martes, febrero 10, 2015

Doble ascensión al cerro Buenavista (1.664 m) y al cerro Calabozo (1.651 m)


Entorno: Sector oriental Parque natural Sierra de Huétor
Cómo llegar al inicio de ruta:
Una de las muchas ventajas que tiene visitar este parque natural es la cantidad de accesos existentes al parque desde la misma autovía A-92, en este caso si venimos desde Granada, en dirección Murcia-Almería-Guadix, iremos dejando atrás varias entradas al parque que veremos en los cartelones de la Autovía, de hecho hay que llegar mas allá del Puerto de La Mora (1.390 m) y estaremos atentos a la salida correspondiente al punto kilométrico 264, donde podemos leer: VTA. MOLINILLO, LOS MIMBRES PRADO NEGRO
Se trata de una salida con rampa en subida y justo al llegar arriba, giramos a la derecha trazando una curva de horquilla de las de 180º, que debemos tomar muy despacio, pues coincide con la umbría de un roquedo y la carretera que tomamos ahora (antigua nacional), que discurre paralela a la autovía, en sentido contrario al que traíamos, suele amanecer con pequeñas capas de hielo en las frías mañanas de invierno. Durante unos 2 km iremos circulando por la antigua nacional, llevando a la derecha la autovía por la que hemos llegado y a nuestra izquierda el bosque de pinos tan característico de este parque, hasta que al final de este tramo completamente recto, sale a nuestra izquierda en un ángulo recto (90º) una pista donde se nos indica “EL POZUELO”. Podemos avanzar unos 200 m mas hacia dentro por esa pista y dejar estacionado nuestros vehículos en el primer ensanche que nos encontramos a la derecha. Pero como esa mañana éramos mas coches de los previstos en un principio, decidimos dejar los coche al final de este tramo recto junto a la autovía, con espacio de sobra para bastantes vehículos empezando la caminata desde aquí.
Recorrido: La ascensión al cerro Buenavista (1.664 m) se presta al trazado circular, que siempre resulta mas entretenido y de mayor provecho para el conocimiento del entorno. Sin embargo la ascensión al cerro Calabozo (1.651 m), desde la casa del Pozuelo, conviene hacerla lineal, a través de la senda que a duras pena se puede seguir por su ladera sur, sureste, es decir, rodeándolo por su derecha tal y como nos vamos aproximando a él. Pues existe otro sendero difuminado por la cara sur, que nos serviría para completar un trazado circular, pero se encuentra aún mas cerrado.
Longitud : ruta circular cerro Buenavista (1.664 m), unos 9 km y al cerro Calabozo (1.651 m) en su versión lineal unos 7 km. En total las dos rutas nos salieron en 18 km teniendo en cuenta donde habíamos dejado los vehículos. Desnivel total aproximado: 800 m (el total de las dos ascensiones). Dificultad: Media Tipo de camino: pista terriza, senderos, campo través y meseta de cumbre del cerro Calabozo con abundante lapiaz.
Fecha de realización: sábado 7 de febrero de 2015, temperaturas que se mantuvieron entre los 4ºC con cielos despejados hasta poco después de abandonar la cumbre del cerro Buenavista, cubriéndose el resto del día de grises nubarrones, acompañado de descenso de temperaturas hasta llegar cerca de los -3ºC al llegar a la cumbre del cerro Calabozo. El 95% de la zona por la que caminamos estaba nevada y afortunadamente, apenas hubo un poco de viento en zona de cumbre, resultando una jornada muy plácida.
Unos 25 participantes: Desde Sevilla vinieron Ángel González “El Gladiador de Itálica” y. Desde Puente Genil (Córdoba), vinieron Héctor “El Caimán” y Mª Luisa “El Duendecillo de Sierra Horconera”, así como Rafael “El Califa” desde Cabra (Córdoba).
Desde Casarabonela (Málaga): La Rosa de la Comarca, Gundhil, Juan “El Coloso de Casarabonela” y Lourdes.
Desde distintos puntos de la Costa del Sol: Ilse “La Gacxela de la Selva Negra” (Medalla de plata en la maratón de  las Olimpiadas de Munich 1972), Pepe Guerrero “El Maestro Geobotánico”, Salvador González, Miguel Fortes “El Marques de La Viñuela”, Marlen “La Perla de Venezuela”, Eduardo “El Padre Carras” tras una larga ausencia que nos dio su bendición a todos los pecadores allí presentes, Eduardo “El Último Samurai” con claros síntomas de Alzheimer al inicio de la jornada: Emilia “Mafalda”, Marita “Mucha marcha”, José Manuel “El Coleccionista de vértices geodésicos”. Nuestros nuevos socios del COMANDO PRESTON (y socios también del club senderista NATURABRIL): Inmaculada Castillejo Muñoz, Manuel González Luna e Isabel Torres Ruíz; La debutante Rosa Saenz (no socia) que en los próximos días podría fichar por el club; Como guía de lujo volvimos a tener a Don Manuel Manzanares “El Cartógrafo de su Majestad” en este que es uno de sus parques naturales favoritos. 
Es digno de elogio, el hecho de haber mantenido esta ruta adelante a pesar de que se encontraba pasando un proceso gripal, igual que Carmen su mujer (motivo por el cual estimó mas oportuno no venir). No obstante, Manolo volvió a estar al pie del cañón, a pesar de las bajas temperaturas, abriendo brecha casi campo través en plena ascensión al cerro Calabozo, donde su proceso gripal y el ir sobre abrigado en un momento de gran intensidad, le jugó una mala pasada, que gracias a la rápida intervención del Doctor Leal, tan sólo quedó en un susto, para admiración del grupo, que guiado de nuevo por su mano experta, llegaba a la cumbre unos 20 minutos después.
Mapas y Bibliografía: Archivos secretos del Cartógrafo de su Majestad, además de: http://www.culturandalucia.com y http://caminosdelsur5.blogspot.com.es (El blog de Don José Medina Mesa, magnífico conocedor de las sierras granadinas y gran parte de Andalucía).
ALICIENTES PRINCIPALES:
Estas dos rutas que nosotros realizamos en una sola jornada, logicamente se pueden haacer de forma independiente, tomando como referencia el mismo inicio y final que se describe en esta crónica. Si biebn la ruta del cerro Calabozo, cuenta con un sendero muy poco marcado, que requiere de buen sentido de la orientación y experiencia en campo través en caso de perder el sendero.
La ascensión al cerro Buenavista, nos regala una panorámica magnífica del entorno destacando la línea de cumbres de Sierra Nevada desde la inconfundible silueta piramidal del Trevenque hasta el picón del Jeres. También son amplias las vistas de la Vega de Granada hasta las sierras Tejeda y Almijara. Y ¡como no!, las vistas hacia la línea de cumbres mas emblemáticas del parque natural de la sierra de Huétor: como el Peñón de la Mata, el telégrafo de Orduña, Majalijar, Peñón de la Cruz y la prolongación hacia la sierra de Harana.
Unos 8 km al norte del cerro Buenavista, se encuentra el cerro Calabozo que debe su nombre al pequeño calabozo, que todavía podemos observar a unos 200 m al N-O de su vértice geodésico y que en tiempos de la Guerra Civil, era utilizado por el contingente de soldados del bando Nacional, que se encontraba atrincherados cerca de su cumbre, para encerrar a los prisioneros que capturaban del bando republicano. Las vistas son similares a las del cerro Buenavista, con la principal diferencia de que desde aquí a penas se contempla la vega de Granada, pero sin embargo, tenemos unas vistas mucho mas amplias hacia la Hoya de Guadix y las sierras de baza y Gádor. Por otra parte el cerro Calabozo, presenta una morfología del terreno que en su meseta de cumbre es de naturaleza típicamente caliza con un lapiaz bastante desarrollado y una gran dolina cercana a su vértice geodésico. Y además presenta una gran variedad de fauna y flora muy interesante y frecuentada por grupos de cabra montés.  
LÍMITES Y GEOGRAFÍA 
 La Sierra de Huétor fue declarada  Parque Natural  el 18 de Julio de 1989 por la Ley 2/1989 de Inventarios de Espacios Naturales Protegidos  de Andalucía. Forma parte de las estribaciones de Sierra Nevada, siendo  frontera natural entre la Hoya de Guadix y la Vega de Granada.  Limita  al  sur con Sierra Nevada, al norte con el pasillo de Iznalloz, al este con la Hoya de Guadix  y al oeste con la vega granadina. Cuenta con una superficie de 12.128 Ha. y una altitud media entre los 1.100 y los 1.900 m. Su altura máxima se localiza en el Peñón de la Cruz, con 2.027 m.  
Su población aproximada  es de 10.000 habitantes, pertenecientes a los municipios de Cogollos Vega, Beas de Granada, Huétor Santillan, Víznar, Alfacar, Nívar y Diezma. Los sistemas montañosos que se enmarcan en esta región son: Sierra de la Alfaguara, Sierra de Cogollos Vega, Sierra de Diezma, Sierra de Beas y las estribaciones de Sierra Arana (o Harana).  
Entre las cumbres mas destacadas se encuentran Peñón de la Cruz (2.027 m), el techo del Parque, Telégrafo de Orduña (1.981 m) con una gran meseta somital que salvando las distancias nos recuerda a La Maroma y otras montañas de menos altura pero que cuentan con magníficos tajos presentando un perfil mas alpino y escarpado como son el Peñón de Majalijar (1.861 m), el cercano Peñón del Jorobado (1.742 m) y el emblemático Peñón de la Mata  (1.668 m) mi favorito que también fue escenario de sangrientos enfrentamientos de trincheras, bombardeos de aviación incluidos, es el gran centinela de Cogollos Vega y de gran parte de la Vega de Granada, visible desde bastante distancia. También destaca el Alto del Mirador (1.665 m.) donde subimos en octubre 2014, en la ruta correspondiente a los bosques mágicos de Andalucía partiendo desde la localidad de Víznar. Todas estas montañas quedan a la izquierda de la A-92 tal y como vamos desde Granada dirección Murcia-Almería. Mientras que a la izquierda del autovía, nos encontramos con montañas de menos altura y perfil mas redondeado, pero que por encontrarse mas cerca de Sierra Nevada se convierten en privilegiados miradores para disfrutar del entorno, destacando los cerros: Pararrayos (1.658 m), Buenavista (1.675 m) y Calabozo (1.649 m) siendo estos dos últimos los objetivos de la crónica correspondiente a esta entrada.
FAUNA Y FLORA:
En el Parque se encuentran los yacimientos de los ríos Darro y Fardes, que transcurren entre encinares, arces y robles. Se complementan con una masa vegetal de abundante matorral espinoso adornado con variedades de  rosa carybifera,  rosa canina o  rosa pouzonii . Otras especies serían los quejigares (localizados en las partes más umbrías y de mayor altitud), los sabinares, rebollares, cedros del Líbano y sequoias, así como gran diversidad de pinares. Actualmente también existen grandes áreas repobladas de coníferas. Cuenta con endemismos tales como la cantaurea, la arenaria, la nébeda o la romanza. 
En un estudio botánico de la zona realizado en 1977 los profesores de la Universidad de Granada Rivas Martínez y Rivas Godoy, afirmaban lo siguiente: "Si nos diéramos un paseo por La Alfaguara hace 500 años, nos asombraríamos por encontraríamos, por un lado, un bosque lleno de encinas con peonías, grandes flores rojas o rosáceas, propias de lugares húmedos y quejigos, como jóvenes robles. Y por otro lado, en las zonas donde el sol deja paso a la sombra, nos encontraríamos un bosque de robles con el musgo rodeando sus trocos”.
Aunque no de forma habitual, es posible contemplar entre su fauna al águila real. Cuenta también con aves rapaces nocturnas y diurnas. Típica de un habitat mediterráneo, alberga jabalíes, ginetas, tejones, comadrejas, garduñas, cabra montés, gato montés y zorros, entre otras especies. 
En lo que respecta a los insectos, existe  una amplia variedad de ejemplares, viniendo al caso comentar que la primera documentación que se llevó a cabo de la mariposa llamada Polyommatus bellargus, se hizo en la Sierra de la Alfaguara, comprendida en este Parque. Destacamos igualmente la existencia de reptiles entre los que se encuentran víboras hocicudas o culebras  como la  culebra bastarda y la culebra escalera.
Sus composiciones calizas han dado lugar a formaciones de cuevas y abrigos de montaña que han servido a lo largo del tiempo como refugios a sus moradores, también conocidos como apriscos. La mas conocida es la Cueva del Agua.
La abundancia de manantiales permitió a  los árabes durante la Edad Medía llevar a cabo numerosas obras hidráulicas  para abastecer de agua tanto los campos de la comarca, como a la misma ciudad de Granada. Tenemos como ejemplo  la llamada Fuente Grande o Aynadamar, que en su etimología significa fuente de las lágrimas. De ella salían tres acequias que llegaban en sus canalizaciones hasta el famoso barrio del Albaicín. 
PASAJES DE LA HISTORIA:
Los primeros vestigios en la zona  se remontan al Paleolítico, contando entre su legado  yacimientos neolíticos como el encontrado en el paraje de Las Canteras (Alfacar), con hallazgos de restos antropológicos y abundante cultura material. De especial interés resulta la Cueva del Agua.
Durante el período megalítico (3.000 a.C.) y en la Edad del Bronce, la cultura argárica, surgida en Almería, se extiende hacia la provincia de Granada, dando lugar a asentamientos como el de Cerro Bartolo (Huétor Vega). Los romanos  fundaron asentamientos agrícolas que exportaban sus productos por todo el Imperio. Durante la Edad Media, los árabes construyeron poblados y alquerías que llegaron a tener gran importancia como sucedió en  la localidad de  Hins Watha (Cogollos Vega), donde se edificaron unos  importantes baños árabes que en la actualidad presentan un buen estado de conservación.
La Atalaya en Deifontes es otro monumento notable desde el  que se pueden contemplar amplias panorámicas  que permitieron en su momento establecer un punto estratégico de control visual para la defensa del territorio.
En Víznar destacamos el famoso Palacio del Cuzco, ordenado construir por el Arzobispo Juan Manuel de Moscoso y Peralta como lugar de residencia estival. Actualmente está declarado Monumento Histórico-Artístico. En la villa de Alfacar se encuentra el Parque Federico García Lorca, que recibe este nombre en homenaje al poeta granadino que fue fusilado por las tropas  fascistas del general Franco durante la Guerra Civil. Según la leyenda popular, puede que sus restos mortales estén enterrados en una fosa común excavada en alguno de sus barrancos.
"En 1936, el 19 de agosto concretamente, muere asesinado entre Víznar y Alfacar el poeta Federico García Lorca. Tras ser conducido desde Granada, pasa frente al Palacio Arzobispal de Víznar, donde se encuentra el cuartel de la Primera Bandera de Falange, al mando del capitán Nestares, y es conducido directamente a La Colonia, lugar donde esperaban a ser fusilados en el Barranco de Víznar, en el lugar conocido por "Los Pozos". Sin embargo hay quien dice que Federico fue asesinado en el Camino de la Fuente, junto a dos banderilleros y un maestro de escuela."
Otro episodio trágico de esa historia reciente tuvo lugar en el paraje conocido como cerro Maullo núcleo de resistencia republicana durante los primeros meses del alzamiento militar de 1936 y del  que aún quedan restos de trincheras y armamento en sus alrededores. 
Importante también en la historia de esta región granadina fue la actuación de Doña Berta Wilhemi (compatriora de nuestra amiga Ilse); Mujer adelantada a su época, que se preocupó de los problemas sociales que afectaban a sus conciudadanos. Nació en el año 1858 en Heilbronn (Alemania) y llegará a los doce años de edad a Granada, cuando su familia decide trasladarse a España para abrir en esa ciudad una empresa papelera como la que se había incendiado en su pueblo natal.
Fundó las primeras colonias infantiles en Granada y varios centros sanitarios antituberculosos como el conocido con el nombre de Las Acacias, una pequeña casita localizada en El Puche. Después,  teniendo como presidenta de honor a la reina Victoria Eugenia y contando con la colaboración de los doctores Alejandro Otero y José Blasco, fundó el Patronato Antituberculoso de la Alfaguara. Culminó su proyecto con la construcción del Sanatorio de la Alfaguara, en el pueblo granadino de Alfacar, en plena Sierra de Huetor, en el que invirtió todos sus ahorros.
En la Sierra de la Alfaguara, próxima al pueblo de Alfacar en la provincia de Granada, hace tiempo que sus habitantes vienen denunciando la aparición de sombras y fenómenos extraños en los alrededores del Hospital de Tuberculosos que se construyera gracias a la iniciativa entusiasta de Berta Wilhelmi.                           
El uso continuado del suelo y de sus recursos naturales a través de  tiempo ha supuesto una fuerte degradación del paisaje. La tala de árboles para explotación de la industria del carbón y un desarrollo excesivo del pastoreo, así como los reiterados incendios forestales, han supuesto una pérdida importante del patrimonio natural en algunas zonas del parque, que afortunadamente ha sido compensada durante las últimas décadas gracias a la política medioambiental desarrollada por los ayuntamientos de la zona, a los que desde estas líneas aprovechamos para felicitar, al menos en lo que a política medio ambiental se refiere.
DIRECCIONES DE INTERÉS:
Oficina del Parque natural Sierra de Huétor
C/Marqués de la Ensenada, nº 1 18071 Granada
Tel.: +34 958 026 000 Fax: +34 958 026 058
Centro de visitantes “Puerto del Lobo”
Ctra. Víznar a Puerto Lobo, km 43 18179 Víznar (Granada)
Tel.: +34 958 540 426
1ª parte, Ascensión al cerro Buenavista:
Tal y como especificamos en el apartado cómo llegar al inicio de ruta, echamos a caminar mochila y bastones en ristre, justo donde la carretera de entrada a esta zona del parque (antigua carretera nacional), se separa de la autovía, formando un ángulo recto, que gira a la izquierda, dirección S-E, adentrándonos ahora en una pista asfaltada mucho mas estrecha donde debíamos tener precaución con algunas capas de hielo, mientras que ambos márgenes del camino, hacían presagiar que sería una de esas jornadas para disfrutar de la nieve de principio a fin.
A un kilómetro y medio de inicio, vemos a la izquierda un ramal de pista camuflado bajo la nieve, que sería el que mas tarde tomaríamos para ir hacia la casa del Pozuelo y desde allí iniciar la ascensión al cerro Calabozo. Pero nosotros continuamos por la pista principal, unos 2 km mas allá de donde habíamos estacionados los vehículos, esta vez a la derecha de la pista, tomamos una pista camuflada bajo la abundante capa de nieve que cubría la mayor parte de esta zona del parque, pronto nos encontramos con una cadenaa que corta el paso a vehículos no autorizados, manteniendo un perfil en suave ascensión que hacía muy dócil la caminata, a pesar de que las botas se hundían parcialmente conforme el grosor de la capa de nieve era mas alto.
En esta zona del parque la densidad de su pinar es tan grande, que como se suele decir el mismo bosque te oculta el paisaje. No obstante, el entorno por el que caminábamos completamente nevado y la ausencia de viento, convertían el caminar en una experiencia casi mística. 
Conforme el perfil se iba haciendo mas empinado, las curvas de la pista que al principio eran muy suaves, se iban haciendo cada vez mas pronunciadas, a veces hasta con trazado de horquilla para salvar el desnivel. 
Lo que motivó, que durante algunos minutos parte del grupo que iban por delante del guía continuaran pista arriba y el resto, siguiendo el criterio del guía, atrocháramos ladera arriba caminando sobre nieve alta, hasta volver a reencontrarnos  en el collado de la Fuencaliente,  también conocido como Fuentelanate (1.559 msnm), desde donde la cumbre del cerro Oscuro a nuestra izquierda se antoja tan asequible como cercana, (como se aprecia en la foto de abajo).   
De hecho existe un sendero que parte desde éste collado y faldea la ladera norte del cerro Oscuro a media altura, pasando por una interesante zona de trincheras de la Guerra Civil, el collado de Cueva Rodá o el Puntal del Soldado, continuando alrededor del cerro Oscuro para venir a salir cerca de la cantera arenal de Mari Celi, enlazando con nuestra ruta. Esta variante a la que hacemos referencia   coincidiría con nosotros en que también rota alrededor del cerro Oscuro en el mismo sentido de las agujas del reloj, solo que en esta versión es una rotación a media ladera y la nuestra es mucho mas abierta alrededor de la montaña, mucho mas cerca de su pie de monte.
Volviendo a la descripción de nuestra ruta, a partir del collado de la Fuencaliente, la pendiente se suaviza y comenzamos a pivotar alrededor de un cerro presidido por una caseta de vigilancia forestal  y una antena de radio, al que se puede llegar por un ramal de pista que continuaba a la izquierda. 
Sin embargo, nosotros continuamos por la pista principal, flanqueada por aulagas y pinos dispersos de los que colgaban carámbanos congelados cual estalactitas de cristal, junto a los cuales era difícil resistirse para no hacerse la foto de rigor. 
 Todavía caminábamos bajo un despejado cielo azul que nos permitía disfrutar, ahora sí, de una magnífica panorámica de las cumbres occidentales de la Sierra de Huétor al N-O, la Vega de Granada al OESTE y gran parte de Sierra Nevada al SUR, conforme íbamos ascendiendo en una prolongada curva a la izquierda conforme nos acercábamos a la cumbre del cerro Buenavista, cuyo nombre queda perfectamente justificado, cuando llegas a su cumbre y te encuentras con un extraordinario paisaje nevado 360º a tu alrededor, con especial mención del cordal de Sierra Nevada al sur desde el piramidal cerro Trevenque hasta la alomada silueta del Picón del Jeres, pasando por el cordal de los principales tresmiles de Sierra Nevada, que a nosotros nos coincidía con la posición del sol. Ni que decir tiene, que desde allí arriba también podemos disfrutar de vistas parciales de otras muchas sierras menores como las de Güejar Sierra, Diezma, Quéntar, Beas, Huétor, Alfacar, Cogollos con su Peñón de la Mata con su imponente cumbre asomando al NOROESTE, y a su derecha el Majalijar y mas alejado, también a ssu derecha, prácticamente al NORTE de nuestra posición el cerro de La Cruz, con el imponente tajo de su cara sur. 
Entre estas sierras y la cumbre donde nos encontramos, tenemos a nuestros pies un gran número de: barranqueras , elevaciones de mediano tamaño, y  una amplia de pistas forestales que discurren por este peculiar Parque Natural de la sierra de Huétor, cuya masa forestal podría considerarse como el pulmón de Granada capital y de todo su entorno.
A unos 50 metros al SUR  del vértice geodésico existe una pequeña cueva que es utilizada por los pastores de la zona como refugio para el ganado. 
Desde la cumbre del cerro Buenavista, cerca de la cual tuvimos que sortear una capa de hielo donde Héctor “El Caimán de Puente Genil” dio muestras de su dominio del patinaje, regresamos sobre nuestros pasos, unos 200 m mas allá hasta el cercano Puerto del Lobo, desde donde parte una pista en dirección N-O, que discurre paralela al perímetro de un bosque de pinar que vamos a llevar a nuestra 
derecha, a lo largo de un kilómetro, poco después la pista se convierte en sendero cada vez mas precario, pero la referencia del perímetro del bosque de pinos que llevamos en todo momento a nuestra derecha, mientras nosotros caminamos por terreno de material bajo es muy clara.
Un kilómetro  mas allá de haber abandonado la pista principal, debemos descender campo través,  ladera abajo, a través del bosque de pinos que llevamos a la derecha,  hasta que llegamos a una cañada conocida como Rambla Seca (topónimo que también existe en otras zonas de Granada como en Los Alayos de Dílar). 
Una vez en la cañada ésta se convirtió en nuestro improvisado sendero, que gracias a estar cubierta parcialmente de nieve, hizo el tránsito mucho mas cómodo, llegando en poco mas de 20 minutos a una de las pista principales de esta zona del parque, que salva la Rambla Seca con un elaborado puente-túnel de piedras. 
Pista que tomamos a la derecha, para abandonarla unos 20 m mas allá también a la derecha de la misma, tomando como referencia lo que parece una cata de cantera, cuyas paredes quedan a nuestra derecha, mientras caminamos junto a preciosos ejemplares de cedro, cuyo característico porte de conífera y el verde claro de sus hojas, contrastaba con el verde oscuro del pinar predominante del entorno.
A veces por una vereda o pista secundaria, a veces atrochando, fuimos ganando altura pisando nieve todo el tiempo, a través del denso pinar hasta salir a una zona de campo abierto conocida como 
Dehesa de Beas, a partir de la cual volvemos a tener a nuestra derecha las laderas del cerro Oscuro, atravesando nosotros una zona de dolinas;
hasta enlazar con la pista por donde volvíamos a caminar inmersos en zona de bosque llevando a nuestra izquierda el barranco de Cueva Rodá, aunque mas bien se nos antoja como una vaguada cuyo fondo está unos cuantos metros por debajo de la pista por la que caminamos, llegando mas tarde a la antigua cantera de áridos de Mari Celi, junto a la cual estuvimos almorzando, mientras Chuckie hacía acto de aparición tras mas de una hora a su puñetera bola.
Finalizado el almuerzo, retomamos el camino, manteniendo dirección N-E, es curioso como la densidad de estos bosques por los que caminamos te impide tener en muchos momentos una referencia clara de alguna montaña cercana, pues el mismo bosque te impide la visión. Sin embargo, en poco menos de 20 minutos, enlazábamos con la pista que nos había llevado horas antes hasta el 
cerro Buenavista y que ahora tomábamos en sentido contrario, es decir, dirección NORTE, a nuestra izquierda, saliendo 5 minutos después a la pista principal, ya asfaltada, que habíamos tomado desde el lugar donde habíamos dejado los vehículos, completando de este modo, la primera ruta de la jornada en esta bonita y agradecida ruta circular al cerro Buenavista.
2ª parte, Ascensión al cerro Calabozo:
Tomando como referencia el punto donde finalizamos la ruta circular al cerro Buenavista, tomamos la pista asfaltada, como si fuésemos de vuelta hacia los coches, es decir, dirección NOROESTE, hasta que a penas 200 m mas allá a la derecha en el sentido de nuestra marcha, dirección N-E, sale el ramal de pista secundaria que se dirige hacia la casa del Pozuelo. 
Al estar todo el entorno nevado, acortamos algunas curvas haciendo la trazada recta caminando sobre nieve virgen, subiendo y bajando por los suaves montículos que flanquean este camino, si bien la mayor parte de su trazado es muy recto, salvando una cadena que cierra el paso a vehículos no autorizados.
Avanzamos por la pista flanqueada por altivos ejemplares alóctonos de robinias ( Robinia pseudoacacia )-las falsas acacias-, olmos de repoblación y otras especies arbóreas, parcialmente cubiertas de nieve, 50 m antes de llegar a la altura de la casa forestal del Pozuelo se nos cruzaron dos caballos marrones y uno negro que rápidamente nos dieron la espalda poniendo tierra de por medio. Este antiguo cortijo que forma parte de la red de casas forestales, tales como las de Bolones, Los Peñoncillos, Las Minas, Carialfaquí, Las Mimbres, Carbonales, Cueva del Gato, que en muchos casos bien podrían hacer las veces de alojamientos rurales, refugios de montaña debidamente gestionados u oficinas de información del parque.
La casa forestal del Pozuelo, rematada por una veleta que nos recuerda su nombre, está asentada sobre un altozano del que se obtiene una panorámica privilegiada del Veleta y los Machos al SUR, que parecen emerger del bosque que nos rodea, si bien aa la hora que pasamos estaba cubierta por nos nubarrones grises que amenazaban con nevada de un momento a otro.
La casa la dejamos a nuestra derecha, descendiendo nosotros por una pista terriza, mientras que a nuestra izquierda llevamos  una alambrada que marca el perímetro de una finca destinada al ganado equino, caprino y bovino. Tal y como seguimos avanzando hacia el cerro del Calabozo, que ya íbamos viendo antes de llegar a la casa del Pozuelo, en ambos márgenes del camino nos encontramos ejemplares de majuelo, espino albar o espino blanco y majoletas, planta fanerógama perteneciente a la familia de las rosáceas y de nombre científico Crataegus monogyna. Tampoco faltan ejemplares de agracejo ( Berberis hispanica ), cuyo fruto otoñal nos recuerda a pequeñas uvas de color morado oscuro  con forma ovalada.
 Conforme nos vamos acercando al pie del cerro Calabozo, nos adentramos en una zona de denso pinar, se trata del denominado pino silvestre o albar con el inconfundible color asalmonado de sus troncos y ramas escamosas en muchos de los cuales nos encontramos con las entrañables cajas-nido, llegando en primer lugar a una zona llana conocida como Hoya del Hurón. La abundante presencia de jabalíes se hace evidente con esos espacios de tierra removida, conocidos como “camas de jabalíes”.
Al fondo de este pinar de dócil tránsito por su perfil casi llano, nos encontramos con una enmarañada barrera formada por coscojas, rocas y matorral de espino, debiendo desviarnos hacia la derecha, es decir, hacia la ladera este del cerro del Calabozo, que ahora ni siquiera podemos ver, debido a la abundante vegetación en la que nos encontramos inmersos. Es momento para tirar de intuición y experiencia en montaña, pues hay que tener buen instinto montañero para encontrar un atisbo de sendero (o algo parecido), dando incluso por bueno cualquier tramo de ladera libre de matorral para abrirnos paso en la dirección pretendida.
Tan pronto como dejamos atrás el bosque de pinos que se encuentra en la base del cerro, comenzamos a abrirnos paso, aprovechando cualquier atisbo de sendero, que en nuestro caso encontramos, siendo muy tenue en sus inicios, pero haciéndose mas evidente conforme íbamos ganando altura, pero casi nunca de forma directa, a veces faldeando, a veces incluso descendiendo, hacia el fondo de un par de cañadas secas que se interponen en nuestra trayectoria. 
A nuestra espalda dirección SUR, teníamos vistas sobre la zona por donde había discurrido la mayor parte de nuestro primer itinerario, mientras que a nuestra derecha, SUR, volvíamos a disfrutar de amplias vistas sobre Sierra Nevada, cada vez mas cubiertas de nubarrones, e incluso de la Hoya de Guadix y la Sierra de Gador al ESTE, conforme seguíamos girando alrededor de una montaña, ganando altura cada vez que el sendero lo permitía, sirvan de referencia los restos de una trinchera a 
 la derecha del sendero y un poco mas arriba, también a la derecha del sendero una covacha refugio de pastores o aprisco, que por el frescor y la abundancia de las cagarrutas de cabras que tapizaban el suelo debe seguir usándose con frecuencia.
Al SUROESTE de nuestra posición, justo al otro lado del cerro Calabozo,  se encuentra la zona del Puerto de la Mora, que suele ser el punto mas conflictivo de la A-92 cada vez que  se producen grandes nevadas .  Esta zona del parque natural de la Sierra de Huétor fue  testigo del impacto de la placa de Alborán con el macizo ibérico, hace 30 Millones de años, zona conocida como "Lapiaz de la Mora" y considerada como linde de la paleofrontera, ya que por aquí discurre la línea divisoria entre el norte y el sur geológico peninsular, topándonos aquí con elementos biológicos que en realidad pertenecen a otros territorios de cuatro sectores biogeográficos muy diferenciados: el Alpujárride, el llamado Nevado-Filábrides, el Tejedense, y el de la Axarquía y Cazorlense. De hecho, para lo amantes de la botánica el "Lapiaz de la Mora", es un auténtico santuario en Primavera, por tratarse de un lugar cargado de contrastes ya que en él se pueden encontrar especies que teóricamente "no deberían de estar aquí", porque forman parte de otras sierras y espacios geográficos. Así podremos encontrar juntos al Prunus spinosa (el más común) con el Prunus ramburii (propio de Sierra Nevada); a la Anthyllis ramburii (propia de la Sierra de Cazorla), con la Anthyllis tejedensis (de Sierra Tejeda); el Crocus nevadensis (más propio de Sierra Nevada); el Cerastio de Gibraltar; la Centaurea boissieri funkii, etc.etc.
A partir del mencionado aprisco o refugio de ganado que dejamos definitiovamente atrás la zona de matorral y retomamos la ascensión de forma mucho mas directa hacia la meseta de cumbre, que no se llega a ver prácticamente hasta que no estás arriba del todo, porque el perfil de este cerro es muy alomado. 
Sin embargo, el último tercio discurre por una zona de canchal o lapiaz repleta de pequeñas y medianas formaciones kársticas modeladas por el viento y el agua, que en esta zona de granada son conocidos como "Dientes de la Vieja" por sus rocas melladas e irregulares, aunque afortunadamente en nuestro caso, la abundante nieve caída en la zona jugaba a nuestro favor, haciendo el caminar mucho mas fácil, sirviéndonos la nieve de colchón entre nuestras botas y las rocas que en ningún momento llegamos a tocar, salvo en las zonas donde el viento había impedido que se asentara la nieve. Sirva como ejemplo esta foto donde se aprecia una gran pala de nieve en la zona de antecumbre.
De lo contrario, si pretendemos subir a esta cumbre cuando no está nevada, ssu naturaleza kárstica nos obligan a caminar sorteando las rocas como si estuviésemos participando en un jinkana, poniendo a prueba la resistencia de nuestras suelas y nuestro equilibrio para no caer sobre algunas de ellas bastante cortantes. Entre las cuales,  solo el esparto y algunas florecillas silvestres en según que época del año,  han sido capaces de adaptarse a esta zona de cumbre mucho mas expuesta al viento y a las inclemencias meteorológicas.
 A unos 200 m del vértice geodésico, ya en la meseta cimera, nos encontramos con una preciosa dolina, que parte del grupo sorteó por la derecha y el resto por la izquierda. La palabra dolina es de origen esloveno y significa valle o depresión- formación geológica característica de los relieves cársticos originados por la infiltración del agua de lluvia y posterior disolución de los materiales, cuyas partes altas han acabado desplomándose y dando lugar a estos grandes socavones. 
Una vez que dejamos atrás la dolina nos reagrupamos en torno al vértice geodésico del cerro Calabozo (1.651 msnm), desde donde podíamos contemplar, unos 100 m al oeste de su vértice geodésico,  la pequeña caseta que preside un saliente de esta meseta conocida como Alto del Calabozo (1.649 msnm) desde donde obtenemos  estupendas vistas  hacia Sierra Arana al NORTE. El cerro Calabozo se encuentra dentro del término municipal de Huétor Santillán.
Una vez realizadas las fotos de rigor, ante la inminente amenaza de nevada, que no llegó a producirse salvo la aparición de pequeños copos dispersos, descendimos sobre nuestros pasos, regresando hasta nuestros vehículos en poco mas de una hora, cuando todavía faltaba casi una hora para la puesta de sol. Despidiéndonos de los compañeros que ya se tenían que marchar o que tenían la suerte de poder quedarse en Granada, mientras el resto iniciábamos el camino de regreso por la A-92, para tomarnos la copa de despedida en Riofrío, donde habíamos dejado algunos coches al inicio de la jornada, para mejor aprovechamiento de las plazas libres. Disfrutando de una distendida merienda, con la sensación compartida de haber disfrutado de otra jornada para enmarcar, de las que no se nos olvidará tan fácilmente.
Crónica: de Juan Ignacio Amador Tobaja 
Fotografías de: manuel González Luna, Ángel González "El Gladiador de Itálica" y Juan Ignacio Amador Tobaja