martes, diciembre 10, 2013

Quejigales-Torrecilla, retornando por la cañada de Las Ánimas

Entorno: parque natural sierra de Las Nieves (sector Ronda-Parauta-Tolox)
Pueblos de referencia: Ronda o Parauta.
Cómo llegar al punto de encuentro: Debemos tomar como referencia la temida carretera de Ronda a San Pedro de Alcántara (N-332) a la altura del Km. 136. Concretamente en el km 13,3 nos encontramos con el cartelón de entrada al parque, asfaltado en sus 500 primeros metros. Llegamos a esta entrada que queda a la izquierda de la carretera poco después de dejar a la derecha la venta y hostal EL NAVASILLO si venimos desde Ronda. O bien, al lado derecho de la carretera, unos 3 km mas allá del desvío de la cantea de mármoles Águilera si venimos desde San Pedro, siguiendo siempre dirección Ronda.
La distancia hasta nuestro inicio de ruta es de unos 12 km de carril que en la actualidad está en buen estado. Yo mismo he llevado a varios grupos con autocares de 55 plazas hasta el mismo cortijo de Quejigales. Aunque como en casi todo carril, nos encontramos varias bifurcaciones la que nos lleva hasta Quejigales es muy evidente, dejando a nuestra izquierda la zona de camping de Conejeras, un par de kilómetros mas allá el desvío hacia la Fuenfría a la derecha, manteniéndonos siempre en el principal. Al llegar a la altura del alojamiento rural de la Nava de San Luis, la pista gira a la izquierda, iniciando una sucesión de prolongados zig-zags para ganar altura, que nos llevan a un último cruce, quedando a la derecha el que nos indica hacia Tolox y Pinsapo de La Escalereta, pero nosotros seguimos por el principal hasta que llegamos al antiguo cortijo de Quejigales, que posteriormente fue acondicionado como Refugio Felix Rodríguez de la Fuente y en posteriores ocasiones ha sido adaptado y modificado, existe una zona de barbacoas adyacente a la zona de acampada que no funciona en estos momentos como tal, pues el tema barbacoa en parques naturales está muy castigado en la actualidad. Se pueden observar repoblaciones de pinos, algunos cedros y pinsapos.
Distancia aprox.16 km 
Desnivel acumulado subida 900 m
Punto de partida: Cortijo de Quejigales (1.261 msnm)
Punto mas elevado: Torrecilla (1.919 msnm)
Tiempo aprox. 7 horas
Nivel dificultad: medio-alto dependiendo del ritmo de marcha.
Tipo suelo: 85% Sendero terrizo y pedregoso. Y 15% pista forestal desde las proximidades de La parte baja de la Cañada de Enmedio hasta Quejigales en el tramo final de ruta.
Tipo de recorrido: lineal con tramo circular.
Mapa: Parque natural Sierra de Las Nieves (Editorial Penibética)
Fecha y meteorología: martes 2 de diciembre de 2013, cielos muy cubiertos que nos impidieron disfrutar de las vistas y temperaturas que se mantuvieron entre los -1ºC a nuestra llegada a Quejigales y los 8ºC ya al atardecer, pues al mediodía en la cumbre del Torrecilla la temperatura era de unos 3 ó 4ºC, aunque sin a penas viento. Siedo una temperatura muy agradable para una larga caminata, que contó con varios kilómetros caminando sobre la nieve, caída cuatro días antes.
Participantes: Pepe Guerrero “El Maestro Geobotánico”, Jorge “El Titán del Guadalevín” y un servidor: Juan Ignacio Amador.
A tener en cuenta:
1º) Llevar ropa de abrigo y buenas botas; en caso de niebla , ventisca o mal tiempo mejor dejar la ruta para otro día y recurrir a un plan B;
2º) No salirse de las sendas, Estamos en una zona de alta protección ambiental y muy delicada, por toda la zona se regenera el pinsapar y el quejigal; si vamos en silencio tendremos la posibilidad de ver cabras montesas que son abundantes sobre todo si vamos entre semana o muy temprano; no recolectar flora ni molestar a la fauna, no dudes en llamar la atención a quien no se muestre respetuoso con el entorno.
3º) Al llegar a los pies del Torrecilla, podemos reponer agua en el Pilar de Tolox.
Fauna y vegetación:
Vegetación típica de la orla espinosa que rodea al pinsapar: majuelo, agracejo, rosal silvestre, zarzamora y ruscos, donde se intercalan pinos resineros y salgareños. Posteriormente aparece el pinsapar y por encima de 1.600 metros domina el matorral espinoso almohadillado, con especies como agracejo, piorno, sabina rastrera y enebro. También aparece el disperso quejigal de alta montaña, con ejemplares centenarios, así como pies aislados de arce, tejo y mostajo. La falda del Torrecilla está cubierta fundamentalmente por sabinas rastreras salpicadas por pies de quejigos.
Entre la fauna que podemos ver destaca: la cabra montés, que frecuenta las zonas más escarpadas y tranquilas, el zorro, gato montés y garduña, además de ratón de campo y musaraña, todos ellos muy escurridizos y difíciles de ver. Entre las rapaces se encuentran el águila real, perdicera, culebrera y calzada, así como gavilán, cernícalo, cárabo y búho real. Otro visitante muy frecuente es el buitre leonado. Entre las aves de menor tamaño, dependiendo de la época de visita, aparecen el piquituerto, pinzón, herrerillos, carboneros, colirrojos, pito real, mirlo capiblanco, acentores y alondras. Igualmente son frecuentes las lagartijas en las zonas secas y los eslizones en los pastizales húmedos, estando representados entre los anfibios la salamandra y el sapo corredor. 
Breve descripción de la ruta:
Iniciamos la caminata en dirección ESTE, por el carril del Sabinal, situado junto a la zona de barbacoas; esquivamos una cadena que corta el paso a vehículos no autorizados y a unos 100 m del inicio atravesamos un puentecillos que salva el recién nacido arroyo de Carboneras, que hasta el puentecillo llevamos a nuestra derecha.
Se trata de uno de los senderos mas concurridos los fines de semana por numerosos grupos senderistas, e incluso empresas de turismo activo que lo ofertan como una de las ascensiones mas clásicas de Andalucía Occidental. De hecho hay que recordar, que el Torrecilla es la cumbre mas alta de todo el suroeste de la península Ibérica, pues con sus 1919 m no hay ninguna montaña mas alta, trazando una línea recta hasta el cabo San Vicente y otra hasta Lisboa.
El sendero atraviesa una zona con abundantes majuelos y rosales silvestres, a través de terrenos arcillosos que suelen encharcarse en épocas de lluvias, (siendo muy útil el uso de polainas si no queremos que el barro nos llegue hasta cerca de las rodillas). Por aquí predominan los pinos resineros y salgareños. Tras pasar el tramo de pinar empieza una zona de monte algo mas pelado, donde la senda va zigzagueando, acercándonos al pinsapar de la cañada del cuerno. En esta cañada podremos disfrutar de monumentales ejemplares de pinsapos o abetos andaluces, cuyo nombre cientifico es Abies pinsapo, ejemplares de gran altura y edad, cuyos formas son tortuosas debido a las condiciones climáticas que soportan, grandes nevadas, que rompen sus guías o cohoyos, provocando formas fantasmagóricas, que en época de nevadas, nos sumerge en un mundo de fantasía a lo Tim Burton en “Eduardo Manostijeras”, no obstante, la belleza de este pinsapar, por poco que uno entienda de botánica, invita a la reflexión sobre el preocupante aspecto enfermizo que presentan numerosos ejemplares y no me refiero a los colosos que han caído ya por el propio paso del tiempo, pues muchos de ellos son bi o tricentenarios, me refiero a ejemplares mas jóvenes que deberían presentar un aspecto mucho mas saludable. En otros casos muchos de ellos muestran gran parte de sus raíces por la erosión del terreno. ¿No se podría crear algún tipo de represas en puntos estratégicos tal y como nos encontramos mas arriba en la meseta de Quejigales?.
Poco después de dejar atrás el desvío de la denominada “senda de los 1.500 m” los pinsapos son cada vez menos abundantes, hasta que tal y como vamos ganando altura, entramos en terreno descubierto donde predomina el reino de los matorrales tapizantes, concretamente los piornales y sabinas rastreras tan frecuentes en las sierras andaluzas en las sierras que alcanzan esta altitud (y superiores). Viniendo a salir a la parte alta del carril que nos lleva al cercano puerto de los Pilones a 1.750 m, donde se encuentra el panel descriptivo del paisaje que tenemos ante nosotros donde en dirección sur nos deleitamos con unas vistas preciosas de la Meseta de Quejigales con la inconfundible silueta del Torrecilla y la muela del Alcazaba a su derecha recortando el Mediterráneo, sobre el que en días claros, podemos distinguir las costas y montes africanos. Y en dirección NOROESTE, a nuestra espalda, la meseta de Ronda y gran parte de la serranía, hasta la crestería del Pinar en la sierra de Grazalema. Pero en aquella jornada la abundante nubosidad nos obligaba a imaginarlo de nuestros anteriores recorridos por tan clásica ascensión. 
El carril se prolonga unos 200 m mas allá en dirección NO hasta llegar a la caseta de vigilancia de incendios forestales llamada tambien "casa de los pilones", pero nosotros lo abandonamos a la altura del panel descriptivo.
Tras una breve pausa para hacer una foto testimonial del panel de Pilones, con la neblina de fondo, continuamos por el ramal del sendero “SL. A-140  Quejigales-Torrecilla”. Se trata del tramo mas dócil del recorrido, que se recorre a placer, llaneando y con leves subidas y bajadas durante un tramo, paisaje ondulante, salpicado de lo que parecen pequeños cerros que a poco que superan los 100 m de desnivel sobre la meseta de Quejigales ya sobrepasan los 1.800 msnm, pues aunque no lo parezca vamos caminando por encima de los 1.600 msnm. El sendero pasa por una sucesión de quejigos fantasmagóricos que no pierden sus hojas hasta llegado el invierno. Muchos de ellos son longevos quejigos, con diametros de troncos centenarios y ramas con formas tortuosas que nos traen a la mente cuentos tipo Blancanieves o Hansel y Grettel.
En pocos minutos después de dejar atrás el puerto de Pilones, llegamos al histórico nevero o pozo de nieve de Yunquera de grandes dimensiones, reconstruido en el año 1997. Nos permite hacernos una idea de la importancia que esta actividad tuvo en la Sierra de La Nieve hasta el año 1931 que desaparecieron las últimas explotaciones de nieve. Se estima que el nevero tenía una profundidad de cinco metros más que la actualidad, lugar que invita a imaginarnos como era el trabajo de aquellas personas que se afanaban en la conservación y posterior transporte de de la nieve para el mantenimiento de los alimentos. Un problema relativamente cercano en términos históricos y un bien muy preciado, sobre todo cuando llegaban los meses de calor, llegando a abastecerse hasta mas allá de la ciudad de Sevilla, como podemos leer en el siguiente texto:
“En la crónica de una cacería celebrada en el Coto de Doñana, en la primavera de 1624, ofrecida por el Duque de Medina Sidonia a Felipe IV, a la que asistieron 1.200 invitados, se dice textualmente."Tráiganse cada día seis cargas de nieve de Ronda en cuarenta y seis acémilas".

La conservación de los alimentos ha sido un serio problema hasta no hace mucho tiempo. La producción de hielo y las cámaras frigoríficas son un adelanto contemporáneo que hasta entonces se suplía con la salmuera, los adobos, las conservas o el aprovechamiento de la nieve. Estos adelantos, han hecho desaparecer el que fue sin duda uno de los oficios más señeros de la Sierra de las Nieves: el nevero.

Los trabajos de los neveros comenzaban en primavera después de las últimas nevadas. Primero había que cortar la nieve con palas y acarrearla hasta los pozos de nieve, donde se prensaba con grandes pisones de madera hasta convertirla en hielo. A cada medio metro de nieve se extendía una capa de paja. Tenían un desaguadero en la zona inferior por donde se evacuaba el agua del deshielo, ya que era perjudicial para la conservación de la nieve. Los pozos de nieve eran construcciones circulares, fabricadas con paredes de piedra y se construían preferentemente en la umbría y orientados al norte para conseguir la mejores condiciones térmicas para la conservación del hielo. La durísima labor de cortar la nieve con palas y acarrearla hasta los pozos se mitigaba en parte con el calor de la hoguera encendida permanentemente en el interior de pequeñas chozas.

Ya en el verano se procedía al transporte a lomos de bestias conducidas por los arrieros a toda la provincia de Málaga y otros lugares de Andalucía. Para el transporte el hielo se preparaba en capachos de esparto de 50 kilos, envolviéndose con tamo (paja fina) y helechos. Se transportaba de noche para evitar la licuación de la carga. Aunque la distribución se realizaba durante todo el año, era entre mayo y octubre la época de más comercio.

A partir de 1870 se inició la decadencia, desapareciendo en los años 30 del siglo XX. La industria se desmoronó con la aparición de las primeras máquinas productoras de hielo, ideadas por Tellier, inventor del frío industrial.

La mayor parte de los neveros de la Sierra de Las Nieves están situados en  los términos municipales de Yunquera y Tolox (Málaga), en el lugar  denominado Puerto de los Ventisqueros  en la Sierra de las Nieves, a 1.600 m. de altitud. Son circulares de unos 8-10 metros de diámetro y una profundidad cinco metros. Hoy en día aún quedan vestigios de aquellos pozos de nieve, aunque sólo algunos se han restaurado o reconstruido para salvar la memoria histórica de este oficio que como muchos otros, ha devorado el progreso.
A partir del puerto de Pilones, ya vamos percibiendo como los quejigos de alta montaña y algún que otro pinsapo solitario o en pequeños grupitos, van siendo la única especie de árbol que nos acompaña en el recorrido, donde lo que predomina es el reino de las plantas tapizantes: piornal y sabinas rastreras principalmente, junto con pequeñas florecillas de alta montaña.
Cerca del cerro Bernardo nos encontramos con una bifurcación con baliza vertical, donde de las cuatro indicaciones perfectamente atornilladas, habían quitado tres a mala leche y tan sólo habían dejado la que indica dirección al Torrecilla. Una putada en caso de ventisca, inclemencias meteorológicas en general o que le pille la noche a cualquier senderista desorientado que vaya buscando cualquiera de las direcciones que hayan desaparecido. Lo que por desgracia nos recuerda que España es uno de los países con mas hijos de puta por metro cuadrado y a veces incluso en las montañas, donde por suerte la gente que predomina suele ser mas bien sanas. Salvo vándalos HIJOS DE PUTA como estos, capaces incluso de arrancarle la cabeza a la Virgen de las Nieves, como pasó hace unos años a pocos metros a escasa distancia del Pilar de Tolox. El ramal de sendero que sale a la izquierda nos lleva hacia el Peñón de Enamorados.
Llama la atención los numerosos diques de pequeñas dimensiones, para evitar la erosión del terreno, así como la abundancia de vallados que se ven por toda la zona, por medio de ellos se intenta la regeneración de la vegetación en el páramo alto de la sierra y sobre todo del quejigo de montaña muy castigado por ovejas y cabras domésticas.
Después de un suave descenso, se abre a nuestros ojos una zona llana salpicada de torcas, que nos recuerda al Torcal de Antequera, llamada los Hoyos del Pilar, con estratos horizontales y torcas, que dejan ver la fuerte erosión del terreno y la dureza de la climatología en esa zona. A unos 50 m a la derecha del sendero poco después de dejar atrás esta zona nos encontraríamos con el vallado que evita caer accidentalmente a la entrada de Sima Honda y unos 200 m al noroeste de la misma se encuentra la famosa sima Gems.
Inmediatamente después se comienza a rodear el cerro del Pilar que va quedando a nuestra izquierda, mientras que de frente y a nuestra derecha, comenzamos a ver ante nosotros, imponente, la cara norte del Torrecilla, por la derecha, al fondo aparece el Pilar de Tolox, también llamado fuente de los Machos, con su refrescante agua (aunque pone agua “no tratada” yo siempre he bebido de allí y el agua me ha sabido riquísima). 
Aquí hicimos nuestra tradicional parada para tomarnos un tentempié y tomar un primer trago, pues la mañana era muy fresca y hasta llegar aquí ni siquiera nos había pedido el cuerpo hidratarnos un poco, bebiendo mas por la inercia de una buena costumbre, que por necesidad.
Desde el Pilar de Tolox, realizamos la subida tradicional, que discurre paralela al cordal NE de este pequeño coloso, siendo una subida dirección N-S, intentando no perder el sendero, pues la pala de nieve sobre la cara norte de este pequeño coloso, aún era superior al medio metro de altura en algunos puntos, especialmente entre matorrales. 
Por otra parte las pisadas de anteriores senderistas, habían endurecido la capa de nieve en algunos tramos de sendero escalonados, donde se hacía muy resbaladizo en ocasiones, por lo que no perdiendo de vista el sendero principal, siendo de gran utilidad la referencia de las balizas, a veces se progresaba mejor por fuera. La subida la hicimos a un ritmo tranquilo en animada charla hasta el punto que llegamos a la cumbre sin darnos cuenta. 
Aunque las nubes no nos permitieron ver un carajo, siempre nos quedará el consuelo de haber subido ya en anteriores ocasiones, disfrutando de sus vistas, que a grandes rasgos podríamos resumir al NORTE: Meseta de Quejigales y de Ronda, al ESTE: Sierra Cabrilla, Prieta, Alcaparaín, Valle del Guadalhorce, la Hoya de Málaga y un buen número de sierras Litorales desde la Sierra de Mijas, Montes de Málaga, Tejeda, Almijara y Sierra Nevada por encima en los días despejados. Al sur: el valle del río Verde con las sierras Real, Palmitera, Medieterráneo a la altura de San Pedro de Alcantara. Al SUROESTE: Los Reales de Sierra Bermeja, Gibraltar, Yebel Musa y montañas del Rif al otro lado del Estrecho. Y al OESTE el valle del Genal, Sierra de Líbar y Sierra de Grazalema.
Al menos la ausencia de viento nos permitió hacernos las fotos de cumbre de rigor con suma tranquilidad.
El descenso lo hicimos con la misma tranquilidad y disfrute con el que subimos, pero con la precaución de llevar crampones, para evitar algún resbalón inoportuno.
Una vez de regreso a la covacha próxima al Pilar de Tolox, almuerzo y retorno sobre nuestros pasos hasta el mencionado nevero de Yunquera;
cuya plazoleta atravesamos en esta ocasión, llegando en un instante al Puerto del Oso;
donde muy pronto el sendero se divide en dos, el ramal de la izquierda pasa cerca de la casa del Guarda de Pilones, mientras que nosotros tomamos el ramal de la derecha por el que comenzamos a descender por la mágica y fantasmagórica cañada de Las Ánimas. 
Descendiendo entre colosales pinsapos, mucho mejor conservados que los de la cañada del Cuerno, de vez en cuando algún ramal secundario de sendero puede hacernos dudar, pero si prestamos atención, es fácil intuir cual es el sendero principal, que como norma general, zigzaguea casi de forma constante y en sentido descendente, pasando por rincones y pequeñas plazoletas, donde rebosa laa magia y la paz. 
A mediación de la bajada, comenzamos a ver a nuestra derecha, los inconfundibles tajos de la cara oeste del Peñón de Ronda.
Al igual que nos ocurre en la cañada del Cuerno, en la cañada de las Ánimas (y también en la de En medio), los viejos troncos yacen muertos en el suelo y nacen los pequeños retoños y los jóvenes pinsapos comienzan a despuntar abriéndose paso para ocupar los espacios dejados por estos grandes colosos, muchos de los cuales yacen en medio del sendero obligándonos a rodearlos o pasar por debajo, recordándonos el sentido de la vida, el que nada es para siempre, el que hasta las torres mas altas terminan cayendo y el que todos estamos aquí de paso.
De vez en cuando algún hito de piedra que anteriores senderistas amables certifica que vamos por el buen camino, en un momento dado veremos un ramal de sendero que desciende a nuestra derecha, dirigiéndose hacia uno de los rincones mas desconocidos y enigmáticos del parque: “Los Hoyos de la Caridad”, en esta zona los pinsapos alcanzan una altura y grosor colosal muy similares al famoso pinsapo de la Escalereta; al fondo, en esa misma dirección NE, seguimos viendo la inconfundible silueta del Peñón de Ronda y más abajo el Tajo del Canalizo.
Ya en la parte de debajo de la Cañada de Las Ánimas, llegamos a una especie de balcón natural conocida como “Los Coloraillos” con unas vistas preciosas sobre la zona de Lifa y sierra Blanquilla, al norte del parque, que col las luces de la tarde en otoño e invierno suele presentar un característico color rojizo-anaranjado, que compensa la austeridad de los cerros pelados que tenemos enfrente, con ese tono, que los tiñe de magia y misterio. Un lugar enigmático que no por casualidad es uno de los lugares favoritos de mi Gran Amigo y Maestro: Rafa Flores, autor del mejor libro escrito hasta la fecha sobre La Sierra de las Nieves, guía del Excursionista (Edit. La Serranía).
Desde esta especie de balcón natural conocido como “Los Coloraillos” estamos atentos al sendero que continúa faldeando la ladera dirección OESTE, hasta que llegamos al inicio de pista que ya nos lleva sin margen de error hasta el cortijo de Quejigales, en dirección predominantemente OESTE, coincidiendo el inicio de esta pista con la zona baja de la Cañada de Enmedio. 
Antes de llegar ala pista atravesamos una zona muy erosionada, que después de días de lluvia se convierte en un auténtico barrizal, por este terreno tan erosionado, algunos pinsapos de gran tamaño se han quedado con gran parte de sus raíces al aire y algunos de ellos incluso amenazan con caer en poco tiempo, si no se le pone remedio, rellenando de tierra y rocas, el terreno que ha desaparecido bajo sus pies, cosa no muy difícil de realizar con la ayuda de una pequeña  grúa, pues la pista está en muy buen estado, y muchos de los pinsapos a los que nos referimos están a pie de pista o a muy pocos metros de la misma, y cada uno de estos monumentales pinsapos son auténticos tesoros, infinitamente mas valiosos que los hipócritas y corruptos gobernantes, junto con las manos negras de las grandes empresas energéticas y banqueros mas poderosos de España, que son quienes de verdad manejan los hilos del poder y que son los MAYORES HIJOS DE PUTA y por lo tanto, el peor cáncer de la sociedad española, ¡MALDITOS BASTARDOS, a los que el Medio Ambiente les importa una puta mierda!.
Al lado derecho del camino se encuentra la fuente del Pinar, popularmente conocida como de "Molina" y a la izquierda de la fuente se encuentran las ruinas de la choza de este guarda y una placa de reconocimiento a la labor de Frasquito colocada hace unos años por Medio Ambiente y la Asociación Senderista Pasos Largos. Mas adelante sale a nuestra derecha un ramal de pista, se trata del camino del Sabinal, el siguiente hito es la balsa de agua que veíamos a nuestra espalda en el inicio de la ascensión hacia la cañada del Cuerno, quedando ahora dicha balsa a nuestra derecha. Y poco después el puentecito sobre el recién nacido arroyo Carboneras, la cadena que impide el paso para vehículos no autorizados y tras ella la explanada donde llegamos a nuestro coche aparcado en la explanada habilitada junto al cortijo de Quejigales.

No hay comentarios :

Publicar un comentario