la carretera, unos 50 m. mas abajo dirección Marbella, desde donde empezamos a descender por una cómoda y bien marcada pista terriza con sus balizas amarillas y blancas, ofreciéndonos preciosas vistas del pantano, que conforme íbamos bajando cada vez teníamos mas cerca. A media bajada, teníamos otro carril a la derecha algo abandonado, invadido parcialmente por la maleza, al no encontrar ninguna baliza amarilla y blanca en la entrada, continuamos por el camino mas marcado que era el que se dirigía al pantano, a cuya orilla llegábamos quince minutos después justo al final del camino. Pero al llegar allí mi perro “Chuky” que había destrozado la correa el día antes, no dudó en meterse de lleno en el pantano y empezó a corretear en circulo sacudiéndose el agua como loco, pasando en dos ocasiones por encima de un amplio mantel que estaba desplegado sobre el suelo con la comida puesta, por un par de familias que se encontraban allí tranquilamente pescando y que se cabrearon bastante, a pesar de que cogimos al perro rápidamente, pidiéndoles disculpas y explicándoles lo de la ruptura de la correa el día antes y la imposibilidad de comprarla un domingo. Sin embargo, había un tío que se puso hecho una fiera y para evitar males mayores tuve que coger a “Chuky” y reemprender el obligado descenso por el único camino posible antes de que el resto del grupo tuviera que iniciar la ascensión despidiéndose de tan bonito paraje a orillas del pantano.

Obviamente al llegar a la bifurcación anteriormente mencionada que a la bajada quedaba a la derecha y a la subida a la izquierda, mientras esperábamos a los compañeros/as que venían subiendo la cuesta sudando la gota gorda y acordándose de mí. Comprobamos que si bien no había ninguna baliza indicativa a la entrada del camino, como debería, si había una semioculta por la maleza a unos 10 m. del camino, que de haberla visto, mientras íbamos bajando, nos hubiera llevado en poco mas de un kilómetro a la orilla del pantano, pero mucho mas cerca de Están a donde habríamos llegado tras remontar el denominado “Camino de La Cuesta” que le da nombre al “P.R. A-137” que paradójicamente completó con éxito una guía de montaña austriaca que empezó con nosotros la ruta y que siguió mis indicaciones en la que me pedía que le propusiera una asequible y entretenida ruta circular de unas dos horas para realizar en las próximas semanas con un grupo de unas 20 personas.

Al final, tuve que renunciar a mis intenciones de retomar el P.R. A.137 del “Camino de la Cuesta” para completar la ruta circular, ya que aunque habíamos encontrado el camino bueno, implicaba volver a bajar al pantano y hacer la subida entera hasta Istán y al ir con los niños y algunos mayores que estaban tocados se optó por regresar por el mismo sitio, llegando a Istán con tiempo suficiente, para almorzar, en el bar que se encuentra junto a la iglesia del pueblo, unos tapeando en la barra, otros de menú en las mesas…

A pesar del contratiempo del cruce de caminos y el incidente del perro una bonita jornada senderista, donde al final curiosamente los niños y los abuelos fueron los grandes triunfadores, junto con “Dani” que fue llevado en hombros estoicamente por sus padres durante la mayor parte del camino, así como José Miguel, durante un buen tramo de la interminable cuesta.

MORALEJA: Si bien hay una máxima que dice en caso de duda (cuando llegues a una bifurcación), escoge siempre el camino principal, como añadiría posteriormente Fernando debe prevalecer siempre la de “nunca cojas el camino que desciende fuertemente”.

Crónica y fotos: Juan Ignacio Amador

jueves, mayo 17, 2007

II Travesía Sierra de las Nieves
12 de mayo de 2006

Quejigales-El Burgo (30 km. de pinsapares por La Reserva de la Biosfera)

El día 12 de mayo de 2007, sábado para más señas, amaneció con un cielo azul intenso, mecido por una inapreciable brisa de poniente, lo que nos auguraba paisajes y horizontes inmensos. Como en toda gran ocasión, se respiraba un ambiente cargado de emoción, la típica de las grandes ocasiones, y es que no era para menos, nos esperaba una dura jornada montañera en la que atravesaríamos de una punta a otra uno de los espacios naturales más singulares del Sur peninsular: La Sierra de las Nieves.
A pesar de coincidir con la prestigiosa prueba de los 101 Km de la Legión, en la que por cierto, participaron un buen número de Pasos Largos; 33 senderistas nos dimos cita en la estación de autobuses de Ronda para dirigirnos al área recreativa de Quejigales, punto de partida de esta nueva aventura.

Son las 9,45 h cuando iniciamos la marcha buscando el puerto de los Quejigales, a nuestra derecha quedaba el sendero de uso público que se dirige al pico Torrecilla (1.919 m), máxima altura de Andalucía occidental. Estamos bordeando el macizo de la Sierra de la Nieve, llamada así en alusión al desaparecido negocio de los neveros; aunque ahora son los viejos pinsapares rondeños, asentados en las cañadas que se desprenden de la zona de cumbres, los que llaman nuestra atención. La fuente de Molina es suficiente excusa para hacer una paradita a la par que descubrimos en la margen contraria, una placa que homenajea a Francisco Molina, primer guarda de los que fueron montes de propios de Ronda "Monte El Pinsapar", cedidos al estado en condonación de una deuda municipal; posteriormente pasaron a ser gestionados por la Junta de Andalucía.

Tras el monolito y placa, aún son visibles los amontonamientos de piedras que antaño formaron la choza de Frasquito, como cariñosamente era conocidoProsigue la marcha hasta Los Coloraillos, lugar privilegiado a modo de balcón natural, con excelentes vistas, y acolchado por un manto verde que invita a sentarse, cosa que hicimos para tomar el desayuno. Pronto nos adentramos en las fragosidades del pinsapar de los Hoyos de la Caridad, siendo testigos de nuestra presencia los retorcidos y enormes pinsapos que proliferan por doquier. La cueva Oscura o del Manijero precede al vertiginoso tajo del Canalizo y su refrescante fuente, donde una nueva parada anima a tomar fuerzas para superar el desnivel más importante de la jornada.

Tras varios zigzagueos alcanzamos el puerto del Canalizo (1.560 m), punto más alto del recorrido, el cual nos abre nuevas perspectivas a la sierra, sobre todo a la cañada de las Ánimas, cubierta por un espeso pinsapar que escala hasta la casi la mismísima cumbre de Cerro Alto (1.804 m). Desde este punto se retoma el sendero que rodea el Cerro Alto de Yunquera o La Peñilla (1.685 m); otro, por el contrario, sube por la Cuesta de la Lastra hasta la base del Peñón de Enamorados (1.780 m). En los siguientes tramos andamos por una trocha algo indefinida, teniendo a vista de pájaro el inconfundible Peñón de Ronda (1.289). La presencia unos pequeños rodales de pinsapos, nos advierte de la cercanía del puerto del Hornillo, el cual alcanzamos sin mayor problema. En este punto nos reagrupamos, mientras observamos a nuestra derecha el Anden de la Cuchara y la suave silueta del cerro del Cuco, por donde discurre el sendero que baja al Puerto del Saucillo. A nuestros pies se alarga la loma de la Chaparrera, que es recorrida por un sendero que se desprende a la izquierda atravesando el conocido pinsapar de Cubero, por la otra ladera desciende la vereda que vamos a tomar y que nos llevará a recorrer la cañada de la Cuesta de los Hornillos, conocida en la cabecera como cañada de Bellina.

Casi sin darnos cuenta nos adentramos en un joven, y es que los abetales yunqueranos, masacrados sistemáticamente durante siglos, comienzan a recuperar unos terrenos que jamás debieron perder.
El siguiente hito es la confluencia con el sendero del Puerto de Bellina, pero antes admiraremos uno de los pinsapos del catálogo de árboles notables de Málaga, el conocido como Moreno. Al fondo ya se atisba el Tajo de Alberca o de los Artilleros, donde hace años anidó el alimoche, sin embargo, sobre altos riscales se yerguen un par de figuras humanas, enfundadas ambas en una elástica naranja que no nos es del todo desconocida; ¡¡ albricias, cierto es!! Nuestros compañeros Juani y Sean nos observan desde tan privilegiada atalaya haciéndonos propensos saludos que recibimos con gran alegría y alborozo. Cuando parece que el grupo está al completo, vemos aparecer entre los cedros y pinsapos a Ramón, amigo montañero de Écija, que se une a la gran comitiva. Tras los abrazos y saludos de rigor emprendemos la marcha cruzando la cañada de la Cuesta de los Hornillos, por la zona denominada: la Roaera de la Manchón.

Tras adentrarnos por momentos en el pinsapar de Cubero, tomamos una bifurcación a la derecha que nos conduce al puerto de las Camaretas, custodiado por su cerro homónimo de (1.285 m). Otro breve descenso nos conduce al lecho de la cañada, siendo visible el tajo de Alberca en toda su salvaje magnificencia. Metros después sorteamos una de las paredes del tajo a través la Colaílla o la Pasadilla, para introducirnos en el pinsapar de la Chaparrera. Casi sin darnos cuenta y con el hambre haciendo mella en los estómagos, dejamos en un margen del camino la fuente de la Chaparrera y el sendero que se desprende hacia el puerto del Pilón de las Tres Puertas y Puerto del Saucillo. La cueva del Agua nos recibe con su fuente de agua algo paupérrima, dado el triste hilillo que fluye, y la sombra que proporciona esta enorme oquedad, que fue hasta fechas recientes el habitáculo perfecto para un vivero forestal. Ni dicho, ni hecho, todos callados y a comer, que es hora.

Hemos cubierto la mitad el recorrido, los cuerpos serranos están algo cansados y el calor, más de la deseable, se hace notar. Nos cubrimos de ánimo y valor y retornamos al camino. Descendemos por la pista forestal durante unos metros, atrás dejamos las instalaciones del vivero y poco tiempo después tomamos un sendero a nuestra izquierda que nos lleva rápidamente al puerto de la Paloma. Cambiamos de vertiente y una vez más nos encaminamos a la cañada de la Cuesta de los Hornillo, conocida en este tramo como Barranco del Monje. El descenso entre la sombra de los pinares es trepidante y desembocamos en un sendero, que forma parte del GR-243 Sierra de las Nieves, un recorrido al que le quedan algunos cabos por atar, pero señalizado en su totalidad, cuyo diseño y ejecución llevó a cabo nuestra asociación durante estos últimos años; esperemos verlo muy pronto homologado. Cruzamos otra vez la cañada y emprendemos una corta pero pina subida hasta el puerto de Huarte, donde se impone una parada para retomar fuerzas y reagruparnos. Estamos dando vistas a la cañada de la Encina, desde aquí oteamos el cerro de las Camaretas, con un perfil mucho más agreste del que vimos antes, y en el otro margen de la cañada nos sorprenden unos altivos picachos llamados en su conjunto como el Filar de los Ermitaños, bajo éstos y a modo de jardín queda una parcela de frutales, sobre todo de cerezos, que rodean un rancho incrustado en la roca, aunque no es visible desde nuestra posición, conocido como Casa de Huarte.

Soportando como podemos las altas temperaturas, reanudamos la marcha, sorteando algunas bocas de minas debidamente cerradas por mallas metálicas, ya que son bastantes profundas. Según las fuentes consultadas, fueron de galena antimonial, aunque tampoco fue desdeñable la producción de estaño, que se hacia llevar en caballerías hasta la fábrica de hojalata de Júzcar, todo esto en tiempos de Felipe V, hace años ya. Dado que no íbamos muy bien de tiempo, desistimos de visitar sus interesantes altos hornos, para otra ocasión será. Tras caminar un buen rato por el mismo lecho de la cañada, subimos la pequeña pero dura rampa que da acceso al área recreativa de los Sauces, lugar elegido para tomar un bocado y llenar nuestras cantimploras. Por suerte, nuestro compañero Rafa Ríos, reciente operado de su maltrecha rodilla, se desplazó en su furgoneta hasta el lugar, para asistirnos con unas garrafas de agua y llevar a quien se sintiera indispuesto. Con toda la tristeza y pena del mundo, el indomable y carismático Juani, todo pundonor y corazón, decidió regresar con Rafa, los fuertes dolores en su talón le privaron de continuar con el grupo, pero persona tan grande y buena como el no podía irse así sin más, así que con el buen humor que le caracteriza, amenizó los tramos que andamos por el carril hasta el puerto de la Mujer, radiando a modo de Vuelta Ciclista a España y con un estilo que ya quisieran los Prats, las incidencias del trayecto. La Dulce Celia y Darío el Magnífico acompañaron a nuestro Comandante en el viaje motorizado. El grupo retomó el camino hasta el mencionado puerto de la Mujer, antes pudimos refrescarnos en las limpias aguas del arroyo de la Fuensanta. Después obviamos el carril que se dirige al área recreativa de la Fuensanta y comenzamos a subir por la pista que nos conduciría al antes mencionado puerto de la Mujer.
Aquí se produce otro de los momentos emotivos de la jornada, ya que las 14 mujeres de la expedición se fotografían junto al mosaico que señala este hito del camino. Abandonamos el carril y de nuevo vamos a un sendero de uso público, esta vez el que viene de El Burgo discurriendo por las lomas que separan al río de El Burgo o Turón del arroyo de la Fuensanta, afluente de este último.
El Burgo ya aparece en lontananza, lo que nos ánima a aumentar el ritmo de la marcha, de todos modos y dado que vamos bien de tiempo, podemos hacer pequeñas paradas para admirar el paisaje y contemplar un importante porcentaje del terreno recorrido, siendo visibles las inconfundibles siluetas del Cerro Alto de Yunquera y Peñón de Enamorados, además del Tajo de Alberca y los pinsapares yunqueranos. El puerto de los Lobos marca la confluencia con el camino al área recreativa de la Fuensanta, desde aquí tomamos un carril que nos llevara a nuestra ansiada meta, El Burgo, la cual alcanzamos a las 20,40 h, después de haber recorrido 30 Km. Al son de unas merecidas cervezas, brindamos por la inolvidable jornada vivida y nos conjuramos para repetir otras experiencias; siempre en las montañas, en nuestras querida montañas.


Crónica: Rafa Flores

viernes, mayo 04, 2007

Ascensión al pico Mágina (2.164 m) y Peña Jaén (2.147 m)

Capítulo 7, "Pico Mágina" (2.164 m.) y Peña Jaén (2.147 m.)
Parque natural Sierra Mágina (Jaén)
Mágnífica jornada montañera compartida con 28 compañeros procedentes de toda Andalucía
Episodio 1, Bienvenidos a Cambil: 
Tiene la provincia de Jaén grandes pueblos rebosantes de historia y tradición como Úbeda, Baeza, Linares, Andujar, Bailén, además de su capital. Sin embargo, muchos mas aún son los pueblos que le quedan al viajero por descubrir en esta interesantísima provincia que además de ser la mayor productora del mundo en aceite de oliva, podría competir con la mejor en arte, en historia, en gastronomía, en fiestas populares y en parajes naturales de extraordinaria belleza. Todos estos y algunos mas son los alicientes que ofrece al visitante el pueblo de Cambil, situado en a 780 m. sobre el nivel del mar, ubicado en la falda suroeste de “Parque Natural de Sierra Mágina” de donde proceden los tres arroyos que se unen en Cambil, para formar el río Guadalbullón, que atraviesa todo el pueblo como si de una “pequeña Venecia” se tratara y que no es otro que el mismo que nos acompaña en paralelo por la autovía N-323 desde la “Salida de Cambil” hasta Jaén capital y continúa acompañándonos 40 km mas allá, dirección norte, paralelo a la autovía , siempre a nuestra derecha, hasta desembocar en el Guadalquivir, a la altura del “Embalse de Mengíbar”.
Otro de los elementos que enamora al visitante a primera vista son sus imponentes tajos a cuyos pies se encuentran sus encaladas casitas en perfecta armonía con el bello paisaje que lo rodea. Sobre los dos tajos mas altos se encontraban ubicadas las dos fortalezas musulmanas a modo de inexpugnables “nidos de águilas”. Las fortalezas de “Qanbil y Alhabar”. Al parecer lo que hoy conocemos como Cambil, estaba dividido en sus orígenes en estas dos pequeñas fortalezas, separadas por el río y complementadas con algún refuerzo. Aunque de aquella época tan sólo nos han quedado sus ruinas, sus dos fortalezas permanecerán inmortalizadas para siempre con sus dos torres luciendo orgullosas en el escudo heráldico de la ciudad.

Una de las cosas que mas me sorprendió de Cambil fue ver a tantos niños jugando por las calles de esta localidad que cuenta con 3.308 “cambileños” según el último censo de población realizado en 2006. Así como la plaza del pueblo donde además del Ayuntamiento, se encuentra una sobria iglesia en piedra que mas recuerda al estilo románico que al típico barroco ó mudéjar andaluz. También nos llamará la atención un impresionante árbol, cuyo tronco puede superar fácilmente los 5 m. de diámetro y como pequeña curiosidad, al otro lado de la plaza, existe un muro de piedra donde nos encontramos con dos mosaicos: en uno de ellos nos encontramos con todos los pueblos que se encuentran alrededor de Sierra Mágina y en el otro la misma localidad de Cambil y su entorno. La estratégica iluminación artística proyectada sobre la iglesia, así como sobre sus tres almazaras y los tajos que presiden este precioso pueblo, nos hacen sentirnos en un escenario digno del mas hermoso portal de Belén.
Respecto a su historia, aunque los testimonios arqueológicos mas antiguos, encontrados dentro de su término municipal, concretamente en el “Túnel de Santa Lucía” (N-323 Granada-Jaén) datan de la Edad de Bronce (II milenio a. C.), además de sarcófagos y columnas romanas en la aldea de Arbuniel. Hay que remontarse al s. XII, para encontrarnos con el primer documento escrito de la localidad de “Qanbil” bajo dominación musulmana.
En 1315 el infante don Pedro, tío de Alfonso XI arrebata y ocupa los castillos de Cambil y Alhabar a los musulmanes. A partir de este momento aparecerán frecuentemente citadas en el contexto de las luchas fronterizas entre el reino nazarí y Castilla. En 1365 vuelve a ser conquistada por los musulmanes y tras varios ataques esporádicos, fue definitivamente conquistada en 1485 por los Reyes Católicos.La conquista de estos dos estratégicos baluartes militares no fue empresa fácil, pues se hizo necesario el cerco formado por un ejército de 6.000 hombres provenientes de Jaén y en el que se empleo, por primera vez en la península, la artillería de forma masiva. La conquista de estos dos castillos, Cambil y Alhabar, dejaba expedito el camino hacia Granada.Los Reyes Católicos en agradecimiento a los vecinos de Jaén por su participación en la conquista, determinaron que la aldea de Cambil pasase a formar parte de la administración del Concejo de Jaén. Situación que se prolongó hasta el 19 de abril de 1558, fecha en la que Felipe II emancipa a Cambil de la tutela administrativa de Jaén.
Para corroborar la buena fama que tienen los cambileños de gente educada y respetuosa con el forastero, como por ejemplo la familia propietaria del “Café-bar Monzó” que resultaron ser unos magníficos anfitriones, disfrutando de una suculenta cena todos los compañeros de aventura que allí nos dimos cita la noche antes de subir al Pico Mágina, con suculentos y humeantes platos caseros estábamos sentados a la mesa: Reinaldo “El Senescal de la Bahía” junto a Manuela “La Dama de Hierro” desde Rota, Cádiz, que fueron los primeros en llegar, después de haber pasado toda la mañana en la zona norte del Parque Natural de Sierra Mágina para coronar el emblemático “Pico Aznaitín” donde les cayó una granizada que no olvidarán jamás. Directamente desde la Feria de Abril, sin a penas haber dormido nada en las últimas 48 horas: 

“El Indomable Jaime”, Magda “La Pimentonera de Águila”, “Serpa Carmona”, Francisco Javier “El Huevo” y Fran “El Zorro” y para completar el grupo de comensales, desde distintos puntos de la provincia de Málaga: “La Dulce Celia”, “Darío el Magnífico”, “La Rosa de Casarabonela”, Fernando y Ana “Los Duques de Juanar”, Sean “El Canadiense Errante”, Ruth “La Ninfa del Pisuerga” y Juani “Comandante Preston” que disfrutamos de una cena histórica por unos 12 €, después de una doble ración de bebidas. Alguno se tomó hasta dos postres, incluyendo un “bombón almendrado” que tuvo unos sonoros efectos secundarios que retumbaron camino del “Hostal Monzó” como si se tratara de la famosa “Tamborá de Cambil”. Pero antes de salir del “Café-bar Monzó” que curiosamente hace las veces de recepción del hostal que lleva el mismo nombre varios miembros del grupo se tomaron varios “pelotazos” de a 2,50 € el cubata de “Ron Brugal” (sin garrafón), y otras bebidas potentes que tuvieron su continuación en el cercano “Pub Zipi-Zape” donde hicimos escala antes de disfrutar de un magnífico descanso en el hostal, donde curiosamente el huésped tiene a su disposición, una magnífica enciclopedia sobre la provincia de Jaén, que me sirvió como lectura de cama, escogiendo el capítulo de Cambil para conocer un poquito mas del lugar donde nos encontrábamos.Disfrutando a la mañana siguiente de un buen desayuno en el mismo lugar donde habíamos cenado la noche anterior y a donde fueron llegando puntualmente todos los compañeros que a la postre completarían el grupo de esta interesante expedición para subir al “Pico Mágina” y que tuvo como punto de encuentro la localidad de Cambil, de la que prácticamente quedamos enamorados todos los que allí habíamos llegado, incluyendo la idílicas imagenes de abuelos con sus borricos.En la imagen el Cortijo de los Prados
 Episodio 2, La importancia del GPS en terrenos desconocidos: 
Salíamos de Cambil con la convicción de que encontraríamos fácilmente el acceso al carril por el que nos adentraríamos en Sierra Mágina desde el sur. A penas acabábamos de sobrepasar los primeros 5 km (dirección Huelma), cuando llegamos a un pequeño tramo de antigua carretera que salía a la derecha para volver a unirse a la principal unos 60 m. mas allá. El lugar coincidía con el punto por donde teóricamente se accede a Sierra Mágina desde el sur, pero el único acceso que veíamos desde allí era un precario carril, muy estrechito que se adentraba por un olivar tras una fuerte pendiente sin ningún tipo de señalización. Acostumbrados a los grandes paneles ó cartelones de “Parques Naturales”, nadie imaginó a primera vista que aquel fuera el camino bueno, hasta que el ya famoso GPS de Reinaldo “El Senescal de la Bahía” dictó sentencia, confirmándonos que ese era el camino. Tras 4 km. llegamos a la antigua fortaleza musulmana de “El Castillo de Mata Begid” (1.113 m.) desde donde algunos compañeros, ansiosos ya por empezar, pensaron que ya podíamos echarnos a andar. Sin embargo, tras una rápida verificación en la que comprobamos que aún faltaban, como mínimo 5 km. para llegar al teórico punto de partida situado en el “Cortijo de los Prados”, que según la guía que teníamos como referencia venía indicado en el mapa con una casa dibujada, quedando a mano izquierda del carril. Cuando pasamos a la altura de los 1.380 m. donde en teoría debía encontrarse dicho cortijo, sólo nos encontramos una alberca, sin el mas mínimo indicio de cualquier edificación ó ruinas que nos sirviera como referencia, como tampoco ninguna senda o señalización a la derecha que nos pudiera servir como referencia para empezar a subir a la zona alta de la sierra, que ya llevábamos en todo momento a nuestra derecha (este). De hecho, tal y como nos señalaba nuestro mapa, ya estábamos justo a la altura de la tremenda mole piramidal de “Peña Jaén”. No obstante, continuamos decididamente, sin prisas pero sin pausas carril arriba hasta que llegando a los 1.500 m. de altitud, decidimos aparcar junto a un pequeño prado donde los coches pudieran dar la vuelta ó bien estacionar allí definitivamente. Por deducción lógica estaba claro que ya nos habíamos dejado atrás el teórico punto de partida ubicado en lo que un día fue el “Cortijo de los Prados”. Sin embargo, a pesar de que los 28 miembros de esta salida nos encontrábamos en “territorio comanche” (zona desconocida), una cosa estaba clara, el carril donde nos encontrábamos formaba parte del camino de vuelta. Así que tras reunión de urgencia del “Comité de Sabios” y tratándose de una ruta circular, ¡¿qué mas daba hacerla en sentido contrario al que habíamos previsto en un principio!?. (Como dijo el “Serpa Carmona”: “¡Propiedad Conmutativa total!”).
Tras una inicial rectificación, nos pusimos a caminar, dirección nordeste con la colosal pirámide de “Pico Jaén” a nuestra derecha, no tardó en avisarnos “El Senescal de la Bahía” de que pronto nos encontraríamos con otra pista, por la falda de la sierra, pero a mayor altura de donde habíamos empezado. Definitivamente, ya estábamos en el buen camino, sin embargo, no se veía el menor indicio de una senda o panel informativo, no sabemos si por tratarse de un área de reserva (cuyo salvoconducto ya teníamos) ó por ser un Parque Natural recién homologado y estar aún muy virgen, pero el caso es que de momento, no veíamos el mas mínimo resquicio medianamente transitable para poder acceder a la zona alta de la sierra.
El primer hito destacable del camino fue un pilar para el ganado bovino con el que nos encontramos, justo antes de llegar al mencionado carril, por el que posteriormente llegaríamos a una preciosa pradera, cuyo manto verde contrastaba con el gris y blanco de las tremendas moles calizas que nos rodeaban. Ya que todavía no habíamos hecho la tradicional foto de grupo al comienzo de la ruta, escogimos este precioso lugar para hacer la primera foto de grupo, aprovechando el primer reagrupamiento. Y por el tapiz de aquella magnífica pradera continuamos caminando dirección nordeste con las grandes moles de Sierra Mágina siempre a nuestra derecha. 
Foto de grupo con Peña Jaén al fondo, última cumbre que coronamos aquel día.
Entre los grandes nubarrones que poco a poco iban oscureciendo el cielo de aquella mañana que había amanecido despejada y la grandiosidad del escenario que nos rodeaba y caminando sobre aquella hierva tan verde, sólo hubiera faltado el sonido de una gaita para pensar que estábamos en Escocia, caminando por los “Highlands”, como en el comienzo de la película “Los Inmortales”.
Episodio 3, La “Senda Anopea” (1)Al fondo vemos el cerro Ponce.
Continuando por el carril, parcialmente cubierto de hierva y en las proximidades de “Puerto Mágina” no tardamos en encontrarnos a dos “homo sendericus” que parecían conocer el terreno, a los que obviamente le preguntamos por la vía de acceso mas cercana para llegar a la zona alta de la sierra, que hasta ese momento, llevábamos paralela a nosotros. Al indicarnos un acceso algo lejano al lugar donde nos encontrábamos, seguramente el que llega directamente al “Refugio Miramundos” desde el “Refugio del Aguadero” (que ya nos quedaba muy a desmano), le preguntábamos si tenían alguna referencia para llegar arriba desde la cañada donde nos encontrábamos a lo que contestaron, que jamás nadie había subido por allí. Pero no sabían con quienes estaban hablando y ya que al parecer no había ni una sola baliza indicativa en toda la sierra “¿por qué no abrir una nueva vía?” y poco a poco las “unidades de élite” fueron tomando posiciones en la cabeza del grupo mientras el resto del pelotón avanzaba a buen ritmo, aunque con “el chicle” estirándose cada vez mas, atrás quedaban las verdes praderas y conforme íbamos ganando altura el terreno se volvía mas y mas pedregoso, con algunos pequeños espacios de tierra entre bloque y bloque de roca caliza y así llegamos a reagruparnos una vez superado el primer collado.
Sin embargo, nada mas llegar la cola del grupo, a penas se le dieron unos segundos de respiro y otra vez estábamos en marcha con lo cual las diferencias hasta el siguiente collado se hicieron mas grandes, quedándonos algún que otro compañero de puente para animar a los que iban en la cola del grupo subiendo como podían por las rampas cada vez mas empinadas, con la única referencia de la estela que habían dejado los compañeros de adelante guiados por su instinto montañeros y difuminados tramos de senda de cabras. Y poco a poco fueron llegando: Encarni “La Corresponsal de la Bota Viajera”, Magda “La Pimentonera de Águila”, en pleno proceso gripal y sorprendentemente un Carlos Tapia “El Aprendiz de Mago” muy por debajo de su habitual estado de forma en la primera parte de aquella jornada. Reagrupándonos poco después con todo el grupo en la siguiente cornisa. Aquí sí hubo tiempo para un “kit-kat” y algo mas.
Con renovadas energías, nos volvimos a poner en marcha y aunque la fuerte pendiente no daba tregua, al mismo tiempo nos animaba bastante el comprobar por los altímetros, como íbamos ganando altura con rapidez. Ahora sí que, aunque en fila india, avanzábamos mucho mas unidos con la gratificante sensación que siempre se tiene al comprobar la altura que ya llevas conquistada cada vez que te tomas un respiro para girarte y mirar abajo. Antes de darnos cuenta llegamos al collado, un precioso paso encajonado entre dos pequeñas paredes, donde nos encontramos dos grandes manchas de nieves que el “Aprendiz de Mago” aprovecho para sacar varias fotos a ras de suelo tal como iban subiendo los compañeros, llegando así, casi sin darnos cuenta, a la crestería.
(1) Senda Anopea: Senda secreta (tan sólo conocida por los espartanos y focidios) que comunicaba el paso de las Termópilas con las proximidades del Campamento que ocupaba el tremendo ejército de Jerjes. Una vez que un traidor de entre los griegos, comunicó la existencia de esta senda al mismísimo “Rey Jerjes”, este ordeno a su cuerpo de élite conocido como “los inmortales” que avanzaran por esta senda hasta llegar a la retaguardia de los espartanos y aniquilarlos, para atacarles a modo de tenaza entre ellos y único frente hasta entonces existente que ya llevaba dos días abiertos. Resultando “el descubrimiento” de esta senda, definitivo para la victoria de los persas.
Episodio 4, Por la Crestería de Sierra Mágina 
Nada mas dejar atrás el collado anteriormente mencionado, después de haber superado las fuertes pendientes rocosas que habían quedado atrás, llegábamos a un tramo de crestería, que se nos presentó como una zona muy dócil, salpicada de pequeños picachos todos de similar altura y comunicados entre sí por pequeños circos colonizados en gran medida por el reino de la “planta tapizante”, donde destacaban algunas manchas de nieve a modo de islas. Mientras iba llegando la cola del grupo, la avanzadilla encabezada por “Dario el Magnífico” aprovechó para coronar el primer pico destacable de las proximidades, llegando el primero a todas las cumbres en aquella jornada. Encima de la pequeña pirámide pudimos distinguir al “Indomable Jaime”, “El Canadiense Errante”, “El Huevo”, “El Zorro”, “El Serpa Carmona”, Miguel “El Hombre que sabía demasiado”, Ruth “La Ninfa del Pisuerga” y el mismísimo “Mago Gandalf” que minutos mas tarde se llevaría una grata sorpresa al comprobar el magnífico estado de conservación de uno de los neveros que nos encontramos por allí.
Sin embargo, ese primer pico, suponía un pequeño desvío a nuestra izquierda, es decir dirección nordeste, cuando en realidad, según el mapa que llevábamos y el fantástico GPS del “Senescal de la Bahía” nos recordaban que precisamente había que desviarse hacia la derecha, siguiendo la dirección “suroeste”, siguiendo en todo momento la cresta, por donde fuimos coronando, cada pequeño picacho que sobresalía a la voz de “un, dos, tres por mí y por todos mis compañeros”, sin tener la certeza de cual era el mas alto, ya que íbamos caminando alrededor de los 2.100 m. con mínimas diferencias entre un pico y el siguiente, hasta que llegamos al “Pico Mágina” (2.164 m.) que pudimos reconocer gracias a su punto geodésico y la altitud exacta que marcaban altímetros y GPS. Allí nos hacíamos la foto de rigor todos los compañeros de esta expedición, con la bandera de Andalucía, como emblema representativo de nuestro programa “Los 8 techos provinciales de Andalucía”, (celebrando así nuestra conquista del techo de Jaén, nuestro séptimo cielo provincial).En circunstancias normales hubiéramos escogido el “Pico Mágina” para el almuerzo montañero, pero los amenazantes nubarrones que se dirigían directamente hacia nosotros, nos hicieron proseguir por la crestería, dirección suroeste, para alcanzar la segunda gran cumbre que teníamos prevista coronar “Peña Jaén” (2.147 m.): la imponente pirámide que tan poderosamente nos había llamado la atención a todos al comienzo de la ruta, a la que llegamos, después de rodear una especie de ciclópeo anfiteatro formadas por grandes bloques calizos, ubicado en su ante cumbre por la cara este, que nos sirvió de plataforma para poder coronar tan formidable pirámide. Mientras la mayor parte del grupo, empezaba a escoger su lugar para descansar y devorar sus viandas, los “Duques de Juanar” estuvieron atentos al quite, haciendo de puente para evitar que “La Dulce Celia” se perdiera cuando ys estaba a punto de tomar una senda equivocada. Tras esta pequeña anécdota, disfrutamos de un gratificante almuerzo con las cumbres mas altas de “Los Cárceles” frente a nosotros, una “Sierra Paralela” a Sierra Mágina, sobre la que destacaba desde nuestra posición el “Cerro Almadén” (2.082 m.) coronado por varias antenas repetidoras. Tras el copioso almuerzo,”Don Fernando el Diácono ” aprovechó para rezar una oración al pie de la cruz que se encontraba en la cumbrere y seguidamente “El Maestro Gandalf de la Serranía” tuvo a bien representar una escena de “la Pasión” mas cercana a “La Fura del Baus” que a lo puramente convencional, ante la atenta mirada de todos los presentes (menos mal que atrás quedaron los tiempos de la Inquisición y del padre Torquemada).Episodio 5, Descenso por el “Collado de los Cuatro Aguaderos”
Mientras abandonábamos la cumbre de “Peña Jaén”, el “Serpa Carmona” me confirma que lo están esperando en “La Antilla” (Huelva) para cenar, al igual que al “Huevo” y al “Zorro” en una caseta de Feria horas mas tarde en Sevilla, por lo que comienzan a realizar su particular slalom gigante (pero sin llegar a despedirse del resto del grupo, en la creencia de que todos llegaríamos juntos). Adelantando por sus prisas y las de sus compañeros a la mayor parte del grupo, sin llegar a alcanzar la impresionante cabalgada a tumba abierta del “Mago Gandalf” y el “Canadiense Errante” auténticos especialistas en los descensos gigantes.
Mientras tanto, el grupo comenzaba rodeando el “anfiteatro” anteriormente mencionado por su cara opuesta, hasta que los de alante encontraron la zona mas asequible para iniciar el descenso, por la cara suroeste, donde en teoría estaba previsto haber realizado la subida. 
Poco a poco el pelotón se fue dividiendo en subgrupos, mientras que a los asiduos del vagón de cola, que descendíamos con mas pena que gloria, se nos unieron generosamente, compañeros tan intrépidos como: “La Dalia Negra”, “El Indomable Jaime”, “El Elfo de la Malagueta”, “El Caimán de Puentegenil”, “Los Duques de Juanar” y Encarni, “la corresponsal de la Bota Viajera”. Había algunos tramos muy comprometidos donde cada paso era un dilema, un pequeño desafío, hasta el punto que siempre, donde uno menos se lo espera: “La Dulce Celia” protagonizaba una espectacular caída, de varios metros ladera abajo, que de no ser por estar ya muy cerca del final del tramo calizo, podría haber provocado un alud de piedras con ella misma incluida, de hecho las gafas casi le salen volando. Simultáneamente, un centenar de metros mas abajo, se pegaba un culazo “La Corsaria de Levante” que a vista de pájaro parecía haber creado un improvisado helipuerto, tal fue la caída, que se le rompió el pantalón y lo que no era el pantalón, dejándole media nalga al aire, según nos cuenta “La Ninfa del Pisuerga” que la acompañaba en el trance. Amarrándose a la cintura la chaqueta negra que llevaba para ocultar pudorosamente sus lindas carnes.
Recuperados del susto, y tras haber socorrido a nuestras compañeras como mejor pudimos, finalizaba el tramo mas duro del descenso correspondiente a la zona caliza para iniciar otro mas suave por una especie de pradera inclinada a media loma, que mas nos recordaba a un ecosistema de sabana propio del Serengueti que a la misma “Sierra Mágina” fue precisamente por allí donde vimos un nutrido grupo de cabras montesas, que “La Rosa de Casarabonela” enumeró en veinticinco, recreándonos en tan bella estampa mientras subían a gran velocidad y con total facilidad por donde minutos antes habíamos bajado con el “freno de mano” puesto.Finalizado este tramo de suave pendiente, llegamos a una cornisa rocosa, donde habíamos perdido el contacto visual con los compañeros que iban por delante, sin embargo, acertamos al escoger la opción “A” (a la izquierda), por donde rápidamente llegamos al “Collado de los Cuatro Aguaderos” desde donde por primera vez en casi toda la ruta comenzábamos a caminar por una senda propiamente dicha, por la cual llegamos a una preciosa zona de encinar con magníficos ejemplares, donde ya nos estaba esperando la mayor parte del grupo, caminando ya todos juntos ladera abajo sobre el agradable tapete verde de hierba fresca entre enormes encinas e inverosímiles roquedos, llegando al carril donde ya nos esperaban los coches. Despidiéndonos en el “campamento uno” situado junto a las ruinas del “Castillo de Mata Megid” del resto de compañeros que por una u otra razón ya no podían alargar mas la jornada para acompañarnos a la última visita prevista en nuestro programa.

Episodio 6, “Las Caras de Bélmez”
Aprovechando lo cerca que estábamos de “Bélmez de la Moraleda” y la afición de algunos compañeros al mundo de la parapsicología, no dudamos en incluir la correspondiente visita a “la Misteriosa Casa de María” dentro de nuestro programa, con lo cual, una vez de vuelta en la carretera, nos dirigimos hasta “Huelma” (dirección este) y desde allí tomar dirección norte para llegar hasta “Bélmez de la Moraleda” disfrutando de un sol que volvía a salir con toda su intensidad, brillando sobre el mar amarillo de jaramagos, salpicado de rojas amapolas que se mecían con el viento al igual que los olivares que nos encontramos a lo largo de todo el trayecto. Destacando también nuevas e impresionantes perspectivas de la zona oriental de “Sierra Mágina” que aún no conocemos.
Una vez en “Belmez de la Moraleda” basta con aparcar en la plaza del pueblo o sus proximidades, y al situarnos frente a la iglesia, subir por la estrecha calle que tenemos a la izquierda por donde rápidamente llegamos a la “Casa de María”, frente a la puerta nos estaba esperando amablemente uno de los dos hermanos de la difunta María que se encontraban en la casa. Tras una breve charla con tan enigmático personaje, nos pidió que entrásemos en dos grupos ya que éramos catorce y lo que son las caras se encuentran justo a la entrada y en una salita contigua. En el primer grupo entraron “El Hombre que sabía demasiado” y “La Reportera de Chef Chapen” (ambos estrechos colaboradores de Iker Jiménez), además de “Darío el Magnífico”, “La Rosa de Casarabonela”, Encarni, Laly “La Corsaria de levante” y Angus “La Dalia Negra”. Y en el siguiente grupo: “El Indomable Jaime”, Fernando “Duque de Juanar”, “La Dulce Celia”, Juan Antonio “El Elfo de la Malagueta”, Magda “La Pimentonera de Águila” y un servidor, al que le sorprendió la nitidez con la que se pueden apreciar tres de las cuatro imágenes visibles en la actualidad a pesar de que según nos comentaban Miguel y Patri, desde que falleciera la propietaria hace unos años, las caras parecen estar sufriendo un proceso irreversible de desaparición.Aunque son mayoría las personas que no le dan importancia o piensan que es una tomadura de pelo todo esto. Desde mi modesto punto de vista, como bien nos recordaba Patricia en un e-mail enviado en los días previos a esta ruta, creo que se trata e un fenómeno único en España y posiblemente en todo el mundo, si no fuera así no se hubieran tomado la molestia de venir a este remoto pueblecito, los mayores especialistas de todo el mundo, dedicándole muchas horas de investigación a este fenómeno aún por desvelar. Al quedarme sólo en la salita con uno de los abuelitos que tenía puesta en la tele una película de “Cine de Barrio”, con una pequeña bandejita donde los grupos anteriores habían depositado su “voluntad”. Le pregunté si se podían fotografiar las caras y me dijo que no se debía, pero al sacar un billetillo de 5 €, dijo:¡bueno, hombre por un par de fotillos no va a pasar nada!. Así que aproveché la coyuntura disparando a discreción, consiguiendo unos resultados medianamente aceptables, dada la poca luz que había y teniendo en cuenta que era inútil el uso del flash por el efecto rebote en paredes y suelos.Como bien diría nuestra amiga “Angus” el punto y final lo pusimos con una copa en un “Disco-Pub” que prácticamente llenamos al entrar todos los compañeros, para sorpresa del chaval que atendía la barra y que tenía una música lo suficientemente animada como para que “El Elfo de la Malagueta” y “La Corsaria de Levante” nos dieran una auténtica exhibición de baile, preludio de la ruta nocturna que va a preparar nuestra amiga “Laly” próximamente. También se jugaron dos emocionantísimas partidas de futbolín, por un lado Juani y Jaime defendiendo los colores del Sevilla F.C. y por otro lado Miguel y Juan Antonio defendiendo los clores del F.C. Barcelona, quedando la cosa en tablas: 4-3 y 3-4 donde habría que destacar la maestría de Juan Antonio en la delantera ,con un final de infarto inmortalizado por “Angus”.
Crónica: Juan Ignacio Amador
Fotos: Manuela, Rafa y JuaniDos días mas tarde, nuestra compañera Celia escribía lo siguiente en el Libro de Visitas de www.pasoslargos.com

Juani no exagera en nada lo que escribe sobre Cambil. La gente de Cambil, en especial los dueños del Hotel y Bar Monzó, Sr. José Lopez y señora que nos atendieron con toda amabilidad, cariño y paciencia con tantos que eramos en la primera noche. A nosotros que nos hemos quedado otro dia mas para completar el "tour" de La Sierra de Mágina; Magda, Jaime, Dario y yo nos a REGALADO un litro de aceite ecológico de producion local. Nos dejo a todos emocionados. Extraordinário también el paisaje de los olivares plantados en aquellos montes que a mi me parecieron como colchas de encajes verdes extendidas sobre la sierra. Tuvimos el placer de subir al Mágina todavia agreste, poco explorado y menos pateado. Nosotros cuatro seguimos el domingo
Nosotros: Magda, Jaime, Dario y yo seguimos nuestra visita el domingo 29 de abril, por la carretera Guadix -Ubeda hasta la zona de Bedmar y Santuario de Cuadros, cara norte de Sierra Mágina, donde hicimos una hermosa ruta por el rio Cuadros, pinos y olivares para terminar en la zona recreativa y desde allí despedirnos encantados con un inesperado y maravilloso encenario. ¡Jaen, Paraíso Interior!....y yo añadiría por mi cuenta: Altamente recomendado.

Saludos Celia